La
democracia está desapareciendo de los alrededores del independentismo. No es
democrático pretender derechos para unos pocos dejando tirados al resto, y de
eso se trata cuando se intenta la secesión. Una separación de Cataluña del
resto de España comportaría inmediatamente la salida de la Unión Europea, lo
cual supondría privar de los derechos europeos a más de la mitad de la
población catalana. Por descontado una autodeterminación de Cataluña y su
inmediata puesta en marcha de fronteras, no solo físicas, implicaría despojar
de los derechos en cuanto españoles de la mitad de los catalanes. Les aseguro,
por todo lo que llevamos visto, que los derechos en cuanto españoles, son muy
superiores a los que tendrían en cuanto solo catalanes.
Supongamos que la lucha
por lograr el divorcio, como derecho democrático, hubiera supuesto la
obligación de divorciarse para toda la población, y además obligarlo a fecha
determinada, de tal manera que el derecho a divorciarse para algunos, supondría
para otros quitarles derechos a no hacerlo, al menos en ese momento. Imaginen
lo absurdo de una parte que obligue al conjunto a aceptar como derechos
exclusivamente sus preferencias identitarias, a fecha precisa y concreta. Así
es como funciona el independentismo, pretender lograr un derecho para algunos,
arrebatándoles otros derechos a la mitad de la población, derechos hoy
recogidos en la Constitución y en la legislación europea.
Hasta tiempos recientes
la lucha por incorporar nuevos derechos democráticos no ponía en cuestión
derechos anteriores de las personas que los tuvieren y no pretendieran ejercer
los nuevos derechos. En democracia era compatible un derecho nuevo para
algunos, con el mantenimiento del derecho a no obligar para otros conjuntos. El
ejemplo del divorcio es claro, como lo es la despenalización del aborto en
determinadas condiciones, lo cual no obliga a toda la población a abortar. Así
ocurre también con el derecho a casarse entre personas del mismo sexo o en
general los derechos de colectivos LGTB. En ningún caso los nuevos derechos
suponen obligación de practicarlos por los ciudadanos que tuvieran otras
identidades.
En el caso de las
actuaciones nacionalistas, independentistas, nos encontramos en una situación
anormalmente antidemocrática aunque es abrazada por apoyos muy diversos,
algunos entre los cuales hay sectores de izquierdas que olvidaron la
universalidad de los derechos en unidad de libertad, igualdad y fraternidad o
solidaridad. Los derechos universales que puso en marcha la Revolución Francesa
apartaron, dejaron a un lado los derechos de antigüedad y linajes, por nacer de
una familia con determinados apellidos no tendría por qué tener mayores
derechos, lo cual se olvidó hace tiempo en Cataluña. La secesión obliga a
todos, quieran o no a tener la misma historia asumida, las mismas preferencias,
mismo idioma, o de lo contrario ser considerados traidores, y por tanto
relegados y/o apartados del conjunto social.
Los derechos
universales, iguales para todos, hace tiempo que están aumentando solo para los
indepes a costa de disminuir para los catalanes no indepes. Los nacidos en
Cataluña, ellos los consideran catalanes de primera o de segunda, en razón a su
lucha por la independencia, por su linaje, dependiendo de sus apellidos, en
función del uso del idioma catalán, mejor si es exclusivo. Igual les dará que
todos hayan nacido en Cataluña y que todos paguen impuestos, igual dará que
todos estén amparados y sometidos a iguales leyes generales y derechos
constitucionales y europeos, los mejores puestos de mando, de decisión y
representación social encontrarán una primera criba en linaje, apellidos e
idioma.
Por ejemplo, si miramos
en el Parlament comprobaremos que los representantes son cerca de un 80% catalanohablantes, mientras que en la
sociedad son solamente un 37%. Aunque la mayoría de los apellidos en
Cataluña sean similares a los clásicos de toda España, ‘’hemos constatado que un grupo de familias con apellidos que sólo están
presentes en el 13% de la población catalana copan el 40% de todos los cargos
políticos catalanes’’ además hay un 71% hombres y 29% mujeres, en ‘Radiografía
de la clase política catalana’, estudio realizado por Convivencia Cívica
Catalana sobre 13.456 cargos políticos catalanes. Existe una clara
sobre-representación que muestra la otra cara de la misma moneda, represión a
los castellanohablantes que son el 48%. Esto es parecido a lo que ocurría con
los derechos del antiguo régimen, aquí asumidos por el independentismo.
Aunque el uso del idioma se defendió en el pasado
con el argumento del derecho internacional a usar la lengua materna, desde hace
años, el idioma común mayoritario entre la población catalana, procedente de
lengua materna es el castellano, que ahora se persigue y reprime. El doble
rasero se aplica, antes valía el argumento, pero ahora para aplicarlo en
general ya no vale porque perjudica la dominación. Al repasar cifras de las
élites catalanas en cualquier lugar de poder político, encontramos una enorme desproporción
entre las categorías mayoritarias en la sociedad y sus representantes.
Cuáles cree q son los principales problemas de
Catalunya. 2a onada 2013
El proceso de
secesión continúa tras el 9-N de 2014
En
un ambiente festivo, sin incidentes notables, y sin grandes impedimentos por
parte del Estado, según datos de los organizadores de la consulta, un millón setecientos mil catalanes votaron a favor de la independencia. Un millón ochocientos mil, según otras fuentes. Algunas
primeras impresiones del día después.
1) Cataluña tiene un
censo electoral de unos cinco millones y medio de personas, considerando los
mayores de 16 años que han sido integrados en esta consulta, de los cuales algo
menos de un tercio ha votado independencia.
2) La votación ha transcurrido
sin represión manifiesta del Estado, se podría decir que ha existido una gran
tolerancia del Gobierno Central –quizás pactada- para que fuera celebrada sin
incidentes que hubieran podido provocar otra escalada en el conflicto.
Contrasta demasiado lo festivo y las facilidades, con las marchas de las mareas
ciudadanas que hemos visto por Madrid rodeadas de policías intimidatorios, o
las celebradas en Barcelona por movimientos de indignados apaleados por la
policía, -antes de que todo movimiento quedara subsumido en el proceso
independentista-, o las movilizaciones anti-desahucios siempre hostigadas
policialmente, etc.
3) Un pequeño incidente
protagonizado por fachas, claramente anecdótico no ayuda a los defensores de la
continuidad unionista. Quizás haya que ir sacando a la luz la represión
contraria que empieza a extenderse, sería ridículo ocultar o no querer verlas
represiones de independentistas a unionistas, ataques a locales de partidos,
socialistas y Ciudadanos, escraches a personas por pensar distinto, marginación
profesional y social de los no independentistas, señalamiento que empieza a
existir por listas y encuestas…
4) La oposición del
Estado se ha movido en el terreno legal, dejando puertas abiertas a los otros
poderes catalanes maniobrar y seguir adelante con la consulta, entendida como
acto sin consecuencias jurídicas, pero permitiendo que tuviera consecuencias
políticas. La movilización del entramado independentista ha continuado
funcionando con total normalidad, y en ese entorno ha encontrado una salida
digna el presidente Mas y CiU.
5) La consecuencia
política más clara ha sido visualizar que una gran cantidad de catalanes, en
torno a un tercio, han votado a favor de la independencia, mostrando el proceso
secesionista que una gran parte de ellos, ya se consideran fuera de España,
imposible de reconducir su camino.
6) Otra consecuencia del
proceso es visualizar que la sociedad catalana está partida; no es verdad que
una gran mayoría quiera la independencia y solo una minoría la rechace.
Contraponer las cifras de movilizaciones masivas en las Diadas, o consulta, a
las movilizaciones visualizadas contrarias al proceso no determina las
proporciones de cada campo. La consulta, que era uno de los grandes objetivos
por los que se ha trabajo a pleno rendimiento, ha movilizado menos síes de los
esperados, un tercio de la población. Lo cual es mucho, pero no amplia mayoría.
7) Causa enorme asombro
el silencio del Estado español, fundamentalmente Gobierno Rajoy e
instituciones, no hayan realizado una campaña de pedagogía política favorable a
la continuidad de la relación Cataluña-España, y se hayan limitado desde hace
dos años a referirse casi exclusivamente al impedimento legal de la secesión
dejando un vacío emocional y argumental que fue rellenado por el movimiento
soberanista.
