viernes, 19 de marzo de 2021

Un mito: La unidad de las izquierdas. (2)



EPÍLOGO:

’El Partido era una iglesia…
su fuerza derivaba tanto de la creencia y de la fe
como del intelecto…
el Partido tenía sus ritos, sus santos, sus lugares sagrados…
las asambleas semanales eran misas seculares…’
‘Party Animals’ David Aaronovitch. 2016.

Resulta difícil seguir creyendo en el mito de la unidad de las izquierdas ya que no existen demasiadas pruebas que puedan soportar tal unidad, y sí abundantes de lo contrario, lo cual no significa tener una postura indiferente a la importancia de la cantidad en cualquier situación; los mitos, por un lado, la racionalidad por otro. La división de la sociedad genera enfrentamientos entre grupos heterogéneos por lo que resultará imposible que un solo partido pueda definir la opción que beneficie a todos. La existencia de partidos, o partes de la sociedad, muestra la diversidad de expectativas y sueños.

En las sociedades democráticas, que son las que aceptan la imposibilidad de aniquilación de los otros, el voto condiciona obtener poder político; conseguir mayor número de votos que otros se convierte en un objetivo para todos los partidos, así que con fines electorales se pretende aglutinar grandes colectivos a costa de manipular sentimientos de unidad e igualdad que parezcan reducir diferencias, ello podría llegar a ser peligroso realizado con el objetivo de intentar barrer o derrotar absolutamente a los otros.

Consignas como ‘’somos el 99%’’ afirman que todos compartimos los mismos intereses. La consigna nació a raíz del artículo de Stiglitz en el cual escribía que el 1% de población controlaba el 40% de la riqueza, lo cual es cierto económicamente hablando, pero no cuando se pretende extender a la política, a la vida entera, y la consigna pretende que interioricemos que todos pensamos lo mismo. Creer que todos deseamos idénticos objetivos vivenciales y coincidimos en ideas e intereses está muy extendido, aunque la realidad muestra lo contrario cada día; hay múltiples bandos, grupos diversos dentro de las mismas corrientes, muchos ‘aquellos y estos’, se agudiza la transversalidad de identidades en cada individuo y grupo, la sociedad se hace más compleja.

Siete mil millones de personas vivimos en el Planeta, con ideas desiguales sobre la vida y la muerte, distintas interpretaciones sobre el universo y el medio que nos rodea, sobre la producción material e intelectual, sobre como determinar necesidades y satisfacerlas, … muchos de esos millones de individuos viven en el mismo marco físico y legal, lo cual sería imposible si la política no organizara la convivencia dotando de compromisos normativos ampliamente aceptados.

Los partidos de izquierdas en Europa ha abandonado los sueños revolucionarios, la apuesta a todo o nada, que normalmente se quedaba en nada y los están sustituyendo por el objetivo de ganar el gobierno, quieren tener acceso al BOE y parcelas de poder, eso plantea la batalla política en otro terreno completamente distinto al de la revuelta, lo integra dentro de normas democráticas, lo cual supone aceptar que las sociedades son heterogéneas y hay que convivir con múltiples intereses diferentes y la resultante de las fuerzas en litigio dependen en buena parte del poder de las mayorías expresadas en votos. En las mayorías confluyen múltiples intereses que se contraponen interactuando transversalmente, siendo aglutinados en torno a partidos. No podemos creer que la organización social pueda funcionar sin organizaciones, grupos de gente, lobbies, que acumulen presión y esfuerzos en torno a iguales deseos, aunque hoy un partido no puede representar la diversidad social sin sufrir graves contradicciones dentro de sus filas.

En las elecciones una mayoría absoluta puede lograrse con un tercio de los votos, ni siquiera es posible ganar por mitades, por tanto, un tercio podrá gobernar, pero no debería olvidar que por muchos votos que obtenga sea cual sea el partido que lo consiga, siempre tendrá enfrente a otros dos tercios, en muchas ocasiones con diferentes intereses a los ganadores e ideas y criterios distintos. Durante el transcurso del tiempo, los intereses, ideas y criterios de ganadores y perdedores se irán mezclando, buscando salidas posibles, que serán las comúnmente aceptadas. Cualquier equipo de gobierno debe entender que las fuerzas que le siguen nunca son mayores que las que tiene enfrente, que intentar aplastar al resto y gobernar contra la mayoría no tendrá resultados positivos. Entrar en el juego democrático de pretender ganar elecciones para gobernar, supone aceptar la imposibilidad de la destrucción total de los otros.

La suma numérica es importante tanto en situaciones extremas, como imprescindible en una sociedad democrática en la que el poder se logra mediante cantidades de votos generalmente superiores, enfrentadas a otras, generalmente de menor cuantía. Parece adecuado relativizar la idea de ‘todos juntos somos más, si las izquierdas se unen ganamos…’ porque no todos los de izquierdas quieren lo mismo, ni en objetivos, ni estrategia, ni táctica, ni en propuestas concretas, lo cual no impide que se pueda coincidir en algunos aspectos. Ítem mas, Los partidos de izquierda españoles no son un conjunto homogéneo, sólido con identidad única, en mayor o menor medida, todos conforman subconjuntos de tendencias en movimiento que generan tensiones fraccionarias en su vida diaria.

PSOE, Podemos, IU, ICV, PCE, ERC, CUP, EH-Bildu, Sortu, BNG, Compromís, Equo, Es el moment, Bloc, En comú, Las mareas, etc. etc. son partidos muy distintos, además, dentro de cada uno conviven tendencias diversas, a los anteriores habría que sumar decenas de grupos políticos, muchos abstencionistas; en las elecciones 20-D-2015 se presentaron más de 1.300 candidaturas provinciales, muchas de ellas eran grupos izquierdistas, probablemente entre un tercio y la mitad. La militancia y simpatizantes de los grupos de izquierdas, son una amalgama de tendencias, grupos e integrantes de movimientos con ideologías diversas, trotskistas, marxistas, comunistas, socialistas, socialdemócratas, ecologistas, feministas, demócratas, indignados, cristianos de base, … los hay europeístas y euroescépticos, anti sistemas y demócratas, independentistas y federalistas, reformadores y revolucionarios, etc.

Así creer en la unidad ante opciones tan heterogéneas resulta complicado, mejor conocer la disparidad de intereses aceptando que cuanta mayor pureza pretendida, menor cantidad de apoyos, más fracciones y mayor soledad. Ganar gobiernos para transformar condiciones de vida en millones de personas implica diluir estrategias e ideología, para sumar; hablar de unidad supone aceptar compromisos en los que todos ceden y nadie logra imponer su totalidad al resto. –Sin olvidar que; Militantes, simpatizantes y votantes de izquierda pueden cifrarse en torno a un tercio del censo electoral, ¿España es un país de izquierdas?-.

Manuel Herranz Montero. Febrero 2016
ttps://www.academia.edu/31413090/UN_MITO_LA_UNIDAD_DE_LAS_IZQUIERDAS


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