Contextualizando números por comparación: CCOO, PCE,
UGT, PSOE
El objetivo a cuantificar son las opciones a la
izquierda del PCE, PSOE, pero los datos de afiliación de estos partidos más
grandes son más conocidos, lo cual permite cifrar las fuerzas de extrema
izquierda por aproximación, considerando que éstas nunca lograron rebasarlos,
salvo en contados lugares y momentos, de ahí la importancia de los datos de
PCE-CCO, PSOE-UGT como referencia.
Generalmente se acepta que la mayor fuerza que se enfrentó al franquismo
fueron los comunistas. En los ’40, ’50 y ‘60, cualquiera que quisiera luchar
contra la dictadura se daba de narices con la
realidad de que necesitaba agrupar sus esfuerzos, y encontraba en ‘‘el Partido’’, el PCE, la mejor
estructura que lo permitía, era la mayor organización,
mejor preparación y empuje para combatir la dictadura. A su lado coexistían con
menor capacidad grupos anarquistas, que no son objeto de este trabajo.
A partir de la mitad de los sesenta las cosas cambian y la competencia
de múltiples grupos, y movilizaciones ajenos al PCE aumentaron
considerablemente. Existan más datos sobre el PCE lo cual sirve para contextualizar
cifras de los grupos a su izquierda, su utilización mostrará alguna disparidad con
los datos facilitados de la izquierda radical, y el control que en realidad
éste realizaba de las luchas y organismos sindicales y políticos, lo cual solo
era posible con una superior fuerza numérica. Un aspecto a considerar es la
militancia residente fuera de España, en algunos grupos la militancia estaba
formada en parte por españoles emigrantes, quienes buscaban apoyos políticos,
diplomáticos y financiación en su demarcación exterior, lo cual aumentará los
números al ser cuantificados militantes.
El PSOE en 1974 cuenta con 2.548 afiliados en
España, según Eduardo Villaverde[1]. El PCE en 1975 cuenta con 15.000; José Ramón Montero, citando a Carlos
Elordi en La Calle[2].
Santos Juliá escribirá:
‘’mientras la oposición creaba plataformas
democráticas, muy pocos españoles corrieron a engrosar las filas de los partidos
y sindicatos que presuntamente deberían dirigir esa ruptura. Los socialistas no
contaban en 1975 probablemente con más de 5.000 afiliados en el interior y en
el exterior y los comunistas mejor organizados y activos… no debían llegar a 15.000’’[3].
En julio de 1976, CCOO celebra su Iª Asamblea
General en Barcelona; 6.501 delegados ‘’eligen el Secretariado General, las
fuerzas del PCE, a pocos meses de morir Franco logran 20 puestos de 27. El
resto se lo reparten PTE, ORT, MC, 2
cada y 1 el PSP’’, Wilhelmi [4].
Aunque la correlación no fuera
equivalente al 74% que reflejan los resultados, sí habrá que deducir que la
mayoría eran apoyos al PCE, bastante superiores a lo sumado por el conjunto de
fuerzas de extrema izquierda que peleaban dentro de CCOO, lo cual induce a
pensar que su militancia conjunta sería muy inferior a la del PCE.
Otro ejemplo en la misma línea podemos observarlo poco
después, en 1978, al ser elegida la Comisión Ejecutiva de la Comisión Obrera
Nacional de Cataluña, de 50 miembros, son elegidos 42 del PCE-PSUC, que
representan un 84%, 3 miembros del MC, 2 de LCR y 2 independientes, según Joel Sans Molas[5].
Sería fácil aceptar que, en esas fechas, la militancia del conjunto de la
izquierda radical presente en CCOO no llegara, probablemente, a la mitad que la
del PCE-PSUC.
Enrique Aguilar Galán cifrará los afiliados a UGT para
toda España en 1976, en 7.000, y los del PCE
en el momento de su legalización producida en 1977, en 15.000 los
militantes de cuota[6].
