La
economía en transición, deja ver una Cataluña muy rica
‘Las cuatro Españas económicas y la
solidaridad regional’ Julio Alcaide Inchausti. Papeles de Economía Española.
Num 34, 1988. (Refleja la mitad del cuadro original)
El cuadro presenta el potencial de
cada región, por habitante, en porcentaje sobre la media española y su
evolución desde finales del franquismo 1973 y transición hasta 1985. A finales
del franquismo antes de la crisis del petróleo, año 1973, los extremos hacia
abajo de la media, indican que la pobreza se asienta en Extremadura, Galicia,
Andalucía, las Castillas, Murcia y Canarias. En el extremo superior Baleares,
País Vasco, Cataluña y Madrid, el resto de Comunidades cercanas a la media. En
1973 no se reflejaba la crisis del petróleo de un año después ni la posterior
del 79, ni el proceso de reconversión industrial, visibles en 1985 en todo el
conjunto particularmente con la caída de la cornisa Cantábrica, incluido País
Vasco, la única de ellas que posteriormente remontaría para situarse en cabeza
nuevamente, no así Asturias y Cantabria que siguen hundidas. Baleares y Madrid
sortearon mejor aquellos años que afectaron más a sectores industriales que a
servicios y sigue destacando entre las ricas Cataluña, manteniéndose por encima
de la media Aragón, Navarra y La Rioja, que mostraban el crecimiento del corredor
del Ebro.
En la democracia el desarrollo
económico se desplazará a Levante, el corredor del Ebro e islotes de Madrid,
Valladolid y el eje occidental de Andalucía, posteriormente la revolución de
los plásticos en la zona oriental. A pesar de la reducción de los extremos de
pobreza y el crecimiento de todas las Comunidades Autónomas en convergencia con
Europa, -convergencia que parece estancada- la España interior queda sometida
al estancamiento mientras se prioriza Levante, resaltando una de las contradicciones
de este periodo democrático. Un estado debe tener en la cabeza el equilibrio
territorial global y vascular inversiones y atención hacia el interior y el
Atlántico para mantener un cierto grado de equidad en el conjunto nacional. A
pesar de la mayor rentabilidad económica del capital en el corredor
Mediterráneo, como una y otra vez se encargan de defender los catalanes, y
resto de afectados, un país no puede abandonar y vaciar la mitad de sus
territorios favoreciendo siempre la otra mitad, esperando que la redistribución
fiscal compense equitativamente lo que, política, social, moral, sostenible y
democráticamente no es justo.
Una de las conclusiones del debate,
sale beneficiado Madrid, quien es cierto concentra mayores atenciones que
Cataluña, -ambos mayores que el resto- pero no exclusivamente para
confrontarla, no es posible cerrar los ojos a lo que representa su mayor
atención económica y política, también en punto de atracción de inversiones
privadas por su masa crítica concentrada que le dota de extraordinaria
capacidad económica, también influye en cuanto sirve para sujetar y vascular en
cierta medida hacia la España interior parte del desarrollo económico y social
que se escapa al Mediterráneo. Hubo momentos pasados en los que quizás no fuera
fácilmente justificable en términos de rentabilidad exclusivamente económica
dedicar recursos a las zonas deprimidas, pero sin duda han existido poderes
políticos del eje del Ebro y Mediterráneo que impulsaron inversiones y
atenciones públicas a sus territorios en bastante mayor medida de las que
globalmente requería las atenciones al conjunto de España. Hoy no podría
defenderse la mayor atención de recursos al Mediterráneo y quedarse tan
tranquilo sin destacar su injusticia e inequidad, apoyar los intereses de los
nacionalismos de Levante supone olvidar las zonas del interior y el Atlántico,
incluyendo el Cantábrico.
Durante el franquismo y la democracia
ingentes recursos fueron destinados a Levante en detrimento de otras zonas de
España, no es cierto que su alto nivel de desarrollo, exclusivamente sea debido
a sus capacidades superiores, como insisten desde su propaganda. Estos aspectos
de los intereses del conjunto nacional deben considerarse formando parte del
debate que enfrenta de antiguo centralismo y autonomismo, y del España-Cataluña
que contiene el anterior. Cierto que la capacidad de inversión privada es
superior a la pública, cierto que resultará difícil torcer la comodidad,
tradición, o tendencias de rentabilidad que marca la economía pero la política
puede y debe influir en el ordenamiento territorial de un país. El INI
franquista, suponía un peso del 10% del PIB industrial nacional, enorme
capacidad de influencia podría haberse desarrollado para apuntalar más el
interior. Lo que enseñan los datos es que Cataluña salió reforzada del
franquismo y no otras regiones del interior, salvo Madrid.
La configuración del país ha sido
producto de voluntades para crecer más
en una dirección que otra, la distribución de poderes ha propiciado
cosas difícilmente justificables. No tiene sentido un país desertizado
desaprovechando recursos y capital humano llevados a otros territorios; no
tiene sentido desperdiciar capital humano que emigra al exterior; no tiene
sentido una concentración monumental de habitantes y recursos en un pequeño
territorio como Madrid, cuya aglomeración puede hacer ineficiente y poco
sostenible su desarrollo. No tiene sentido que las discusiones sobre ejes
ferroviarios priorizando el Mediterráneo, se miren solamente en términos de
rentabilidad económica a corto plazo, y política de atención al catalanismo. La
línea a Sevilla y Sur, tenía carga política y social de conexión y comunicación
nacional, como la tiene la gallega, otra cosa es que la decisión fuera la
tecnología de alta velocidad cuando podría haber sido gran velocidad sin saltar
el escalón de costes que requieren las actuales líneas, igual a lo desarrollado
en otros países europeos. No tiene sentido que los corredores marítimos del
Cantábrico no se impulsen; no tiene sentido que en plena época de internet no
haya impulsos públicos precisos, localizados en el interior, o en sectores de
energías renovables, medioambientales, industriales etc. etc.
‘Las
disparidades sociales regionales’, Andrés Sanz y Manuel Terán.
Papeles
de Economía Española 34, 1988.
En ‘Las
disparidades sociales regionales’, Andrés Sanz y Manuel Terán, Papeles de
Economía Española 34, 1988. FIES, analizan treinta indicadores sociales
sintéticos sobre nivel de vida, dejando fuera indicadores de lujo por lo que al
ser los utilizados de general acceso, deberían registrar una tendencia hacia la
homogeneización; no comprenden la totalidad del fenómeno ya que deja fuera
indicadores económicos relativos a
producción, valor añadido, renta. En el trabajo citado, reseñan que en
general, desde 1964 a 1981 hay 10 comunidades que han mantenido un nivel de
desarrollo social superior a la media, destacan como grupo de cabeza Madrid,
País Vasco, Cataluña y Navarra, habiendo otras siete comunidades por debajo de
la media, con nivel inferior, sin apenas alteraciones en el orden de cabeza y
cola durante esos quince años. Otro indicador sobre calidad de vida que
estudian, son los medios sanitarios, médicos, farmacéuticos, odontólogos, ATS,
camas hospitalarias y psiquiátricas, en todos ellos Cataluña por encima de la
media española. El estudio además permite ver la distancia que a comienzos de
los años ochenta tenía España respecto del conjunto europeo.
Respecto a Educación y Cultura, indica que, para 1981, la población
con estudios medios y superiores era mayor en Madrid, País Vasco, Navarra y
Cataluña, y las tasas de escolaridad de 14 a 17 años más altas coinciden con
las anteriores, añadiendo Cantabria, Asturias y Castilla León; en cuanto a Vivienda es representativo de las diferentes
de condiciones de vida regionales, los hogares sin agua corriente todavía
existen en Extremadura, le siguen en este índice de pobreza particular,
Baleares, Castilla La Mancha y Galicia, en el caso de viviendas sin servicio de higiene –wc- vuelven a
destacar su pobreza Extremadura, Galicia y las dos Castillas y a poca distancia
Andalucía. Viviendas con menos cuartos de baño, vuelven a mostrar las
comunidades citadas, y a la inversa las mejor dotadas Madrid, Cataluña y
Navarra. En equipamiento del hogar,
volverá a destacar Cataluña, por encima de la media, respecto a hogares con TV,
lavadora automática, frigorífico, teléfono, automóvil y consumo de electricidad
doméstica.
‘Las
disparidades sociales regionales’, Andrés Sanz y Manuel Terán.
Papeles
de Economía Española 34, 1988.
Al final de este apartado unas
preguntas deben hacerse los lectores: ¿en qué lugar y época habrán visto los
secesionistas y quienes les apoyan, que una colonia tenga mejor calidad de vida
que la metrópoli? ¿en una colonia
existen los ciudadanos, personas que votan y deciden Parlament, Gobierno y
leyes? ¿tiene derecho un estado moderno a cobrar mayores impuestos a las
personas que mejor viven? ¿Acaso un estado con mínimas pretensiones de social,
no debe recaudar más impuestos de los individuos que mejor calidad de vida
tienen? Pero, recaudar más impuestos de
quienes viven mejor solo tiene sentido si es para redistribuirlos a quienes
viven peor. Los argumentarios independentistas defienden que los impuestos
deben ser revertidos a los mismos que los pagan, entonces, ¿para qué cobrar más
a los que más tienen, si luego hay que devolvérselo?
La
riqueza de Cataluña se ha hecho gracias a la iniciativa, el talento innovador y
el esfuerzo de todos los catalanes
Asamblea
Nacional Catalana
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