Escucho en el programa ‘Al Rojo vivo’ realizado en Plaza de
Catalunya, decir al representante de ERC, Lluis Salvadó, portavoz de ERC en el
Parlament:
‘España
nos roba’ como expresión es una invención de Albert Rivera, Cc’s, ‘solo lo escucho a usted’, pretendiendo
descalificar lo evidente, España nos roba
ha sido una de las consignas centrales del proceso, porque uno de los
principales ejes de la independencia es la economía, - sus recursos solo para
ellos, los impuestos de los ricos solo para quienes los pagan, para los ricos-
ha sido de las consignas más difundidas y apoyadas por ERC, y todo el
independentismo. Da verdadera vergüenza escuchar esto ahora, ver la poca
seriedad de quien tira la piedra y esconde la mano.
‘Respeto
a las leyes, no, porque están hechas por el otro bando’. Camuflado entre tanta fiesta y
alegría, da un poco de miedo escuchar esto de que la Constitución y los
Estatutos fueron hechos por el otro bando, el del españolismo. Aquí vuelven los
dos bandos, típicamente españoles. Probablemente la Constitución de 1978 haya
sido la única ley, el único acontecimiento histórico en el que participaron mas
bandos diferentes españoles, que ahora como toda la historia que rezuma
nacionalismo queda reducido a dos bandos, los
unos y los otros. Con la excitación de los cientos de personas que lo
jaleaban en la Plaza –e insultaban a los otros- el parlamentario Salvadó, ERC,
el independentismo, se sienten un bando, los unos, los que tienen razones, el
resto son los otros, el otro bando, que tiene que dejarlos hacer. Rivera decía
que el populismo era una seña de identidad del movimiento, quizás haya que
empezar a introducir otro concepto que da miedo usar; difundir sistemáticamente
el odio hacia lo español, desde
escuelas y medios de comunicación, desde instituciones políticas, culturales,
deportivas y sociales, provocar la división entre grupos humanos conciudadanos,
es un comportamiento típicamente fascista.
‘La
democracia es votar’,
decía Lluis Salvadó, sacar las urnas a la
calle. La democracia contiene el votar, pero no solo, Franco sacó las urnas
a la calle en sus referéndums y aquello era una dictadura de la peor especie y montaban
movilizaciones de cientos de miles de personas en su apoyo. La democracia son
leyes, y normas, y respeto a las minorías, como el que han disfrutado los independentistas,
minorías durante estos 35 años, y pudieron contar con medios de prensa, radio,
tv, apoyo institucional… Respeto que ahora no tienen para sus discrepantes, el
resto de catalanes no secesionistas, a los que se persigue y silencia. Todavía
lo agravó más, ‘con un voto más habría
que respetar la decisión’, que está en la idea del independentismo de
justificar una secesión con una participación del 51% y mayoría del 51%; lo que
hace que un 26% de votos pueden legitimar la secesión. Muy alejado de la experiencia
de Canadá. Alejadísimo de la Ley de Claridad Canadiense.
‘Votar
como en Escocia’,
pero en Escocia se actua de acuerdo con la ley, lo aprobaron las dos partes, el
Gobierno Central y el Escocés, algo que aquí pretenden hacer unilateralmente
una parte, ‘proclamar la independencia si
es posible de forma pactada y si no contra la Constitución’. El recurso españolista de si no me gusta y favorece, me lo cargo, utilizado en demasiados
golpes de mano, siempre jaleado por miles de personas que increpaban e
insultaban a los otros contertulios.
Mal asunto para los representantes
del pueblo, los parlamentarios y gobiernos, los representantes institucionales olvidar
normas, saltarse leyes, no considerar pactos ni parlamentos… y quedarse con esta
vara de medir comportamientos políticos a partir de movilizaciones desplegadas
en las calles. Miles de personas en las calles ha habido siempre, defendiendo múltiples
opciones, de todo signo, desde la Puerta del Sol, hasta la Plaza de Oriente;
pero la vida enseña a no olvidar que siempre hubo cifras similares de miles de
personas fuera de esas plazas, que defendían lo contrario. Llevar la contienda
a las calles abre de par en par las puertas a fuerzas ajenas al control
ciudadano, democracia supone tener en cuenta que ambos grupos pueden demostrar
poderes en las calles, que ambos grupos pueden practicar desobediencia civil, lo
cual debería suponer que se abre la puerta a un terreno de enfrentamientos. Y
derrotas, para la mitad de la ciudadanía.
Los mismos males del nacionalismo
catalán los vimos en el españolismo, se apropian de banderas y fechas, de
razones y emociones, todo es suyo, la patria es propiedad nacionalista, la
economía, ideología, historia, cultura, deporte, política, individuos… el
resultado será una ciudadanía desposeída excluida,… fuente de problemas
futuros.
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