8) Desde el año 2012 la
cifra de personas que apoyan la independencia de Cataluña se ha doblado, en un
entorno español inmerso en las crisis económica, política, ética… en el que
apenas se escuchaban o leían manifestaciones que discutieran los argumentos
esgrimidos por el movimiento independentista en gran parte soportados en
mentiras, en razones neoliberales, muchos de ellos xenófobos, y arropados por
la creencia mágica de que la independencia resolvería todos los problemas, de
todos los catalanes.
9) Mucho menos visible
ha sido escuchar o leer argumentos que intentaran seducir a los catalanes y españoles
para convencerlos de convivir como mejor solución de futuro y ello al margen de
encajes legales, fueran federales o confederales. Realmente el problema de
fondo, es la construcción del deseo, de una querencia de común de convivencia
que fuera aceptado por amplias mayorías de ciudadanos que en muchas ocasiones
se sienten excluidos socialmente.
La vida sigue y el proceso continúa, y sin duda en
algún momento del mismo tendrá que haber una consulta, referéndum, legal. Las
salidas hoy son difíciles de visualizar, entre otras razones porque se ha
esperado demasiado tiempo y las posiciones se han consolidado en estos dos años
entre cientos de miles de personas, lo cual provoca rupturas por todas partes.
La cocina mental de cada individuo ha tomado postura durante el proceso y
cuando esto ocurre, casi todo lo que un individuo lee, ve, entiende, escucha…
se moverá solo en el entorno de su decisión y tomará y aceptará solamente
aquello que sirva para defenderla y reafirmarla, tenderá a rechazar todo
aquello que esté en otra dirección y le suponga cuestionar su postura.
Modificar una decisión política-ideológica requiere un enorme esfuerzo
prácticamente imposible de realizar a corto plazo.
El 27/S 2015 pierden
el plebiscito, y ganan las elecciones
Más votos a los no independentistas le dan menos representantes
políticos en el Parlament. En Cataluña y en España, el número de escaños
atribuido a las circunscripciones provinciales priman las menos pobladas y
rurales, sobre las zonas urbanas. Los votos en la provincia de Barcelona pesan
menos que los votos de Lleida y Girona. Por eso, aunque en votos ganan las
listas que NO quieren independencia, en escaños ganan las listas secesionistas.
La participación en estas
elecciones autonómicas del 27/S de 2015 subió respecto a otras ocasiones, quedó
en el 77%, lo cual indica una abstención del 23% nada despreciable, que cabe
atribuir principalmente a voto anti-independencia, dado que los activistas pro
independencia se movilizaron a tope, como siempre. Abstención difícil de
interpretar solo en términos de ancianos, enfermos, ocupados imposibilitados,
viajeros… parece que podría haber todavía un buen porcentaje de pasotas, de
hastiados, de anarcos, etc. falta saber, por ahora, si en el caso de un
referéndum pactado acudirían a votar.
Los pro autodeterminación
están movilizados desde hace tiempo, el acoso personal es un hecho que te
cuenta cualquier catalán que no abrace la secesión, el acoso vecinal, individual
y más de grupo, se siente en escaleras vecinales, ventanas, parques, colegios,
comercios… del tremendo acoso institucional, gobierno, parlamento, policía,
políticos, prensa, radio, tv, empresas públicas, centros deportivos,
culturales, universidades, institutos, cámaras de comercio, asociaciones
sociales, empresariales, sindicales,… el acoso es enorme, forma parte
importante del poder catalanista, el que apoya y monta la secesión, no es un
acoso que surge del pueblo, en su inicio está lejos del mismo como indican los
estudios de una altísima sobre-representación de clase, política, cultural,
económica… de apellidos/individuos catalanistas sobre el resto.
Muchos compañeros de viaje
del nacionalismo, estos años pasados se olvidaron de las personas que viviendo
en Cataluña, conformaban mayorías de castellanohablantes o simplemente
individuos con sentimientos compartidos tan catalanes como españoles, oprimidas
por la minoría catalanista, sojuzgadas, y apartadas, todo ello ocultado por la
fantasía nacionalista pero muy presente como indican variados estudios sociológicos.
Recuerden que en los mejores momentos ideales de la Cataluña inserta en la
Corona de Aragón, su escasísima población necesitó de las gentes españolas para
combatir en Italia, navegar por el Mediterráneo o producir en su tierra. Cuando
oigan hablar de los vascos y catalanes no olviden que ya en los años
setenta País Vasco y Cataluña, tienen muy alta proporción de residentes
procedentes de otras regiones, 47% y 40% respectivamente. Las migraciones de la postguerra franquista para
facilitar mano de obra barata y vencida a sus aliados oligarquía vasca y
burguesía catalana, hicieron crecer allí la población hasta ¡un 70%! La
población catalana creció desde 3.240.313 habitantes en 1950, hasta 5.534.770 personas
en 1974.
Tras esta nueva votación
(unas 40 votaciones celebradas en democracia) nace hoy una nueva etapa de
confusión y tensión, de equilibrio de fuerzas, el secesionismo está pletórico,
pero es absurdo despreciar la fortaleza del contrario y los inconvenientes y
costes del camino. Despreciar al contrario no facilitará salidas, absurda la
insistencia pepera y algunos medios de prensa en minimizar la fuerza
secesionista, cuando hablamos de mitades. Nada se ha resuelto, pero estas
elecciones cuasi-plebiscitarias pueden haber despertado a los contrarios a la
secesión, mucha de esa gente habitualmente pasaba de elecciones autonómicas,
porque no dieron la importancia, que sí tenían para los constructores políticos
de la nación catalana. De hecho, quizás sea la primera vez que se ha entablado
un cierto debate entre amplias capas de la ciudadanía suministrando respuestas
a las tesis secesionistas y saliendo a votar en defensa de sus posturas.
El debate aumentará y poco a
poco irán calando los argumentos de costes de la secesión, ocultados hasta hace
poco, los argumentos del miedo lo llaman astutamente los
secesionistas pretendiendo descalificar lo que simplemente son argumentos a
rebatir, acostumbrados durante años a no tener que hacerlo. Y ello al margen de
los errores pperos y la abulia que nunca puede tener un presidente de gobierno.
Pero no saber responder sobre la nacionalidad, no evita devolver la pregunta,
cuya respuesta debe ser en principio política: los secesionistas dicen querer
la nacionalidad catalana, española y europea, pues si eso quieren, no se
independicen. Un buen principio negociador.
En
ambos bloques electorales los votos han tenido que decidir entre opciones
parecidas, partidos derechistas, Convergencia y PP, partidos de izquierda como
ERC y PSC, y los de más allá, CUP y Podemos+ICV, que se han dado un buen
batacazo. Unió queda arrinconado por su pasado, con un gran trabajo pendiente
de reconstrucción, o desaparición por inclusión, penalizado por tomar su
decisión de separación del independentismo demasiado tarde. El tiempo apremia,
así que veremos muy pronto depurar fuerzas y nuevas alianzas, con prisas y
mayor desgaste entre los secesionistas a los que solo une la independencia como
meta imposible para resolver los problemas de libertad, solidaridad,
desigualdad,…o los de corrupción, deuda creciente, competitividad perdida,… o
los asuntos diarios de sanidad, educación, pensiones, dependencia, urbanismo,
producción, distribución…
Y
luego está el asunto Ciudadanos. Los grandes triunfadores, salen con
posibilidades de ser el nuevo gran aglutinador de centro derecha
regeneracionista. De ninguna manera son un partido fascista, nada más que
recuerden a Falange u otros y sus métodos para ver las diferencias, como
tampoco Podemos trae la revolución bolivariana. Ciudadanos sale de estas
elecciones con la perspectiva de iniciar en el conjunto de España un proceso de
concentración de la derecha, algo similar al estilo de UCD por unión de
pequeños grupos, intentar arrebatar la dirección política a la carcunda del PP planteando
un itinerario renovado. La cuestión planteada es, si les dará tiempo a hacerlo
para estas generales sin casi estructura de partido, o si el miedo a la
secesión volcará nuevamente los votos derechistas al PP, a pesar de su
confesada y notoria incapacidad para resolver los grandes problemas de España.
