Se
acabaron los tiempos del poder absoluto, si es que alguna vez los hubo. El PP
logró mayoría absoluta en el Parlamento, tiene el Gobierno de la Nación,
gobierna es la mayoría de CCAA y Ayuntamientos importantes, controla
Diputaciones, empresas públicas, instituciones de todo tipo, medios de
comunicación… y no consigue imponer sus medidas, no logra gobernar limpiamente,
no consigue dirigir ‘como a ellos les
gustaría’ la economía y la política de este país.
Nadie
tiene fuerza suficiente para gobernar contra instituciones internacionales,
contra mercados, inversores o prestamistas de los que necesitamos pasta. Nadie,
en democracia, tendrá nunca poder sobrado para gobernar CONTRA la mayoría del
pueblo.
No
existe el poder, -nunca existió en la historia en singular, aunque en el pasado
fuera más aceptable hablar así que hoy- existen poderes, plural y diversos, en
todos los ámbitos, económicos, políticos, ideológicos…Esta es la filosofía
esencial que soporta la propuesta de pacto que se reclama desde diferentes
ámbitos, el reconocimiento de que todo el mundo, sea el partido que sea, siempre
tendrá enfrente otros poderes que se le enfrentarán. Y por tanto lograr
resultados no será cuestión de ideas maravillosas, sino de fuerza, que será
suficiente cuando se convence.
El
asunto es que la situación que vivimos en España no podrá reconducirla ningún
gobierno solo. Esto que ya estaba claro para muchos hace un año, y antes para
unos pocos, todavía no lo percibía así el PP, que pretendía arreglar lo que
para ellos era un estropicio de Zapatero. Tanto personalizaron los males de
España durante la anterior legislatura, en ZP, que llegaron a creérselo. Brutos
ignorantes. Así hemos llegado hasta aquí con el único plan en cartera de ocupar
el gobierno, de toda España, central, autonómicos y locales, creyendo que así
los mercados, al verlos a ellos tan derechosos, frenarían en sus demandas
contra los españoles. Angelitos.
Pocos
meses después de que ganara las elecciones el PP, las fuerzas sociales y económicas
que les apoyaron confiando en que podrían dar un giro a la situación ya están
convencidos de que no conseguirán arreglar nada en solitario. El gobierno está
quemado, derrotado, y la confianza internacional en España ha caído por los
suelos a velocidad de vértigo, acelerándose desde hace pocos meses. El pacto
entre PP y PSOE se abrirá camino, -si antes no torpedean a Rubalcaba- pero ahora
será necesario que las otras fuerzas políticas minoritarias lo acepten tanto
las parlamentarias como las extraparlamentarias.
Contra
la ciudadanía no será posible gobernar. Pero sin hacer nada, dejando las cosas
como están no es posible seguir. Hay que modificar muchas cuestiones, hacer
muchas reformas, mucho mejor discutidas y tomando aportaciones de todos, -distintas
al virgencita que me quede como estoy- y en esa trifulca todos cederán algo, probablemente
menos de lo que perderán millones de personas si va cada uno por su lado echándole
la culpa al otro de la debacle social. Hay que alejar populismos, vientos
antisistema y asumir compromisos para buscar por dónde meter la tijera que
menos daño haga a los débiles. Pero está claro que hay que recortar, por
ejemplo cargos y altos salarios de grandes empresas, consejeros y asesores colocados
en altos niveles de la Administración, enchufados en empresas públicas y
diputaciones plagadas de primos, sobrinos… coches oficiales, edificios de
representación, exceso de ayuntamientos la mitad de los cuales no parece
posible mantener, revisar las autonomías, y no solo duplicidades, la propia
existencia de algunas de ellas, etc. etc. hay que definir unos parámetros
básicos de servicios sociales intocables y subir a partir de ellos barriendo.
Es
necesario pactar medidas de recuperación, necesitadas de recursos muchas de
ellas, a renegociar nacional e internacionalmente, otras pueden ponerse en
marcha con impulsos de confianza, actuaciones políticas, legales, sin costes
excesivos, algunas tendrán que ser inmediatas, y reales, posibles, y no sueños
imposibles a corto plazo, pero habrá que ir poniendo en marcha medidas de medio
plazo y tiene que ser en un gran pacto social que configure el futuro, porque
habrá que remover sectores, modificar energía, fiscalidad, administración
pública, minorar altos beneficios para mejorar competitividad…
Al mundo político y económico le sorprende que estemos sufriendo tantísimo desde hace 2 años, viendo las cifras de España comparadas internacionalmente no era para tanto, en opinión mayoritaria. Pero está claro que analistas y bróker han visto en sus pantallas semanalmente datos y situaciones –que condensaban la realidad soportada y no la teórica o soñada- observaban una realidad que conducía a este punto en el que estamos.
Ningún partido político
ha conseguido explicárselo, pero sin duda en España, no ha existido un relato, aceptado
mayoritariamente que explicara lo que estaba ocurriendo y marcara los caminos
de salida. No hay un discurso sobre la crisis española que podamos mostrar al
mundo, ‘esto vemos y en consecuencia esto proponemos para salir’. La falta de
un proyecto COMUN que pudiéramos mostrar
internacionalmente, es uno de los componentes de que la percepción de España
sea mucho peor de la que podría ser. Hoy somos uno de los países considerados
de altísimo riesgo mundial.
Los
caballos empezaron a correr desde hace tiempo, cada vez más rápido, ahora están
desbocados. Y solo pueden detenerse entre todos. La irresponsabilidad de
aceptar que solo hay un camino es muy grande, pero tanto a un lado como al
otro, en política siempre hay más de una posibilidad. Y si no, se busca.
PD. Creo que la idea de un pacto, explica la 'tibieza medida' de Rubalcaba para no emponzoñar relaciones que lo hicieran más difícil.
PD. Creo que la idea de un pacto, explica la 'tibieza medida' de Rubalcaba para no emponzoñar relaciones que lo hicieran más difícil.
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