Las grandes empresas de periodismo se están adaptando a copar también las redes. Nacen muchísimas alternativas y proyectos nuevos continuamente y se caen muchas ellas rápidamente, pocas de entre las pequeñas e individuales son las elegidas. De vez en cuando sale a la palestra un éxito extraordinario en la nueva prensa, pero pocas veces aparecen los miles de fracasos.
A mí particularmente me resulta difícil prescindir por sustitución, tomar alguna nueva en la red para dejar los excelentes trabajos de información y opinión de ‘El País’ y la diversidad y calidad de información de sus páginas en la red. Es muy raro encontrar en otra parte firmas de superior calidad y diversidad en temas como la crisis económica que cada domingo aborda en el salmón. El resultado es que acumulo mas trabajo, porque lo nuevo que voy incorporando no me hace prescindir de lo viejo.
En ocasiones he visto buenas páginas locales, con peso en el terreno de lo personal, de la crónica u opinión de esa persona, y menos en la idea de prensa local que me informa de lo que acontece en la región, así que, en todo caso suman, pero no descartan. Hay un factor que siempre aparece presente, como es la selección de calidad y cantidad que realiza el gran medio de prensa, del que conociendo su particular tendencia permite cribar mejor la opinión y noticias.
Además, me genera un dilema cuando pretendo escribir algo en el blog, por ejemplo, el tema ‘la droga y Méjico’, ‘los mineros chilenos’, ‘la energía en España’ ‘la iglesia pederasta’ ‘inundaciones en Pakistan … de los que tenía previsto escribir me paraliza el no poder superar la cantidad y calidad de información facilitada por la prensa ordinaria. Así sucede demasiadas veces que debo rechazar lo escrito porque es imposible competir, aportar algo nuevo.
Una pregunta permanente ronda mi cabeza, relacionada con lo que pueden aportar los blogs de diferente, además de interesante, para los lectores y al mismo tiempo que sea conveniente para el autor, que se ajuste a lo que pretende comunicar y tenga cierta calidad mínima exigida, sin renunciar a principios, ni utilizar trucos o golpes bajos para captar audiencia.
El sexo capta, hablar mal de todos o de algunos personajes conocidos, incluso desconocidos, suma, meter exabruptos, insultos, palabras soeces, tiene su público y dentro del campo político, insultar y denigrar a instituciones, a los políticos, a la democracia, a partidos de izquierda, (o de derecha) o hablar de abstracciones genéricas como el capitalismo causante de todos los males, la falta de libertades, etc. también atrae visitantes. Una fuente segura de atracción la disfrutan quienes están rodeados de gente, en una gran empresa, organización o grupo, allí el boca a boca funciona y el interés por saber que dice el de al lado se acentúa.
En general la opinión, incluso buena, es atractiva. Pero ay si a ella quieres añadir análisis. Analizar es mas seco, agrio, duro, meter números y relaciones, echan para atrás. La longitud también, el equivalente a dos páginas se considera un texto largo, pero es difícil profundizar en los asuntos, analizar, sacar conclusiones, explicar argumentos, sin meterse en páginas.
Desanima mucho pensar que haya que reducir toda cuestión compleja a una frase o a 20 líneas, porque sencillamente es imposible, o te interesan los asuntos o no, y es triste pensar que muchos cientos de miles de personas se conforman con darse una vuelta por un titular. Así que la red no solo facilita la comunicación también fomenta la posibilidad de engañarse quedándose en casita, pasando de flor en flor.
Otra vez recuerdo que este es un país con muy bajos índices de lectores de prensa y bajísimos de lectores de libros de ensayo, cuyas tiradas pueden ser de entre 2.000 a 4.000 ejemplares. Y de baja afiliación y participación política, que la red podría fomentar haciéndola compatible con la presencial, pero sería un error sustituir la presencial por la digital.
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