El objetivo fundamental proclamado por los líderes de Podemos es lograr la mayoría, aprovechar la ventana de oportunidad que puede hacerlo posible y por tanto toda actividad política se subordina a ese logro casi inmediato. Muchos problemas surgen como consecuencia de fijar ese objetivo de corto plazo, sus líderes saben que solo podrán conseguirlo: tras incorporar izquierdistas desde la abstención, fagocitando al electorado de IU, quitándoles el sitio y sus cuadros políticos, y conquistando el centro, saben que el grueso de la batalla se librará con el PSOE luchando por ser el gran aglutinador del electorado socialdemócrata, -la mayoría del electorado posible-, que incluye izquierda, centro izquierda, centro y centro derecha.
Lo anterior condiciona a quien quiera gobernar, necesita dejar de lado el discurso izquierdista, insuficiente para sumar 10 millones de votos como muestra un año tras otro la experiencia de IU, que tan bien supo ver Podemos, y obliga a elaborar otro discurso transversal, interclasista e inter-generacional, con ingredientes populistas, -cosas que todo el mundo quiere oír sin pararse a reflexionar sobre costos y contradicciones- para que sumen a la mayoría de la gente enfrentándola a un enemigo supuestamente pequeño en número. Con una base de simpatía relativamente asegurada a su izquierda, lograda en sus inicios, -y que, por simplificar, siguen a Monedero- ahora toca elaborar relatos para ganar el centro, -que podrían corresponder a Carolina y Errejón, también por simplificar- el discurso así se torna en muchas ocasiones contradictorio lo que podría apartar a gente.
Lo tienen claro, quieren gobernar, fundamentalmente en el Gobierno Central, consideran que desde él tendrían poder para hacer cosas y dejan en el camino todo lo que consideran que les podría quitar votos en unas elecciones generales. Tiene su lógica, en unas elecciones municipales necesitarían miles de candidatos que hoy por hoy no están definidos por una línea concreta, por lo que se colarían muchos intrusos facilitado por su particular relación organizativa, más ligera que las tradicionales, en una campaña de elecciones locales habría mucha gresca que desgastaría la inmaculada ilusión actual, así sus líderes estiman que tienen más que perder, que lo que podrían sumar.
Deprisa, deprisa, falta tiempo
Acaban de nacer, se están formando como organización y las ideas no han tenido tiempo de fraguar en experiencias colectivas de funcionamiento. Sus portavoces dicen que en las municipales se colarían intrusos, que no podrían controlar por falta de tiempo y medios, es cierto, pero eso les pasará en las siguientes elecciones generales, como a todos los partidos se les sumarán arribistas Nadie sabe cuál será el resultado y la percepción de la gente una vez que tengan que tomar decisiones, así que dicen, mejor dejar al margen las elecciones municipales para evitar desgastes que permitan llegar a las generales mejor situados.
El problema del tiempo existe en cuanto a la tarea de preparar equipos sólidos de gestión; en política no es suficiente tener ideas, ni siquiera sirve de mucho tener razón, lo fundamental es tener fuerza, ganar para poder decidir, y para gobernar pueden ser necesarios alrededor de 10 millones de votos y eso no se logra solo con la extrema izquierda. En terminología CIS eje de auto-ubicación ideológica, se consigue más allá del 1 y 2, entrando en los espacios 3, 4, 5 y 6 del eje izquierda/derecha. Para llegar a esa población de centro izquierda, centro y centro derecha, tiene que lanzar constantes mensajes que cubran sus intereses y percibirse la solidez de los equipos de gestión, pero la solidez requiere pruebas, práctica, experiencia, algo de lo que un partido nuevo carece y que podría contrastar con la no participación municipal.
Existen similitudes entre este Podemos de Pablo Iglesias y aquel PSOE de Felipe González, principalmente la percepción que tenían el equipo gestor socialista y la que ahora tiene el equipo gestor de Podemos, ganar el centro sin cuyos votos es imposible poder gobernar. Las diferencias existentes, fueron entonces más favorables al PSOE, su tradición e historia le facilitaba fuerte apoyo internacional por los vínculos con la socialdemocracia europea y mundial, ello facilitaba ayudas económicas y relaciones empresariales, relaciones políticas con otros partidos y gobiernos, vínculos diplomáticos, cobertura ideológica… relaciones de muy superior calado a los que tiene Podemos en la actualidad.
El PSOE en aquellos años pudo formar equipos de gestión sólidos porque abrió sus puertas, integró, fagocitó,… a miles de líderes y activistas de todas las izquierdas y movimientos sociales, eran gentes con gran experiencia en resolver problemas concretos insertados en todos los ámbitos de la sociedad, -capacidad o impulso que perdió en los noventa, una de las causas fundamentales de su agotamiento-. Las posibilidades para integrar a tantos individuos, las facilitó una estructura organizativa y equipos que tenían clara la necesidad de incorporar gestores políticos diversos. Este podría ser el destino para muchos cuadros de IU, aunque aún no sabemos si Podemos cuenta con posibilidad de integrar organizativamente en su estructura, y si aceptará la entrada de activistas que pueden provocar fricciones, diferencias y dispersión, lo cual podría transmutar parte del discurso conocido hasta hoy, que fundamentalmente es el de los líderes.
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