Doscientos
años después de la Ilustración, que alimentó sueños de derribar fronteras y sumar
cada vez más gente en Europa que compartiera una idea común de libertad,
igualdad y fraternidad, estamos chocando con nuevos anti-ilustrados, que
pretenden levantar muros, restar, partir en trozos pequeños cualquier unidad territorial, -autodeterminación,
secesión, independencia- lo cual presuponen que tenga las dimensiones que fuere,
siempre será susceptible de partirse en una unidad más pequeña, -Asturias de
España, y Gijón de Asturias-, lo que supone retroceder como poco hasta los
inicios de la Edad Media, en donde los anti-ilustrados dicen encontrar las
esencias de libertad e identidad que hoy no son capaces de apreciar en el lugar
donde viven, en España, Europa. Darán para ello la muestra de existencia de
problemas, como si en cualquier sociedad, de cualquier sistema de cualquier
época no los hubiera, no mencionarán cifras ni datos que presupongan mejoras,
ni argumentos de por qué lo pequeño y aislado será mejor para la vida de la
gente, lo único que harán será teñir esas ideas con un viejo aroma de
izquierdas, para intentar justificarlas como solventes, les dará vergüenza
utilizar su verdadera identificación nacionalista. La izquierda reaccionaria se
une al combate contra la razón, el humanismo, la ciencia y el progreso.
Confieso
que estoy confundido con la favorable acogida que merece la independencia de
Catalunya entre algunos viejos activistas antifranquistas, los cuales defienden
el proceso, dicen que desde la izquierda, aunque mejor deberían defenderlo
directamente como nacionalistas para evitar confusiones. El nacionalismo desde los
primeros pasos, procede a la creación imaginaria de un único sujeto político,
que sería el pueblo catalán, - el pueblo catalán serán solo quienes quieren la
independencia- cuando nunca existió como tal identidad en lucha contra otro
sujeto, el pueblo español, que tampoco nunca existió como tal. Ni en 1714 ni en
1936 luchó Catalunya contra España, porque en cada bando había mezcladas gentes
de ambos lados, además, las alianzas fueron cambiantes en cada conflicto. Tampoco
hoy existe un pueblo homogéneo, salvo
para el nacionalismo, la mitad de catalanes a un lado por la independencia, a
la otra mitad que pretenden continuar caminando juntos con el resto de
españoles y europeos, la consideran anti-catalanes, traidores, la marginan y niegan
sus derechos, Marsé, Borrell, Serrat, Mendoza…
Los catalanes, como
cualquier otro pueblo peninsular, nunca
fueron un grupo uniforme en defensa
de sus diferentes intereses, campesinos, payeses de remensa, ruralistas,
agrarios, urbanos, burgueses, industriales, comerciantes, obreros, empleados
públicos, señores, aristócratas, afrancesados, esclavistas, austracístas, borbonístas,
primo-riveristas, anarquistas, franquistas, socialistas, y un largo etc. de
grupos con distintos intereses en cada etapa. Las revueltas y luchas internas
en Cataluña, han sido parecidas a las del resto de España, con objetivos
similares, por el pan, el trabajo y libertad de los de abajo contra los de
arriba. Los momentos gloriosos del pasado nunca llegaban al pueblo llano, quien
carente de alimentación, vestido, vivienda, atención sanitaria, cultural,
educativa… muy poco le permitían decidir
sobre sus vidas y haciendas, no eran demasiado diferentes a las
castellanas, como tampoco sus estructuras feudales o el nacimiento de las
emergentes burguesías y poblaciones urbanas.
Quien
viaje por España y Cataluña, podrá comprobar la similitud de culturas que
trascienden de edificios, calles, iglesias, fábricas, gastronomía, cultivos,
aperos de labranza, fiestas, herramientas, organización social, religión, mitología…
incluso si el viaje se ampliara a Europa occidental, seguiríamos viendo sueños
y aspiraciones parecidas, pudiendo destacar tantas diferencias como semejanzas,
como transmite la pintura, arquitectura, o escultura. El arte pone al descubierto
historias, personajes y formas de expresión bastante parecidas, con técnicas
que parecen realizadas por las mismas culturas, porque transitamos por lugares
cuyos habitantes han compartido cientos de años de experiencias comunes.
