1.- La
base de identidad nacional existe, -para todos- no se trata de una fantasía, al
margen de la invención de muchas de sus particularidades y tradiciones. Los
estudios históricos ofrecen explicaciones para nuestras diferentes identidades
peninsulares, lo cual ayuda a entender la complejidad de nuestra historia común
con interpretaciones que pueden ser diversas, pero de ningún modo niegan una
historia compartida. Hay quienes se apoyan en ello para defender la tesis de la
supuesta particularidad española en cuanto estado fallido, ya que a partir de ello mantendremos una
lucha constante entre centralismo y autonomismo, pero, esos conflictos no han
sido muy diferentes en el resto de Europa, solo muestran un camino concreto de
construcción del estado moderno, que con muchos avatares identitarios y de
lucha de clases, nos han traído hasta el actual estado de las autonomías, una
particular interpretación en el camino del federalismo.
2.- El
pueblo catalán, como cualquier otro pueblo peninsular, nunca fue un grupo
homogéneo y uniforme en sus intereses durante todas las etapas históricas. Las
revueltas y luchas internas en Cataluña, han sido parecidas a las del resto de
España, con objetivos similares, por el pan, el trabajo y libertad de los de
abajo contra los de arriba. Los momentos gloriosos del pasado no llegaban
suficientemente al pueblo llano, quien carente de alimentación, vestido,
vivienda, atención sanitaria, cultural, educativa… muy poco le permitían
decidir sobre sus vidas y haciendas, no
eran demasiado diferentes a las castellanas, como tampoco sus estructuras
feudales o el nacimiento de las emergentes burguesías y poblaciones urbanas.
3.- Quien
viaje por España y Cataluña, podrá comprobar la similitud de culturas que
trascienden de sus edificios, calles, iglesias, fábricas, gastronomía,
cultivos, aperos, herramientas, organización social, mitología… incluso si el
viaje se ampliara a Europa occidental, seguiríamos viendo, sueños y
aspiraciones parecidas, como transmite la pintura, arquitectura, o escultura.
El arte pone al descubierto historias, personajes y formas de expresión
bastante parecidas, con técnicas que parecen realizadas por las mismas
culturas, porque transitamos por lugares cuyos habitantes han compartido
cientos de años de experiencias comunes. Lógicamente encontraremos
particularidades locales, la cuestión diferencial dependerá mucho de donde se
pone el acento.
4.- La
rueda de la historia da muchas vueltas, sin parar, y lo que en momentos estaba
arriba y era avanzado para su época, pasa a estar abajo años después y quedarse
rezagado: el azar, torpezas de los gobernantes, desgaste político, económico y
militar del imperio, guerras, quiebras, agotamiento de una sociedad, obtención
de riquezas fáciles que minimiza el impulso de producir, problemas
demográficos, poco crecimiento y emigración de los jóvenes preparados,
expulsión de los judíos y moriscos que representaban grandes enlaces
comerciales, intolerancia, ruptura del mestizaje, imposición religiosa,
desprecio por la ciencia, la maquinaria y el trabajo, avances de otros
imperios, la máquina de vapor en otras naciones… son aspectos que hacen girar
la rueda.
6.- El
nacionalismo ha logrado que la mayoría de los españoles consideren lo catalán, el pueblo catalán y a los
catalanes todos como una realidad uniforme de criterios, intereses e identidad.
Así se tiende a creer que los catalanes en su conjunto fueron oprimidos y
explotados por los españoles, ocultando que algunos catalanes explotan a otros
catalanes y españoles; difunden que la centralización del estado borbónico es
la expresión de opresión española contra los catalanes, como si no hubieran
existido catalanes pro borbónicos y españoles austriascistas; que la guerra
civil fue de los españoles contra los catalanes, o que la enseñanza del español
oprime a la difusión del catalán, etc.
Durante
mucho tiempo se ha silenciado y tapado la represión y mentira del nacionalismo,
el problema es que para muchas personas será penoso aceptarlo una vez que
tomaron postura. El pueblo catalán, como todos, no es homogéneo, es múltiple y
diverso desde su nacimiento o configuración. En los sucesos de 1714 una parte
de los catalanes apoyaba a los austriacistas y otra parte a los borbones, como
prueban las alianzas cambiantes tanto durante la guerra como en la paz
posterior, tales cambios de alianzas eran posibles solo si el porcentaje de
apoyos a una u otra opción fueran similares. En múltiples contiendas antes y
después, muchos catalanes figuran en bandos tan españoles como el resto –Regimientos
de Dragones, Pons, y Campodrón, Picalqués, Batallón de voluntarios de Cataluña,
1ª Cía Franca de Voluntarios, Tercio de Requetés de Monserrat. Podemos mirar a
la inversa, tercios castellanos defendiendo Barcelona en 1714, Regimiento de la
Concepción-.
Durante
la guerra franquista la mitad de los catalanes pelearon junto al fascismo y el
nacionalcatolicismo contra la otra mitad republicana, anarquista, socialista,
comunista… al igual que en la derrota y posterior postguerra la mitad de los
catalanes, fueron franquistas, en cargos e ideología y prácticas represivas,
siendo posteriormente ellos y/o hijos y nietos destacados independentistas. El
idioma español está reprimido en la Cataluña actual, como lo están los
castellanohablantes, alumnos, artistas, escritores, emigrantes o nacidos en
Cataluña son silenciados, perseguidos y apartados de la Cataluña oficial, como
lo son todas las ideas integradoras de ambos sentimientos catalanista y
españolista, tan reprimido está que durante años hubo una conspiración de
silencio que ocultó lo ocurrido. Evidentemente si solo se magnifican y
desarrollan las posturas de una parte, a pesar de que fueran ciertas, si las
otras quedaran silenciadas, se estaría manipulando la historia.
Así que,
mejor tener cuidado con las generalizaciones, si se quieren separar, a nadie se le puede obligar a seguir juntos,
etc. como justificación de lo opresivos que hemos sido los españoles. Pero
al menos hasta hace muy poco tiempo y durante estos 35 años no se impidió a un
pueblo votar, ni separarse, ya que no querían, las cifras que facilitaba la
propia Generalitat indicaban que los independentistas eran una minoría. Los
problemas actuales estallan con la crisis económica y política, dentro de la
cual está el Estatut.
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