Las batallitas del abuelo Cebolleta, 1.981.
La cuestión del golpe de Estado, durante aquellos años de la Transición, era ampliamente debatida entre la fuerzas políticas, desde un extremo a otro del arco ideológico. Entre la extrema izquierda la disputa teórica se centraba en si era posible que triunfara o no. Y al calor de las primeras diferencias, era preciso conceptualizar a que se llamaba un golpe de estado.
Para algunas fuerzas minoritarias, entre las que se encontraba Octubre (UCCO) era muy difícil que la burguesía (por usar terminología de la época) optara por dar un golpe de estado que paralizara el proceso en marcha hacia una forma de sociedad, la democracia burguesa, que perseguía la integración europea y occidental y meter España en todos los organismos internacionales. La tesis resumida venía a decir que la integración plena de la burguesía española con sus pares de occidente era una decisión estratégica amplísimamente apoyada por poderosos intereses nacionales e internacionales de fuerzas económicas y políticas mayoritarias. Aquel proceso era imparable. Y aquí un matiz muy importante, el proceso no era una revolución en marcha como pretendían algunos extremo-izquierdistas.
Evidentemente en esta dinámica de fuerzas en lucha, la senda principal, no significaba que fuera la única, podría darse en cualquier momento un golpe, que durante poco tiempo podría liquidar, asesinar, a unos cuantos cientos de individuos, para los cuales hacer discriminaciones entre corto y largo plazo tendría poco sentido. Un golpe de estado provocado por minorías nostálgicas del régimen franquista, con apoyos en poderes fácticos siempre fue posible, que triunfara y se consolidara era improbable.
La cuestión a debatir era si podría provocar una involución al proceso democrático. El asunto era si ese golpe podría triunfar o no, volviendo a una dictadura parecida a la franquista. Muchas fuerzas izquierdistas creían en esta posibilidad. La realidad mostró que el golpe no triunfó. Mejor dicho, que la estrategia de golpes varios fracasó, nunca encontraron apoyos suficientes para lograr paralizar el proceso de integración española en el marco occidental, o dicho de otra manera, el proceso de democratización burguesa fue dominante, como camino básico. Otra cosa a discutir, una vez definido lo anterior, serían los plazos, contenidos, profundidad, contradicciones, fuerzas en lucha, etc.etc.
La discusión parece una broma, pero entonces no lo era, como tampoco lo es hoy día. El fondo del asunto tiene que ver con las fuerzas que intervienen en los cambios sociales, quienes son las tales fuerzas que producen modificaciones políticas, económicas e ideológicas, y el peso o masa crítica que necesitan tener antes de provocar tales modificaciones. Dicho en cristiano, la vieja disputa de si unos pocos personajes representativos, pueden producir cambios globales en un país como parecen creer amplios sectores, o resulta que solo con procesos de mayorías de fuerzas de todo tipo es como se producen tales cambios, aun siendo menos conocidos y/o famosos y aquí un aspecto a considerar siempre es la pluralidad y diversidad de poderes, porque de lo contrario no se entenderá que pueden coexistir y luchar en contra dentro del mismo bando aparente.
En el caso del Golpe de Estado del 23 F, la leyenda sigue diciendo que fue parado por el Rey y unos cuantos, aquel gobierno en paralelo y otros individuos menos significativos. La realidad es que esa gente intervino en frenar esa acción, pero el golpe no triunfa por las razones dichas anteriormente y que podemos descomponer en varias cuestiones:
1) El golpe fue parado en primera instancia en el estamento militar. El ejército la Armada y el Aire se mantuvo más numeroso dentro del orden constitucional que en apoyo a los golpistas, como asimismo policía y guardia civil. El no apoyo de los medios, radios y TVE fueron importantísimos para contribuir a su derrota. A destacar a gran distancia del resto el papel de El País en esa tarde noche, que se constituyó en intelectual colectivo de aquellos momentos, y por supuesto su implicación durante todo el proceso de la Transición.
2) La primera aseveración suele olvidarse, el golpe fracasó. Y sus objetivos conocidos, anunciados por sus inspiradores tales como prohibición de partidos políticos, de los derechos de reunión, manifestación, huelga, sedición al abandono del trabajo y asunción por las fuerzas armadas de la jefatura de todos los organismos políticos, no fueron logrados. Item mas, si las fuerzas golpistas hubieran sido numerosas y hubieran tenido mayor fuerza, tuvieron horas suficientes para haber asestado golpes terribles a numerosas personas.