Lógicamente encontraremos particularidades locales, la cuestión diferencial,
existe, como en cualquier parte de cualquier región siempre susceptible de
diferenciarse, -Boludos de arriba y de abajo- pero lo catalán y lo hispánico
conviven en el mismo territorio desde hace cientos de años, políticamente dependerá
de donde pongamos el acento para acercar o enfrentar, para destruir fronteras o
construirlas, en este sentido el nacionalismo exagera las diferencias para
separar la ‘pureza de su pueblo’ y demonizar a los otros, los nacionalistas crearán
enemigos culpables de todos los males, los extranjeros, los distintos. Escribe Félix Ovejero: ‘La retórica de la identidad traza una línea de demarcación con los
diferentes y envilece el debate político al restar grado de ciudadanía al discrepante,
al que no participa de la identidad.’
Me
dicen que la izquierda siempre está a favor de la libertad de la gente. Y
¡córcholis!, recuerdo que es lo mismo que decía Thacher y Reagan, ‘dejen que todos seamos libres, para decidir
qué hacemos con nuestro dinero’. Lo dice Esperanza Aguirre y es un
principio básico del batallón neoliberal, reclaman la libertad para actuar,
exigen a los gobiernos que dejen hacer lo que quieran, donde y cuando quieran.
¿Entonces qué sucede? pues que bajo la bandera de la libertad se combate la
libertad de amplias mayorías no propietarias de medios de producción ni
riquezas. Defender que los ricos tengan libertad para irse, abandonando al
resto, no presupone que los menos pudientes, de allí y aquí, tengan mayor libertad,
de hecho las desigualdades aumentan porque los acaudalados, llevan años
reclamando mayor libertad para que los gobiernos no los controlen, para que no
les obliguen a pagar impuestos, para exigir exenciones, subvenciones y ayudas
fiscales y en último término, quieren que los impuestos que pagan les revierta
a ellos mismos. Ese es el fondo del derecho a decidir en el caso de la secesión
catalana.
Pero
entonces, ¿Cómo seguir considerando que la independencia sea progresista?
porque lo citado anteriormente es uno de los objetivos esenciales, declarado no
una, ni dos, ni tres veces, sino cientos, en panfletos, revistas, estudios,
libros, páginas web, periódicos, teles, radios, etc. etc. del movimiento por la
independencia en Catalunya, desde hace unos años. Por supuesto todo al margen
de la corrupción allí y aquí. ¿Luchan
por la libertad de los catalanes? Eso grita Carme Forcadell, presidenta del
Parlament, y anteriormente de la ANC, representando una mitad. En serio intenta
que nos creamos que son como los pueblos colonizados, es un grave insulto para
aquellos Vietnam o Angola, para Argelia, para los chilenos post Allende…
¿quiere hacernos creer que los catalanes carecen de derechos civiles como los
negros en EEUU? A uno le dan ganas de esconderse ante tanta locura, siempre a
favor de la autodeterminación de las colonias y ahora esto. La verdad, muchos
aún dudan porque las palabras son cortinas de humo ¿Catalunya una colonia?,
claramente no, pero ante la insistencia de la propaganda secesionista, no una,
ni dos, ni tres, en cientos de páginas, panfletos, estudios, radios y teles,
etc. etc. dicen que los españoles explotamos a los catalanes, de hecho
sostienen que vivimos de la explotación colonial durante cientos de años.
