Terminó la reunión del Presidente con una selección de grandes dirigentes empresariales, cuentan las crónicas televisivas que la palabra más repetida en la reunión fue la de ‘competitividad’.
El informe de la Fundación Everis, también hace mención a ese concepto. Y en este blog últimamente ‘en varios post’ se ha prestado atención al grave problema de la pérdida o caída de competitividad española en relación a otros países del mundo. Pérdida que se ha ido produciendo año tras año desde hace lustros (ver cuadros) y que tradicionalmente antes del euro, se arreglaba devaluando la peseta, se bajaba el valor de nuestra moneda en relación a otras y así abaratábamos los precios de productos y servicios para los de fuera.
Por qué es un problema?, porque vendemos menos fuera de lo que compramos, porque parece que los españoles queremos las cosas que otros fabrican, pero los otros no quieren las que nosotros hacemos a los precios que las vendemos, lo cual muestra que nosotros mismos elegimos muchas veces mejor las opciones de productos extranjeros que los nuestros, porque pensamos que dan más por menor precio.
La crisis ha puesto en el ojo del huracán este concepto vinculado con otras muchas cuestiones de las que hablamos, y la necesaria reconversión empresarial que por fin sustituya la letanía tan carca de apostar por bajos salarios para ser competitivos, y consigamos a escala país una estrategia competitiva de la que siempre carecimos.
Si en definitiva la competitividad es conseguir dar más, cantidad y/o calidad, por menos, le afectan o se ve afectado por muchos factores: los salarios y la productividad, la innovación en los procesos, la necesidad de educación y formación, la disponibilidad de energía fácil y barata, los costes de dificultosa, mala y lenta administración pública, las infraestructuras, la necesidad de marketing exterior y unificar y prestigiar la marca España, la diferenciación de producto y la reducción de costes sean de producción, de transporte, de administración, de almacén, de gestión, de comunicaciones…
La temporalidad en los contratos será un enemigo de la misma, como también es enemigo mortal la falta de inversiones para mejoras productivas y de I+D dilapidadas entre cemento y ladrillos, como le afectan la complejidad de normas y regulaciones, a peor cuanta mayor dispersión numérica y menor claridad, como le afectará negativamente la inflación, las constantes subidas de precios empresariales, para meter unas pelillas al bote, o le afectaría en muy positivo la introducción de internet en todos los procesos administrativos, productivos y comerciales.
Todo lo anterior necesita del crédito, y afecta directísimamente al dramón del paro.
No se ustedes, pero yo considero acertada la alternativa del Presidente, de reunirse con el núcleo de empresarios, al igual que lo hace con patronales y sindicatos, con partidos políticos, el suyo u otros. Me parece bien que los líderes y currantes políticos se entrevisten con catedráticos y universitarios, empresarios y trabajadores, autónomos y parados, jubilados y jóvenes, mujeres y hombres, deportistas y dependientes… y todos los sectores posibles de esta sociedad, porque de esta manera podrán conocer al tiempo de opinar, además de llevar a sus partidos y al Parlamento las opiniones de la sociedad civil, que somos nosotros, el pueblo, los ciudadanos.
Como me parece de perlas que cualquiera de estos grupos o colectivos elaboren propuestas, estudios y planes que nos hagan llegar al resto de la sociedad.
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