La izquierda pierde la batalla de la comunicación, 5
La batalla de la comunicación percibo que se ha perdido en varias direcciones, una respecto a las relaciones verticales y horizontales generadas por el propio ‘emisor’ como trataba de argumentar en las páginas anteriores.
Pero no solo el emisor tiene que ver en este proceso, también hay que considerar el mensaje en sí mismo, que ha perdido fuerza respecto al pasado, ‘el mensaje perdido’. Y lógicamente, además de emisor y mensaje, está el receptor, otro aspecto de la cuestión, a quien debemos considerar con los cambios producidos para encontrar el camino del ‘mensaje necesario’.
El mensaje perdido.
Los clásicos mensajes de la izquierda de hace 150 años se articulaban en dos grandes direcciones:
a) uno dirigido a la revolución, tendente a cambiar violentamente el modelo de producción y distribución económica y como consecuencia las relaciones sociales y
b) otro socialdemócrata, que en ausencia de violencia armada pretendía mejorar las relaciones sociales y económicas.
El mensaje revolucionario pierde fuerzas a medida que el socialdemócrata la va ganando. A ello contribuye la lucha global entre capitalismo y socialismo, pero sin duda las contradicciones internas del modelo llamado socialista, son las principales causantes del fracaso del mensaje revolucionario. En otro momento escribí que ‘casi todo lo que nos contaron del comunismo resultó mentira, mientras que, los mismos, todo lo que nos contaron del capitalismo, por desgracia, era verdad’, lo cual deja abierta la necesidad de mejorar la sociedad en la que vivimos causante de grandes crímenes y miserias contra la humanidad, al margen de que algunas teorías no fueran útiles.
Por contradicciones internas simplifico el resultado del desastre del socialismo real en la URSS y los países del Este, en China y el Sudeste asiático y los fracasos en otros países del mundo, en los que el modelo de sociedad allí implantado durante años, no instauró para grandes grupos de población mayor libertad e igualdad, mayor justicia y solidaridad, al tiempo de mayor respeto por el entorno y medios naturales que los encontrados en Europa occidental. Contradicciones internas, a las que hay que sumar sin duda, las atrocidades producidas por todo tipo de represión masiva, los campos de concentración y gulags, y los millones de muertes entre sus propias gentes.
Después de la Segunda Guerra mundial, sobre todo y casi únicamente, en Europa se produce un estilo un modelo de sociedad que dulcifica el capitalismo y asume muchos de los sueños revolucionarios del comunismo (y del anarquismo). Las presiones, los miedos y luchas entre ambos modelos que lucharon juntos como aliados y se constituyen en bloques victoriosos de la guerra van a permitir, ayudar y empujar la creación a escala europea de un modelo de Estado de Bienestar, de sociedad socialdemócrata. Dichas presiones para su creación no se producen solamente por la lucha externa entre bloques entendidos como países, no podemos olvidar al menos dos aspectos influyentes:
a) Recién terminada la guerra en muchas partes de Europa hay sectores de pueblos armados y/o existen fuertes organizaciones comunistas con amplia implantación social, por lo que la presión para mejorar condiciones de vida y trabajo empiezan desde dentro de cada país en reconstrucción.
b) El mensaje difundido profusa y machaconamente durante toda la contienda atacaba las dictaduras, nazi, fascista e imperial, atacaba al capitalismo salvaje de medio mundo, ensalzando la democracia de los pueblos, a los trabajadores y campesinos, a las mujeres y la burguesía democrática aliada.
El asunto para simplificar es que tantos vectores en lucha producen como resultado un espacio de libertades y derechos nunca probado históricamente con tanta profundidad ni amplitud, durante varias décadas y para decenas de millones de personas en Europa, y que se constituyó en un modelo de sociedad para quienes no disfrutaban de él en el resto del mundo. Dicho modelo de sociedad es el llamado Estado de Bienestar, liderado con grandes dosis ideológicas de, socialdemocracia y democracia burguesa, cada una de ellas contenedora y/o cercana a otras variadas ideologías existentes de menor fuerza representativa.
Conviene recordar que en el caso de España este aspecto de creación de un Estado de Bienestar comienza mucho mas tarde, en la Transición, 30 años después de la Segunda Guerra Mundial, porque el franquismo que aquí gobernaba pertenecía política, económica, militar e ideológicamente, al bloque nazi, fascista e imperial, que perdió la guerra mundial contra las democracias occidentales, pero en España perdió la democracia y ganó la dictadura.
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