Se
está produciendo una fractura social
La lucha
separatista podría tener consecuencias devastadoras para los trabajadores y
grupos más débiles, españoles y catalanes, máxime desarrollada sin guiones
consensuados, o con la estrategia actual que parece ser el juego del gallina, esperar a ver quien frena primero por miedo, si Más o Rajoy, que por ahora parece
conducirán a un choque violento que a todos perjudicará. En plena crisis
económica y política, lo normal es que las incógnitas que suscitan las posturas
independentistas y las extremadamente suaves respuestas gubernamentales,
asentadas exclusivamente en el terreno de la legalidad actual y poco en la
política, no puede extrañar que en algún momento del proceso agraven las
dificultades de financiación española, pública y privada, de todos los
territorios españoles.
El desgarro se produce, la cuestión
que no sabemos ver es cómo terminará, porque el proceso sigue imparable sin
claridad para divisar el resultado final, que sea cual sea, solo podrá agravar
la situación actual. En el mejor de los casos, supuesto se llegara a acuerdos
satisfactorios para ambas partes, los rescoldos perdurarán bastante tiempo y
será de esas historias que pasan a los libros de textos para generaciones
futuras. El odio se está extendiendo, siempre existió, aunque en pequeñas dosis
aceptables para vivir ya que estaba asentado en minorías ultras, la cuestión
ahora es que los frascos que lo contenían se están rompiendo y se extiende por
mayorías considerables de población, y no respeta edades, creció respecto a los
años pasados y nos tocará vivirlo a nosotros, lo cual resulta paradójico: con
la democracia, el autogobierno y la lengua, y su gran desarrollo económico, ha
aumentado el odio antiespañol, ¡más que durante el franquismo!
Sobre
la recurrencia a la odiosa política del odio escribe José Ignacio Torreblanca en ‘La política
del odio’, ‘los que odian se reagrupan para sacar
tajada de la debilidad de las instituciones nacionales y europeas y captar
votos con mensajes basados en la etnia, la pobreza, la ignorancia o la supuesta
inferioridad cultural de otros… mantiene que si la política se mantiene en torno a discutir qué se lleva quien, en definitiva si se
trata de discutir sobre recursos y su distribución será posible encontrar
salidas, pero si se trata sobre la imposición de valores será mucho más difícil
‘las diferencias morales, identitarias,
religiosas o culturales no se pueden repartir tan fácilmente. Por eso son tan
útiles; polarizan a los electorados, alejándolos del centro, y fidelizan a los
votantes en los extremos. Si la política es racional, puedo cambiar mi voto en
cada elección dependiendo de qué ofrezcan unos y otros. Pero si lo que me juego
es mi identidad, religión o cultura y lo que me mueve es el odio, cómo voy a
votar por los otros. Si el odio funciona es porque es el instrumento favorito
de un tipo de guerra que suele pasar desapercibida: la guerra cultural.’
El
odio rompe relaciones, un problema importante de cualquier
separación, la quiebra de relaciones puede dañar profundamente las personales y
colectivas, cívicas y culturales, empresariales y sindicales… tanto en el
interior de Catalunya como entre españoles y catalanes, sean quienes sean unos
u otros. La ruptura afectará a las relaciones de todo tipo, también a las
económicas. Los soberanistas en su propaganda disminuyen los riesgos económicos
hasta hacerlos desaparecer en pocos meses caso de producirse, como si una
declaración unilateral de independencia se tratara de un pacto amistoso, es
probable que genere posibles bloqueos económicos y políticos, deslocalizaciones
empresariales, boicots, aranceles, dumping, reducción de competitividad por la
energía social que se llevará la crispación y pérdida de capital humano, por
desgaste de fuerzas, los procesos de lucha en política exterior hoy casi
inexistentes, tomarían otra forma, ONU, UE, es de suponer que ante una ruptura
no se facilitaran encajes al nuevo estado.
