Recuerdan
aquella comparecencia de Rajoy en Moncloa, comunicando el rescate bancario, y
diciendo que nadie se lo había impuesto, era él, quien había presionado a la
Comisión europea, al BCE y al FMI para conseguirlo, aquello no era un recate,
sino una línea de crédito en inmejorables condiciones, que nunca tendría
contrapartidas ni condicionantes, que nos saldría gratis a los españoles, etc.
etc. al final de la comparecencia dijo ‘me
voy al partido de España porque como ya está todo resuelto’.
Estos
derechosos del PP y sus voceros no entendieron la tremenda complejidad del
mundo actual y de las crisis que nos destrozan. Por desgracia no muy diferentes
mimbres encontramos en el polo opuesto, los grupos de izquierdas, con la
desventaja de no contar con medios de prensa potentes y una mayoría
parlamentaria ni social, como muestra la concentración de poder central,
autonómico, local, y de todas las instituciones del Estado en manos de las
derechas. Bien, pues hoy estamos en la segunda estación del trayecto de
intervención-rescate, en el camino hacia la tercera estación. Que calculo para
el otoño. Si no se adelanta.
La
realidad es tremendamente compleja e itera con lo interno y externo, por
millones de fuerzas diferentes y contrapuestas, instituciones, clases,
personas, grupos de intereses,… y requiere grandes esfuerzos de estudio y discusión
para poder aprehenderla, lo cual está bastante alejado de simplezas y reduccionismos
que invitan a lanzar contramedidas, que dejarán a la izquierda sin discurso
durante mucho tiempo, cuando la ciudadanía compruebe que estar a la contra sin
plantear posible salidas, no resuelve sus problemas. Y posibles salidas lo
serán, si y solo si, cuentan con la fuerza suficiente para implantarlas y
mejoran la calidad de vida de millones de personas.
Lo
más grave que podría ocurrir no sería equivocar soluciones, con serlo, la
cuestión empeora al no identificar, ni mostrar a la ciudadanía, los problemas complejos
y concretos, la realidad soportada es escamoteada por la ceguera de visiones
ideológicas que confunden los deseos con la realidad, lo cual impide a todas
luces la búsqueda de soluciones. Ejemplos hay demasiados; la globalización no
existe o simplemente, a nosotros no nos afecta la incorporación de 2.000 o
3.000 millones de nuevos trabajadores industriales; el euro es algo externo,
una moneda que solo es un condicionante para nuestro desarrollo; el aumento de
los déficit, comerciales, por cuenta corriente, fiscales, no indican nada
relevante; el doble mercado de trabajo, el paro tradicional, no existieron
nunca; el aumento de pensionistas, hasta doblar su cifra, que cobran durante
más años sus pensiones no son problema; la pérdida de competitividad es un
cuento, financiar hoy al Estado no es siquiera problema para mencionarlo…
Ni
siquiera, a lo que se ve, los 6 millones de parados afectan. Hace poco leía sobre
un nuevo proyecto político puesto en marcha por Anguita, una de las primeras medidas
que proponía en el inicio de lo que sería un nuevo programa, consistía en subir
el salario mínimo a 1.000 € y la pensión de jubilación mínima al mismo nivel.
El texto no pasaría de ser una tontería más de las muchas que escribimos todos,
si no fuera por la repercusión tan alta que tiene este hombre entre miles de
admiradores, que por descontado se sumaban alegremente a la propuesta. Es un
ejemplo de ceguera visionaria, que cuando se da a título individual, supongamos
mi caso, poca importancia tiene, pero se convierte en significativo si miles de
admiradores se suman a esos desvaríos tan poco serios para transformar la
realidad, es imposible considerar mínimamente racional que ocurrencias como
éstas sirvan para mejorar la calidad de vida de millones de personas en la
España de hoy.
¿Proponer
salario mínimo a 1.000?, ¿por qué no a 1.500?, si cuesta lo mismo decir una
cosa que otra. Y dos huevos duros… La
mayor crisis en 100 años, con un panorama de deuda descomunal que incluso el
Sr. Anguita identifica como impagable; y seis millones de parados y un salario
mínimo de 641 euros que congeló el PP, sin grandes movilizaciones. ¿El nuevo movimiento/frente
cívico pretenden convencer de que subiendo el salario mínimo al doble conseguirá
crear empleos?, ¿pretenden hacernos creer que desear un salario mínimo del
doble, forzará a las empresas a pagarlo? Yo me pregunto, si caso de haber
fuerzas para implantar tal conquista, ¿por qué no empezar mejor directamente por
reducir el paro, y reducir los intereses de la deuda?... o por garantizar las pensiones actuales que me
temo recortarán en breve, o por aumentar la competitividad con otros medios que
la reducción salarial… ¿quizás ustedes puedan imaginar hoy a seis millones de parados
luchando por implantar en España un salario mínimo de 1.000 euros?
Está
claro que existe un gran vacío para millones de personas que buscan, buscamos
salidas, pero sin incorporar la racionalidad solo nos hundiremos más. Sobre la
propuesta citada de Frente Cívico, a uno le entran dudas de que sus bondades no
hayan sido implementadas en el PCE y/o IU, al provenir de un alto dirigente de
ambas formaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario