Estamos deprimidos, la economía estancada, y los precios siguen subiendo, por encima del 2%. Salvo este pasado año que remitieron las subidas, este es un país en el que los empresarios, grandes, pequeños o medianos, siempre han jugado con las subidas de precios para aumentar sus beneficios.
Bajar salarios y subir precios de venta es la salida de todo el mundo en este país para mejorar sus beneficios. Bueno de todo el mundo no, de los que pueden hacerlo, insisto grandes o pequeños. Todos encontrarán justificación en que todo sube, pero el año pasado no fue verdad. Todo sube, tal y cual han subido, pero si ese tal y cual sube un 2%, ¡más! ellos lo convierten en un 25%.
Durante muchos años de mi vida he comido fuera de casa, en baretos y casas de comidas, desde aquella lejana ‘Los barreros’ con Julián, Lolo, etc., por Recoletos, detrás del café Gijón y cerca de teatros y lugares de copas y tertulia de cómicos, así que se me instaló el mirar los precios de los menús. Por mi barrio hace pocos meses, quizás 2 años, había muchos lugares con menú diario a 7 €, ahora están a 9 € y por encima, es una subida superior a un 25%, en plena crisis. Pretenden recuperar en la subida de precio la menor venta.
Lo anterior tendrá algo que ver con la pérdida de competitividad? Los resquicios de mejora aquí siempre se buscan en subir precios y bajar salarios, no en mejorar la organización, reducir otros costes, cambiar proveedores, darle al coco para imaginar y producir igual o mejor por menos dinero, confiar en que con menos precio podría aumentar el negocio, etc.
Recuerdan ustedes la subida encadenada que provocó la adopción del euro (2001) en sustitución de la peseta? Los famosos redondeos, que eran de varias pesetas, la pérdida de visión del valor de la cifra pequeña, 3 euros son 500 pesetas, si entramos a un chino a comprar una tontería caemos por el signo pequeño, acostumbrados a ver lo caro con signos altos, los tirones al alza que daban en cada tienda o negocio si les subían un 5%, ellos transmitían a precios un 25, igual daba que fuera luz, o azúcar, ese café subía un 30%.
Es imposible ganar competitividad con una inflación del 25% desde la entrada en vigor del euro, y señoras y señores, es imposible salir de este túnel en el que estamos sin hacerlo. Podremos discutir de todo lo maravilloso de cualquier sueño ideológico y enredarnos en ilusiones, cada uno las suyas, pero sin aumentar la competitividad no hay salida en la buena dirección.
Pues mejor nos preparamos para subidas de petróleo, de alimentos en origen y de materias primas, que subirán más, porque otras economías muy grandes como las asiáticas y latinoamericanas, crecen a buen ritmo y siguen tirando al alza de esos precios. O nos planteamos como país rectificar y hacer una reforma empresarial, adecuada a la situación y tiempos que vivimos, o veremos empeorar las cosas.
Además de que los gobiernos locales, autonómicos y central deberían ponerse las pilas para reducir costes y precios de servicios, ganando eficiencia, (en este territorio como dice Cotarelo en su libro ‘La política en la era de internet’, la informática puede hacer maravillas). Y los medios de prensa y radio televisión, quizás podrían ser un poquito más didácticos y útiles para la sociedad y transmitir ideas que pudieran mejorar la situación.
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