Siguen los conflictos que debe afrontar el partido que pretenda ser gran aglutinador para ganar, son los problemas que afronta la socialdemocracia europea ante su pérdida de fuerza por dispersión de sus bases sociales.
Sindical. Mundo laboral. En el mundo de la producción hay conflictos entre los
trabajadores y las políticas a impulsar, para empezar entre aquellos que tienen
empleo y los parados, los que tienen contrato fijo y todas las modalidades de
precario, los de economía sumergida y los cotizantes, entre empleo público y
privado… muchas decisiones chocan entre colectivos, los sindicatos y partidos
tradicionales tendieron a primar más a los ocupados y a los fijos, cuanto menos
al intentar defender esas pautas con el ánimo de extenderlas. Las cifras de
sindicación, afiliación, que se concentran en lo público, y en los fijos ya
indican parte del problema. Las cifras de huelgas disminuyen en sectores
privados, y movilizaciones, no huelgas, aumentan en las calles, principalmente
de sectores públicos.
Tasas de
densidad sindical 1990-2007. Beneyto.
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año
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1990
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1995
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2000
|
2004
|
2007
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%
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16.8
|
20.5
|
17
|
16.7
|
15.8
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Las tasas de afiliación sindical caen en la última década en el conjunto de
países de la OCDE; del 2001 con un promedio 20% a 2011, con un 17,5%, los de
mayor afiliación siguen siendo los nórdicos, con tasas alrededor de 70/80% y
entre los de menor afiliación sindical, España con menos de 16%. Otras cifras
similares a las de la OCDE son las facilitadas en el cuadro ‘Tasas de densidad
sindical 1990-2007’ por Beneyto, MTIN, Encuesta de Calidad de Vida en el
Trabajo de 2007; con caídas para España desde 1995 con un pico del 20,5% hasta el 15,8% de
2007, inmediatamente antes del estallido de la burbuja.
Los
sindicatos en España frente a los retos de la globalización y del cambio
tecnológico. Holm-Detlev Köhler (con la colaboración de José Pablo Calleja
Jiménez) Documento
de trabajo 142/2008. Fundación Alternativas.
En España la afiliación es mayor en el sector público que en el privado,
destacan por mayor afiliación, sanidad y educación y transportes y
almacenamiento, menor en jóvenes y en ocupados sin estudios. En el siguiente
cuadro, destacan la pérdida de afiliación sindical en Alemania, Francia, Reino
Unido, Italia, Hungría, Irlanda, Holanda, Portugal… La cuestión es que millones
de personas se sienten relegados en proyectos y alternativas de los partidos
tradicionales y sindicatos, parados, precariados, los no cotizantes,... por lo
que se alejaron de sus entornos de influencia. Muchos de los cuales nutren a
Podemos.
‘’A las manifestaciones sindicales durante la crisis, acudieron en un alto
porcentaje trabajadores activos maduros, los contratados fijos al tiempo que
más sensibilizados por las jubilaciones, pero ello también era indicativo de un
grave problema, la falta de jóvenes y parados tras sus pancartas. Los
sindicatos durante muchos años han representado fundamentalmente a los ocupados
contratados fijos, a los trabajadores vinculados a las administraciones
públicas y a los de grandes empresas fabriles y de servicios que son los que en
mayor proporción tienen contratos indefinidos. La situación de precariedad y
temporalidad en altos porcentajes afectaba fundamentalmente a jóvenes, que
fueron apartándose de vínculos sindicales, y políticos, si añadimos ahora el
paro que incide sobremanera en la juventud -un 50% de tasa de paro juvenil- y en
la emigración, agravamos la tendencia de alejamiento de la órbita sindical al
no sentirse representados por las medidas y planes que escuchan de los grandes
sindicatos.
Este es un tema muy
serio y preocupante. El vacío no existe, así que tenderá a llenarse tarde o
temprano, la cuestión es de qué forma lo hará, ¿donde tomarán posiciones la
emigración y la juventud que ahora no se ven representados? ¿aparecerán
explosiones violentas, se arrimarán al populismo que optarán por poner como
listín de enganche, o agrandarán el fascismo que podría encontrar sitio en
sectores desesperados? Mientras tanto podemos seguir discutiendo de los
derechos existentes, pero durante poco tiempo, porque habrá que discutir
urgentemente de los derechos no existentes, partidos y sindicatos deben ponerse
las pilas si no quieren perder definitivamente, una generación de ciudadanos.
Sería necesario generar expectativas rápidamente y para ello crear contratos de
trabajo factibles para crear 2 millones de puestos de trabajo, lo cual es prácticamente
imposible, nunca se hizo antes en este país. Así que o todos cedemos algo de
nuestros sueños o seguiremos cayendo en un largo túnel, o metemos racionalidad
en el asunto y soltamos ideología o tendremos muy difícil y rara salida.’’
(26-02-2010)
Sectores productivos, industria, servicios. El cambio de fuerzas en los sectores productivos es
enorme, la desindustrialización occidental es grave, la española gravísima, un
país sin industria pierde autonomía y desintegra su tejido asociativo fortaleciendo
el individualismo. Los sectores industriales concentraban grandes grupos, permitían
trabar lazos, cohesión obrera y social, en torno al trabajo considerado digno,
conformando urbanismo y relaciones y una cultura solidaria, cuya expresión más
visible estaba en torno a la sindicación. El cambio en los sectores productivos
empezado por Thacher y Reagan, potenciado por la globalización y los
emergentes, ha roto las bases sociales socialdemócratas. Muchos de los nuevos
sectores productivos dispersan la mano de obra, - a comienzos de la crisis más
de ocho millones de personas- comercio, inmobiliarias, servicios a empresas,
transportes y comunicaciones, turismo, nuevas tecnologías, hostelería,
culturales y recreativos, servicios personales,… -el 99% de las empresas tienen
menos de 50 trabajadores, la mitad de ellas son unipersonales- los intereses de
unos chocan con los de otros, las dificultades para sindicarse y la dispersión
de los representados y representantes aumenta.
Economía real y financiera. Globalización y
mercados. Un choque que interrelaciona los aspectos anteriores, tiene que ver con la
globalización y los mercados financieros, afecta no solo a grandes
multi-billonarios también a muchos millones de ahorradores, trabajadores,
jubilados que con sus ahorros juntos y acumulados trabajan los fondos de
inversión. La rentabilidad que pueden obtener los mercados financieros es muy
superior a la de producir en la economía real –hoy, no sabemos por cuánto
tiempo será soportable- los grandes fondos y fortunas moviendo el dinero de un
país a otro y de un sector a otro consiguen mayores beneficios en menor tiempo,
sin tratar con oleadas de obreros, proveedores y clientes. Los riesgos son otra
cuestión, movimientos gigantescos e incontrolados pueden implosionar el
sistema. Si las rentabilidades de bonos públicos tienen un proceso de caída
continuada, como ahora, los grandes movimientos de dinero girarán rápidamente
obviando riesgos para conseguir aumentar réditos.
Desigualdades. Paradigma actual, las desigualdades
aumentan, se alejan los pocos súper ricos de los muchos que menos tienen, la
concentración de riqueza en pocas manos se aceleró a finales de siglo XX y
comienzos del XXI en Europa, todavía muy lejos de la desigualdad de EEUU –y
Reino Unido- que comenzó anteriormente. El mundo en su conjunto ha reducido
pobreza, ya que cientos de millones de individuos pasaron a ingresar las
llamadas clases medias en los países emergentes, realmente son trabajadores urbanos
con salarios mayores que hace 20 años, al tiempo que nacían nuevas oligarquías
de multi-billonarios en Rusia, China, etc.
En España esta crisis abrió la brecha que había ido cerrándose y aunque seguimos
lejos de muchos otros países, la velocidad con la que crece la desigualdad es
temible, en parte de sectores obreros y de la llamada clase media ven como los
partidos tradicionales no aplican medidas concretas para impedirlo, más allá de
la asistencia social y la caridad. La desigualdad no solo es un concepto
económico, también es político, derechos, libertades, justicia, basculan en
Europa hacia el poder del dinero tras el paréntesis de 40 años de postguerra,
acercándose a la situación del siglo XIX. La democracia cede terreno al poder
económico.
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