Se abre una puerta de oportunidad,
hasta las Generales de 2015,
elecciones para las que faltan muchos movimientos y recorridos en todas partes,
incluida la zona azul, el sistema de elección será poco parecido al de municipales. Se tratará de jugar otro partido con otras reglas, la implantación territorial
será clave ya que el peso de las provincias de poca población es superior al de
las zonas densamente pobladas, en esta tesitura los dos grandes partidos están más
implantados que los dos emergentes, lo cual en generales será vital para sacar
buen número de diputados, y me temo que esto no lo recogen así las encuestas.
En el cuadro siguiente pueden ver
las provincias que más pesan en unas
Generales, los diputados elegidos en las 13 provincias más pobladas suponen 175
diputados, la mitad de los diputados totales que son 350. Quiere decir que casi
veintiún millones de electores tienen el mismo poder de elección que el resto
de casi quince millones que elegirían a otros 175 diputados. Menos de quince
millones de electores viven en 39 provincias que tienen mucha importancia para
conseguir mayorías en las Generales.
Los partidos que estén implantados
en las provincias menos pobladas tendrán otras opciones, pero además se abre
otro aspecto determinante en las elecciones, la concentración de votantes, de dicha
implantación. En muchas de esas provincias que suman quince millones de electores,
se eligen dos, tres o cuatro diputados, al implementar el sistema D’hont, de
restos, la lista que quede tercera o cuarta puede quedarse fuera del reparto, sin
nada, así que no solo es preciso tener implantación en todo el territorio nacional,
además y muy importante hay que tenerla concentrada.
Ganar el gobierno central es mucho
más importante que ganar cientos o miles de ayuntamientos, permite muchas y
mayores políticas para intervenir a favor de la ciudadanía, sobre el paro,
cambios legislativos, orientación de inversiones para modificar sistema
productivo, reforma energética, mercado de trabajo, reforma de la Administración
de justicia, reforma de las AAPP en cuanto contratación y regeneración, reforma
local, reducción ayuntamientos, diputaciones, empresas públicas, afrontar un
sistema de I+D+i, reforma sistema de transporte de mercancías, reforma fiscal,
reforma empresarial, financiera, sindical, relaciones con la Iglesia, Senado,
plan de competitividad, plan de saneamiento, etc. etc. y sobre todo habrá que
poner en marcha urgentemente un programa de choque contra la desigualdad,
pobreza y exclusión social.
El problema es que si la gente no
visualiza cambios de aquí a entonces, será muy difícil que traspase la puerta;
visualizar cambios no implica ver resueltos los problemas, para ello faltará
mucho esfuerzo, faltarán pactos ampliamente consensuados, planes compartidos de
empleo e inversión… faltará tiempo. La gente querrá visualizar algunos pasos en
la dirección adecuada, así que es probable que haya que dejar aparte muchos
sueños, no se trata de prometer revoluciones en meses, pero sí de ver
movimientos. La peor noticia sería que los nuevos grupos y alianzas se liaran a conquistar el cielo quedando
atrapados entre murallas legales y embarrados en batallas sin objetivos
posibles a cortísimo plazo, los objetivos deben verse realizables en semanas.
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