Tras las
elecciones de 2010, nace un problema con graves consecuencias
Todo el mundo está
pendiente de las elecciones y del partido del siglo, y de la crisis seguimos
moviéndonos lentamente y seguimos cayendo, ¿hasta dónde, hasta cuándo? Y ni
siquiera en la campaña catalana los electores se han enterado de que estábamos
a punto caramelo de quebrar, porque los ¿líderes? políticos y mediáticos
estaban en otra fiesta. Claro que también están en otra fiesta, la patronal y
sindicatos. Nosotros cada uno a lo nuestro que ya vendrán los salvadores
de lo de todos. Los resultados de las catalanas, no me parecen espectaculares,
eran previsibles. En cualquier caso todo el mundo esperaba que se produjera una
deriva soberanista o independentista tras la sentencia del Estatuto, que ahora
encauzará CIU, porque si quiere salir adelante y repetir, deberá poner todo,
todo su acento en la crisis económica. Elecciones, todos los
resultados. Generalitat de Catalunya.
La alegría del PP por
su papel, resulta un poco, como decirlo?, casposa, suben los independentistas,
pero ha sido el triunfo del cambio, comienza el cambio dicen, pero en qué
dirección? Hacia el cupo navarro y euskaldún? Y aquí en España quien quedará
para contribuir fiscalmente de forma solidaria al conjunto?, o empezamos todos a
hacer también balanzas comerciales y poner pegas a las relaciones comerciales
intra CCAA? Viva el proteccionismo autonómico, mejor aún, el proteccionismo
tribal. Viva Cartagena libre e independiente, decían en la Transición y tantos
y tantos izquierdistas con banderas nacionalistas en todas partes, creían que
aquello era progresista. La siembra de la semilla de la independencia ya está
hecha, como en otros campos dejamos que se siembre y hasta la cosecha nadie
dice nada. Me parece que durante muchos años en este país, España, muchos han
pensado, han creído, han soñado, con que el independentismo era una opción
progresista porque estaba en contra del Estado y por tanto los partidos de
izquierda han dejado la crítica en manos de la derecha. Salvo excepciones.
Como en otras muchas
cuestiones, desde la izquierda se ha abandonado el poner los puntos sobre las
íes, ni ERC estaba haciendo una política de izquierdas fundamentalmente, ni las
cosas que uno escucha a sus líderes pueden considerarse como tal, ni que decir
tiene que los sonidos de los Laporta-people de izquierdismo tienen poco. Pero
es que tampoco la deriva PSUC con su ‘a ver si quedamos por encima de ellos’, o
intentar ser más papistas que el papa, pero hombre si alguien quiere
nacionalismo, pues se va a lo clarito a la matriz, mejor que al sucedáneo.
Menudo trabajo tiene pendiente la relación PSOE-PSC, parecido al trabajo
aplazado en las izquierdas de toda España, no olvidemos a la filial de IU en
Euskadi en el gobierno Ibarreche. Mientras tanto en España, como
escribe Luis Villarroya ‘17 normas diferentes de etiquetado, o
17 de producción, o de impacto ambiental, o fiscalidad, o…que hayamos pasado de
un mercado de 45 millones potenciales de clientes a 17 mercados de menos de 3
millones’. Añado, que tendrá
algo que ver con nuestra crisis y posibles salidas. (29-11-2010)
El 12 de septiembre de
2012 se produjo un cambio de rumbo sustancial en todos los niveles de nuestra
sociedad, iniciándose de facto esta nueva fase que finalizará con la
proclamación formal del nuevo Estado catalán independiente.
Asamblea Nacional
Catalana
Nace un nuevo
problema, mejor, si quieren ustedes, cobra una dimensión
imprevisible la cuestión nacional, por urgencia, un viejo conflicto que se planta con
fuerza ante nuestras vidas reclamando soluciones. Hay momentos en los que
la historia se acelera, y este es uno de ellos, y de poco sirve esconderse tras
la sábana, -bastante tiempo llevamos paralizados con esta crisis- reclamará
rapidez en los movimientos, esfuerzos para depurar posturas, buscar alianzas y
sobre todo proyección al futuro. Ninguna salida es fácil, de lo contrario ya
estaría resuelto y muchos aspectos de la cuestión son susceptibles de ofrecer
brillos distintos de similar intensidad dependiendo del lugar en que se
observe. Utilizar por cualquier parte el, ‘estos no se enteran’, no puede ser
la salida franca para dejar de argumentar. El problema lo es por su historia y
principalmente por la fuerza que ha cobrado rápidamente en apoyos populares. El
independentismo que apoyaba un 13% de los catalanes en 1988, dobló apoyos en 10
años y volvió a doblar al siguiente decenio, hasta llegar hoy a ser preferencia
ligeramente por encima del 50% de los catalanes.
Al margen de
las dificultades legales que actualmente soporta el pacto de
convivencia vigente, las cuales no contemplan salidas que proponen algunos
grupos, como el pacto fiscal –tipo cupo vasco- o la independencia, la salida
debe buscar caminos políticos. La relación actual está engarzada en leyes
españolas y europeas, normas que puede cambiar la política, por descontado,
pero no es inmediato, requerirá de batallas políticas largas y duras. Una
realidad muy diferente a la almibarada primavera que oigo estos días y que
supongo aumentará. Por ejemplo ante una secesión, pretender que Cataluña se
integrara sin problemas en la UE es un poco ‘raro’, ya que necesitaría de la
unanimidad de estados miembros y resultaría extraño que España votara a favor.
¡Paren el mundo que me bajo!, esta expresión define a las claras
el sentimiento de muchas personas. Vemos los telediarios plagados de noticias
negativas, -no solo de la crisis, robos, asesinatos, batallas, algaradas,
palizas… en cualquier ciudad del mundo, pasan por la tele llenando de miedo a
la gente que en gran parte lo identifica como si pasara en su pueblo- si vemos
la gente que nos rodea y lo mal que lo pasan y las expectativas que empeorarán,
no es extraño que la gente grite ‘me quiero ir’. Si entonces,
alguien ofrece la posibilidad de un mundo mejor, habrá miles de personas que se
apuntarán a intentarlo.
No solo explican la situación los agravios y sentimientos nacionales,
también influye poderosamente la crisis de época en el crecimiento del
sentimiento independentista de los últimos tiempos multiplicando su fuerza
hasta llegar a ser aproximadamente la mitad de la población catalana. Los nacionalistas
de CiU han regado este huerto soberanista ya que les deja completamente a
salvo de responsabilidades en su historial, recortes a los débiles, deuda,
corrupción…de todo son culpables los ‘extranjeros’. Realmente han hecho un
excelente trabajo de comunicación al lograr introducir la imagen de que los
responsables de la crisis en Cataluña, son los españoles. Para conseguir
resultados de hartazgo en los vínculos con los españoles, han contado con el
apoyo inestimable de la estrategia de crispación del PP, que tan buenos
resultados electorales les reportó desde los gobiernos Aznar.
Lo anterior indica similitudes entre CiU y PP, y entre las izquierdas
catalanas y españolas. Los culpables de la crisis son los otros, los recortes a
los débiles y la protección a los ricos, muestran igual filosofía de sociedad
que el PP, la burbuja
inmobiliaria y de crédito catalana tuvo dimensiones similares al
resto, las Cajas quebradas, la responsabilidad de los poderes financieros y sus
agentes políticos fueron similares, como también las
dificultades de financiación… El discurso de las izquierdas no ha calado en ningún
punto de España, -calar, en sentido amplio, masivo- sigue sin haber una
explicación coherente de lo ocurrido en estos años, ¿qué pasó, por qué, quienes
son los responsables, como se puede salir, que sacrificios exige, que otras
alternativas se pondrán en marcha?… En vez de elaborar un discurso propio, con
proyectos ilusionantes, en Cataluña, las izquierdas se ponen también
tras la pancarta independentista que les arrastrará cediendo la ilusión a lo
indentitario.
La política pasa a ocupar el espacio. Un hecho fundamental para explicar el
rápido ascenso del independentismo es que otra vez se enseña que el vacío de
proyectos de vida se llena con rapidez, y nuevamente la política intenta desplazar
a la economía formulando un proyecto de organización social. A pesar de ser
imprescindible para dar el salto adelante nadie ha sido capaz de generarlo para
salir de la crisis en España, ni izquierdas ni derechas. Mientras un cúmulo de
circunstancias ha favorecido que sea el catalanismo, -nacionalismo,
soberanismo, independentismo-, quien haya logrado mostrar un proyecto de futuro
ilusionante, relegando las perspectivas negativas de su realidad, que puede
aglutinar voluntades bajo el paraguas de la solución a todos los problemas, lo
cual por mentira que sea, consolidará la unidad, el carácter identitario, ante
la arremetida de los otros.
Las palabras del Rey. No son una ayuda, más bien se convierten en una
metedura de pata, puesto que toma partido por una postura se enfrenta a otras y
un Jefe de Estado que pretenda caer bien a todos, cuanto menos se posicione,
mejor, de lo contrario cabe la posibilidad de que en Cataluña se derrumbe su
‘prestigio’. Parece que el PP usa más al rey que el PSOE, lo cual acelerará su
desgaste, en este sentido se puede decir que los populares están poniendo al
Rey al pie de los caballos.
El problema planteado con el encaje catalán/español que representaba el Estatut, lo es por las dificultades para
encontrar satisfacción con amplios consensos en los distintos núcleos de
población que eviten atropellar a alguno de ellos. Desde luego la solución no
consiste en esconder la cabeza bajo el ala y negarlo, -hoy no me viene bien, no
es buen momento, tenemos otros problemas más graves…- es evidente que hay
cientos de miles de personas que quieren tratarlo ahora comandado por un
potente sector de la burguesía catalana que empuja, en los momentos de crisis,
cuando el otro está debilitado. En noviembre de 2010 a consecuencia de las anteriores
elecciones escribí:
''La alegría del PP por su papel, resulta un poco,
¿como decirlo?, casposa, suben los independentistas, pero ha sido el triunfo
del cambio, comienza el cambio dicen, pero ¿en qué dirección? ¿Hacia el cupo
navarro y euskaldún? Y aquí en España ¿quien quedará para contribuir fiscalmente
de forma solidaria al conjunto?, o ¿empezamos todos a hacer también balanzas
comerciales y poner pegas a las relaciones comerciales intra CCAA? Viva el
proteccionismo autonómico, mejor aún, el proteccionismo tribal. ‘Viva Cartagena
libre e independiente’, decían en la Transición y tantos y tantos izquierdistas
con banderas nacionalistas en todas partes, creían que aquello era progresista.
La siembra de la semilla de la independencia ya está hecha, como en otros campos dejamos que se siembre y hasta la cosecha nadie dice nada. Me parece que durante muchos años en este país, España, muchos han pensado, han creído, han soñado, con que el independentismo era una opción progresista porque estaba en contra del Estado y por tanto los partidos de izquierda han dejado la crítica en manos de la derecha.''
Existen grupos de población e intereses diferentes, por ejemplo: allí, los
que verían favorable la independencia y los que no, sin olvidar que habrá otros
grupos interrelacionados que tomarán posturas mezcladas, transversales. En el
resto de España, -algunos apoyan los tanques- hay los que están en contra de
cualquier opción y solo querrían quedarse quietos, y los partidarios de que se
independicen, o los que defienden la opción federal que es la más cercana a la
Constitución y que mucha gente pensaba que estaba contenida en ella. De lo
contrario, ¿qué pintaba el Senado, si no era cámara territorial? En cualquier
caso, toda opción debería contemplar a los otros catalanes en el mismo plano de
igualdad ética, legal, política…, allí hay cientos de miles soberanistas, pero
también hay cientos de miles que quisieran mantener un estatus de españolidad y
catalanidad compatibles. Para resolver el problema de la cuestión
nacional, muchos, incluidos padres constitucionales, pensaron en la opción
federal, -habrá que ver si no llegamos tarde a ella- tiene defensores que se
apoyan en las experiencias favorables del funcionamiento de estados federales
como el alemán, norteamericano, australiano, canadiense, belga… situaría en
igualdad a los territorios para discutir entre ellos sus problemas, sin el
desgaste actual de discusión de cada uno con el Estado central, más propio de
discusiones confederales, inter estados.
Entre la variedad de los que apoyan diálogo y democracia, los hay cerca de
aceptar el derecho a la autodeterminación, o la capacidad de decidir del pueblo
catalán y no condicionarlo al conjunto del pueblo español, a pesar de que ello
sea lo que recojan las leyes. Hacer un referéndum entre 46 millones de
españoles, como recoge la Constitución al situar al sujeto político en el
pueblo español, es un poco inservible para resolver la situación porque su
resultado no minora un gramo el problema planteado en la población catalana.
Pero que un referéndum estatal no sea útil para avanzar en la búsqueda de
soluciones no valida el argumento contrario, o su injusticia. La Giralda no es
de los actuales sevillanos, ni la Costa Brava de los actuales lugareños de
allí, el mero hecho de nacer en un lugar no debería aceptarse como derecho de
propiedad sobre territorios y riquezas históricas, catedrales, museos, etc.
En todos los casos será necesaria una gran labor de comunicación y debates
que ya han comenzado en los que habrá que intentar que no le encierren a uno en
la pelea dicotómica, típicamente española/catalana. Hay argumentos exagerados
por ambas partes, sin duda, que será imposible evitar por los distintos niveles
a los que se plantean las discusiones, ya que no podemos olvidar que estamos
fundamentalmente ante una batalla política que involucra a millones de personas
que interiorizan sus emociones y su identidad, lo cual definirá sus acciones.
El debate en la calle, en su inmensa mayoría no se apoya en argumentos
académicos, por otra parte muchos de ellos tramposos, sesgados, escamoteados,…
y sí en tópicos, sentimientos, ideas torcidas, intereses, sueños, comentarios
vecinales, experiencias personales no generalizables…
Los intelectuales orgánicos catalanistas ridiculizan argumentos de los no
independentistas, dando por supuesto la utilización de razonamientos ‘pasados
de rosca’ con la intención de sembrar miedo, y salen a la palestra con
pretensiones académicas que descalificarían los anteriores. Olvidando que en
muchas ocasiones son respuestas a los utilizados por cientos de miles de
soberanistas, y por sus órganos de expresión oficialistas que inundan el
mercado con ideas tales como: lo fácilmente que se puede conseguir la
secesión, Cataluña estaría en la eurozona desde el primer momento, los
españoles son perversos y aprovechados, el expolio ejecutado por España hacia Cataluña
se cifra en 300.000 millones, los catalanes pagan más impuestos que los
españoles, el déficit catalán es consecuencia de la deuda de España hacia
Cataluña según las balanzas fiscales, no habría deuda catalana en el nuevo
estado, la independencia resolvería todos los problemas catalanes…
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