3) La trama civil del golpe, que seguro existió, (la sociedad no funciona en compartimentos estancos), tuvo muy poca visibilidad e influencia en política y economía, e incluso en estamentos como la Iglesia. Como prueba de ello, no se vieron periódicos con ediciones especiales en apoyo del golpe, ni radios, ni manifestaciones o movilizaciones civiles apoyando, ni movimientos de empresas cerrando o abriendo, ni patronales, ni partidos grandes o pequeños, ni se conocen grandes financiaciones, etc. etc.
4) El golpe quedó reducido desde el primer momento al secuestro del Parlamento y a realizar ostentación de tropas en la calle tendente a sembrar el miedo y alguna medida de control de medios, radio TVE, pero principalmente para evitar contra intervenciones más que para provocar apoyos, que debían darlos por supuestos. Igual que sucede ahora en muchos lugares con grupos extremos que creen estar apoyados por mayorías de población que se identifican con sus ideas y solo consiguen unos pocos votos en cada elección.
5) Durante el tiempo anterior, meses incluso años antes, y posteriormente, no se vieron flaquear en sus apoyos constitucionales a las grandes empresas, patronales, ni al resto del tejido productivo en cuanto a su apoyo decidido a integrarse en las democracias occidentales. Para ser preciso, ha sido uno de los pocos momentos de la historia de España en los que la burguesía democrática ha dominado al conjunto de la burguesía española, poniendo bajo su liderazgo a la derechona.
6) Hay olvidos y tergiversaciones interesadas que siempre interpretan la realidad en clave de dos o tres líderes populares, pero el hecho de que la clase obrera contribuyera a frenar el golpe, tiene que ver con el punto anterior. Las movilizaciones obreras en los centros de trabajo, en los barrios, en las calles, las movilizaciones estudiantiles, etc. contribuyen con sus presiones y empuje a que el empresariado tome partido y decida. Sin olvidar en este aspecto las luchas burguesas por la cuestión nacional periférica.
7) Contribuir significa empujar, ser una de las fuerzas en lucha (mejor sería hablar de varias fuerzas obreras y estudiantiles en lucha), que influyen a partidos y sindicatos, a patronales incipientes y a sectores empresariales, a sectores internacionales económicos, a internacionales socialista u otras, etc. La burguesía democrática en aquellos momentos mayoritaria y dominante sobre la derechona, no toma una decisión en el aire por arte de magia, sus intereses estratégicos están en juego y la realidad económica nacional pesa, y el futuro previsible, y las opciones de integración europea, etc. etc., y en ese conjunto también sopesa la realidad social en la que está inmersa, porque influye en todo.
8) Hay que insistir en el hecho de que un golpe puede triunfar momentáneamente y que los argumentos anteriores aún siendo verdad, no podrían haber evitado un asesinato selectivo de 500 individuos, de ahí el miedo real en muchos casos a volver al trabajo, donde conocías a los ultras, o cambiar de casa esa noche para evitar posibles atentados, etc. Lo cual no invalida la tesis central de que el golpe no triunfó porque las grandes fuerzas en lucha ya habían tomado una decisión estratégica en la que trabajaban diariamente que era el desarrollo de la senda constitucional, que no olvidemos los golpistas pretendían cerrar.
9) La participación colectiva de la sociedad y específicamente de las luchas obreras, estudiantiles y de barrio, mas las nacionales, en los procesos de la Transición, suele quedar oscurecido por mucho charlatán que reduce toda explicación al papel de cuatro figuras, que siendo verdad que existieron, no sustituyen el papel de miles (¿50.000?) de militantes de izquierda, desde la extrema izquierda al PSOE, que movilizaban y aglutinaban las luchas de varios centenares de miles más de individuos.
10) El hecho de que existieran miles de militantes, líderes en sus empresas, asociaciones de vecinos, sindicatos y partidos, en organizaciones culturales y de barrio, en universidades e institutos, fue esencial durante la Transición. El funcionamiento de estos miles de líderes suponía un gran nivel de autonomía, ya que a pesar del centralismo democrático el funcionamiento en red estaba extendido por razones históricas del funcionamiento clandestino durante la dictadura (y algún año posterior), lo cual hubiera permitido continuar aún a pesar de la tremenda desgracia personal y política, caso de haber desaparecido muchos de los líderes públicos.
La realidad de liderazgo social de aquella época tiene alguna diferencia con ésta. Para empezar los líderes que hoy conocemos como gran populares de aquella época, fueron creados mediáticamente a partir de entonces, en aquellos tiempos eran menos influyentes y reconocidos en cuanto a las movilizaciones locales. Y los líderes locales numerosos e influyentes y con mayor experiencia que los actuales, estaban fraguados en mil batallas que los dotaban de mayor dureza y autonomía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario