Si estos no valen, -y está claro que no- necesitamos otros, nunca
el vacío. Necesitamos organizarnos en sociedad para
defender nuestras posturas y convivir con otras personas que tienen distintas
ideas e intereses, tenemos capacidad de elaborar normas para resolver problemas
y mejorar la vida en común.
Siempre necesitaremos individuos para resolver
problemas de cómo organizar y relacionar la sociedad y ello tiene que contrapesar
la fuerza que tienen otros poderes, económicos, religiosos, militares… La
política es la única posibilidad de poder de los débiles, si no toma
importancia en la sociedad, los otros poderes, camparán a sus anchas aplastando
al pueblo.
Ningún grupo de intereses tiene poder absoluto,
todo se dirime siempre en luchas diversas, tal como vectores de fuerzas que
darán como resultante uno diferente de todos ellos, lo cual mantendrá cierto
equilibrio durante una época. En estos tiempos
el equilibrio anterior que existía entre política-economía se rompió y está dominando
la economía, fundamentalmente la financiera, - que tiene grandes
contradicciones con la industrial y resto de ramas productivas-. Una
desafección ciudadana por la política solo favorece a los poderes financieros, un
exceso de atención sobre los políticos está dejando en la penumbra piezas
claves de esta burbuja inmobiliaria y de crédito y del proceso de ayuda
financiera europea, de ahí la importancia de valorar la política y ser crítico
ante los cantos populistas.
Tenemos necesidad de organizar el Estado, el
tipo de relaciones que nos demos entre los españoles, y con el resto del mundo,
debemos determinar los sectores productivos importantes si tendrán o no peso la
educación, la I+D+i, cuanta y cómo producir energía con qué medios, por donde y
como llevar electricidad y el gas, y la telefonía y el cableado de las nuevas
tecnologías y ordenar el medio rural y costero, los montes y las conexiones
territoriales, qué transportes priorizar, qué sistemas de apoyo o solidaridad
entre los individuos y territorios, como organizar la asistencia sanitaria, la
educación, la dependencia, las jubilaciones, las prestaciones de cualquier tipo…
Hay que ordenar las ciudades; aquí un lugar
para enterrar, allá una zona para industrias, alejada de aquel lugar para un
hospital y aquel otro para un colegio, en este sitio una calle y allí un
parque…habrá que determinar quién y cuándo se recogen las basuras y a donde se
llevan, de donde enganchar agua y como llevarla a las casas, y tantas y tantas
cuestiones, deberá decidirse cuánto cuestan y como se pagarán… La cuestión
importante es participar en ello la ciudadanía, necesitamos debatir distintas
opciones y elegir representantes, que no estén lejos ni en grandes alturas, sometidos
a nuestras decisiones, necesitamos medios para influir en los elegidos,
ponerlos y quitarlos, tenemos que imponer debates en todas las instancias desde
abajo hasta el Parlamento, menos decretos leyes, menos gobernar por Decreto ley
sin debates públicos, es necesario conocer diferentes opciones…
Lo anterior son cosas que siempre intentaron
hacer los individuos en sociedad, -en el franquismo también, aunque las hacían
personas no elegidas y por tanto sin control, en beneficio de los intereses de
su grupo- que parece olvidar tanta gente, imaginando que esas cosas se pueden
hacer por cualquiera de una manera aislada. Por cualquiera se deberían hacer,
pero siempre elegido y cesado por alguien, así que mejor lo decida el pueblo. Aquellas
personas que creen que podría vivirse sin políticos se equivocan, porque
siempre habrá seres humanos que se dediquen a organizar la forma de vivir y
resolver conflictos, elegidos por el pueblo o nombrados por los poderosos.
Modificar errores a cada momento, es importante poderlo conseguir, lo cual precisa cambiar algo fundamental en la
mentalidad colectiva, como es, castigar al cargo público culpable de fraude o
de violencia policial, etc. sin dilación, sin pretender esperar hacer una
revolución ante cada fallo del sistema, porque no tenemos tanto tiempo, mientras
se van de rositas. No deberíamos necesitar más que educación cívica y
organizaciones de abogados insertas en los movimientos sociales, al estilo de
aquellos despachos laboralistas de los 70, en este caso con mejores
perspectivas dado que estarían empujadas por las nuevas redes de información y
difusión.
El cambio de sociedad debe ser diario, e
inmediato, sin esperar a futuros paraísos, -que si vienen nos pillen
trabajando- y es la ciudadanía la que debe exigir actuar de forma inmediata contra
los delitos ahora ‘silenciados’, los directivos que se arrogan el derecho a
cobrar indemnizaciones millonarias por haber quebrado cajas no pueden esperar
meses y años para recibir el castigo social, los corruptos que se vendieron por
mucho o poco, deben ser retirados inmediatamente de los cargos de
representación institucional, el policía que agredió salvajemente a una persona
indefensa, tiene que ser retirado y pasar una comisión de investigación, inmediatamente y tantos etc. personales o grupales, estos comportamientos no
deberían necesitar de grandes proclamas revolucionarias, solo de fuerza
democrática. -Es indignante e injusto y muestra la deriva de las instituciones
que se juzgue a los pocos días a personas que han cogido un paquete de comida
de un súper y los grandes cacos citados anteriormente campen a sus anchas.-
Supongamos que no existieran los políticos,
cada uno haría de su capa un sayo, dando como resultado que los más brutos o
fuertes económicamente harían lo que les viniera en gana. No crean que ya lo
hacen, ni de broma, lo intentan, y han conseguido avanzar en sus posiciones
pero todavía hay muchísimo que podrían destrozar. La política es la única
defensa posible de los débiles, susceptible de oponerse a otros poderes que
intentan explotar a los seres humanos, sin ella volveríamos a la edad media, a
la esclavitud. Aquí y ahora lo que pasaría con la desafección política es que
algunos vectores de fuerzas quedarían suprimidos de actuar sobre la
organización de la sociedad para el futuro y ésta se realizaría solo por los
neoconservadores, dando como resultante una dirección que beneficiaría
exclusivamente a minorías poderosas, perjudicando a mayorías de ciudadanos.
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