La secesión unilateral de parte del territorio en un Estado democrático que
respeta los derechos fundamentales de su población (incluyendo los derechos
culturales o lingüísticos de las minorías en su seno) es contraria al ideal
democrático pues priva de los derechos políticos a gran parte de la ciudadanía
a la que se impide participar en dicho proceso.
En este sentido, el conjunto de decisiones que se han ido adoptando por
parte de las instituciones de Cataluña — señaladamente las leyes de
referéndum y de transitoriedad aprobadas los días 6 y 7 de septiembre por el
Parlamento de Cataluña vulnerando la normativa parlamentaria que garantiza una
deliberación y tramitación pulcra— son profundamente antidemocráticas además de
groseramente inconstitucionales. Su aplicación en la forma de una declaración
unilateral de independencia (DUI) constituye un golpe de Estado. Manifiesto Profesores Filosofía del Derecho-El País
No es progresista un comportamiento
que pretende conducir a miles de seguidores al futuro haciéndoles creer en la
magia, engañar con que un conjuro de brujería, o como se llama ahora, la
independencia, puedan resolver los problemas de paro, desigualdades,
precarización, migraciones… de esta sociedad catalana del siglo XXI, inserta en
España y Europa, es lo más parecido a la difusión de emociones religiosas
anteriores a la Ilustración como cura para todas las miserias humanas en el
lejano paraíso. Antiguamente, hasta el XVI toda la población, y posteriormente
una gran parte de ella, se apoyaban en la existencia de dioses, magia y
brujería, como elementos con los que explicar, enfermedades y muertes, los
desastres de las guerras, el hambre y todas las miserias humanas,… con esos
elementos miraban al futuro elaborando predicciones y conjuros.
Los movimientos obreros del XIX y
XX, anarquismo, comunismo, marxismo, utilizarán los avances de la Ilustración e
incorporarán sus criterios laicos, científicos y humanistas, valores ilustrados,
a sus fundamentos teóricos y prácticas políticas, aplicarán la nueva ciencia
del hombre y el cosmopolitismo adaptándolo a situaciones y objetivos concretos.
A esa amalgama de movimientos sociales, de luchas, objetivos y prácticas
distintas, se la denominará como las izquierdas, en plural, por distintas. -‘Un mito: la unidad de las izquierdas-. Izquierdas y progresismo fueron
conceptos que pudieron ir hermanados en muchos momentos en diferentes lugares,
pero hoy se han separado en Cataluña. Gentes de izquierdas dan soporte a la
reacción nacionalista, aceptan tranquilamente sus postulados teóricos racistas
y xenófobos, abrazan ideas que pretenden diferenciar y separar a ciudadanos
iguales, defienden el nacionalismo que premia linajes, apellidos, tradiciones y
símbolos basados en viejos pasados inventados, mientras castiga a otros ciudadanos
que quieren igualdad de derechos, o simplemente no siguen la corriente
soberanista, están sosteniendo comportamientos supremacistas. Esas gentes dan
soporte a estrategias y comportamientos que han dado a luz el concepto de
izquierda reaccionaria al abandonar la razón y el ‘’humanismo que privilegia el bienestar de hombres, mujeres y niños,
individuales por encima de la gloria de la tribu, la raza, la nación o la
religión. Son los individuos, no los grupos, los que son ‘sintientes’. Steven
Pinker, ‘En defensa de la Ilustración.’ Paidós, 2018.
Imaginen qué podría haber mejorado
en caso de que las fuerzas de izquierdas hubieran combatido el paro y la precariedad
laboral en Cataluña y enfrentado la corrupción de los gobernantes catalanistas,
que éstos han resuelto ante la gente con un simple cambio de nombre y una
desviación de miradas hacia otras cuestiones, ayudados eso sí por quienes algún
día tendrán que rendir cuentas. Durante muchos años los principales problemas
de los catalanes, han sido el paro y la precariedad, según las encuestas del
CEO, excelente servicio de estadísticas de la Generalitat, las respuestas eran
abrumadoramente mayoritarias tanto si se referían a sí mismos en lo personal,
como si eran referidas a problemas generales del territorio -Aquí datos de una
serie 2008-2012 y otro formato para 2016, años de proceso secesionista-. Entenderán
que viendo esos datos no se pueda considerar que el pueblo diera un mandato a
sus representantes para luchar por la independencia, durante muchos años estos
resultados han sido obviados por la representación política catalana, cuyo
poder en manos soberanistas solo se ocupaba de preparar y alimentar la
independencia, pero sobre todo han sido tapados por los izquierdistas, se han cegado
por arropar al nacionalismo, y abrazar sus postulados xenófobos dejando al
margen la lucha por resolver los problemas que reclamaba la mayoría de los
catalanes. La izquierda reaccionaria.