Gonzalo Wilhelmi, en la obra citada, y para 1976 en
Madrid, atribuye a ORT, 1.600
militantes, 500 al PTE, 200 al PC m-l, 300 al MC, + 300 simpatizantes, 100 a
LCR… Siguiendo con los sindicatos
para CCOO-Madrid da la cifra de 4.500 y 600 para UGT-Madrid. Un año después,
1977 se legalizan los sindicatos aumentando las afiliaciones, CCOO-Madrid
aumentará hasta 349.000 y UGT hasta 2.000. Sin embargo a este crecimiento
ilusionante pronto le siguió una caída, para 1980 afiliados y simpatizantes fueron
muy inferiores a los de las elecciones de 1978.[7]
En datos de CCOO vemos caídas a la mitad, y a la mitad.
Mayores medios y apoyos de los reformadores
permiten a PCE-CCOO y PSOE-UGT imponerse a los radicales, tanto en el ámbito institucional
como en las luchas locales y sectoriales, las cuales frenan y encauzan, lo
consiguen muchas veces porque numéricamente son superiores a las fuerzas radicales.
Se extendió la práctica de romper carnets en las luchas, pero la extrema
izquierda no consolidaba apoyos estables, como constató en las elecciones generales.
Incluso las cifras del PCE en las elecciones demostraron que la gente se
inclinaba por opciones más democrático burguesas.
Durante la Transición la velocidad a la que corrían los
acontecimientos era enorme, la aceleración personal y social hacía estragos en
las posturas individuales y colectivas, modificando comportamientos militantes,
individuales y sociales, de relación, de gustos, de preferencias… La
aceleración histórica y mayor conocimiento del exterior fueron influyendo en el
abandono de ideas revolucionarias, marxistas, favoreciendo que se extendieran
nuevas ideas y estructuras colectivas de encuadramiento político que
permitieran militar sin el compromiso y las exigencias anteriores.
Desde los inicios de la transición fue normal el transvase
de militantes de unas a otras agrupaciones, desde la izquierda radical en mayor
medida hacia el destino del socialismo, y pocas veces al revés del socialismo
hacia el comunismo. La estructura asociativa PSOE se adaptaba mejor a esta
realidad de libertades individuales y demostró un buen trabajo de sus cuadros
de organización que consiguen adecuar lo interno con la política externa, la
capacidad de influir en la sociedad, en los deseos de cambio de millones de
españoles. Ningún otro partido supo adecuar organización y política como los
socialistas, ello incluyó sin duda la aceptación y utilización de las
capacidades de militantes de la izquierda radical, el partido que pretendiera
gobernar necesitaba miles de cuadros experimentados insertados en la sociedad y
los necesitó desde 1977.
[1] Villaverde Marruedo, Eduardo, ‘PSOE en la
Transición (1974-1979).Una aproximación histórica.’
[2] Montero Gibert, José Ramón, ‘Partidos y
participación política: algunas notas sobre la afiliación política en la etapa
inicial de la transición española’. Revista de Estudios Políticos, nueva época,
num. 23 septbre-octbre 1981. En el mismo trabajo citando a José María Maravall
cuantifica en 4.000 los militantes del PSOE para 1975.
[3] VVAA, ‘Triunfo
en su época.’. Alicia Alted y Paul Aubert, editores. Ediciones Pléyades. 1995. Página 36.
[4] Wilhelmi Casanova, Gonzalo, ‘Izquierda
revolucionaria y movimientos sociales en la transición’. Madrid 1975-1982.
Tesis 2014. Universidad Autónoma de Madrid. Facultad Filosofía y Letras.
[5] Sans Molas,
Joel, 'Entre las instituciones y la movilización: La crisis de la izquierda
radical durante la transición.'. Universitat Autónoma de Barcelona.
[6] Aguilar Gavilán, Enrique, ‘A propósito de un aniversario: La transición
española en su perspectiva histórica'. Boletín de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras
y Nobles Artes, ISSN 0034-060X, Nº. 141, 2002, págs. 61-78
[7] Pérez Díaz, Víctor, ‘Los obreros españoles ante el sindicato y la
acción colectiva en 1980’. Papeles de Economía Española num 6. 1981. Funcas.
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