La
independencia catalana aflora el problema de España
La
independencia en Cataluña tomará en cada momento una forma concreta, a la que deberá
darse respuesta a corto plazo, por supuesto habrá que considerar soluciones
estables, de largo plazo, pero cada momento requerirá un tratamiento adecuado,
plantearse ahora como salida inmediata cambiar la Constitución o similar, no
resulta útil, el órdago de la independencia está proclamado, los secesionistas no
quieren oír hablar de federalismo ni otras zarandajas. Quizás más adelante pudiera
resultar de utilidad, hoy es muy improbable. La independencia, es un grave
problema, pero resulta más preocupante el problema de España, que realmente es
el fondo de la cuestión. La cuestión trata para los partidos y fuerzas sociales
de cómo se construye un estado, y de cómo se destruye otro, y eso entraña
muchas dificultades, aparecen contradicciones entre las utopías y realidades,
entre los sueños particulares en los que cabe todo por muy contradictorio que
sea, y las realidades diferentes de millones de personas que no coinciden en
esos sueños particulares y por tanto pierden su valor.
Aparece
la debilidad de muchas argumentaciones actuales –particularmente me interesan
las de izquierdas- que olvidaron durante años enfrentarse a los postulados
nacionalistas, altamente reaccionarios y xenófobos, neoliberales y populistas,
lo cual hace muy difícil ahora encajar el galimatías sin enfrentarse al
nacionalismo periférico, con el que mostraron simpatías, apoyándolo con su
inacción o abiertamente. En realidad muchos izquierdistas se han dejado seducir
hasta por su lenguaje del que se apropiaron sin esfuerzo, una cesión más, todo
ello porque muchos militantes necesitan demostrar que fundamentalmente están en
contra de la derechona española, que ellos adjudican a todo lo español
que es todo lo distinto a sí mismos. Una gran diferencia con la implicación de
los comunistas del PCE en la construcción del estado tras la muerte de Franco,
participando en la redacción y configuración de las leyes vigentes hoy día.
La
primera cuestión a resaltar es que no es el pueblo catalán quien pide la
independencia, al contrario, hay una mayoría que no la pide Una cuestión surge al
identificar el pueblo catalán con los independentistas, ya que se extiende a
reconocerlos como sujeto político, pero entonces ¿quienes son el otro 65% de la
población, no son catalanes, no tienen derechos ni opinión en esta decisión? Es
como si alguien gritara ¡que se jodan! Enfrentada esta realidad concreta al
armazón teórico de clichés inhabilita su validez, porque muchos giran en torno
a la idea del pueblo catalán como unidad opuesta al pueblo español. No hay tal
sujeto, no existe un pueblo catalán unido como una piña enfrentado a España, ni
en el pasado ni ahora. Tampoco Catalunya es un país colonizado, explotado,
oprimido y sojuzgado, que se quiere separar de España, más bien al contrario, son
ricos y tienen poderes, pretenden alejarse para disfrutar de su riqueza,
privilegios y poder en exclusividad.
Veamos
otro argumento cliché, ‘en un divorcio si uno de los dos se quiere separar,
no debes impedirlo’, se entiende en el ejemplo, que de la pareja
España/Cataluña, quien se quiere separar es Cataluña, pero hete aquí que en el
ejemplo lo que eran dos personas, se convierte en realidad en dos conjuntos de millones
de individuos y pretenden decir que todos, los millones de catalanes se quieren
separar de ese matrimonio, lo cual es mentira. La realidad actual es que una
minoría pretende romper y obligar a una mayoría sometiéndola a sus intereses y
leyes particulares, rompiendo para ello leyes aprobadas antes por amplias
mayorías, incluidos muchos de los actuales secesionistas, ruptura de leyes
generales y territoriales, tanto nacionales como internacionales.
‘Si
las leyes lo impiden hay que incumplirlas’ ‘solo hay que obedecer las leyes justas’. La
cuestión aquí es ¿quien determina en cada momento las leyes que sean justas e
injustas? Mientras un individuo puede mantener los argumentos anteriores, un
partido de izquierdas no debe hacerlo, no puede mantener una incoherencia tan
grande, máxime si quiere ganar elecciones y participar en la construcción del
Estado. Alguien cercano a gobernar no puede aceptar que quien quiera rompa las
leyes cuando le plazca, porque lo harán fundamentalmente los poderosos, estaría
aceptando que los ricos no pagaran impuestos; incluso justificaría el golpismo,
Tejero o Franco, quienes en su día decidieron qué leyes vigentes les resultaban
inadecuadas.
Vivimos
una secesión, hoy cercana a un golpe de estado,
y todo partido o cuadro militante que pretenda realizar actividad
política en Europa, debería tener altísimo interés en lo que sucede, lo cual
supone dotarse de elementos teóricos básicos necesarios en la construcción de
un estado, porque ese es el problema que enfrentamos. Desde luego nunca será
admisible por la ciudadanía la idea de ‘me importa tres cojones’.
Probablemente las elecciones marcarán negativamente a los partidos que se desentiendan
de esta cuestión, porque los problemas para quien quiera ganar o formar
parcelas de gobierno, no solo son el paro y la corrupción, el sistema
productivo y las pensiones, sino también la organización del Estado, que por
supuesto itera sobre todos ellos. Entre otras razones resulta incoherente
hablar de Ucrania, Siria, emigración mediterránea etc. etc. y no plantear
salidas concretas a cada situación provocada en Cataluña, al margen de los
mantras de solución política, federalismo, etc.
Nunca existió mandato popular para la
secesión. Ahora tampoco
Resultados electorales del
cuadro publicado al inicio de este
apartado procedente de la Generalitat 27S 2015:
Votos a JxSI: por simplificar (CiU+ ERC) =
1.628.714
Votos a C.U.P. = 337.794
Total voto independentista =
1.966.508
Total censo electoral = 5.510.853
Total votantes =
4.130.196
El
independentismo no tiene un mandato popular para luchar por la independencia, el
Gobierno de la Generalitat nunca lo ha tenido. Es otra mentira. Pueden
comprobar mirando los cuadros estadísticos aquí publicados procedentes del CEO
de la Generalitat, sobre datos de problemas sentidos y opinión pública. En
datos de 2013, un 23.5% de los catalanes consideran principal problema la
relación de Catalunya con España, no parece que esa cifra suponga mandato para luchar
por la secesión, máxime cuando en el mismo estudio una amplia mayoría del 66.3%
considera el paro y la precariedad laboral como el principal problema. Los
nacionalistas siempre hablan en nombre del pueblo catalán, despreciando al
menos a la mitad del mismo pueblo que piensa diferente a ellos.
La
declaración de independencia en 2015 está apoyada por los diputados del
Parlament representantes de 1.628.714 de votantes a JuntxSí, mas los
representantes de 337.794 votantes de la CUP, en total sumarían 1.966.508 votos
de ciudadanos sobre un censo electoral de 5.510.853 de catalanes con derecho a
votar. Ocurrió en las últimas elecciones de 2015, planteadas como plebiscito
por JxS y CUP, que perdieron.
Los
votos de las elecciones celebradas en 2015 que arroparían esa declaración de independencia,
representan un 35,68% del cuerpo electoral catalán, sería profundamente
antidemocrático pretender proclamarla. Una minoría quiere imponer a la mayoría
la secesión, el proceso está siendo posible sometiendo a más de la mitad de la
población en todos los ámbitos de poder, sea político, social, cultural,
deportivo, mediático, institucional, educativo… Esa minoría independentista trata
de privar de sus derechos al resto catalanes, y ejercer un derecho en
exclusividad para privar del mismo derecho a miles de ciudadanos, lo cual es
profundamente antidemocrático. No es democrático, ni razonable que un estado,
ni partido político alguno, acepte como criterio de decisión para una secesión
esa proporción. El Estatut de Sau lo aprobó el 54% del censo electoral que
fueron un 88% de los que votaron, significando participación cercana al 60%. La
Ley de Claridad Canadiense acepta como criterio inicial negociador, una
sucesión de muy amplias mayorías en el tiempo.
