Recuerdan ustedes aquel grito súplica de ‘Jose Luis no nos falles’, dirigido al recién elegido presidente de gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, pues bien, por desgracia la historia ha mostrado un mal final, que puede prolongarse en la mala dirección.
Y sí hubo mucha gente que depositamos confianza en ZP, que remedio, que incluso ante sus primeros desajustes y fallos, seguimos apoyándole ante las hienas de enfrente, pero una y otra vez, ZP se empeñaba en destrozar expectativas y romper ilusiones, poniendo en ridículo nuestros apoyos.
Sí, nos ha fallado, a los votantes, a los afiliados al PSOE, a los sindicatos, al conjunto de ciudadanos cuya representación ostentaba, a todos los que decía unas cosas y poco después las cambiaba, a sus ministros a los que daba poder para tomar decisiones y posteriormente se lo retiraba, cuantas decisiones de consejo de ministros han sido rectificadas?. Sí, rectificar es de sabios, pero de sabios que se han equivocado.
La penúltima, apoyar a Sarkozy en su política de expulsión de un grupo étnico, los gitanos, en vez de hacerlo a la comisaria europea que denunciaba la situación. O la decisión del basurero nuclear, si, no, ya veremos, igual que con los impuestos, primero quito ahora pongo, a los ricos, pero menos, ya veremos. Y la elección de Tomás y luego de Trini, pero anteriormente de Sebastián, y antes de Trini. O los cambios de presidente de las Cortes, Marín, sin que hubiera terminado la legislatura, o la elección de Dívar para las altas magistraturas, ambas sin tener autoridad para elegirlos.
O la salida de las tropas de Irak, pero el mantenimiento en Afganistán, un peligroso nido de abejas. Y de la tregua inicial con ETA, y su autoengaño, a pesar de los hechos que se iban conociendo, y la metedura de pata del Estatuto catalán, ‘apoyaré lo que queráis’, y su empecinamiento en no ver la crisis, primero la española, la burbuja inmobiliaria y la burbuja de deuda privada, durante la primera legislatura y segundo la crisis financiera internacional y recesión, crisis que se sumaron ambas.
Y que me dicen de su empecinamiento en mantener contra toda lógica durante un año, la recuperación para mañana, retrasando tomar medidas que luego de golpe, de prisa y corriendo ha tenido que tomar haciéndolas más dolorosas, inconexas y traicionando sus actos y palabras de años. Todavía esta semana en las reuniones de Nueva York, declaraba que la crisis de deuda ya estaba superada en Europa. Pero hombre de dios, un poco de prudencia. Desde luego existe una responsabilidad individual, y otra colectiva.
Pero que me cuentan ustedes de la otra bancada, los populares, ante una situación así, sus líderes están igual de enfangados y desprestigiados, sus militantes y votantes (y todos los demás) tapándose las narices ante la nube de corrupción que los envuelve, ante sus penosas propuestas, cuando las hay, ante su boicot permanente a las instituciones, miran para otro lado, no señores, no todo vale para conseguir el poder.
Sí, nos han fallado a todos. Los daños causados a las instituciones y a la sociedad, a la confianza de amplios sectores de población, costará mucho repararlos. Y sin embargo tenemos que aprovechar la coyuntura, la crisis, para provocar una gran regeneración de la sociedad, no creo que tengamos tiempo de revoluciones, pero desde luego sí de alguna rebelión.
Tenemos que reinventar y remover la política, empezando por los aparatos de partidos y sindicatos, y continuando con instituciones de la sociedad civil, organizaciones que han sido secuestradas por una nomenclatura, todas ellas ‘tienen que ser más permeables y abiertas a la ciudadanía’, porque de lo contrario a muchos españoles se nos acaban las posibilidades de vivir en un país moderno.
Ante nuestro fracaso social, y cinco millones de parados lo son, y una generación de jóvenes apartados lo son, y los ajustes necesarios para salir del atolladero lo son, hay muchos responsables que nos han traído hasta aquí los implicados no solo son políticos y sindicalistas, también medios de prensa, empresarios, grandes empresas, universidades, fundaciones, sociedad en su conjunto que no intervenimos lo suficiente para empujar, quitar, decidir, o ‘impulsar’. Hay que mutar toda la superficie y remover el terreno para que pueda aparecer tierra nueva, (nueva, no significa necesariamente joven).
Dice Josep Ramoneda, en su artículo ‘Frivolidad’ de 23-09
‘’Con su incapacidad para conducir y controlar el relato de la narración de la crisis, Zapatero había tocado fondo políticamente. Con su apoyo a Sarkozy en el lamentable episodio de los gitanos ha tocado fondo ideológicamente. "Es legal", argumentó el presidente. ¿Hay que explicarle al presidente que legal, en el caso que lo fuera, no significa que sea defendible ni moral ni políticamente?’’
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