El secesionismo vive la realidad con
extrema carga emocional que margina la sensatez. CCN es una institución
independentista influyente en el movimiento y activo en su propaganda, de alta
calidad gráfica. Aquí tienen una muestra de diciembre 2012, referida a la
represión lingüística sufrida por Cataluña, que puede servir para reflexionar
sobre el asunto de la agitación independentista y su influencia en la
generación de simpatías hacia sus posturas. En primer lugar cabe decir que una
sucesión de hechos históricos represivos refleja una parte de sufrimientos
padecidos por seres humanos que vistos desde hoy no cabe más que lamentar y
estudiar para intentar evitar los mismos comportamientos.
Pero dicho esto, es preciso aclarar
que, ni usted, ni su prima ni yo, fuimos protagonistas de los hechos citados,
no estuvimos en ninguno de los dos bandos, por lo que el listado no debería
servir para atizar a los actuales ciudadanos que viven este presente, ninguno
de los cuales tiene título de ejecutor por nacer en un lugar, ni tampoco el de
víctima por haber nacido en otro, ni deben obtener más o menos derechos por
ello. Los protagonistas de los hechos históricos pasados, no viven, nadie
debería asumir culpas por lo que no cometió, ni arrogarse derechos de víctima
por lo que no sufrió. Sin embargo se utiliza el sistema de presentar un
memorial de agravios porque da resultados, al convertir a un pueblo en víctimas
y otro en verdugos, inmediatamente las simpatías se decantarán a un lado y el
rechazo político al contrario. Simplificando de forma maniquea y abandonando un
mínimo de racionalidad llegan a identificar que ellos, los que presentan el
memorial, son los que sufrieron directamente represión, por los otros.
La simplificación nacionalista
pretende considerar en ‘el y ellos’,
a los catalanes todos pasados y presentes y en los otros, a los españoles todos, pero ni unos ni otros fueron
nunca pueblos homogéneos. La represión que existió la realizaron tanto
españoles como catalanes, pero no solamente enfrentados entre sí, no solo había
dos bandos uno allí y otro aquí. Allí, en Cataluña en cada contienda, siempre
hubo grupos diversos con mezclas de catalanes, ocurre con la lengua. Imponer
hoy una lengua en Cataluña es doblegar a la mitad de la población, defender los
derechos de unos, supondría enfrentarse a los de otros, actualmente son muchos
catalanes los que no quieren la obligación del catalán, la imposición, ¿los
echamos de Cataluña, los reprimimos? ¿Se aplica ese mismo listado de salvajes
agravios contra ellos? O respetamos ambos derechos como mejor solución, que es
lo que recoge la Constitución y Estatutos. La sentencia del Estatut, respecto a
la lengua suprimió la expresión y
preferente de un párrafo del apartado 1 artículo 6 sobre la lengua, dejando
la validez a todo lo que decía, salvo a considerar la lengua catalana como
preferente, decía el párrafo: La lengua propia de Cataluña es el catalán. Como
tal, el catalán es la lengua de uso normal y
preferente de las Administraciones públicas y de los medios de comunicación
públicos de Cataluña… La disputa para el independentismo parece que está
situada entre castellano o catalán, y no tanto en la defensa del catalán cuanto
en la oposición al castellano, para muchos otros ciudadanos catalanes la
defensa del catalán no significa apartar, perseguir, reprimir, sino compartir
con el español.
Entiendo
que muchos quieran el sueño del pasado, un estado, una lengua, en aquellos
tiempos podría tener mayor sentido que ahora, porque en los territorios hoy viven
gentes con lenguas distintas ¿Qué hacemos con los muchos que no quieren
eso? ¿Limpieza étnica? La población de
Cataluña creció con migraciones masivas desde 3.240.000 habitantes en 1950,
hasta 5.534.800 en 1974. Un ¡71%! Es mucho peso de españoles nuevos catalanes,
que participaron en la construcción de Cataluña, y un grupo enorme de población
que sufre el problema idiomático de forma diferente al catalanismo, esta gran
cantidad de gente son los vulnerables en Cataluña, su influencia política y
social es muy débil, no sale en la prensa, no tiene representación
parlamentaria, sus voces no se escuchan, la mitad de la población catalana no
tiene poder alguno, y resulta oprimida por los soberanistas.
