jueves, 30 de septiembre de 2010

Primeras palabras sobre la Huelga

Terminó la huelga, no tan general, sí en sectores fabriles. Parece que la caída de demanda eléctrica estuvo en el entorno de 17-20 %, algo menor a la huelga contra Aznar. La mañana con mayores paros, la tarde normalizando transportes comercios y trabajos. Alguien sabe por qué una huelga general convoca a mitad de la tarde una manifestación en el centro de Madrid, a la que es imprescindible acudir en medios de transporte público y que da por terminada la jornada de huelga por tanto, a la hora de la comida.

No era previsible una gran huelga general, por el tiempo de convocatoria tan largo, por su imprecisión, por la situación de crisis que tiene muchos en paro, que tiene muchos con miedo, que hace casi inviable rectificar lo nefasto de la reforma, por el pasado sindical durante la crisis, que muchos ven tan modosito y tan juntito al gobierno. El objetivo a conseguir no estaba claro, se quedaba diluido en la protesta, pero no llegaba a precisarse claramente, ‘contra la política del gobierno, pero no contra el gobierno’, pero ¿cómo se entiende eso?, se comprende el dolor de luchar contra alguien que ha estado a tu lado, pero cuando se toma una decisión hay que poner toda la carne en el asador, ya que esas inconcreciones y titubeos saltan a los resultados.

Una cuestión alarmante y que ya es hora de acabar con ella. La violencia policial. No se puede permitir que se disparen armas de fuego, bajo ningún concepto. Quienes lo hayan hecho, tienen que ser identificados y a la calle, además de llevarlos a los juzgados, y subsidiariamente al Estado. La policía en Inglaterra no portaba armas de fuego durante muchísimos años, ¿por qué aquí no es posible? en muchas ocasiones, por ejemplo cuando se trata de acudir a controlar grupos de gente, trabajadores, inicialmente no violentos y que defienden posturas altamente lógicas y razonables.

Ya está bien de aguantar tanta violencia solo en una dirección, si la poli quiere ser violenta, que lo sea contra las mafias, contra los ladrones de miles de millones, contra los que empobrecen a pueblos y países, esos jóvenes violentos uniformados tan dados a tomarse la justicia por su mano que demuestren su fuerza con los enemigos del Estado y de la ciudadanía, que demuestren sus capacidades con tanto desaprensivo que nos ha traído hasta aquí, los banqueros, las inmobiliarias, constructoras, analistas financieros, etc. y no con los perjudicados y menos favorecidos que precisamente pagan su sueldo.

La lucha entre el derecho a la huelga y el derecho al trabajo, manifestada en algunos gritos empujones y pegotes de silicona, no puede dirimirse a porrazos policiales y ensañamientos y menos con disparos sean al aire o al suelo, nunca. Porque si se hace de esta forma no quitamos gas, sino que aumentamos presión y además el nivel del listón se está subiendo y llegará un momento en que sea demasiado alto. Un cuerpo especializado, bien pagado y entrenado, no puede recurrir a la violencia guerrera contra los trabajadores. Por mucho que los ultramedios alienten y vociferen en esa dirección.

Así que aquellos líderes políticos y sindicales que se manifiestan junto con los guardias por las calles, pueden aprovechar para decírselo alto y claro.
Que ha pasado con los currantes en el metro de Madrid, tan duros hace unas semanas y tan poco colaboradores en esta ocasión. La verdad llama la atención.

En este entramado de cuestiones y contradicciones, me parece que hay que apostar por los sindicatos como uno de los necesarios poderes sociales, lo cual nunca debería implicar dejar el terreno de la crítica a sus posturas y militancia en manos exclusivamente de la derechona. Toda cuestión que aceptemos llevar a la dicotomía de buenos y malos, será un desastre y el silencio cómplice porque los ultramedios atizan y no vamos a salir ahora a que nos identifiquen con ellos, solo conduce a la derrota. Que hay liberados cerveceros es cierto, que muchos se aprovechan, todos conocemos casos, como en otras organizaciones hay garbanzos negros, (cristianos de base y curas pederastas)

Pues claro que hay 5 millones de parados que son menos visibles sindicalmente que los fijos, pues claro que es verdad que la precariedad juvenil no ha conmovido sindicalmente, pues claro que los sindicatos tienen que arrimarse más a estos sectores y a una generación que está fuera del mercado de trabajo. Y esto es urgente.

Os presento una buena selección de opiniones escritas antes de la huelga, que aclaran mucho la situación:

Sindicatos. ANTONIO ELORZA 25/09/2010


Suicidios. ENRIQUE GIL CALVO 20/09/2010

La huelga zombi.FERNANDO VALLESPÍN 17/09/2010

El declive del poder sindical: el 29-S.ÁLVARO SOTO CARMONA


Sobre la huelga general.JOSÉ MARÍA GARCÍA DIAGO - 26/09/2010


¿Todos a la huelga?. RICARDO CANTALAPIEDRA 26/09/2010



En defensa del sindicalismo. PERE J. BENEYTO 25/09/2010

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