viernes, 28 de abril de 2017
martes, 25 de abril de 2017
domingo, 23 de abril de 2017
martes, 18 de abril de 2017
Robots a nuestro alrededor. Nueva dimensión ética
Dentro de las coordenadas del Capitalismo del siglo XXI, del que estoy
escribiendo, hace unos días decía sobre los robots: afectan a la totalidad de
nuestras vidas, se pueden estudiar múltiples aspectos, particularmente me
interesan los cambios que producen en tres dimensiones: 1) la cuestión laboral
y la extinción de puestos de trabajo, 2) la imprevisibilidad del futuro, y los
cambios sociales y 3) los cambios que producirá en la ética.
El salto cualitativo que se está
instalando en nuestras vidas es que los robots ya no son solamente proyectos de
automatización, son máquinas capaces de aprender, con autonomía decisoria, potenciados por la IA y el tratamiento de los big data, y cuyos costes se han
abaratado enormemente, lo cual los extiende a velocidad de vértigo por todas
las actividades humanas y en todo el mundo.
3.) La dimensión ética.
‘’El ordenador nunca es una
herramienta neutral.
Influye, para bien o para mal,
en la forma de trabajar y pensar de
una persona’’.
Nicholas Carr. ‘Atrapados’. Taurus.
Cuantas mayores prestaciones
incorporen los robots, éstos asumirán mayor control sobre nuestras relaciones,
cuantas mayores habilidades desarrollen ellos más habilidades perderemos
nosotros por desuso, esto ya sucede en muchísimas actividades que hoy realizan
los ordenadores, sea en medicina, o capacidad de orientación, en asesoría o
toma de decisiones, porque la adquisición de conocimientos no está separada de
la práctica diaria de habilidades con nuestro cuerpo, la implantación masiva de
los algoritmos en todos los trabajos está
provocando nuestro aislamiento del entorno, despojándonos de sensibilidad y
curiosidad, elementos de nuestra capacidad de aprendizaje, incluidos nuestros
errores. –Lean a Nicholas Carr, Evgeny Morozov, Viktor Mayer, Kenneth Cukier-
Los problemas que aparecen abren un
mundo nuevo por explorar. Los robots pueden generar menos errores que los seres
humanos, un coche robotizado puede tener menor índice de siniestralidad que un
coche conducido por una persona, pero, si un coche conducido por una persona causa
un accidente, quien lo conduce debe asumir sus responsabilidades. ¿A quién
haremos responsable de los actos robóticos? ¿De quién será la responsabilidad
de matar? de quien dio la orden? Y ese, quien fue, el programador que creó el
algoritmo, o quien lo metió en una máquina que fabricó y posteriormente vendió?
o de quien llevó la máquina a un territorio y la puso en marcha? Será una
responsabilidad individual o compartida, o tan amplia que se diluya hasta
desaparecer?
Entramos en una etapa global, de
altísima complejidad por la aportación de algunas soluciones a problemas
productivos, al tiempo de generar problemas de relaciones sociales sin respuesta,
una situación muy difícil de abordar, pero que sin duda hay que dedicar
atención urgentemente. Para situarse recordemos que las máquinas a finales del
siglo XX, ya realizaban tareas automatizadas de mayor o menor complejidad en
múltiples sectores productivos, manufactureros, financieros, comerciales, de
transporte, de comunicación, etc. la cuestión ahora tiene una nueva dimensión
que nos desborda y no sabemos hasta donde podrá llegar, las máquinas están
empezando a aprender por sí mismas, machine
learning, y lo hacen muy rápidamente y están conectadas entre sí
globalmente.

El impuesto a los robots, es una discusión que comienza a
extenderse, al igual que la implantación de la renta básica, ambos debates no son más intentos de
adaptación a los nuevos problemas de relación social que se vislumbran. Con
menos trabajos realizados por personas, habrá menores cotizaciones sociales
para mantener el estado de bienestar, las pensiones serán imposibles de
mantener, al tiempo se producirá menor consumo, la demanda disminuirá, por lo
que el estancamiento económico podría ser crónico. En teoría, los neoliberales,
basaban el crecimiento económico mundial a corto y medio plazo en el aumento de
las clases medias en los países emergentes, lo cual se produjo en estos años de
transición entre siglos, pero dicho aumento ha frenado repentinamente su
crecimiento en los países emergentes y ha reducido drásticamente las clases
medias occidentales.
Unas
ideas sobre el impuesto a los robots y la renta básica:
La idea de implantar una renta
básica parece que se abre camino, no está muy alejada de actuales prácticas
occidentales, también españolas, con múltiples cuantías y aplicaciones existen
formatos cercanos a la idea básica de que en un mundo que genera muchísima riqueza,
la existencia de desigualdades profundas solo puede conducir a situaciones no
soportables de extrema ineficiencia. El impuesto a los robots es muy pronto
para saber que recorrido tendrá, a pesar de tener argumentos sólidos, tanto a
favor como en contra y éstos no solo de los defensores de la propiedad privada
como derecho incondicional, también tiene argumentos contrarios algunos defensores
de la renta básica, entre otras razones por las dificultades que entrañaría
definir a qué máquina se aplicaría el impuesto, con qué grado de automatización…
otros argumentan a favor como la asimilación de cotización por trabajar que
tienen hoy los trabajadores.

Cuanta mayor extensión de nuevas
tecnologías en máquinas pensantes mayor pérdida de capacidades humanas.
Estudios en los pilotos de avión demuestran que existe un enorme pérdida de
capacidad de los nuevos pilotos respecto a los antiguos para maniobrar en
situaciones límite, como vemos a nuestro alrededor que habilidades humanas de
orientación, de memorización, de cálculo, etc. etc. se van perdiendo en la
medida que aumenta la utilización masiva de sustitutivos tecnológicos. Nuestra
forma de ser cambia, nos hacemos más dependientes de algo externo a nosotros,
dependemos de una fuente de energía que suministre al móvil, al coche o al
robot, nos ponemos en manos de otras fuerzas que no controlamos y que configuran
las pautas de comportamiento de las que resulta dificilísimo apartarnos,
incluso comprenderlas. Nos consideramos anti sistemas, pero estamos abrazados a Apple, Facebook, Amazón, Netflix, Google … por tanto, sometidos a las redes del sistema,
enamorados de internet y las redes sociales, soñamos con el solucionísmo
tecnológico… y solo cuestionamos a los políticos, ni siquiera al poder político.
Muchas de las decisiones aplicadas
por los robots son realizadas al margen de sus creadores, por ejemplo en el
sector financiero, dadas las pautas de actuación pueden enredarse y provocar
procesos bajistas que producen crash bursátiles al margen de sus responsables.
Los datos leídos por robots pilotos-automáticos, pueden desencadenar accidentes
de avión al no interferir personas que pudieran darse cuenta de errores por averías
u otras circunstancias no consideradas por las máquinas. Evidentemente los
humanos también se equivocan, por ello son responsables, pero, ¿en el caso de
las decisiones tomadas por robots, quien sería el responsable?
viernes, 7 de abril de 2017
Robots. Cambiará la forma de relacionarnos, y de pensar
2.) Bares atendidos por robots, farmacias,
fruterías, bancos, agencias de viajes, taxis, trenes, burguers servidos por robots,… no solo fábricas, coches, textil,
alimentación, muebles, químicas, electrónica, metalúrgica, papel, bienes de
equipo, energéticas, minería, barcos, transportes, construcción, … también
atención a disminuidos físicos y ancianos, limpieza, y agricultura y ganadería,
abogados, administración pública, enseñanza, secretaría, recepción,
comunicaciones…
Los cambios en la forma de vida
provocan enormes incertidumbres, además, los robots modificarán las relaciones
personales, sociales, entre estados… y entre los humanos y las máquinas. Parte
de nuestras vidas y seguridad las ponemos en sus manos, cuando viajamos en
avión es un robot quien lleva el aparato, salvo despegue y aterrizaje, cuando
nos operan, en ocasiones son robots, cuando invierten dinero, son robots –high frequency trading- son ellos quienes
toman las decisiones en millones de operaciones cada minuto del día… Y esto
aumentará rápidamente.
La idea que tiene mucha gente es que
el robot atiende las instrucciones de una persona, lo cual es cierto, en parte,
y hasta ahora. Cada día se producen avances en IA, las máquinas pensantes, y en
el manejo y utilización de los big data,
miles de millones de datos existentes, cuya mayoría se transmiten entre sí automáticamente
las máquinas, -cerca de ¾ de los datos generados son comunicaciones
inter-máquinas-. Los robots a través de
algoritmos, realizados por personas, están programados para aprender de los
millones de datos con que se alimentan, están preparados para tomar decisiones rapidísimas
y autónomamente a partir de esos datos.
TECHNOLOGY AT WORK v2.0. The Future Is Not What It Used to Be. Citi & Oxford. 2016
La
robótica y su velocidad de
implantación e imprevisibilidad, nos está cambiando y lo hará profundamente en
el futuro. Demasiada velocidad en los cambios supone problemas de adaptación en
sus relaciones para todos los seres vivos. Mi padre aprendió conocimientos y
pautas de relación laboral durante niñez y juventud que le fueron útiles
durante gran parte de su vida, mi aprendizaje de niño y joven está dejando de serme útil hace años, los
conocimientos de muchos trabajadores les están siendo inútiles en estos
momentos, lo cual se agravará en un mundo en el que los cambios ocurren muy
rápidamente siendo en alto grado imprevisibles por lo que las normas,
instrucciones y habilidades duran muy poquito.
La enseñanza actual en colegios y
universidades podría resultar inútil en un próximo futuro para optar a los
trabajos nuevos, en la medida que son desconocidos. Tyler Durden, en ZeroHedge, lo escribe así: ‘en 2013 el Departamento de Trabajo de EEUU predijo que los trabajos
del futuro emplearían al 65% de niños en edad escolar. Por lo tanto muchas
habilidades que están aprendiendo hoy es probable que estén obsoletas en un
futuro próximo.’
Estos cambios son la fuerza
principal que se encuentra tras el frenazo del ascensor social –la caída de la
clase media occidental- dando paso a un futuro desconocido e imprevisible,
entre otras razones porque los avances tecnológicos en determinado sector no
implican que el mismo los convierta en progreso económico, bien podría suceder
que las mejoras tecnológicas no se tradujeran en aumentos de productividad
resultando insignificantes para la economía. Esta interpretación es barajada
por algunos sectores a la vista de muchas experiencias actuales de tecnologías en
uso que no encuentran traducción en la creación de riqueza. Al menos por ahora.
Publicado
por David Galland ‘Lo que he aprendido’ que lo recoge de un informe de Center
for Retirement Research de Boston College.

El fondo del problema es la
propiedad de los robots, su implantación permitirá acumular inmenso poder y
riquezas, lo que dividirá el mundo en dos partes brutalmente alejadas muchísimo
más que lo conocido desde mediados del siglo XX; aumentarán las desigualdades
de forma extrema, unos pocos a un lado con enorme poder y riqueza acumulada y
mayorías al otro despojadas de todo recurso, dispuestas a venderse por un trozo
de pan. Y no siempre fue igual, las mejoras producidas en la mitad del siglo XX
respecto al pasado, podrían desaparecer en poco tiempo.
‘’Steven Berkenfeld, director
gerente en la división de banca de inversión de Barclays, resumió el proceso de
pensamiento de la contratación de empresas hoy en día: "¿Puedo automatizarlo? Si no es
así, ¿puedo subcontratar? Si no es así, ¿puedo darle a un contratista
independiente? "La contratación de un empleado es el último recurso. ’’ Tyler Durden, en ZeroHedge
domingo, 2 de abril de 2017
Robots. La cuestión laboral, desindustrialización obrera
Los robots afectan a la totalidad de
nuestras vidas, se pueden estudiar múltiples aspectos, particularmente me
interesan los cambios que producen en tres dimensiones: 1) la cuestión laboral
y la extinción de puestos de trabajo, 2) la imprevisibilidad del futuro, y los
cambios sociales y 3) los cambios que producirá en la ética.
1.- Lo relacionado con el mundo laboral
es un aspecto extraordinariamente relevante, el trabajo tal como lo conocíamos
podría estar llegando a su fin, y el trabajo lleva aparejada la subsistencia
económica y la inclusión y relevancia social de los individuos, nuestro
comportamiento humano necesita el trabajo para relacionarse socialmente. Salvo
que provoquemos una revolución mundial, lo cual a medio plazo es improbable.
Aumenta la producción y el valor
añadido, pero cada año con menos individuos trabajando, fue visible desde muchos años antes del fin
de siglo, la caída del empleo se aceleró durante la crisis de 2007 y la recuperación
se produce sin incorporar puestos de trabajo, fundamentalmente sensible en
Occidente, aunque visible también en los emergentes. Este es uno de los
aspectos que se encuentra tras los votos favorables a Brexit y Trump de amplios
sectores obreros, que desesperados, consideran posible la vuelta al crecimiento
de los empleos industriales, lo cual es prácticamente imposible, ya no por la
deslocalización fabril en los países emergentes, sino por los robots que son
los sustitutos de la clase obrera mundial.
La constante pérdida de puestos de
trabajo la provoca la deslocalización asiática, ascenso de los emergentes y la
automatización desde hace treinta años, es solo el aviso de lo que está
ocurriendo cuya dimensión empeorará, porque al incorporar los nuevos avances
tecnológicos esta cuarta revolución industrial no producirá tantos puestos de
trabajo como destruya. En todo caso la robotización provocó aumentos de
productividad que fueron a capital, no repercutieron en salarios obreros,
provocando grandes ganancias que aumentaron la brecha de las desigualdades.
La incidencia de la automatización
en los salarios de los obreros industriales aparece clara mirando la historia, el salario por hora se duplicó entre las décadas 1940/1970 y se mantiene plano desde entonces hasta ahora, bajando desde
el año 2000. Situación que hizo ganar muchos votos a Trump.
Andy
Haldane, economista jefe del Banco de Inglaterra en el reciente Congreso de Sindicatos
celebrado en Londres proclama ante los líderes sindicales ‘’80 millones de empleos en EEUU y 15 millones en UK están en riesgo
por la robotización ‘’,‘’ la
tecnología podría actuar como un impuesto sobre la renta regresivo sobre los obreros
no cualificados, que podría ampliar aún más las disparidades de ingresos’’.
Estudios
de diferentes universidades de Estados Unidos cifran la pérdida de puestos de
trabajo en próximas dos décadas alrededor del 50%. De hecho la mayoría de
empleos creados en los últimos años son temporales, la suma de horas de trabajo
totales son inferiores a las de los años 70. Si bien la tasa de paro es
reducida, lo es en relación a la tasa de actividad, que ha disminuido, fuera
del mercado de trabajo quedan cientos de miles de norteamericanos,
aproximadamente un 12% entre la población de 25/64 años. Sin embargo las tasas
de actividad de los mayores de 65 años aumentan velozmente en los últimos años.
Las pensiones no llegan y los mayores tienen que volver al trabajo. En 1980
aproximadamente la mitad de los trabajadores del sector privado tenían planes
de pensiones, hoy pueden ser menos del 20%.
Las cifras de todo lo relacionado
con la tecnología digital muestran que está destruyendo muchos más puestos de
trabajo que los necesarios para las nuevas ocupaciones, porque se extiende por
todos los sectores productivos no solo en el industrial, y no solo en Occidente,
en China comienzan a sustituir obreros por robots, su plan gubernamental ‘Made in China 2025’ es una apuesta
acelerada por la robotización.
También en la agricultura, el transporte
de mercancías y pasajeros, los servicios, comunicaciones, banca, administración
privada y la Administración Pública, sanidad, enfermeras, farmacéuticos, médicos, abogados, comercio, hostelería, ya existen
algunas cafeterías atendidas solo por robots, logística, call center, prensa, minería, seguridad, ejército… incluso, robots eróticos o dedicados a los cuidados asistenciales a disminuidos, niños y ancianos está siendo un sector ocupado por los robots, aquí principalmente los japoneses. Un libro con amplia información sobre el asunto es ‘El futuro de las profesiones’, Richard y Dasniel
Susskind, Editorial TEELL
Las
proyecciones a corto plazo son de acelerado crecimiento, una muestra en el
cuadro de abajo, tomado del artículo de Harold L. Sirkin , Michael Zinser , y Justin Rose, -los autores y la página bcg perspectives suministran amplia
información sobre el asunto- en el que argumentan su perspectiva de crecimiento
basada en: la mayor rentabilidad de los robots sobre los humanos, sus costes
están bajando aceleradamente, los avances tecnológicos son capaces de introducir
robots en todos los sectores productivos y en empresas grandes y pequeñas.

En un artículo de 2015, Mark Muro y Scott Andes ‘No culpes a los robots por los trabajos industriales perdidos’, mantienen
la tesis de que no son los robots los culpables
de la pérdida de los puestos de trabajo, sin entrar a debatirlo me parece relevante para
visualizar la implantación de robots industriales, el cuadro que aportan tomado de Graetz y
Michaels, “Robots en el trabajo.” sobre
el número de robots industriales por millón de horas trabajadas, entre los años
1993/2007. Interesante ver el crecimiento experimentado en ese período, doblando
su número en Italia, Francia, entre el doble y triple en Alemania, Korea, España,
EEUU, Holanda y por debajo del doble en Suiza y Reino Unido.
Fuente:
Graetz y Michaels, “Robots en el trabajo.”
Continuará
Suscribirse a:
Entradas (Atom)