No puedo considerar progresistas a
viejos colegas, antiguos activistas antifranquistas, que abandonan el racionalismo
para identificar problemas sociales y buscar soluciones concretas. Viejos
antifranquistas creyeron al nacionalismo, tuvieron fe en sus leyendas de
pasados idealmente prefabricados, olvidando que cientos de años atrás, hasta
donde se quieran remontar, todo era miseria, represión y muerte, única forma de vida para la amplia mayoría de
pobladores que carentes de techo y sin poder llevarse un mendrugo de pan a la
boca, morían presa de innumerables enfermedades, por asaltantes y bandoleros,
por las guerras y represión de amos y señores, obligados y callados por curas y
guerreros que los mantenían en la ignorancia y el sufrimiento, que decían, resolverían
en el Paraíso. Pueden encontrar cientos
de datos y fuentes documentales sobre mejoras de la humanidad en el libro de Pinker.
Aquel tiempo al que se abrazan los independentistas, nunca permitió decidir
a los pobladores de Cataluña sobre sus vidas, ni sobre los detentadores de
poder, ni sobre nada… La capacidad de votar de toda la población, sin cortapisas
tales como censos de propiedad, sexo, edad u otras, la facultad de decidir de hombres y mujeres
catalanes, es muy reciente, plenamente con la democracia de 1978, como lo es su
posibilidad de vivir bajo techo, disfrutando de enseñanza para todos desde la
niñez y ser asistidos en enfermedades y vejez. Comparar aquellas instituciones
de hace siglos con las actuales es un insulto a la inteligencia. Vean una
imagen de lo que ocurría en aquellos tiempos.
‘’En época de Francisco de Borja, tres factores enquistaban
peligrosamente el problema de los bandos. Por una parte, la trascendencia
alcanzada por los dominios señoriales en las primeras décadas del siglo xvi,
que iba limitando los márgenes de actuación de la monarquía y de la Diputación en
el Principado y los Condados. La mayor parte del territorio quedaba al margen
del realengo, con lo que fue necesario ganarse a las facciones señoriales para
pacificar mínimamente Cataluña. Aunque sellar alianzas entre grandes familias
era a menudo crearse nuevos enemigos. Los pactos eran una puerta abierta a
fidelidades, lealtades, patronazgos e influencias... y a todo lo contrario por
parte de los clanes enemistados. Los desafíos y las guerras privadas estaban a
la orden del día y provocaban numerosos problemas entre crueles carnicerías
prolongadas en el tiempo de una manera atroz, como subrayaba Borja en una carta
a Francisco de los Cobos en 1539: «la consiensia no me suffre callar [...] ha
habido más de 300 muertos en Castellbò» y solicitaba inmediatamente medios para
que las víctimas «no vengan a ser 300.000».
…/…
El bandido distaba de ser, de este modo, un personaje
marginal. Hasta el extremo que quien pudiera ser el paradigma de señor
bandolero del momento era una personalidad de la relevancia de Lluís Oliver de
Boteller (c. 1487-1556). Infeudado como vizconde de Castellbò en 1528,
fue el genearca de un linaje que a lo largo del siglo xvi dio tres presidentes
de la Diputación: Francesc Oliver de Boteller, prior de la Seu y hermano del
vizconde, y los hijos del vizconde el canónigo Pere Oliver de Boteller y el
abat de Poblet Francesc Oliver de Boteller, ya en época más avanzada. Como en
otros casos, lo importante no fue tanto el individuo como su linaje. De ahí que
el matrimonio arrostrara alianzas y enemistades. Oliver se implicó por sus
nupcias con Jerónima de Riquer en las luchas faccionales en Lleida entre los
Riquer y los Rius-Olzinelles’’
Bernat Hernández, Universitat Autónoma de Barcelona, ‘Bandos y
piratería en la Cataluña del Siglo XVI. Las actuaciones del Virrey Francisco de
Borja (1539-1541)’
El proceso de secesión bucea en el
nacionalismo, formando grupo con Le Pen, Trump, Salvini, Farage, Jaroslaw Kaczynski, Viktor Orban… una ideología excluyente y xenófoba que considera
enemigos a los otros, a los que no son como ellos los tratan como extranjeros
que identifican con los que piensan diferente. El procés camina hacia atrás, es
la guerra anti-ilustrada, un régimen social, cultural y político basado en la
credulidad voluntaria…Hay que entablar
un combate del pensamiento contra los
saberes establecidos y sus autoridades, un combate del pensamiento en el que se
confía una convicción: que pensando podemos hacernos mejores y que solo merece
ser pensado aquello que, de una u otra forma, contribuye a ello. -Marina Garcés,
‘Nueva Ilustración radical’-. La izquierda siempre combatió contra los
poderes establecidos, ¿por qué no en Cataluña, donde los poderes establecidos son
independentistas?
