El Hogar del Empleado 1967/68/69
En la calle Cadarso, cerquita de la Plaza de España, de Madrid, estaba el Instituto del Hogar del Empleado al que íbamos grupos de residentes y otros estudiantes, el lugar era un enjambre de jóvenes y religiosos progres. Allí formaron un buen nido del que salieron muchos para la ORT. Los religiosos ya he contado no tenían nada que ver con los actuales ni con los anteriores, fue la generación de cristianos comprometidos que se sumó al cambió e incluso dirigió parcelas del mismo, entonces los comunistas y cristianos iteraban aquí y en el resto de Europa.
Eran tiempos de agrupamientos colectivos juveniles, de charlas, conferencias y estudio. Sí, trabajábamos por las mañanas y estudiábamos por las tardes y noches, y vaya si lo hacíamos, porque había ganas, estímulos y necesidades.
En Cadarso había también un cine club, el ‘Aún’, yo le conocí plenamente rodado y engrasado con sus 10 temporadas de experiencia anteriores, un sector progre de la iglesia desde los cincuenta apostó por el cine para trabajar con grupos, los cineclubs, cursos, alguna editorial especializada como Rialp. Tiempos de cine, llegué a estar afiliado a varios cineclubes al mismo tiempo y hacer cursos y cursillos, muchos días veía varias pelis seguidas y por supuesto disfruté de ‘Octubre’ y ‘El acorazado Potenkim’ la mítica peli que estaba solicitadísima, y prohibida, claro. Muy poco después, 1970, se estrenarán en las salas de arte y ensayo todo Eisenstein comenzando por ‘Ivan el Terrible’.
El 4 de octubre de 1.968 asistí a la proyección de Polanski y su ‘baile de los vampiros’ en la 1ª semana de cine fantástico y de terror de Sitges.
La revista ‘nuestro cine’ que por aquellos años llevaría 50 números nos alimentaba, el cine era muy diverso, además del procedente de EEUU venía el cine europeo, francés, italiano, alemán, ruso, checo, polaco, además del japonés y el nuevo cine español. Todos los grandes de la historia diariamente, imposible verlos a todos, pero era el principal entretenimiento de la época, muchas veces participativo. El recuerdo que me acompañó el resto de mi vida fue el descubrimiento de Lubitsch y Orson Wells, aunque probablemente en aquellos momentos disfrutara de muchos otros.
En aquella época los cines de Madrid estrenaban películas en pantalla supergigante, ‘Lawrence de Arabia’, ‘Grand Prix’, ‘My fair lady’ o ‘West Side Story’, que recogía luchas entre tribus urbanas latinas en EEUU hasta matar y morir… ética y estéticas que tardaron en llegar a nuestras calles, pero llegaron.
Nosotros, el grupo de amigos de la residencia, (Ismael, Carlos, Isidro, Carlos, Fernando, Silos,…) éramos unos privilegiados que salíamos por la noche, al ser de los mayores contábamos con la complicidad de Fernando o Luis (directores) y la noche madrileña era nuestra. Regresábamos siempre andando desde el centro de la ciudad hasta la resi en la Puerta del Angel. Dormíamos poco y disfrutábamos mucho, absorbiendo todo rápidamente. En mi habitación colgué un cartel que decía ‘El sueño es la muerte a plazos’.
Madrid en los primeros 70 se llenó de salas de arte y ensayo, pequeñas y con excelentes programaciones cinematográficas de todo lo anteriormente prohibido y ahora permitido a minorías (otro día hablamos de ello). Convivía con lugares también para el cine comercial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario