Amar la política en tiempos de crisis. 3
Vivimos tiempos de olvidos de conceptos básicos en
la democracia española, demasiado ‘adanismo’
y ‘ligereza’, superficialidad, propiciado por las redes –todos se imaginan empezar,
descubrir el fuego, rápida y fácilmente, sin esfuerzos, como si hacer un
‘click’ , o asistir a una mani eliminaran el paro o contribuyeran a salvar el
cambio climático, incluso entrar a un banco y salir en 5 minutos lo llaman ocupación de una empresa, eso sí, convenientemente publicitados y 'flashseados'-.
A pesar de tantas diferencias notables como
parecen mostrar los nuevos gurús, no creo que el ser humano actúe en cuestiones
relacionadas con el poder, tan distinto ahora a como actuaba cientos de años
atrás, o en la transición; al menos parece que hay muchos rasgos comunes que
podemos recordar, aunque otros se cubran con ropajes modernos en el fondo serán
muy parecidos cuando se trate de la lucha por el poder.
La lucha por la organización social no es muy
diferente, es cuestión de fuerzas; en el fondo se trata de grupos intentando
imponer sus intereses y generalizarlos a los demás que se opondrán, ambos,
utilizando los medios a su alcance en cada momento y espacio; no serán iguales
medios en Europa que en Asia, ni en el siglo XVIII que en el XXI, pero en
esencia, hablamos de luchas por cuotas de poder. Tampoco creo que hoy la
ciudadanía sea más crítica que antaño, por ejemplo que en los 60, o 70, sí
acepto, que durante los últimos 15 años se produjo un adormecimiento de pautas
de control política. Bien es verdad que hoy internet permite a mayorías de
población obtener mayor información y comunicación en menor tiempo, lo cual posibilita
interactuar velozmente para cualquier fin; a favor, y en contra.
El liderazgo, tanto antes como ahora, sin
apoyos, será imposible, no será líder quien no movilice fuerzas a su favor, quien
no sea capaz de generar equipos que aglutinen e ilusionen en pos de un objetivo.
Por muy bueno que se crea ser, nada transformará las vidas de la gente sin movilización
colectiva, sin sumar fuerzas que entre ellas acepten tener intereses comunes y crean
puedan ser defendidos e impulsados por un equipo con posibilidades de imponerse
a otras fuerzas. Las opciones individuales supuestamente mejores o más
acertadas del estilo, -más de izquierdas
que…- valdrán de muy poco, la capacidad política se medirá por la facilidad
para sumar voluntades sin las cuales poca actividad colectiva será posible, lo
cual explica como personas más preparadas, en teoría, pero incapaces de sumar, fueron
apartadas del camino por otras menos preparadas, en teoría. La política no
solo, ni principalmente, es cuestión de deseos o ideas geniales, sino de
correlación de fuerzas.
En aquellos tiempos de la Transición, -sucede
igual ahora-, se podían encontrar muchas personas más de izquierdas que Felipe,
ideológicamente puros, etc., la cuestión es que no fueron elegidas en ninguna
de las instancias políticas, ni por supuesto
en la elección última de la ciudadanía a la papeleta con las siglas del
partido, ello suscita preguntas ¿Por qué no fueron/son elegidos en sus
partidos, en sus entornos, en sus agrupaciones? ¿Los individuos por ser más
izquierdistas, son más válidos, reportan mayor utilidad a la gente? O por el
contrario son floreros de mesa camilla que no sabe dónde colocar la sociedad, las
supuestas ideas mejores ¿dónde fueron confrontadas que pudieran demostrar su
eficacia en la realidad?, ¿de qué sirven las maravillosas ideas en un país como
España, si no las defienden millones de personas?
Un recuerdo anecdótico de aquellos tiempos de
la Transición puede ilustrar las diferencias entre utopía y realidad, deseos y
concreción. En Octubre, -Comités Obreros, PLO- teníamos una política llamada ‘apoyo a fábricas en lucha’, que durante
años desarrolló acciones, métodos, organización, etc. Consistía en apoyar luchas obreras en
fábricas, talleres, bancos,… Si había un despido contactábamos y montábamos
variados tipos de acciones para su readmisión, apoyados en nuestro excelente
despacho legal y en todo tipo de acciones callejeras a la puerta de la empresa,
recabando contribuciones y apoyos, armábamos buenos escándalos, etc.
Logramos bastantes éxitos, en cuanto a
readmisión de despedidos, suspensión de sanciones, mayores indemnizaciones…
pero en general no lográbamos sumar para nuestras filas a los individuos afectados,
que seguían afiliados a CCOO y UGT; a pesar de que no les hubieran prestado
apoyos en concentraciones, o resto de acciones. Para esos individuos éramos
demasiado de izquierdas, y no querían integrarse y participar de nuestras
ideas, acciones, objetivos, ilusiones, así que una vez logrado su particular
éxito, desaparecían de nuestras vidas. Estábamos muy cerca de sus intereses inmediatos
y se aprovechaban de nosotros para mejorarlos, pero quedábamos bastante
alejados de sus intereses globales, de su cosmovisión del mundo de sus sueños e ideales sobre la sociedad futura.
Me parece un poco absoluto el comentario que hace Manuel sobre que la política de UCCO-PLO no lograba integrar a la gente con la que se luchaba, por ser demasiado de izquierdas. En Almería donde se aplicaba esa política el nivel de integración de bastante gente (con la que se luchaba) fue importante. Algunas y algunos hemos seguido aplicando esas "recetas" en otros ámbitos y los resultados han sido interesantes. Es posible que haya que analizar algo más para ver por qué en unos sitios daba resultados distintos que en otros. Lo que quiero decir que en UCCO-PLO había cosas muy interesantes de "trabajo de masas" y no es bueno una descalificación tan global.
ResponderEliminarY ya que estamos de rememoranzas, otra idea de antigualla: Llegar al gobierno no significa, necesariamente, tener el poder, un poder nuevo. Puede significar integrarse en el poder existente.
Muy interesante el comentario del compañero Miguel. Con aspectos ciertos, pero con otros que no comparto y que son la base de los que intento comentar en estos post.
ResponderEliminarEl mas interesante es el del gobierno. No, efectivamente llegar al gobierno no es tener el poder, eso lo comparto, aunque quizás no en el sentido que el quiere darle. Para empezar yo nunca hablo de el poder, en singular, porque creo que no existe, sino de poderes, mantengo rotundamente que son plurales, diversos, y en estas sociedades mucho mas amplios y complejos que en las antiguas.
Un partido es un órgano de poder, como lo es un sindicato, etc. Por descontado el gobierno de una nación es un poder. Quien llega al gobierno, tiene una determinada cuota de poder que se enfrentará/confrontará/apoyará a otros poderes globales.
El poder existente, considerado como uno solo, como absoluto me parece inexistente. Y paralizador. Me resulta cercano a aquella interpretación clásica, tradicional en los seres humanos, del mal. Me parece que no refleja la realidad, que es extremadamente diversa.
En mis escritos sobre la izquierda y sobre la crisis lo explico en bastantes ocasiones, porque me parece uno de los errores típicos de las izquierdas, y volveré sobre ello en otro momento.
Respecto a la NO suma de gente a las políticas de Octubre, yo lo amplío mas, a toda la extrema izquierda. Que las de Octubre tuvieron resultados interesantes, sin duda en algunos ámbitos reducidos, eso no lo discuto, pero en el contexto de amplias mayorías, de millones de españoles que empujaran una política determinada parece muy claro que fueron apoyadas las políticas y sueños socialistas y despreciadas las de la extrema izquierda, e incluyo hasta las del PCE, o IU, como muestran los resultados electorales mostrados en mis post y las sucesivas victorias del PSOE.
Lo que mantengo es que ganaron porque la gente les eligió a ellos y no a otros. Lo cual parece evidente. Las preguntas que deberíamos hacernos es por qué la gente elige una opción y no otra.
continuará