Las
represiones históricas fueron sufridas por catalanes y castellanos, vascos y
navarros, extremeños y andaluces, para ser precisos, en la gran mayoría de
ocasiones las sufrió el pueblo llano y las realizó como ejecutores los
acaudalados y poderosos, nacidos en cualquier parte, incluida su tierra. No son
los españoles quienes redactan decretos de prohibición del catalán, es el rey
Carlos, Felipe o Fernando. No son los pueblos buenos o malos, son los
individuos; e hijos de puta los hay en todos los rincones y grupos. Los hechos
cercanos, actuales, naturalmente pueden tener otro tratamiento al ser
susceptibles de influir sobre ellos, en un marco de posibilidades diferentes al
pasado relatado pueden discutirse y modificarse, como de hecho ha ocurrido con
una gran parte del bagaje reivindicado que en la actualidad está compartido
legalmente. Y si no encontraran satisfacción, no usted, su prima o yo, sino una
gran mayoría de individuos, podrían decidir lo que les convenga. Lo que no parece
adecuado es golpear con el pasado a la ciudadanía del presente, porque le
podrían responder con listas similares desde otras posiciones, nacionalistas,
de clase, de sexo… imaginen cuantos listados de represiones históricas se
pueden construir sobre la explotación, hambre y sufrimientos de la clase obrera
y campesinado, los padecimientos históricos de la mujer, o las persecuciones
religiosas, tan cargadas de muertes, etc. etc. en poblaciones española,
catalana, castellana, o cualquier otras.
La grandeza de la actual legitimidad
constitucional es que marca un punto de partida que iguala en derechos a los
ciudadanos que la construyen sin dar ventajas por historias y padecimientos de
otras personas hace muchos años. No tiene sentido que un nacido hoy tenga
ventajas porque sus antepasados lucharan al lado del archiduque Carlos. La
legitimidad actual de una ciudadanía eligiendo debe prevalecer sobre el pasado porque
de lo contrario no sería posible la convivencia, la pelea por la historia
estaría asegurada y cada uno se apuntaría al bando de los buenos, el suyo,
evidentemente los malos son los otros. El problema es que siempre habrá otros
distintos a nosotros. Nadie obtendrá la totalidad de sus ideales plasmados en
una constitución, con el consentimiento de la totalidad de la población, es
absurdo pensar que debe contener todo lo que yo quiero, sin generalizar el
mismo criterio para que el resto de individuos integren lo que ellos sueñan.
No es posible cerrar los ojos ante la
difusión educativa, cultural y lingüística como elementos de adoctrinamiento
nacionalista. La inmersión lingüística puede estar bien, o mal, dependerá de
los criterios para compartir y no marginar una lengua que ahora es el
castellano, arrinconar a quienes defienden derechos distintos, ambos
reconocidos legal y socialmente, supone aplicar el ojo por ojo sobre conceptos
de pueblo, la misma represión de antaño ahora contra otro segmento de población.
Debería ser discutible sobre parámetros de equidad política y también de eficacia
en cuanto enseñanza de ambas lenguas, en relación a su difusión en condiciones óptimas
en los medios, en la calle, colegios y universidades, considerando también su eficacia
como instrumento de integración cultural,… seguro que hay puntos de vista de
profesionales y expertos, compatibles con el mantenimiento de derechos
diferentes que no solo persigan la implantación de una lengua con carácter prioritario a través de la cual lograr
la identificación del pueblo con la nación catalana. La posición prioritaria, como montar una lengua sobre
otra, es lo que anuló el
Constitucional y es lo que denuncian
muchos profesionales que ven como se margina el aprendizaje del castellano
dejado al libre albedrío de la calle, -no
existe programa de enseñanza para el castellano, Mercé Vilarrubias ‘Sumar y no
restar’. Montesinos- ¿por qué consideran un ataque al catalán la enseñanza
de algunas asignaturas en castellano y no a la inversa? ¿Por qué no es posible
ni conveniente estudiar algunas asignaturas en ambas lenguas?
Al leer la lista de agravios del CCN,
surge inmediata la pregunta ¿por qué no se separaron en aquellos tiempos? ¿Por
qué nos culpan si no lo hicieron entonces? Hoy la lengua catalana es libre, más
extendida que nunca, antiguamente ni siquiera fue posible que la inmensa mayoría
de población fuera al colegio para aprenderla, se publica lo que se desea, en
cualquier medio y se difunde a donde y como se quiere, con las mismas
cortapisas que cualquier otra lengua, como la española. ¿De verdad no creen
exagerado y mentiroso considerar que el catalán está perseguido en escuelas y
universidades, en televisiones, radios y prensa? ¿En serio piensan que el
objetivo de los poderes españoles es hacer desaparecer el catalán? Es cierto
que no existe como única lengua de su imperio Mediterráneo, y quizás ese sea el
problema, el idioma y tantas cosas es compartido y lo quisieran único. El
contraste de los derechos reflejados en la Constitución y Estatutos, y la
realidad que nos rodea, contrasta extraordinariamente con la representación del
pasado. Entonces, cuando muchas de las cuestiones que los motivaron están
resueltas ¿por qué la secesión ahora? La cuestión lingüística es muy
importante, pero la economía tendrá parte de las respuestas.
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