jueves, 30 de agosto de 2018

Los independentistas solo quieren independencia

Los independentistas no quieren compartir, ni autonómico ni federal, solo pretenden la soberanía absoluta, con la que sueñan como si estuviéramos en el siglo XVII, hoy la soberanía compartida es la única posible, en el siglo XXI en un mundo globalizado, intercomunicado, interdependiente, y máxime en Europa, nadie tiene soberanía absoluta, los indepes llegaron tarde en sus pretensiones. Un altísimo porcentaje de leyes y normas españolas son acuerdos compartidos con la UE, no son imposiciones de Europa, puesto que formamos parte de su elaboración, nadie en su sano juicio acepta hoy otra forma de soberanía que no sea compartida, salvo ellos.


Dice el 30-08-2018  'La Vanguardia'

No se contentarán con ventajas porque se consideran el pueblo elegido, al modo de Israel, y creen, tienen fe, en que este es su momento. La mayoría independentista creyó que había llegado la hora de la independencia, por fin tendrían el poder absoluto, lo cual supone no compartir nada de soberanía. Los podemitas se equivocan cuando hablan de proponer la soberanía compartida con la que pretenden aplacar la fiera nacionalista. La soberanía compartida es lo que existe ahora en el estado federal que es España, mejorable sin duda, pero no desdeñable como federal. La soberanía compartida está reconocida constitucionalmente y en las leyes europeas, con la UE y la eurozona compartimos soberanía nacional. La soberanía compartida también es la ejercitada por la Generalitat y Parlament, a diario desde hace muchos años, la ejercitan en la enseñanza, sanidad, orden público, etc. etc., por eso en los atentados de agosto 2017 aparecieron ante el mundo como un estado, mientras el Estado quedaba tras el telón. -Incluso fabricando una nueva teoría de la conspiración muy similar a la que puso en marcha la extrema derecha tras los atentados de Madrid-.

El franquismo creó anticuerpos españolistas, necesarios en la lucha contra la dictadura, pero que mantenidos hoy muestran una carencia de racionalidad muy poco progresista, dichos anticuerpos son alimentados permanente por la excluyente derecha, pero no solo es su responsabilidad, las izquierdas han regalado la Constitución a la derecha, las izquierdas han regalado España y su historia a la derecha españolista. Y se han echado en los brazos de nacionalistas periféricos, católicos, racistas y supremacistas, sin poner en cuestión los argumentos ideológicos que fundamentan la independencia, y eso es parte de la batalla política y forma parte de las soluciones políticas.

No es justificable, no puede ser progresista, el diferente comportamiento hacia los nacionalismos periféricos, mayor simpatía cuando se trata del catalán y vasco que el mostrado ante los mismos hechos reaccionarios protagonizados por otros sectores, no tiene justificación la tolerancia hacia opiniones xenófobas y acciones opresoras y represivas realizadas por nacionalismos periféricos en sus territorios. Si reprimir por mostrar banderas cuatribarradas era condenable, también lo es cuando se persigue y queman otras banderas, si denunciable era la opresión hacia la lengua catalana, del mismo modo será cuando se trate de represión a la lengua española. Y no lo duden existe en la sociedad y enseñanza en Cataluña.

Últimamente parece que todo se mueve, el Estado se defiende, pero solo es la superficie. Lo fundamental es convencer a decenas de miles de jóvenes de que la secesión no es revolucionaria, ni más democrática, ni más progresista, que una España constitucional a la que hay mucho que mejorar, pero no destruir. Convencer implica razonar, escuchar y leer viejos teóricos de uno y otro lado, no dar por buenas las consignas y clichés a favor de la independencia, no se puede apoyar el nacionalismo y la xenofobia del independentismo basado profundamente en una búsqueda constante de diferencias raciales, por múltiples intelectuales y políticos, del pasado y actuales. Nunca debió considerarse progresista el apoyo a políticas basadas en la xenofobia, ni antes, ni mucho menos ahora, precisamente hoy que los científicos se cuestionan hasta la existencia de las mismas razas como concepto.

