Hay estudios sobre redes sociales –Facebook-
que demuestran que nos gusta cocernos en nuestra propia salsa. Fuera de
Facebook, desde hace tiempo ya eran conocidos trabajos sobre la misma idea, los
seres humanos nos rodeamos de afinidades e identidades grupales, nos gusta que
nos reconozcan, nos reafirmen, reafirmarnos... no está mal, el problema surge
cuando pensamos que esa es toda la realidad, cuando creemos que los que allí
estamos no somos unos pocos y que el resto del mundo son muchos más. La gente
revolotea en torno a sus propias ideas, mira, lee, atiende, las ideas similares
despreciando aquello que le separa de su cosmovisión. ¿Recuerdan aquello de la
rana?, si meten una rana en una cacerola de agua fría en ella se quedará, van
calentando el agua poco a poco y la rana se irá habituando, casi sin darse cuenta…
hasta llegar a cocerse; ahora bien si meten directamente una rana en una
cacerola de agua hirviendo, ésta saltará despavorida y huirá.
El problema se agrava cuando
funciona la emoción, la intención o el sentimiento de pertenencia al grupo; para
no sentirse desplazado, a veces insultado y acosado, la situación propicia que
se adoren las ideas comúnmente aceptadas,
que son aquellas que no generan enfrentamiento, lo cual paraliza debates al no
cuestionarse nada, empobrece argumentaciones y va limitando el espíritu crítico
sin darse cuenta, como la rana del cuento, poco a poco. Y además, esas ideas
manidas no aportan gran cosa en los temas concretos de preocupación a las
personas que frecuentan esos grupos o bandos. No es sencillo, no, el problema
es francamente difícil de resolver en partidos políticos, grupos de amigos,
listas de correos, redes sociales, colectivos, sindicatos, religiosos…
Naturalmente yo, como todos,
frecuento varios grupos ideológicos cercanos, para relacionarme, comunicar y
estar al día, además de tratar de pescar ideas sobre lo que se mueve en ese
entorno. Pero desde mi juventud, en aquellas militancias marxistas antiguas,
estoy acostumbrado a leer otras fuentes, opuestas y contrarias para conocer e
interpretar, porque de dónde diablos podía uno obtener información económica en
los sesenta o setenta, sino era de instituciones oficiales. Así que ahora de
forma expresa dedico una parte del tiempo a buscar en otros caladeros,
nacionales e internacionales, busco otras ideas e interpretaciones distintas a
problemas que nos rodean, por eso entro en blogs, web, etc. teóricamente muy
diferentes a los primeros y de los que me nutro abundantemente, confío en mis
años y criterio para deslindar paja de grano.
Es ir un poco más allá de aquella
vieja idea de leer varios periódicos, se trata de buscar otras fuentes,
intelectuales, teorías, estudios, argumentos que puedan aportar algo sobre una
cuestión concreta y no de casarse con ellos. Considero que ninguna página web o
blog son un absoluto, al menos cuando yo las incluyo entre las recomendadas no
lo hago para declararme seguidor absoluto de sus teorías, -al margen de que
visito con frecuencia cientos de direcciones más de las que enlazo en mi blog-.
Particularmente me gustan los autores que no absolutizan, si me cuentan una
cuestión valoro más aquellas aportaciones que citan pros y contras, por eso
algunos libros sobre regeneración democrática me resultan interesantes.
De muchos escritos se pueden sacar
ideas sin necesidad de convertirse en seguidor de sus autores, pero nuestra especificidad
española de limitar debates es proverbial; si ahora alguien saca informes sobre
ineficiencia del AVE, enseguida se establece la trinchera, ¿quién lo dice? y ¿por
qué? pasan a sustituir los argumentos de lo que dice… todos olvidan que hace
muchos años, desde la izquierda más allá del PSOE oficial, se apostaba por otro
sistema de ferrocarril rápido, sin necesidad de ser Ave cuyos costes con
inasumibles, tardar 3 horas o 3 horas 10 minutos a un largo destino no era
relevante en función de los costes.
Si alguien pone en cuestión el
sistema electoral español, proporcional, debido a sus desviaciones que
penalizan gravemente a los terceros o cuartos partidos nacionales, lo hará sin
considerar las pegas de otros sistemas, los
resultados del mayoritario -en Reino Unido 4 millones de votos dan un
diputado y 11 millones por encima de 300- no considerando otros aspectos como
gobernabilidad, estabilidad, etc. , que no es que sean mejores o peores,
simplemente no se consideran más aspectos que el que le interesa. Si pretenden declarar
unilateralmente no pagar la deuda, omiten pensar en los costes aparejados,
-tiempo atrás hubo muchos escritos, ahora desvanecidos, proponiendo el impago-.
Ahora un aluvión de declaraciones municipales
pretenden resolver el ‘problema del paro en España’ olvidan que poco pueden hacer
los ayuntamientos al respecto, -ojo, poco, no significa nada- . La gente se
engaña, se cuece en su propia salsa voluntarista, no considera que el empleo
tiene relación con la competitividad, nacional e internacional, que ello está
relacionado con los salarios y precios de compras y ventas, tiene vínculos con
el coste de la energía y su distribución, el empleo está relacionado con las
comunicaciones e infraestructuras, con la fiscalidad, con la sencillez del
entramado legal, olvidan que la competitividad se ve afectada por los tipos de
cambio, por la moneda, el euro, que tiene relación con los tipos de interés y con las posibilidades de crecimiento del resto del planeta… en fin demasiadas parcelas fuera del marco decisorio municipal. Si se proponen nuevos
modelos de desarrollo, o planes de empleo, etc. imposible hacerlo sin tomar en
consideración múltiples aspectos desde muy diversos puntos de vista, sin
olvidar que el lugar central de toma de muchas de las decisiones, ni siquiera
de todas, es el Gobierno de la nación.
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