Amar la política en tiempos de crisis. 4
Las Organizaciones No Gubernamentales, aumentan
su presencia y su valoración positiva entre los ciudadanos, al mismo tiempo que
los partidos pierden apoyos y simpatías. Las ONG, los cooperantes, los miles de
ciudadanos que realizan tares de solidaridad con otros seres humanos, merecen
nuestra admiración, y la tienen, generalmente traspasando las barreras
ideológicas y políticas, tanto da que sean cristianos de base, como militantes
solidarios con causas concretas tales como los desahucios, los niños del tercer
mundo, los desamparados en países en guerras, aquellos que huyen, los enfermos
de malaria o de sida, los que luchan contra las hambrunas, o por proyectos vinculados al agua, a la educación,
a la salud, etc. etc.
Nada que ver con las emociones que despiertan
los partidos políticos y sus militantes, quienes generan una opinión nefasta,
así encontramos distinta repercusión difícil de explicar a priori, en la
corrupción de ONG’s y partidos, cuando se dan desvíos de fondos, negocios
sucios, enriquecimiento personal, influencias económicas totalmente contrarias
a sus principios… hasta las subvenciones recibidas por los partidos son
cuestionadas, no así las de las ONG’s que en ocasiones camuflan las recibidas por
entidades mayores que se llevan un enorme reconocimiento contraponiéndolo al
del Estado, a lo político, publicidad de imagen pagada por dinero público, por
ejemplo subvenciones que recibe Caritas casi el total necesario para su
funcionamiento con los beneficios publicitarios positivos que explota la
Iglesia Española, sin prácticamente costes económicos derivados a Caritas.
Los sentimientos que mantienen miles de
individuos, los enfrentan contrapuestos entre partidos y ONG’s, incluso piensan
que la solución sería la sustitución de unos por otras. Esta idea está más asentada en ambientes
populistas, ‘apolíticos’, franquistas residuales, o en ámbitos religiosos,
defensores a ultranza de la caridad como forma de paliar los problemas de la
humanidad, idea también asentada en sectores económicos, enemigos de las
regulación gubernamental, de los impuestos, de la igualdad de oportunidades,
etc. en suma, miles de personas oponen la caridad a la justicia, como valor de
organización social.
La cuestión es que las ONG –incluyo en el concepto
la multitud de grupos y asociaciones que trabajan socialmente sin tener estatus
de ong’s- no pueden compararse con los partidos, son ‘cosas’ diferentes.
Mientras que las ONG generalmente trabajan para remediar ‘estropicios’
concretos y parciales de grupos humanos, como por ejemplo en España los
comedores sociales para atender a desvalidos por la crisis, los partidos
políticos tienen/deberían tener, su ámbito de actuación en la organización
social, que entre otras cosas impidiera que existieran esos desvalidos a los
que atender, modificando las políticas anticrisis y entonces topamos con la
correlación de fuerzas y la lucha por el poder. Aquí encontraríamos una
aparente paradoja ya que muchas de las empresas que se verían afectadas por
esas medidas anticrisis gubernamentales de una mejor organización y justicia,
prefieren costear las tareas caritativas, lo cual ejercitarán apoyando mediante
campañas y donaciones a ONG’s determinadas, machacando siempre que puedan, a los políticos.
La organización política de la sociedad trata
de impedir los estropicios, simplificando, tendría como uno de sus objetivo la
prevención de daños, y en todo caso la atención en momentos de necesidad, pero en
cuanto derecho de todos, diferente al de atención localizada a grupos
seleccionados, basada en la prestación de ayudas por caridad o solidarias de
individuos, estados u organizaciones empresariales… Evidentemente hay zonas comunes
en la militancia en ambas organizaciones y comportamientos, métodos, sistemas
de funcionamiento y organización que podrían ser compatibles, pero siempre
tendrán como diferencia fundamental la relacionada con la lucha por el poder
político.
En la medida que las ONG no atentan
directamente contra el poder, no son competencia directa, son bien vistas por todos, solo recibirán elogios
y sus militantes serán queridos y puestos como ejemplo por las corrientes ‘bondadosas’,
los cercanos a pensamientos religiosos de caridad, nadie atentará contra aquellos
que trabajan en un comedor o banco de alimentos para dar de comer a otros seres
humanos. Por el contrario sí encontrarán todo tipo de zancadillas e insultos
las personas que intenten que todos los seres humanos coman sin recurrir a la
caridad, luchando por instaurar un derecho de todos a la comida, por ejemplo implantar
algo parecido a un salario básico, encontrará enemigos por muchas partes. En
las luchas sociales sea en barrios o regiones, el trato preferente y cuidadoso a
los vinculados a ONG contrasta con las zancadillas e insultos a los militantes
políticos.
Con ser encomiable e importante la labor de las
ONG’s, la tarea de los partidos políticos debería ser cuanto menos de igual
valoración, ya que es en teoría más amplia, trata de organizar la sociedad
teniendo como uno de sus objetivos evitar que exista la caridad, por
innecesaria, lo cual implicaría suprimir los grupos marginales de desesperados
por enfermedades o carencias materiales, por hambre o por migraciones,
interiores y exteriores, tratarían de evitar diferencias individuales
producidas por nacer sin medios materiales, prestando educación y atención
sanitaria a toda la ciudadanía, medios jurídicos y de representación igual para
todos y medios materiales para subsistir en la vejez dignamente o en los
períodos de paro…
Los ejemplos en estos tiempos aparecen por todos
lados, por ejemplo reducir prestaciones sanitarias preventivas a segmentos de
población con diagnósticos concretos, o a los inmigrantes, aumentará las tareas
de las ayudas caritativas, y en general subirán los costes de atención social
para tratar de las repercusiones, que se podrían haber evitado con la
prevención. Igual encontramos en la cuestión educativa, o con
los desahucios, etc. en el tema de la falta de empleo, madre que genera muchas ayudas caritativas, desde partidos y
sindicatos aplicando políticas adecuadas, deberían tender a evitar las acciones de
caridad haciéndolas inútiles por innecesarias, pero entonces topamos con otros poderes a los que les viene muy bien la situación actual incluyendo acciones caritativas parcheando los agujeros de la sociedad. No, las organizaciones no gubernamentales nunca deberían sustituir a los
partidos, salvo que se conviertan en tales con igual u otro nombre.
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