La emigración de postguerra y
descendientes, es un rio del que ahora bebe la
independencia, no sabemos por cuanto tiempo, aunque no son asimilables
emocionalmente al independentismo, ni por ideología, historia, tradición, o
herencia, ni por status social y económico. El deterioro económico consecuencia
de la crisis explica el apoyo de grandes
sectores de población trabajadora a la única alternativa que le plantean a su
penosa situación, salida milagrosa porque hay que tener fe ciega, en que
mejoraría las condiciones de vida y trabajo, pero explica la rápida subida de
cifras, sin que pueda descartarse que parte de este sector retire sus apoyos con
igual velocidad que los aportó. Un sector de trabajadores se sienten
traicionados por los partidos de izquierda catalanes y perdidos en la crisis
que los arrasa. En todo caso, el número es considerable, directa e
indirectamente suman la mitad de la población, por lo que aparecen problemas
para respetar sus libertades, que suelen olvidarse en tertulias entre amigos y
en posiciones cercanas a comprender los derechos nacionalistas. Cada cual que hable su lengua, es un
derecho, pero, lo será para todos; si quieren independencia están en su
derecho, pero, ¿quienes, cuantos quieren irse, y los demás?, hasta hace
pocos días los que querían la independencia eran un 15%, luego doblaron, y
ahora con la suma de todos pueden ser la mitad de la población, pero las voces
que escuchamos en este proceso son las de una mitad, solo se escuchan los
tambores nacionalistas, ahora en la lucha por la independencia.
La creación de dos trincheras, secesionistas y unionistas, la
simplificación extrema es un coste del secesionismo, esta polarización irá en
aumento, si no se lucha por hacer oír otras voces. Algunos quieren ser
protagonistas únicos, -allí y aquí- para ello tratan de expulsar y silenciar
muchas voces que no se encuentren en los extremos, típicamente español, allí y
aquí. La separación que provoca la apropiación por la carcunda de símbolos,
lugares e historia de España, lleva a miles de progresistas a abrazar las
políticas de otros nacionalismos, fundamentalmente porque esos nacionalistas se
enfrentan al nacionalismo español, y lo hacen asignándolos erróneamente un plus
de democracia ideal que no tienen respecto a las ideas constitucionales.
Enfrente parece que la política que se desarrolla, en los discursos y los
hechos es la de la confrontación, sea o no la estrategia diseñada todo parece
conducir a lograr ese objetivo haciéndolo coincidir en el año santo de 2014, es lo que Joaquín Coll llama ‘el accidente
insurreccional’.
La intervención de la extrema derecha, y los Aznar boys, echará más leña al fuego agravándolo
todo, puesto que su postura conduce únicamente a la radicalización a derrotar,
no a pactar, a vencer y no a convencer, pero, si existe una salida estará en el
camino de la persuasión, solo con más argumentos y mejores en la dirección de
incluir y no excluir, podrá mantenerse el independentismo reducido a la minoría
que siempre tuvo. Los carpetovetónicos creen que no tiene razón la Generalitat,
y lo que es peor, que los catalanes no tienen razones, como si no hubiera
motivos y todo fuera un invento, como si no fuera necesario discutir y
entenderse para convivir y resolver problemas. Este asunto tan complicado, está
apoyado en motivaciones reales junto con otras inventadas, haciéndose peligroso
por el camino que transita que no parece tener retorno y complejo porque toda sociedad
es un conjunto de múltiples interrelaciones muy poco que ver con un pueblo
unívoco; ninguna solución podrá ser sencilla, aquellos que las propugnan solo
entorpecerán y su participación dificultará encontrar salidas, que para serlo,
deberán ser negociadas, si fueran impuestas no serían estables, no durarían; y
deberán ser consensuadas muy ampliamente, lo cual requiere un clima de
serenidad ya que todos deben aceptar ceder un tanto. Los machotes generarán además problemas
colaterales, sus intervenciones añadirán más independentistas allí y retraerán
posturas conciliadoras en todas partes, que se apartarán para que nadie las sume
al mismo bando, nadie quiere que desde fuera le arrimen a esa gente.
Porcentajes de Cataluña en relación a España. Tomado de la Asamblea Nacional Catalana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario