lunes, 15 de septiembre de 2014

Tras la gran movilización de la Diada

Al margen de cifras, ha sido un enorme éxito de movilización y organización para consolidar los objetivos soberanistas en el imaginario colectivo. O vaya usted a saber, porque la explosión de alegría vista en las calles podría no ser suficiente para lograr la independencia, al tiempo que la siembra del odio generado en estos años a lo español, que incluye al menos a la mitad de la población catalana, hace dificilísima la convivencia sea cual sea el futuro.

De cara a prepararse para futuribles, un colega preguntaba ¿hasta dónde estarías dispuesto a llegar para impedir que Cataluña se independice? Y otro le respondía ¿hasta donde están dispuestos a llegar los catalanes para independizarse? Las preguntas sintetizan de manera perfecta gran parte de la carga del problema y su trascendencia ante imprevisibles consecuencias. Las respuestas a estas dos preguntas tienen su máximo sentido realizadas por los dirigentes del proceso, no solo a título individual cada persona, y por ahora son desconocidas para amplias mayorías de población tanto de los que están a favor como de los que no. Incluso en gran parte están indefinidas para las élites dirigentes, entre otras cuestiones porque el proceso puede tomar vida propia, sin control, sin dirección. Añadiría otra pregunta para situarnos mejor en la comprensión de las anteriores, ¿conocen ustedes experiencias de otros procesos de secesión y sus resultados?

Hasta donde es posible conocer los planes del independentismo, a través de sus textos y palabras, el proceso de creación de un estado nuevo se encuentra muy avanzado, en dicho plan han tenido en cuenta grandes y mínimos detalles, la estructura nueva lógicamente se apoyaría a la parte de estado paralelo generada por la Generalitat. Con un desarrollo como el visto en sus documentos, sería extraño, que no hubieran considerado las pegas o impedimentos del tipo que fueren y muy raro que no tuvieran planificadas alternativas a desarrollar en ese caso, en donde la desobediencia civil es la única que aparece por ahora.

Este proceso está muy lejos del puesto en marcha en Escocia y del utilizado en Canadá, ambos consensuados y celebrados democráticamente dentro de la legalidad. Se está abriendo un panorama de crecientes enfrentamientos entre la mitad de la población, que hoy apoyados hasta lo indecible por el enorme aparato mediático nacionalista, viven los acontecimientos prácticamente en plan festivo, sin considerar otras repercusiones ya que la otra mitad de ciudadanos catalanes parece harta de vivir aplastados y escondidos y empiezan a salir a la calle a responder y reclamar presencia.
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''La identidad… en política (la cultura va aparte) es la ciudadanía sin otra raíz que la ley común ni otros condicionamientos que los racionalmente pactados entre iguales. El laicismo, ciertamente inseparable de la república democrática, no sólo libera a la cosa pública de cualquier servidumbre a creencias teocráticas, sino también de la obligación de respetar tradiciones, genealogías o señas étnicas particulares. A los ciudadanos los determina el reglamento a partir del cual nacen para el futuro, no los orígenes que les anclan —y quizá les enfrentan— en el pasado.''
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No sé si la Diada del pasado jueves fue la manifestación más importante de toda Europa, como alardean sus promotores. Pero desde luego sí resultó espectacular, en tanto que gran acontecimiento mediático (media event) producido y escenificado con arreglo a como mandan los cánones. Puro teatro, se dirá, en un claro montaje de política-espectáculo. Pero en todo caso una performance reivindicativa organizada con gran eficacia, a juzgar por su masiva participación. Otra cosa es que haya sido capaz de producir resultados políticos, imprimiendo algún cambio significativo. Y aquí es donde cabe ser escépticos, pues la Diada no parece haber servido de mucho, dado que las cosas siguen estando exactamente igual. En este sentido, ha sido un espectáculo de masas demasiado previsible y redundante, sin auténtico suspense ni por tanto expectación, por lo que tampoco ha generado verdadera catarsis. Compárese en cambio con lo que sucederá en Escocia este jueves 18, donde está en juego el futuro de todos los británicos. A su lado, la pasada Diada sólo ha resultado un reiterativo ritual.
Y es que el suspense se centra no en lo que pueda decidir el pueblo catalán sino en lo que vayan a decidir a partir de aquí las élites dirigentes, y en particular Junqueras, Rajoy y Mas. Este último cumplirá su promesa y convocará la consulta soberanista del 9-N. Inmediatamente el TC la anulará por encargo de Rajoy, y entonces se abrirá una encrucijada ante Junqueras y Mas: ¿acatamiento o insumisión legal? Como es lógico, el president tendrá que respetar el principio de legalidad, como autoridad pública que es. Pero en cambio Junqueras, al estar fuera del poder formal, se sentirá tentado de encabezar la desobediencia civil, exigiendo "sacar las urnas a la calle". Ese será el momento en que se geste o no el auténtico acontecimiento histórico.
…/... Y el tercer objetivo de la estrategia de Rajoy era dividir la coalición política que de facto han formado CDC, en representación de la burguesía catalana, y ERC, actual representante de la pequeña burguesía y el precariado. …

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