Votar
por sí solo, puede ser democrático, o no. Una democracia necesita que la gente
se exprese libremente sin miedos a ser señalados y apartados por sus ideas, también
necesita del voto, y además de requisitos como el debate en las instituciones,
sin ocultaciones que impidan ejercer derechos al resto de parlamentarios, sin
trampas que tratan de impedir la expresión al resto de representantes del
pueblo, una democracia necesita del respeto a las minorías, máxime en el caso
de una secesión, la cual debería requerir de muy amplias mayorías estables en
el tiempo. Una democracia requiere respetar las leyes en las que se amparan las
instituciones catalanas, Govern y Parlament, muchas de dichas leyes fueron
votadas y elegidas exclusivamente, por los catalanes no hace demasiado tiempo.
Cuando hablan los independentistas parecería como si el pueblo catalán no hubiera decidido nada hasta ahora, aunque las pruebas del derecho a decidir en múltiples votaciones existen. Son adanistas, quieren hacer creer que todo lo bueno nacerá con ellos en el paraíso, inmaculados sin pecado original, sin corrupción, sin fascismo en sus entrañas, sin imperialismo catalanista, sin explotación ni pistoleros, sin franquismo, sin carlismo, sin racismo...
Elaboración Manuhermon para 'Arian seis'
La norma del 6-09-2017 que regula el referéndum es
ilegal de principio a fin
Desde
su título hasta su último artículo, la proposición de “ley
del referéndum de autodeterminación” es
ilegal, según el derecho internacional.
No
hay por dónde agarrarla. Incumple las resoluciones de la ONU que proclaman el
derecho de autodeterminación y amparan la secesión de los países bajo
dominación colonial o yugo extranjero. Pretende apelar a un dictamen del
Tribunal de la Haya que validó la independencia de Kosovo porque eso era lo que
permitía su Marco Constitucional —lo contrario de lo que sucede en este caso— y
lo que proponía Naciones Unidas. Y viola todas las estipulaciones y
recomendaciones sustantivas de la Comisión de Venecia del Consejo de Europa, el
organismo continental de referencia, que asesora y enjuicia sobre reformas
constitucionales y referendos.
Se
trata de una violación reiterada y sistemática. De la alfa a la omega.
La
violación Alfa es ya el artículo 1, que dice que la ley “regula la celebración
del referéndum de autodeterminación”. Desde el estándar internacional, no puede
hacerlo una ley ordinaria contraria al marco constitucional y estatutario.
Porque “el uso de los referendos debe cumplir con el sistema legal en su
totalidad”, y “en particular los referendos no pueden celebrarse si la
Constitución o una ley conforme a esta no los estipula” (Código de Buenas
Prácticas de Venecia, art. III.1). Y los de secesión no están estipulados sino
excluidos del ordenamiento interno, como sucede en la mayoría de países
desarrollados.
La
violación Omega es la supuesta entrada en vigor (disposición última e inminente
decreto de convocatoria), a menos de un mes del 1-O. Contraviene la norma de
que “los aspectos fundamentales de la ley del referéndum no deben poder ser
reformados durante el año anterior al referéndum” (Código, punto II, 2).
En
medio, todo es antijurídico: la anticonstitucional atribución de la soberanía
al pueblo catalán (art. 3); el atentado a la jerarquía normativa, pues la ley
autoproclama que “prevalece jerárquicamente” sobre el Estatut y la Constitución
(art. 3.2); el carácter “vinculante” del resultado (art. 1), pues si el
recuento arroja más votos afirmativos que negativos “implica la independencia”
(art. 4.4), cuando los referendos sobre asuntos trascendentes son consultivos
(art. 92 de la Constitución). Maltrata y retuerce el Código de Buenas Prácticas
de Venecia, que reclama que “debe estar claramente estipulado en la
Constitución o por la ley si los referendos son jurídicamente vinculantes o
consultivos” (Código, 53).
La
autoridad administrativa, o Sindicatura Electoral de Catalunya, que controlaría
el referéndum también es ilegal porque sus miembros se elegirían “por mayoría
absoluta” parlamentaria (art. 19 de la ley), que son 69 escaños, en vez de por
mayoría cualificada de dos tercios (90 escaños). Este último es el baremo
mínimo para reformar el Estatut (art. 222) y para aprobar una ley electoral (art.
56), de la que Cataluña carece por no haber logrado en cuatro décadas ese
consenso.
Además,
Venecia advierte contra esa práctica torticera de cambiar las mayorías por la
puerta de atrás: prescribe “evitar que los referendos se usen para minar la legitimidad
de las instituciones representativas”, como el propio Parlament (Compilación de
opiniones e informes, 10/3/2017, punto 15). Para lo que es imprescindible
entablar “serias negociaciones entre todos los actores” (Compilación, punto
25). Y arremete contra el abuso de la mayoría simple: “Partidarios y opositores
de la propuesta sujeta a votación deben ser representados de manera igualitaria
en las comisiones electorales” que controlen a la autoridad organizadora de la
consulta (Código, punto II, 3.1.e).
Para
otros detalles habría que verificar el desarrollo de la ley. En todo caso,
Venecia advierte contra los censos electorales improvisados: “Deben ser
permanentes” (Código, punto 1,2); establece que el Gobierno debe comportarse,
si no neutralmente, al menos evitando la “excesiva campaña unilateral”
(Compilación, 12); y ordena que “debe prohibirse el uso de fondos públicos por
parte de las autoridades con fines de campaña” (Código 3,1).
Queda
el asunto de los quórums (de participación y de resultado mínimo). El Código de
Venecia los rechaza para las consultas normales. Pero no para las de secesión
(si son permitidas por la Constitución), como la de Montenegro: amparó un
quórum del 50% del censo y una mayoría cualificada de votos afirmativos, de
entre el 55% y el 65%, que al final se fijó en el 55%.
Así que no suena extraño que el
presidente de la Comisión
de Venecia, Gianni Buquicchio, recordase al de la
Generalitat, en carta del 2 de junio, que su institución “enfatiza” la
“necesidad de que cualquier referéndum se lleve a cabo en pleno cumplimiento de
la Constitución y de la ley aplicable”, como el Estatut.
Resolución 2625/XXV. ONU. Autodeterminación y descolonización
La resolución 2625/XXV de la Asamblea General de las
Naciones Unidas de 1970 reconoce el derecho a la autodeterminación en casos de
dominación colonial, dominación racial y dominación extranjera. Cataluña encaja
dentro del tercer supuesto, pues aún perviven las prohibiciones de extranjería
que impedían a los catalanes ejercer libremente la ciudadanía española dentro
de las instituciones del Estado. CCN. Circle Catalá de Negocis.
Su
encaje como país independiente en la ONU tampoco se ve factible en base a la
legislación vigente, la 2625/XXV, ley anticolonial de imposible
aplicación a Cataluña, muy a pesar de sectores independentistas que abogan por
ello. Esta ley tenía como objetivo la autodeterminación de colonias gobernadas
por metrópolis, por ejemplo los países africanos en cuyos puestos de
acumulación de riqueza, de gobierno y representación, política, económica,
cultural, religiosa, deportiva, etc. están situados los colonizadores, en este
caso para hacerlo creíble los detentadores de la riqueza y poderes políticos,
económicos, culturales etc. deberían ser los españoles, los representantes de
las élites en Cataluña, tendrían que ser unionistas por lo menos, pero sucede
justo lo opuesto, allí solo tienen poder los catalanistas. Ítem más, se produce
represión interna, puesto que una mitad de población catalana, castellano
hablante, o española cultural, no cuenta con representación en la sociedad
catalana.
El
CCN y defensores de la 2625 supongo sabrán que quieren decir con asimilarse a
la dominación racial, deberían justificar su espíritu racista que muestran al
considerar una raza distinta la española a la catalana, tal como sustenta una
de las más importantes bases teóricas catalanistas, el supremacismo. Les queda
apoyarse en el tercer punto, la dominación extranjera, que implica apropiación
económica y dominación política, lo que justifica verter en su agitación y
propaganda la línea de extranjería hacia lo español y la explotación a que
sometió a Cataluña.