Cualquier política a desarrollar debe contener como básico convencer a mucha gente de que España no solo son los individuos y tópicos que los indepes manejan, también somos usted y yo, sus amigos y colegas, y centenares de miles de ciudadanos progresistas actuales, y la clase obrera catalana, que no se ve por ninguna movilización indepe, -además de secuestrada su palabra por algunos caudillitos-; la huelga general catalana de noviembre 2017, como de costumbre, las movilizaciones en las calles y carreteras son mayoritariamente de jovencitos y funcionarios, pocos obreros industriales en uno de los territorios más industrializados de España.  Lo principal será convencer de que los españoles no solo fueron Franco y Mola, también Azaña y  Giner de los Ríos, Tuñón de Lara, y los ilustrados y los republicanos del XIX y del XX, y la Institución Libre de Enseñanza, y el enorme movimiento anarquista y los socialistas y comunistas y los luchadores antifranquistas y los demócratas  de antaño y los actuales; jóvenes no solo hay en las calles de Cataluña, también están en las universidades y en el paro y trabajando y otros muchos  están por el mundo, o por Badajoz o Zamora…

lunes, 20 de agosto de 2018

Vuelta y revuelta. Lo fundamental es convencer

Ventajas nacionalistas. Vuelta y revuelta. Lo fundamental es convencer

‘’Podemos aventurar como regla general que cuando un uso o una creencia no tienen mejor argumento a su favor que sus raíces tradicionales, su antigüedad real o supuesta, pertenece al orden del capricho o del fanatismo, pero nunca de la cordura. Las buenas leyes y los sentimientos de utilidad pública siempre pueden justificarse racionalmente, sea nuestro interlocutor blanco, amarillo o negro’’. Fernando Savater. ‘El jardín de las dudas’, Editorial Planeta 1993.

Alguna vez deberían pensar ¿qué hubiera ocurrido si la Seat se hubiera instalado en Valencia, o Almería? ¿Y si la petroquímica tarraconense, se hubiera instalado en el Sur en 1966?  No hubiera habido necesidad de tantas migraciones masivas y otro país menos desigual hubiera sido España. Los grandes dictadores del siglo XX fueron apoyados principalmente por catalanes y vascos, sin los cuales no hubieran triunfado, ellos pagaron sus servicios. Dirigían el crédito hacía Cataluña y sus recomendaciones de inversión, además de apoyos directos por aranceles y desgravaciones, por suministro de mano de obra barata, y creación de carreteras y redes ferroviarias, marítimas y aéreas, creación de infraestructuras de comunicaciones, agua, electricidad… si era preciso creadas en las fronteras aragonesas para servicio catalán. –Y ahora me cuentan élites soberanistas –alimentadas por sueldos públicos- que Franco mandó andaluces a colonizar Cataluña, ¡¡¡qué vergüenza!!! Y más, que muchos individuos progresistas permanecieran callados-.

Puedo entender lo nacionalista, pero mi confusión aumenta si me dicen que apoyar el proceso es de izquierdas, nunca creí que lo fuera la idea de lo de cada uno para sí y ¡a los demás que los den por saco! Siempre consideré la solidaridad como un principio progresista, redistribuir era una de las formas de reducir desigualdades, en los estados federales suele realizarse a través de los impuestos y transferencias inter-regionales, como aquí. Además las desigualdades se reducen favoreciendo inversiones y créditos para desarrollar infraestructuras en las zonas más desfavorecidas y realizando políticas económicas de interconexión territorial. El movimiento por la independencia quiere dejar de compartir y poner fronteras. Lo suyo para ellos. Me confunden, y ¿Qué es lo suyo?, sus impuestos. Y sus riquezas y las tierras y caminos, ¿de quienes serán en particular?, ¿en una república catalana sus propietarios las repartirán entre todos?, ¿Contribuirán con sus impuestos para reducir desigualdades? Creerlo es una broma que hundirá más a quienes hoy lo creen.

Lo triste, desde la óptica de izquierdas, es ver los apoyos que recibe el procés por parte de antiguos colegas de la izquierda radical antifranquista seducidos por el independentismo, que abrazan su propaganda sin pestañear, mudos ante la corrupción del partido gobernante durante años en Cataluña, ante las injusticias que cometen los independentistas a diario sobre la mitad de la población, separación y señalamientos a quien no sigue los dictados, silencio ante las bases teóricas supremacistas que conforman el movimiento independentista, mudos ante la colaboración de las élites catalanas nacionalistas con el franquismo, muchos de cuyos hijos y nietos conforman los cuadros del secesionismo, mudos ante la tradición carlista hoy incorporada en el independentismo, el ‘España nos roba’, ‘Cataluña una colonia’, o ‘los impuestos para quien los genera’. Resulta patético comprobar cómo el nacionalismo ha logrado abducir a tantos emigrantes y viejos activistas por la libertad, la igualdad y fraternidad, hasta incorporarlos a su narración y propaganda. Con muy poquito derrumbaron su endeble andamiaje ideológico, sustentado en letanías y clichés de antiguas lecturas que los impidieron hacer análisis concreto de la realidad concreta, lograron su apoyo simplemente porque luchaban contra el PP y un imaginario franquismo.

Las políticas proteccionistas a la industria catalana fueron habituales desde Carlos III,  generaron riqueza para sus burgueses, por caros contratos exclusivos para vestir a los ejércitos y haciendo pagar altos precios al resto de españoles, castellanos y andaluces, extremeños y murcianos, pagaban mayor importe por los paños catalanes porque los gobiernos de entonces dejaban, con altos aranceles, fuera de España la competencia extranjera que tenía precios más baratos. Se beneficiaba a unos en perjuicio de otros, dicho de otra forma, parte de los recursos de aquellos españoles se desviaban para que los acumulara la burguesía catalana. –Según Jesús Laínez, Gabriel Tortella en su libro ‘Cataluña en España. Historia y mito’ cifra en el equivalente a 500.000 millones de euros actuales, lo pagado de más por los españoles, solo en el siglo XIX a la industria catalana, suponiendo que las compras se hubieran realizado a los ingleses.

Los impuestos en España, en Madrid y Cataluña, gravan a las personas, no a los territorios, su recaudación señala que la concentración de ricos que viven en Madrid y Barcelona es muy grande, accionistas y empresarios residentes allí, cobran rentas de empresas que en gran parte obtienen sus beneficios en el resto de territorios, desde bancos a fábricas de coches. La pregunta debe ser ¿está bien o mal que paguen impuestos? porque ya dudo de casi todo. Y si está bien que paguen impuestos, no me hagan creer que lo correcto es que los invierta el estado en su barrio. Eso es lo que piden los teóricos del independentismo, no una, ni dos, sino miles de veces...

Desde luego cualquier solución pasa por mantener una acción constante por los valores ilustrados, la libertad, igualdad y solidaridad, sin emprender esta lucha cualquier solución no será tal, sino remiendo por un día. Se trata de convencer sobre la superioridad de unos valores laicos, ilustrados sobre otros basados en la magia y los privilegios de unos, sobre falsos pasados idealizados o presentes en los que Cataluña es más libre, igualitaria que nunca en la historia. El estado federal no les place, prefieren la independencia. No atienden órganos comunes, típico del federalismo, para resolver problemas, todos unidos voluntariamente en un común. Ellos practican ya la confederación, tratar de tú a tú al estado, se olvidan del resto de autonomías o estados federales españoles. Los independentistas ya se han ido de España, solo aceptan negociar entre estados iguales, Cataluña y España.

Los independentistas no quieren compartir, pretenden la soberanía absoluta, con la que sueñan como si estuviéramos en el siglo XVII, cuando la soberanía compartida es la única posible en el siglo XXI, en un mundo globalizado, intercomunicado, interdependiente, y máxime en Europa. Un altísimo porcentaje de leyes y normas españolas son acuerdos compartidos con la UE, no son imposiciones de Europa, puesto que formamos parte de su elaboración, nadie en su sano juicio acepta hoy otra forma de soberanía que no sea compartida, salvo ellos.

No se contentarán con ventajas porque se consideran el pueblo elegido, al modo de Israel, y creen que este es su momento. La mayoría independentista creyó que había llegado la hora de la independencia, creyeron que por fin tendrían el poder absoluto, lo cual supone no compartir nada de soberanía. Los podemitas se equivocan cuando hablan de proponer la soberanía compartida con la que pretenden aplacar la fiera nacionalista. La soberanía compartida es lo que existe ahora en el estado federal que es España, mejorable sin duda, pero no desdeñable. La soberanía compartida está reconocida constitucionalmente, y en las leyes europeas, con la UE y la eurozona compartimos soberanía nacional. La soberanía compartida también es la ejercitada por la Generalitat y Parlament, a diario desde hace muchos años, en la enseñanza, sanidad, orden público, etc. etc., por eso en los atentados de agosto 2017 aparecieron ante el mundo como un estado, mientras el Estado quedaba tras el telón. 

El franquismo creó anticuerpos españolistas, necesarios en la lucha contra la dictadura, pero que mantenidos hoy muestran una carencia de racionalidad muy poco progresista, dichos anticuerpos son alimentados permanente por la excluyente derecha, pero no solo es su responsabilidad, las izquierdas han regalado la Constitución a la derecha, las izquierdas han regalado España y su historia a la derecha españolista. Y se han echado en los brazos de nacionalistas periféricos, católicos, racistas y supremacistas, sin poner en cuestión los argumentos ideológicos que fundamentan la independencia, y eso es parte de la batalla política y forma parte de las soluciones políticas.

No es justificable, no puede ser progresista, el diferente comportamiento hacia los nacionalismos periféricos, mayor simpatía cuando se trata del catalán y vasco que el mostrado ante los mismos hechos reaccionarios protagonizados por otros sectores, no tiene justificación la tolerancia hacia opiniones xenófobas y acciones opresoras y represivas realizadas por nacionalismos periféricos en sus territorios. Si reprimir por mostrar banderas cuatribarradas era condenable, también lo es cuando se persigue y queman otras banderas, si denunciable era la opresión hacia la lengua catalana, del mismo modo será cuando se trate de represión a la lengua española. Y no lo duden existe en la sociedad y enseñanza en Cataluña.

Últimamente parece que todo se mueve, el Estado se defiende, pero solo es la superficie. Lo fundamental es convencer a decenas de miles de jóvenes de que la secesión no es revolucionaria, ni más democrática, ni más progresista, que una España constitucional a la que hay mucho que mejorar, pero no destruir. Convencer implica razonar, escuchar y leer viejos teóricos de uno y otro lado, no dar por buenas las consignas y clichés a favor de la independencia, no se puede apoyar el nacionalismo y la xenofobia del independentismo basado profundamente en una búsqueda constante de diferencias raciales, por múltiples intelectuales y políticos, del pasado y actuales. Nunca debió considerarse progresista el apoyo a políticas basadas en la xenofobia, ni antes, ni mucho menos ahora, precisamente hoy que los científicos se cuestionan hasta la existencia de las mismas razas como concepto.

Cualquier política a desarrollar debe contener como básico convencer de que España no solo son los individuos y tópicos que los indepes manejan, también somos usted y yo, y centenares de miles de ciudadanos progresistas actuales, y la clase obrera catalana, que no se ve por ninguna movilización indepe; la huelga general catalana de noviembre 2017, como de costumbre, las movilizaciones en las calles y carreteras son mayoritariamente de jovencitos y funcionarios, pocos obreros industriales en uno de los territorios más industrializados de España.  Lo principal será convencer de que los españoles no solo fueron Franco y Mola, también Azaña y  Giner de los Ríos, Tuñón de Lara, y los ilustrados y los republicanos del XIX y del XX, y la Institución Libre de Enseñanza, y el enorme movimiento anarquista y los socialistas y comunistas y los luchadores antifranquistas y los demócratas  de antaño y los actuales; jóvenes no solo hay en las calles de Cataluña, también están en las universidades y en el paro y trabajando y otros muchos  están por el mundo, o por Badajoz o Zamora…

domingo, 5 de agosto de 2018

El procés no es progresista (3) La demografía)

Un aspecto interesante a considerar es la demografía, ello nos permite apreciar el desarrollo en cada momento histórico, una alta población relativa solo sería posible estimando gran capacidad para alimentarla y mantenerla, lo que implicaría buen desarrollo productivo, sanitario y organizativo, poca población supondría menguada capacidad de desarrollo. A finales del S-XV, comienzos del S-XVI, época Reyes Católicos, la población aproximada de Castilla es de 4.500.000 de personas, Portugal 1.000.000, Navarra 120.000 y la Corona de Aragón con baja densidad de población se estiman en 850.000, dentro de la cual, Cataluña tendría 250.000, Aragón 250.000, Valencia 250.000, el resto Mallorca-Baleares. Hasta 1590 la población aumentará, todavía con mayor velocidad en Castilla, que terminará el siglo con más de 6.600.000 de habitantes, La Corona de Aragón, Navarra y Vizcaya sumarán 1.400.000.

La baja población catalana será una constante histórica necesitada siempre de migrantes para generar riqueza, la cual fue lograda con las manos de millones de emigrantes explotados y considerados siempre de menor calidad que sus dueños y señores desde hace quinientos años. La preocupación por la emigración su dominio y su control, será habitual en el pasado, tanto como en la actualidad y queda reflejada en múltiples estudios y trabajos de los intelectuales y políticos catalanes. Hace quinientos años sus colonias en el Mediterráneo solo pudieron mantenerse por los barcos construidos por vascos y andaluces, y por los navegantes y mano de obra en ellos, que dada su escasez de nativos catalanes tuvo que ser aragonesa y castellana. Los ejércitos que pelearon contra corsarios y por el Mediterráneo para defender su expansión, estaban formados principalmente por aragoneses y castellanos.

La mejora de Cataluña tras los decretos de ‘Nueva Planta’ se constata entre otras cuestiones, por aumentos de población y numerosas fuentes documentales, fue posible por las ventajas fiscales concedidas por el Estado a su industria, lo cual al cerrar el mercado nacional para ellos, representaba mayores precios a pagar por el resto de españoles. Obtuvieron grandes ventajas de la explotación de plantaciones en Cuba, soportada en esclavos negros y en las ventajas concedidas por la Corona para su comercio marítimo. Alrededor del año 1720 la población catalana eran 402.000 individuos, que representaban un 5% sobre la totalidad de los 9.100.000 españoles. A finales del siglo XVIII la población catalana había doblado hasta 900.000 habitantes pasando a representar un 8% de la española cifrada en 11.000.000.

El dictador Primo de Rivera,  era Capitán General de Cataluña cuando tomó el poder con su golpe, sin duda apoyado por la burguesía catalana, las primeras felicitaciones fueron de las Cámaras de Comercio e Industria de Cataluña, La Liga y Fomento del Trabajo Nacional. El golpe es lo único dulce que hemos podido saborear en un año amargo, pronunció Cambó. Primo de Rivera realizó un programa de obras públicas en Cataluña, para facilitarlo envió miles de emigrantes de otros puntos a trabajar barato y sin quejas para que se dejaran la piel y la plusvalía en Cataluña. Lo preocupante del proceso, es que la historia se reescribe y es tragada sin digerir por gente que se le hace el culo gaseosa al ver las movilizaciones actuales en pos de la autodeterminación. Antes de seguir deberían visionar las fotos de Barcelona, en aquella época, masas enfervorecidas vitoreando, saludando a Primo de Rivera. Más tarde pasaría lo mismo con Franco. Lo importante de una movilización son sus objetivos y maneras, sus medios, y los marcan quienes dirigen, quienes organizan y definen táctica y estrategia. Volviendo atrás veamos parte de aquellos dirigentes, en el Consejo de Economía Nacional que asesoraba al dictador Primo de Rivera, estaban entre otros, grandes de la industria catalana y vasca como Federico Echevarría  o Domingo Sert (presidente de la patronal catalana Fomento del Trabajo Nacional; igual ocurrió durante el franquismo.

En Cataluña siempre hubo poca población, muy escasa para construir una nación boyante e independiente en el pasado, y habitualmente enfrentaron el tema de la migración como problema, o bien aumentaba, o ellos no avanzaban, pero al mismo tiempo había que explotarlos y dominarlos, integrarlos sí, pero solo quienes asumieran su liderazgo, dominados eran necesarios para producir y ser más fuertes. Chris Ealham, en ‘La lucha por Barcelona’ Alianza 2005, describe las políticas de ERC en los inicios de la República:
“Otro rasgo constante de los pronunciamientos de ERC sobre el paro fue su énfasis en las nefastas consecuencias de la inmigración. Esquerra atribuía el desempleo a una oferta excesiva de mano de obra (obreros que habían ido a trabajar a Barcelona antes de la Exposición Universal de 1929), y abogaba por la repatriación de los inmigrantes no catalanes. En otras palabras, ERC interpretaba el desempleo en términos nacionalistas.
Resulta irónico que con la izquierda liberal por primera vez en el poder en 1930, el partido gobernante definiese la inmigración como «una ofensiva contra Cataluña» y explotase el tema políticamente, pese a que Barcelona llevase recibiendo a trabajadores no catalanes desde la década de 1880.
El discurso de ERC formaba parte de una estrategia deliberada para dividir a la clase obrera en términos étnicos y entre los que trabajaban y los que no.
Por más que pueda sonar a teoría de la conspiración, la política llevada a cabo por ERC en la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona se basó en esta estrategia divisoria. En un principio, Esquerra planeó recurrir el paro a través de la repatriación voluntaria de inmigrantes.
Poco después de proclamarse la República, la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona alquilaron un tren para llevar a los inmigrantes de vuelta al sur de España. Por toda la ciudad aparecieron carteles anunciando el viaje y prometiendo comida y bebida gratis para el trayecto completo de más de un día de duración. El gran interés que despertó la operación complació enormemente a las autoridades y un tren repleto de pasajeros dejó Barcelona rumbo al sur.
…/…
Una ola antiinmigratoria repentina y violenta estigmatizó a los obreros de fuera de Cataluña, evocando imágenes de una «inundación» «sistemática» de «forasteros» en «nuestra casa» (casa nostra): «La llegada de trenes llenos de gente que vienen [a Barcelona] a estar parados», formando «enjambres» y «plagas virulentas» de pobres «indignos» y un «ejército» de mendigos. La prensa de Esquerra solía describir a los parados en castellano («los sin empleo» o «los parados»), en vez de en catalán, («els sense feina» o «els parats»), un contraste que reflejaba la visión nacionalista de una sociedad catalana unida y armoniosa a cuya capital los inmigrantes «acudían» a «estar desempleados».
Chris Ealham, en ‘La lucha por Barcelona’ Alianza 2005

Al terminar la Guerra Civil la población de Cataluña era de 2.800.000 habitantes, compuesta en parte de los emigrantes de las primeras décadas del siglo XX, la población española aquel año fue de poco más de 26 millones de personas, así los catalanes suponían un 10% de la población española, -actualmente su peso en el conjunto ha aumentado hasta un 16%-. La diáspora continúo, los ‘trenes borregueros’ de la postguerra cargados de emigrantes hacia Barcelona, tardaban en llegar dos días, llevaban mano de obra derrotada procedente del sur, para ponerla al servicio de la burguesía catalana, franquistas, of course,  formaban parte importante del núcleo de ganadores de la Guerra Civil. En 1955, en pleno franquismo, la población catalana ya era de 3.534.000 personas que pasaron a ser 5.660.000 en 1975, el crecimiento superior a un 60% se debía a los migrantes españoles.

