Amar la política en tiempos de crisis. 7
La existencia de intereses no es horrible, sino lo normal entre
seres humanos. Olvidar que la política es una actividad humana es la coartada
de mucha gente para volcar su responsabilidad sobre los otros, o un signo de
inmadurez que trata de buscar al individuo como un ser perfecto, angelical,
inexistente. Los seres humanos somos salvajes, cerriles, criminales, corruptos
y un larguísimo etc. por tanto
cualquiera de nuestras actividades tendrá componentes nuestros.
En una sociedad complejísima como la actual,
compuesta por millones de personas e intereses diversos y contrapuestos,
interactuando en muchas ocasiones transversalmente, no podemos creer que la
organización social pueda funcionar sin partidos -o similares-, con el nombre
que quieran, en definitiva grupos de gente que acumulen presión y esfuerzos en
torno a iguales o similares deseos. Otra cuestión es que hoy un partido, quizás
no pueda representar la enorme diversidad social sin sufrir graves
contradicciones en sus filas. Pero de ahí a pensar en su inexistencia, como solución
a nuestros problemas, va un abismo, pretender como algunos sugieren, el
funcionamiento de los individuos directamente no es ninguna alternativa. Es
irreal.
Es difícil pensar que puedan presentarse
individuos a las elecciones por sí solos, sin que existan detrás grupos de
intereses que les apoyen, que les dirijan y se opongan a otros intereses,
grupos que pueden ser carteles, agrupaciones de empresas, millonarios… o los
partidos. Como es lógico también en esos grupos, carteles, etc. dentro en su interior
y tras ellos tendrán lobbies o influencias diversas, además de las ideológicas,
que también serán otro grupo de presión hacia esos individuos supuestamente
independientes y sustitutivos de los partidos en el ideal de algunos. Ideal o
teoría que lleva a la creación de salvadores, de la patria, de la humanidad, de
los seres humanos. La necesidad que tienen las personas de unirse para pelear
por sus intereses no parece haber desaparecido, existirá, con el nombre de
partido u otro.
Los que están contra los partidos políticos creen
que una sociedad tan compleja como la española podría organizarse y funcionar
sin organismos similares a los citados en la famosa lista de los 445.000
políticos, lo cual les vendría de perlas a los poderes económicos que camparían
a sus anchas devolviéndonos siglos atrás a una sociedad en la que los poderosos
camparían a sus anchas sin cortapisas ni regulaciones, sin contrapoderes, sin
organismos fiscalizadores
Si los políticos no funcionan, hay que barrer y reponerlos, sin esperas a mejores
tiempos que resolvieran todos los problemas –nunca llegará ese tiempo-,
empezando en cada casa por los medios afines, pero sin falsos idealismos que
suelen encubrir populismos dictatoriales e iluminados. La sociedad necesita
políticos y ciudadanos, personas comprometidas con su entorno y con sus
organizaciones sociales, necesita gente que abandone el estilo hooligans
defensora de las barbaridades de los suyos y ventiladores de mierda ajena…los
políticos de este país somos todos.
Otra vuelta de tuerca dan los neoconservadores del PP capitaneados por Aguirre y Cospedal, ‘hay que reducir diputados y quitarles
el sueldo’. No, no se
equivoquen, no se refieren a ellas y consortes, se refieren a los políticos del
pueblo. Pretenden aprovechar la coyuntura para que la idea carca y retrógrada
cale más y que solo organicen la sociedad los pudientes, que legislen los ricos,
que decidan todo sobre nuestras vidas los testaferros de grandes compañías,
lobbies de intereses económicos o religiosos,… la finalidad es apartar de esa
tarea al pueblo, utilizando como escusa la trampa del sueldo. El debate nos
lleva varios siglos atrás.
En la histórica contradicción entre el poder
político y económico, vivimos una etapa en la que el equilibrio de hace años se
ha roto a favor de la economía, la ciudadanía
deberíamos preocuparnos –más la progresista- de aumentar las fuerzas al
poder político para restablecer un nuevo equilibrio en el que pudiéramos restar
fuerzas a lo económico.
Recuerdan ustedes 'la teoría del Shock, de NaomiKlein', parecería como si el PP la estuviera aplicando suavemente, adaptada a la
crisis de España. -El problema es saber tienen planes de aplicación gradual-
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