El
problema es que los resultados que muestra una de las regiones más ricas de
Europa, con mayores estándares democráticos y de calidad vida del mundo, no se
ajustan a las fotos que se pretenden mostrar, la supuesta colonia tiene mejores
datos estadísticos que la metrópoli española, ya no solo respecto a acumulación
de riqueza sino respecto a parámetros que miden la calidad de vida diaria, como
son la renta disponible, médicos, enfermeras, camas hospitalarias, esperanza de
vida, escolarización infantil, graduados medios, universitarios, licenciados,
teléfonos, coches, electrodomésticos, viviendas, atención a dependientes, etc.
etc. en la supuesta colonia los mejores barrios y casas, los ocupan
catalanistas, los propietarios directores y ejecutivos del aparato productivo y
comercial son catalanistas, las élites culturales y deportivas son
catalanistas, las élites políticas y religiosas son catalanistas, etc. A pesar
de lo cual el gobierno español haría muy mal si no trabajara internacionalmente
la situación, difundiendo datos de contraste, no fuera a suceder que por no
hablar calara la idea que llenara el vacío y luego hubiera que lamentar la
falta de política internacional adecuada como ocurrió con el tema terrorista.
No pierdan de vista contrastar este aspecto colonial con el cuadro del inicio
del apartado, que muestra el ascenso de Cataluña durante 1980-2001, etapa
democrática, que difícilmente podrá justificar una colonia.
Tampoco
será fácil ingresar en la ONU considerando que múltiples estados no aceptarían
una segregación de otro legalmente constituido, aunque solo fuera por evitar
problemas en los suyos propios, ese derecho no es reconocido
internacionalmente, ni por constituciones nacionales. La nueva Cataluña debería
solicitar su ingreso en la ONU, y este ser aceptado y propuesto por el Consejo
de Seguridad, en donde los cinco integrantes permanentes con derecho de veto,
son defensores a ultranza de la integridad territorial y no de la segregación.
Supuesto aceptada su petición de ingreso la Asamblea General de 195 países la
refrendaría por 2/3 de los votos, muchos de los cuales consideran que la
declaración unilateral de independencia entra en contradicción con la Carta de
Naciones Unidas. Un nivel de estado observador, similar a Palestina, es más
sencillo, requiere aprobación por mayoría simple, sin derecho a voto ni
participar en muchos órganos y comisiones. –Kosovo reconocido bilateralmente
por más de 100 países, no está admitido en la ONU, fundamentalmente por su
separación unilateral de Serbia-
El
problema que plantea la propaganda secesionista es que está bien diseñada
emocionalmente para movilizar, pero no está pensada para llevar adelante dichos
planes en base a acuerdos, -no los buscan, ni pretenden-, se centra en las
movilizaciones y se olvida del entramado legal de obligado tránsito, salvo que
se pretenda conducir a salidas imposibles. Los estudios independentistas
catalanes –dejo al margen las trampas, ocultaciones y mentiras- contienen una
cierta estructura de respuestas satisfactorias ante supuestos problemas, lo
cual deja en las mismas manos de quien los elabora, la pregunta, la respuesta y
la decisión, que está tomada previamente. Es un solitario con trampa, porque la
decisión es previa al resto de contenidos que se ajusta para dar un resultado
definido con antelación. Sin la decisión tomada a priori, quizás las preguntas
serían diferentes y las respuestas tampoco servirían para tomar las decisiones
que fueron adoptadas.
La
independencia no es un absoluto, y menos en la actualidad que la soberanía
nacional no existe sino compartida, Catalunya ha llegado tarde a un mundo en el
que ya no es posible realizar su sueño de vivir independiente y con influencia
global. Tendrá que decidir si compartir con España la aventura europea cediendo
parte de su soberanía o vivir sola e independiente.
Si
no se integrase en una unidad superior no se produciría cesión de soberanía,
aparentemente, en realidad como estado soberano no tendría independencia en un
mundo globalizado, entendida como capacidad suficiente para actuar en su
desarrollo sin injerencias externas, como tampoco podría influir en el entorno
global dominado por fuerzas muy superiores que condicionan demasiadas
cuestiones internas, la financiación del país, los flujos de inversión que
determinan modelos productivos nacionales, y éstos los empleos y la capacidad
comercial y la competitividad global, y la capacidad de incidir en la evasión
fiscal, todo lo cual condiciona la libertad, equidad y solidaridad interna, la
posibilidad de estado de bienestar, sanidad, educación, pensiones, asistencia
social; grandes alianzas políticas condicionan las relaciones exteriores,
culturales, políticas, la posibilidad de influir en otros países y organismos
internacionales…
En
las escaleras de la Generalitat el 10 de Octubre de 2017, día que proclamaron
la República Catalana, aparecen unos 200 alcaldes blandiendo sus bastones de
mando en señal de apoyo a parlamentarios independentistas; a Bruselas para
apoyar a Puigdemont, acudieron unos 200 alcaldes a manifestarse. En Cataluña
puede que sean unos 750 alcaldes/ayuntamientos quienes apoyan la independencia,
a tenor de los municipios inscritos en la AMI, Asociación de Municipios por la
Independencia.
Las
movilizaciones protagonizadas por alcaldes independentistas parecerían el
reflejo de un pueblo, mayoritariamente en marcha en apoyo a la
autodeterminación, aunque rascando un poco aparece una diferente realidad. Como
ocurre en otras ocasiones, las cifras secesionistas esconden la mitad de
Cataluña. La utilización del concepto ‘pueblo’ para designar a una totalidad de
siete millones y medio de personas con diferentes identidades e intereses, es
un recurso típicamente nacionalista, fascista y populista, el todo
catalán, expulsa o esconde a los catalanes no independentistas. No existe,
ni existió nunca, un pueblo catalán homogéneo, como no existe pueblo español
unilateral, no todo el pueblo catalán está representado por los secesionistas,
ni existió un mandato de independencia en las urnas ya que los votos nunca
fueron mayoría ni en las elecciones de 2015, ni en las anteriores.
En
general basándonos en los datos que facilita la Generalitat podemos afirmar que
los votantes independentistas viven en mayor proporción en el interior de
Cataluña que en la costa, y más en pueblos pequeños que en ciudades grandes. A
ello se puede añadir por coincidencia histórica que los territorios en los que
el carlismo era fuerte, coinciden con los pueblos en los que actualmente el
independentismo tiene fuerza. También dicen los datos de la Generalitat que son
independentistas quienes tienen rentas más altas, siendo los votantes de la CUP
quienes tienen las rentas más altas de las altas.
De
las últimas elecciones municipales de 2015 podemos extraer informaciones
interesantes: Cataluña tiene unos 950 pueblos, de los cuales 540 son pequeños,
tienen cada uno menos de 1.000 habitantes en el censo electoral, los hay que en
vez de pueblos parecen pequeños barrios de segundas viviendas vacacionales. En
general las cifras aquí facilitadas lo son de censo electoral y no de población
total, el censo electoral de 5.376.553 de personas representa aproximadamente
un 71.5% de la población total catalana, 7.518.903 habitantes.
En
las elecciones municipales de 2015 -con una abstención del 41.5%-
eligieron 9.077 concejales y 947 alcaldes para todos sus pueblos, en
diferente número por municipio según población, reservando un mínimo de 3
concejales para los pueblos más pequeños, aquellos que tienen menos de 100
habitantes; los que tienen entre 101 a 250 habitantes eligen 5 regidores y 7
los comprendidos entre 251 y 1.000 habitantes.
Las
normas anteriores suponen adjudicar un regidor cada 35 votantes en aldeas de
menos de 100 habitantes, o cada 142 papeletas en un pueblo pequeño de entre 251
y 1.000 habitantes, o adjudicar un regidor cada 3.000 o 4.000 electores en las
poblaciones grandes, lo cual supone primar sobremanera lo pequeño, perjudicando
a los partidos y ciudadanos en las ciudades grandes.
La
particular despoblación de media Cataluña interior y el efecto de la ley
electoral que prima lo rural y poco poblado, sobre lo urbano costero e
industrial con mayor población, provocó en las elecciones municipales
desigualdades tales como que, por ejemplo el PSC en general sacara 20.000 votos
más que ERC, pero obtuviera poco más de la mitad de regidores, de 1.278 el PSC
a 2.381 ERC. En la comparación de Ciudadanos con la CUP ocurrió algo similar,
C’s obtuvo en general 10.000 votos más que la CUP y solo 176 concejales, para
más del doble la CUP hasta 372, insistimos, con 10.000 votos menos.
Que
sea legal no oculta la realidad de que obtuvieron más votos, ganaron el
apoyo del pueblo, pero lograron bastantes menos concejales y por ende
menos alcaldes. La explicación es que los unos obtienen los votos en pueblos
pequeños en muchos casos medio abandonados y los otros en ciudades, el
resultado asignará a esos partidos independentistas un número mayor de
alcaldes, chillones que se pavonean con el bastón creyendo representar a
mayorías de catalanes, mientras las mayorías parecen ser las perdedoras.
Los
independentistas y sus apoyos siempre han ocultado enfrentar la realidad que
representan esos 750 alcaldes, con por ejemplo los de 7 de las ciudades
gobernadas por los socialistas del PSC, cuyos censos electorales soportan los
siguientes números redondeados: Hospitalet de Llobregat, 175.000; Terrassa,
153.000; Lleida, 93.000; Tarragona, 90.000; Mataró, 86.000; Santa Coloma,
79.000; Cornellá, 62.000.
Naturalmente
los socialistas no han obtenido la totalidad de votos de esos censos
electorales, como tampoco lo hicieron los alcaldes independentistas de la
totalidad de sus pueblos, solo lograron la mayoría que les permite representar
al conjunto de sus poblaciones, la apabullante puesta en escena de los alcaldes
independentistas parecería representar a la mayoría de población, cuando una
sola ciudad, como Hospitalet, puede sumar la población de 540 pueblos.
Retengan
la cifra global de las 7 ciudades citadas anteriormente, que representan un
censo electoral de unos 750.000 habitantes y comparen con 195.253 que es la suma del censo electoral de 540
pueblos de Cataluña cuyo censo está por debajo de 1.000 habitantes cada uno, en
los cuales obtuvieron amplias mayorías, tanto en las elecciones autonómicas
JuntsSI, o partidos equivalentes en las municipales, y la CUP. -De la totalidad
de 947 alcaldes, CiU sumó 437 alcaldías, ERC 259 y la CUP 19-.
Declaración de independencia 9-10-2017; fuente: ‘La Vanguardia’
DECLARACIÓN DE LOS REPRESENTANTES DE CATALUNYA
Al
pueblo de Catalunya y a todos los pueblos del mundo.
La
justicia y los derechos humanos individuales y colectivos intrínsecos,
fundamentos irrenunciables que dan sentido a la legitimidad histórica y la
tradición jurídica e institucional de Catalunya, son la base de la constitución
de la República catalana.
La
nación catalana, su lengua y su cultura tienen mil años de historia. Durante
siglos, Catalunya se ha dotado y ha disfrutado de instituciones propias que han
ejercido el autogobierno con plenitud, con la Generalitat como máxima expresión
de los derechos históricos de Catalunya. El parlamentarismo ha sido, durante
los períodos de libertad, la columna sobre la que se han sustentado estas
instituciones, se ha canalizado a través de las Cortes Catalanas y y ha
cristalizado en las Constituciones de Catalunya.
Catalunya
restaura hoy su plena soberanía, perdida y largamente anhelada, tras décadas de
intentar, honestamente y lealmente, la convivencia institucional con los
pueblos de la península ibérica.
Desde
la aprobación de la Constitución española de 1978, la política catalana ha
tenido un papel clave con una actitud ejemplar, leal y democrática para con
España, y con un profundo sentido de Estado.
El
estado español ha respondido a esta lealtad con la denegación del
reconocimiento de Catalunya como nación; y ha concedido una autonomía limitada,
más administrativa que política y en proceso de recentralización; un
tratamiento económico profundamente injusto y una discriminación lingüística y
cultural.
El
Estatuto de Autonomía, aprobado por el Parlamento y el Congreso, y refrendado
por la ciudadanía catalana, debía ser el nuevo marco estable y duradero de
relación bilateral entre Catalunya y España. Pero fue un acuerdo político roto
por la sentencia del Tribunal Constitucional y que hace emerger nuevas
reclamaciones ciudadanas.
Recogiendo
las demandas de una gran mayoría de ciudadanos de Catalunya, el Parlamento, el
Gobierno y la sociedad civil han pedido repetidamente acordar la celebración de
un referéndum de autodeterminación.
Ante la
constatación de que las instituciones del Estado han rechazado toda
negociación, han violentado el principio de democracia y autonomía, y han
ignorado los mecanismos legales disponibles en la Constitución, la Generalitat
de Catalunya ha convocado un referéndum para el ejercicio del derecho a la autodeterminación
reconocido en el derecho internacional.
La
organización y celebración del referéndum ha comportado la suspensión del
autogobierno de Catalunya y la aplicación de facto del estado de excepción.
La
brutal operación policial de carácter y estilo militar orquestada por España
contra ciudadanos catalanes ha vulnerado, en muchas y repetidas ocasiones, sus
libertades civiles y políticas y los principios de los Derechos Humanos, y ha
contravenido los acuerdos internacionales firmados y ratificados por el Estado
español.
Miles
de personas, entre las que hay cientos de cargos electos e institucionales y
profesionales vinculados al sector de la comunicación, la administración y la
sociedad civil, han sido investigadas, detenidas, querelladas, interrogadas y
amenazadas con duras penas de prisión.
Las
instituciones españolas, que deberían permanecer neutrales, proteger los
derechos fundamentales y arbitrar ante del conflicto político, se han
convertido en parte e instrumento de estos ataques y han dejado indefensa a la
ciudadanía de Catalunya.
A pesar
de la violencia y la represión para intentar impedir la celebración de un
proceso democrático y pacífico, los ciudadanos de Catalunya han votado
mayoritariamente a favor de la constitución de la República catalana.
La
constitución de la República catalana se fundamenta en la necesidad de proteger
la libertad, la seguridad y la convivencia de todos los ciudadanos de Catalunya
y de avanzar hacia un Estado de derecho y una democracia de más calidad, y
responde al impedimento por parte del estado español de hacer efectivo el
derecho a la autodeterminación de los pueblos.
El
pueblo de Catalunya es amante del derecho, y el respeto a la ley es y será una
de las piedras angulares de la República. El estado catalán acatará y hará
cumplir legalmente todas las disposiciones que conforman esta declaración y
garantiza que la seguridad jurídica y el mantenimiento de los acuerdos
suscritos formará parte del espíritu fundacional de la República catalana.
La
constitución de la República es una mano tendida al diálogo. Haciendo honor a
la tradición catalana del pacto, mantenemos nuestro compromiso con el acuerdo
como forma de resolver los conflictos políticos. Asimismo, reafirmamos nuestra
fraternidad y solidaridad con el resto de pueblos del mundo y, en especial, con
aquellos con los que compartimos lengua y cultura y la región euromediterránea
en defensa de las libertades individuales y colectivas.
La
República catalana es una oportunidad para corregir los actuales déficits
democráticos y sociales y construir una sociedad más próspera, más justa, más
segura, más sostenible y más solidaria.
En
virtud de todo lo que se acaba de exponer, nosotros, representantes
democráticos del pueblo de Catalunya, en el libre ejercicio del derecho de
autodeterminación, y de acuerdo con el mandato recibido de la ciudadanía de
Catalunya,
CONSTITUIMOS
la República catalana, como Estado independiente y soberano, de derecho,
democrático y social.
DISPONEMOS
la entrada en vigor de la Ley de transitoriedad jurídica y fundacional de la
República.
INICIAMOS
el proceso constituyente, democrático, de base ciudadana, transversal,
participativo y vinculante.
AFIRMAMOS
la voluntad de abrir negociaciones con el estado español, sin condicionantes
previos, dirigidas a establecer un régimen de colaboración en beneficio de
ambas partes. Las negociaciones deberán ser, necesariamente, en pie de
igualdad.
PONEMOS
EN CONOCIMIENTO de la comunidad internacional y las autoridades de la Unión
Europea la constitución de la República catalana y la propuesta de
negociaciones con el estado español.
INSTAMOS
a la comunidad internacional y las autoridades de la Unión Europea a intervenir
para detener la violación de derechos civiles y políticos en curso, y hacer el
seguimiento del proceso negociador con el Estado español y ser testigos.
MANIFESTAMOS
la voluntad de construcción de un proyecto europeo que refuerce los derechos
sociales y democráticos de la ciudadanía, así como el compromiso de seguir
aplicando, sin solución de continuidad y de manera unilateral, las normas del
ordenamiento jurídico de la Unión Europea y las del ordenamiento de España y
del autonómico catalán que transponen esta normativa.
AFIRMAMOS
que Catalunya tiene la voluntad inequívoca de integrarse lo más rápidamente
posible a la comunidad internacional. El nuevo Estado se compromete a respetar
las obligaciones internacionales que se aplican actualmente en su territorio y
continuar siendo parte de los tratados internacionales de los que es parte el Reino
de España.
APELAMOS
a los Estados y las organizaciones internacionales a reconocer la República
catalana como Estado independiente y soberano.
INSTAMOS
al Govern de la Generalitat a adoptar las medidas necesarias para hacer posible
la plena efectividad de esta Declaración de independencia y de las previsiones
de la Ley de transitoriedad jurídica y fundacional de la República.
HACEMOS
un llamamiento a todos y cada uno de los ciudadanos de la República catalana a
hacernos dignos de la libertad que nos hemos dado y construir un Estado que
traduzca en acción y conducta las inspiraciones colectivas.
Los
legítimos representantes del pueblo de Catalunya:
Barcelona, 10 de octubre de 2017
No habrá
solución en las próximas elecciones de diciembre 2017
No
veo solución en las elecciones, sus resultados serán de empate técnico, con
algún partido de pocos votos en plan bisagra, la sociedad catalana está partida
por la mitad. Aunque los indepes obtuvieran menos votos, el sistema electoral
les favorece –prima pueblos pequeños del interior sobre grandes ciudades- y
obtendrían proporcionalmente mayor número de escaños. En todo caso mayorías
insuficientes para hacer lo que unos u otros quisieran, resultado,
ingobernable.
No
es verdad que exista un pueblo catalán en marcha hacia la independencia, nunca
lo hubo. La idea de pueblo unido y único para designar a los suyos solamente,
es una entelequia nacionalista, usada por el fascismo y populismo. Nunca
existió un pueblo catalán homogéneo, todos somos mestizos, sucedió que a
unos se les veía en las calles y medios de comunicación, en el gobierno y en la
policía, en la cultura y el deporte… y a los otros catalanes se les apartaba,
ninguneaba, represaliaba, se les tapaba y despedía.
Sucede
que a mucha gente se le hace el culo agua cuando ve movilizaciones masivas, da
igual de lo que sean, y confunden las churras con merinas, pero nunca hubo
mandato popular para la independencia con un 37% de votos del censo electoral
en las elecciones del 2015. Hay gente que añora el franquismo, -para luchar
contra enemigos inexistentes- unos hubieran disfrutado con aquellas
movilizaciones franquistas, muy parecidas a las independentistas, con sus
banderas y colores patrios por todos lados, su orden, autobuses pagados,
movilizaciones promovidas desde y por el poder y protegidas por su policía. Los
poderes políticos catalanes solo representan al 37% pero promovían, cuidaban,
tutelaban, y financiaban las movilizaciones independentistas. ¿Algún día
sabremos quien más financia todo eso?
Sucede
que a nadie de quienes les apoyan le importa el carácter religioso y
supremacista de la ideología secesionista, ni su catalano-fascismo, ni ven ni
quieren oír nada sobre sus apoyos ultras y xenófobos europeos, sobre apoyos
rusos, o sobre el carácter neoliberal de la idea de que los ricos no paguen
impuestos para redistribuir, esa es la esencia del España nos roba.
Les da lo mismo que sean una colonia, o lo contrario, no se pararán a pensar
que internacionalismo es lo opuesto de nacionalismo catalán, incluso lo juntan
en las consignas, como hizo Lluís Llach, ‘’soy nacionalista porque soy
internacionalista’’. Bravo por la racionalidad.
Mentiras
tras mentiras, son invisibles para sus votantes. La independencia tiene bula y
no es fácil penetrar en las mentes de quienes han tomado ya posición, no leen
otra cosa, no escuchan otra historia. El problema es cómo aumenta el desprecio
hacia los otros que van deshumanizando, era típicamente fascista, los
individuos, las personas, desaparecen y el grupo la tribu entra en la dinámica
de aceptar moralmente el todo vale contra esos demonios que pueden
matarnos. Ojo, es una vicerrectora quien lo dice:
‘’Si gana el tripartito del 155, no sé qué políticas
podremos hacer con los niños que tienen pesadillas y miedo de la policía, y que
preguntan a sus padres, mamá ¿me dispararán?’’. Gemma Geis, candidata de Junts
per Catalunya.
La
sociedad catalana está partida por la mitad, aumentan los odios xenófobos hacia
lo español y hacia catalanes no independentistas, con niveles cercanos a
conflictos violentos, soterrados hasta ahora, cuando la mitad de la población
no indepe, callaba amedrantada. Ahora que hablan, veremos.
Me
temo que no hay arreglo, repetir una y otra vez elecciones hasta que sea
irrespirable, apoyados en una ley electoral que favorece descaradamente los
territorios del interior sobre la costa, y los pobladores de las zonas rurales
sobre las urbanas. No creo en indultos, se dieran o no, no creo en reformas que
los calmen, lo acaba de repetir Puigdemont, solo les vale la independencia. Y
ellos ven la garantía en futuros próximos de hornadas de jóvenes adoctrinados
durante años que se incorporarán al voto año tras año. ¿Una puerta posible? la
experiencia de Canadá, la Ley de Claridad Canadiense, pero hasta ahora en los
hechos ha sido muy despreciada por los independentistas.
El
Carlismo ha llevado al Parlament una mayoría de independentistas, a pesar de
haber sido derrotados en las urnas por los constitucionalistas. Las elecciones
las ha ganado C’s en la mayoría de lugares ampliamente poblados. Y no, no se
confunda nadie, no son un partido fascista, lo cual debería estar definido por
su ideología y su práctica, está bastante lejos de las definiciones teóricas
sobre fascismo. Algo que no puede demostrar el independentismo catalán ni en su
ideología ni en su organización ni en su práctica.
Si
alguien llegó a pensar que por convocar rápidamente elecciones en Cataluña todo
quedaría resuelto, se equivocó. Había que convocarlas, sin duda, el momento
parece que ha demostrado no ser el más adecuado a tenor de los resultados, que
nos han vuelto a meter en un nuevo lio.
Durante
años por parte de los indepes se han dicho tantas barbaridades, tantas
mentiras, se han cometido tantas tropelías, se ha oprimido tanto a más de la
mitad de catalanes, que volver a la normalidad requiere mucho tiempo y
esfuerzo, para ir convenciendo a la mitad de los indepes de que una ilusoria
independencia nunca resolvería los problemas del paro ni las desigualdades.
Mucha firmeza y paciencia serán necesarias porque cuando un ser humano toma una
decisión, se apunta a un bando o a una tribu, ni siquiera lee ni escucha
argumentos de fuera de su círculo de fanáticos, la realidad, para esa persona,
solo existe dentro de ese círculo, de ahí la necesidad tiempo para desarrollar
argumentos. Convencer es la única salida.
Participación
record, estas sí tenían tipo más plebiscitario que las del 2015. Si hablamos en
términos plebiscitarios, consideración del número de votos, han perdido los
independentistas, igual que en 2015. La mayoría de votos ha sido para los
partidos constitucionalistas, pero no así los escaños parlamentarios.
Generalitat de Catalunya.21D2017. Eleccions al
Parlament de Catalunya. Informe resultats definitius.
Seguirán
con el raca-raca de la independencia, aunque nuevamente si estas elecciones las miramos como plebiscito,
volvieron a perderlas, de los 4.357.368 de votos válidos emitidos a
candidaturas, los indepes obtuvieron 2.079.340 de votos, un 47%. Si el
porcentaje se establece sobre la totalidad del censo electoral que son 5.553.983
de posibles votantes, los poco más de dos millones de votos indepes representan
un 37,4%. La trampa de la ley electoral hace perder el Parlament a quienes
sacaron mayoría de votos, un 10% más de votos han logrado los constitucionalistas,
pero les corresponden menos parlamentarios que los que a los indepes, que
perdieron las elecciones en votos, pero las han ganado en escaños. Mal que le
pese a Puigdemont que en su discurso declara haber ganado al Estado
español en votos y escaños. La
mentira, aún sabiéndolo, tiene efectividad, cala en su público y es creída,
luego pasará mucho tiempo hasta que se acepta la realidad, si es que se acepta,
pero se producirá en otro contexto cuando ya no tenga tanto valor. No, no es
casualidad, ni equivocación, es algo estudiado y practicado en la campaña de
Trump y en la del Brexit. También utilizado en las campañas europeas por los
ultras y xenófobos, exagerando cifras y mintiendo en los datos cuando
relacionan migrantes y extranjeros con paro, destrucción calidad de vida,
inseguridad, etc.
Efectivamente,
ha existido un pucherazo que favorece los territorios carlistas hoy ocupados
por el voto independentista, a los nacionalismos. La ley electoral prima las
zonas rurales sobre las urbanas, lo tribal frente a lo industrial y urbano,
prima la concentración del voto y da mayor peso a unos votos que a otros. En
Lleida tocan a 19.858 votantes por escaño, mientras que en Barcelona tienen un
escaño por 46.775 votantes, más del doble de votos por escaño, en Girona
29.396. Por tanto los votantes en Gerona y Lérida están sobre-representados
respecto a los de Barcelona.
Como
se puede ver en el cuadro de arriba procedente de la Generalitat ‘’Gráfic 2 Evolució de preferencies
constitucionals de Catalunya, Barómetros de Opinión 2005-2012’’. Es a
partir de la crisis económica de 2008, con la crisis política, cuando
cristaliza el trabajo nacionalista anterior y empiezan a aumentar los
partidarios de un estado independiente hasta situarse en el 35%, que suma
independentistas y quienes quieren resolver todos sus problemas.
En
Cataluña no ha existido una lucha por la autodeterminación desde tiempo
inmemorial como pretenden imponer en el relato de construcción nacional los
independentistas. Ni en la Edad Media hubo un pueblo homogéneo, ni en el XVIII
ni el XIX, siempre hubo catalanes en los distintos bandos enfrentados de todos
los conflictos defendiendo alianzas e intereses diferentes. Como tampoco hubo
un único pueblo catalán en la Guerra Civil, ni en el franquismo posterior, en
todos los períodos hubo catalanes en ambos bandos.
Tras
la muerte de Franco iniciado el proceso democrático el peso de los catalanes
favorables a la independencia oscilaba entre el 15% y 20%, la democracia no se
enfrentó nunca, ni luchó contra los independentistas, no tenían fuerza
suficiente, tampoco la democracia enfrentó el nacionalismo como problema
dejando el campo libre a la difusión de esa ideología. Y lo que es más grave,
la democracia ni se armó lo suficiente, no trabajó para crear un patriotismo
democrático o constitucional que fuera útil para una ciudadanía y un Estado
salidos de una dictadura en la transición.
La
ley electoral española desde hace 40 años ha primado a los nacionalistas periféricos, a CiU y
PNV,… sobre los partidos estatales; por ejemplo IU siempre sacaba muchos más
votos que los nacionalistas y obtenía muchísimos menos parlamentarios. Este
aspecto que siempre criticó la izquierda respecto a las elecciones generales,
ahora en las autonómicas catalanas vuelve a primar a los más nacionalistas, a
los independentistas.
El
nacionalismo disfruta desde la Transición de un sesgo electoral a su favor, la ley electoral les subvenciona escaños.
Con bastantes menos votos que otros partidos obtienen más diputados, una forma
de incorporar los nacionalismos a la democracia, reconocerlos como diferentes,
integrarlos en un conjunto confiando en la lealtad institucional de unos y
otros en un Estado en construcción. Como puede verse en el cuadro anterior, CiU
obtenía escaños con la mitad de votos
que IU, en ocasiones le costaba tres veces menos. El PNV todavía necesitaba
menos votos para lograr un escaño.
El
poder político se repartió en la democracia y destinó una parte del poder
político general a los nacionalismos vasco y catalán, -del poder económico
siempre tuvieron gran parte-, ambos pesaron bastante en todas las legislaturas
y pudieron influir y hasta condicionar las políticas de los gobiernos españoles
de cualquier signo. Además de esa prima política en el Parlamento y Gobierno de
España, durante años en sus respectivos territorios gozaron de abundante poder
para hacer y deshacer, a veces con el apoyo de los partidos generalistas o con
su inhibición. La cuestión es, que solo sirvió para cebar más y más el problema
del nacionalismo, la prima de sobre representación en el Parlamento nunca hizo que
reconocieran a las otras fuerzas políticas del Congreso asentadas en sus mismos
territorios, que en muchos casos obtenían mayor cantidad de votos que ellos,
pero según el esquema teórico nacionalista esos partidos no representaban al
pueblo catalán, ellos eran los únicos que estaban en disposición de dar y negar
títulos de ciudadanía, y mucha gente terminó creyéndoselo.
‘’Los catalanes queremos’’, ‘’Los vascos
decimos’’ se ha metido tan dentro, que muchas personas creen que no existen
otros catalanes y otros vascos. Realmente había muchos más congresistas
catalanes y vascos de otros partidos a los que no se escuchaba ya que estaban
integrados en sus grupos generalistas correspondientes, de hecho el PSOE fue
ganador en esos territorios bastantes años. Uno de los fallos de la democracia,
dorar la píldora a los nacionalismos dándoles más voz y visibilidad con menos
votos que otros. Lamentable la situación indeterminada del Senado, pensada como
Cámara Territorial, así debió haber ejercido desde el primer momento en un país
que se constituyó como federal, al que daba vergüenza reconocerlo, pero sin el
Senado haciendo su función federalizante se producen fuertes distorsiones en el
resto de instituciones.
Ahora
la gobernabilidad hoy parece extremadamente difícil en una sociedad partida por
la mitad, encrespada y agresiva, porque los indepes llevaban tiempo actuando
como si Cataluña fuera solo suya, y de repente comprueban que hay otra gente
que opina, más de la mitad, y que les exige compartirla. La cuestión es ¿cómo
resolver los problemas? Lo de negociar situaciones concretas, de diario, se da
por hecho, pero el asunto es cómo resolver la problemática de la ilusión
independentista. Una opción es aceptar el status quo, Comunidad Autónoma,
España, Europa; otra salida es aceptar la independencia de Lleida y Gerona,
dado su voto indepe y dejar Barcelona y Tarragona constitucionalistas, esto
sería aplicar su criterio sobre el
derecho a decidir dentro de Cataluña. Otra posible vía es aprender de la
Ley de Claridad Canadiense, lo cual requiere esfuerzo y tiempo, pausa y
estudio. Dentro de la legalidad democrática.
Manuel Herranz Montero. Verano 2018.
Si quisieran leer los independentistas y adláteres, si tuvieran capacidad de analizar con lógica y sentido común, sería bueno hacerles llegar este interesante y documentado trabajo...
ResponderEliminarDe todas formas merece la pena intentarlo: se lo remitiré a los grupos parlamentarios
Este es la primera parte de cuatro, El proceso de secesión ni es: democrático, progresista, revolucionario... y tiene mucho de fascismo. El segundo está listo para publicar.
EliminarPor cierto, la dureza del tono a los apoyos, aumenta a cada paso. el primero es muy light, el segundo dolerá a la izquierda reaccionaria.
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