Las
élites de una de las regiones más ricas de España, de Europa y del mundo, dicen
que son una colonia. Una de las regiones del planeta con mejores estándares de
vida y libertades y con mayores riquezas en su territorio y éstas propiedad de los
apellidos de allí, los líderes políticos también son en su mayoría los
apellidos de allí, los ejecutivos, los dirigentes, los mandos intermedios del
aparato productivo, los gestores del aparato mediático, cultural, deportivo,
social… son catalanes de pura cepa, no hay gente de la metrópoli dirigiendo
aquella sociedad, por cierto, bastante más cerrada, racista y elitista que
otras muchas sociedades españolas.
Las
casas en Cataluña, de acuerdo con los estudios de la etapa franquista, al igual
que los posteriores realizados en democracia, disfrutan de mayor calidad de
vida que en el conjunto de España, medida por teléfono, televisión, calefacción,
agua, tamaño, comodidades, lujos…, sus barrios asfaltados, luces, parques,
espacios comunes… la sanidad, medida en camas por habitante, médicos,
enfermeros por habitante, hospitales… la educación medida en cantidad y calidad
de estudiantes infantiles, estudiantes medios y enseñanza superior, en
titulación media y universitaria, en calidad científica, … resulta que la
disponibilidad de bienes de consumo, coches, lavadoras, televisores, teléfonos,
conexión a internet, y un larguísimo etc. de comparaciones los sitúan por encima
de casi todos los españoles, menos vascos, navarros y madrileños. Y entonces mi
confusión aumenta.
‘Pero,
en Catalunya hay pobres’. Es cierto, y en Extremadura y Andalucía… y en
Alemania, y en China, India, EEUU, ellos no piden independencia, sino dejar la
pobreza. Efectivamente hay pobres en todas partes, pero el movimiento por la
independencia en Catalunya dice, escribe, sostiene, no una, ni dos, ni tres
veces… que los españoles les roban. Es terrible que los niños catalanes tengan
esa visión, terrorífico que lo digan desde el sistema educativo –desde los
colegios llevan años enseñándolo- les ha hecho sentir que los españoles del
barrio de Pescadería en Almería les roban, que los parados malagueños, o
gaditanos se aprovechan de ellos, que los murcianos se llevan su dinero, que
los niños de Vallecas viven a costa de los niños catalanes… Y el peligro a
futuro aumenta, porque suponiendo que ahora pudiera resolverse el enorme
problemón, los niños catalanes, las nuevas generaciones bien adoctrinadas en el
odio cada vez abrazan más la independencia contra los monstruos españoles. En
esa responsabilidad habrá mucha gente que apoyó al nacionalismo.
Ellos
son ricos por la gracia de dios, por sus méritos, así lo escriben en su
propaganda, dicen que el resto les tenemos envidia, cuando llenan de adjetivos
ridículos sobre el resto de españoles minorando nuestra capacidad de trabajo y
cultura,... Miro un poco la historia y no dudo que sean un pueblo trabajador,
culto, etc. pero no más que el resto de españoles, puedo aceptar que sean algo,
un poquito diferentes, pero no superiores, ni siquiera más abiertos. Si uno se
da vueltas por el Museo de las Ferias, de Medina del Campo, o por el Monasterio
del Escorial, por citar solo dos lugares del centro de España, encontrará
múltiples rastros del poder cosmopolita de aquella España del XV, la Nueva York
de entonces, intelectuales, filósofos, escritores, comerciantes, pintores,
banqueros, arquitectos y un larguísimo etc. de toda Europa trabajaron y por
suerte dejaron allí miles de pruebas de ello. El Camino de Santiago fue una
avenida de europeización gigantesca… catedrales, iglesias dejan ver culturas
muy similares en enormes extensiones de Europa. No, los catalanes no fueron
especialmente abiertos, ni especialmente modernizadores por sus contactos
europeos o marítimos, ni fueron los líderes impulsores, en mayor medida que
otros, de aquella España que utilizaba en sus conexiones marítimas los puertos
del Atlántico, del Cantábrico, de Andalucía y del Mediterráneo.
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