Las cifras de población catalanas indican, sólo mirando el siglo XX, que hay tres o cuatro generaciones, -abuelos, hijos, nietos, bisnietos- de catalanes venidos de fuera nacidos allí, lo que explica una población cuya lengua materna mayoritaria sea el castellano, a ellos podemos sumar catalanes que usen castellano por razón de negociar y comerciar con el resto de España y América latina. La realidad desde hace años es que el castellano está perseguido en Cataluña por la minoría catalano-hablante que impone como uso único el catalán, en administración, calles, colegios y negocios. El derecho de los niños a crecer aprendiendo en la lengua materna invocado para defender el catalán, al que se sumó la izquierda, se olvidó como principio universal cuando se trata de aplicar al castellano, ahora todas las escuelas de primaria y secundaria enseñan en catalán, con una hora semanal de español, o nada. Cataluña y el catalán no están perseguidos. En esta situación algunas personas defienden su uso exclusivo, sin considerar la realidad que conformó Cataluña, hacerlo así supone machacar derechos de más de la mitad de la población. Por supuesto la inmersión lingüística y sus resultados son utilizados como forma de marginar población procedente de la emigración reservando los mejores puestos laborales y sociales al linaje catalán.

El 56 % de catalanes tuvieron el castellano como lengua inicial,
El 31 % en catalán.
Como lengua habitual, sube el catalán por encima del 36%
Y baja el castellano por debajo del 51%.
Enquesta d’usos lingüístics de la población. 2013. Idescat.cat

“Estos niños y niñas sacrificados bajo el durísimo yugo de la inmersión lingüística en catalán sacan las mismas notas de castellano que los niños y niñas de Salamanca, de Valladolid, de Burgos y de Soria”.
Artur Mas, en el Parlamento autonómico (28 de septiembre de 2011)
“[El sistema de inmersión] permite alcanzar niveles satisfactorios en el conocimiento tanto del catalán como del castellano”.
Fundació Escola Cristiana de Catalunya (2 de septiembre de 2011).

No es cierto que los datos PISA ofrezcan buenos resultados de comprensión del castellano en Catalunya, sus conclusiones se han demostrado manipulables, según la intervención del responsable de los informes PISA 2003, 2006 y 2009, Joaquim Prats, ex presidente del Consejo Superior de Evaluación del Sistema Educativo de la Generalidad, declara que se hacían en catalán y no en castellano. En la población escolar ya es notoria una falta de comprensión de la lengua mayoritaria y el fracaso escolar es más del doble entre los castellano-hablantes. La pregunta es, en caso de secesión, ¿habría bilingüismo? ahora ya falta en muchas partes el castellano, ¿o sería perseguida abiertamente y sin tapujos la de uso mayoritario?


 Ese enorme crecimiento de población no fue debida a una explosión de natalidad, fueron españoles arrancados de sus casas y pueblos, el franquismo desplazó varios millones de personas a País Vasco, Cataluña y Madrid, para ponerlos a trabajar miserablemente en condiciones de semi-esclavitud y así permitir la rápida acumulación de capital de postguerra a las burguesías triunfantes de la Guerra Civil, dentro del bloque franquista las principales fueron, la oligarquía financiera e industrial vasca y la burguesía catalana. El bloque de poder del franquismo dictatorial, no puede entenderse sin contemplar la plena y enorme participación del poder catalán y vasco y ahora van y dicen ‘No se puede pedir a los emigrantes que se sientan de aquí, sino que se los tiene que obligar. Aquellos que no quieran sentirse de aquí, no tendrán cabida’. Vila d’Abadal, candidato en la lista d’Artur Mas. Presidente de AMI, (Asociación Municipios Independentistas).