El proceso a la independencia es la
negación de la racionalidad como elemento de vida y conciencia para interpretar
la realidad, como forma de crítica y deliberación de búsqueda de alternativas a
problemas sociales. El proceso de autodeterminación hunde sus raíces en viejas
teorías supremacistas enredadas en diferenciar ‘la raza catalana’ del resto de
lo español, considerándose a sí mismos superiores y elegidos para guiar al
resto, se alimenta de esencias de un pasado idealizado, que nunca existió, construido
en negativo, como contraposición a lo español, considerado extranjero y por tanto
enemigo. –Abundante documentación en ‘La
Raza Catalana’ I y II, de Francisco Caja, Ediciones Encuentro-.
No es progresista abrazar ideologías
que consideran a unos individuos superiores a otros, que buscan y rebuscan para
utilizar factores genéticos, étnicos y lingüísticos, como fuente de derechos y
reconocimiento de superioridad, lo progresista es luchar contra ello, para
empezar denunciándolo. Una persona que se quiera progresista no puede dejar de
criticar los objetivos y los medios independentistas, no puede callar ante las
mentiras vertidas en sus campañas de propaganda, porque el ideal de la razón y
la ciencia no deben esconderse ante la realidad. La búsqueda de datos debe
estar presente ante las ideas de: ‘España
nos roba’, ‘Cataluña es una colonia’, ‘Los catalanes carecemos de derechos
civiles’… defender la mentira para identificar problemas y la magia como
solución de los mismos, formó siempre parte de la carcunda. Durante años hemos
escuchado a simpatizantes del independentismo que pretendían salvar su
conciencia proclamando ‘yo no soy
nacionalista, pero’… exactamente igual que cuando oímos aquello de ‘yo no soy racista, pero esos negros…’ Apoyar,
por acción u omisión, que andaluces y extremeños, murcianos y castellanos,
gallegos y cántabros… explotaran durante años a los catalanes es pura basura,
carcunda.
El proceso de independencia funciona
ofreciendo ilusiones futuras, a elegir por cada cual la que convenga, está
siendo impulsado cosiendo en una ristra toda reivindicación que se manifieste
por cualquier parte, por cualquier grupo, con la promesa de soluciones
inmediatas en la nueva nación independiente. Eso sí, sin ofrecer soluciones
concretas a nada. En un tiempo de realidad líquida, inconsistente, de
inmediatez en las pretensiones y querencias de amplios deseos, de necesidad de
encontrar respuestas para satisfacerse instantáneamente, en este tiempo,
cualquiera que ofrezca tocar fácil y rápidamente el botón o la pantalla para
actuar, tendrá mucho ganado para movilizar voluntades. El procéss además, metió en la coctelera una enorme crisis económica y
política. Fijó objetivos edulcorados, emocionalmente funcionan como inhibidores
para trabajar, investigar, criticar y buscar salidas concretas a los problemas
actuales, además, asegura poder lograr todos los objetivos, rápidamente, sin
esfuerzo y sin costes para nadie... como si cuando en la acción de apagar la
luz un día, salváramos el Planeta, todos los que lo hacen pueden sentirse
contentos, pueden contar a sus amigos que ellos han participado en la salvación
del mundo. Por el contrario, cualquiera que se oponga a lo anterior será
considerado un gafe, un extranjero, extraño a la comunidad, por tanto
susceptible de ser apartado y castigado.
No es progresista un golpe de estado
que pretende la secesión de una parte del conjunto, en un país democrático,
como España en el Siglo XXI, insertada en la Unión Europea conjunto de países
democráticos con un alto estándar mundial de libertades y derechos. Lo
progresista es impedirlo. España participa en el entramado político e
institucional de los países de la UE con quien comparte un elevadísimo
porcentaje de leyes, procedimientos y normas, comparte gran parte de la
política de seguridad y de la política exterior, amplias relaciones
comerciales, tecnológicas, culturales, y una gran parte de la política
económica que incluye hasta la moneda común… todo lo cual presupone una gran
cesión de soberanía del nacionalismo español a los entes comunes europeos, a lo
que habría que añadir la cesión de soberanía nacional a las llamadas autonomías
en el estado federal español.
Al socaire de esta subversión social se plantea el problema
de la organización de los pueblos peninsulares. Entre unos y otros se anudaron
entonces tantas relaciones que era imposible su subsistencia en la forma
política consagrada en el siglo XII. Magnates castellanos y aragoneses cruzan
la frontera y se instalan en el corazón de los problemas políticos de los
vecinos; buques vizcaínos y andaluces constituyen el equipo ligero de la
navegación catalana y mallorquina en este período; y ante las arremetidas de
Luis XI en el Rosellón en 1473 son los barceloneses los primeros que se
ilusionan con las lanzas castellanas que su príncipe heredero podrá traer de
Segovia. La monarquía del Renacimiento se está gestando en la Península,
gestándose con signo castellano…por el simple empirismo de su demografía en
auge, y la libertad de acción que reivindica su realeza, y de los recursos que,
a pesar de la contracción, continúan proporcionándole los rebaños de la Mesta’.
Jaime Vicens Vives en ‘Aproximación a la
Historia de España’: ‘
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