El cuadro procede de ‘Ideología y voto en España 1979-2000: los procesos de reconstrucción racional de la identificación ideológica’ de mariano torcal y Lucía Medina, publicado en la revista Española de Ciencia Política, nº 6 de Abril 2002.
Belén
Barreiro: LOS DETERMINANTES DE LA
PARTICIPACIÓN EN LAS ELECCIONES ESPAÑOLAS DE MARZO DE 2000: EL PROBLEMA DE LA
ABSTENCIÓN EN LA IZQUIERDA.
¿Por qué se ha debilitado el ‘voto ideológico’ en la izquierda?
¿Por qué los individuos de izquierda son más propensos a la abstención que los
de derecha? ¿Por qué una parte del electorado potencial del PSOE vota a la
derecha?
Las respuestas a estas preguntas se encuentran sin duda en lo que
ofrecen los partidos, y no en cómo son los electores, pues no hay razones para
pensar que en los individuos de izquierda pese menos la ideología que en los de
derechas, o que los primeros sean, en comparación con los segundos, más
propensos a la abstención.
Sin
duda Belén Barreiro es una de las grandes expertas en estas cuestiones, pero,
me permitirán que no comparta totalmente sus postulados anteriores. En el
primer apartado parece que las preguntas determinan la cuestión del voto
ideológico en las izquierdas afirmando que: se
ha debilitado, es más propenso a la abstención, y una parte del electorado vota
a la derecha. Se pregunta por qué ocurren las cosas que afirma, aquellas
que demuestran sus estudios. Hasta aquí, compartido. Es en el segundo párrafo
donde pudiera abrir el abanico de interpretaciones. Por qué aceptar que las
respuestas se encuentran ‘sin duda en lo
que ofrecen los partidos y no en como son los electores’. Los partidos
serán un aspecto importante de la explicación, pero quizás en los individuos se
encuentren otras líneas de aclaración.
Podría
considerarse que los individuos de derecha e izquierda vivan sus respectivas
ideologías de manera diferente, podría indagarse sobre las cifras de
autoubicación ideológica y su posible sesgo respecto a la elección de valores
que se creen priorizan más como izquierdistas, por tanto susceptibles de
considerarse más atractivos y modernizadores para adjudicárselos al
autodefinirse, lo cual inflaría los datos a las izquierdas.
Cuando empezó a joderse todo, a medidados de los
noventa –los gobiernos de Aznar entre 1996/2004 son la expresión de cambios
considerables en España; volveré sobre este período temporal en donde se
encuentran muchas de las explicaciones a problemas actuales-, en los años
anteriores al fin de siglo y en los inmediatos posteriores, coincidieron en el
mundo grandes cambios globales e internos, muchas de cuyas consecuencias en
sus vertientes económicas y políticas se apreciaron a posteriori, en aquellos
momentos los cambios en la población española influyeron en la cosmovisión de
millones de personas, modificando sus valores. El éxito económico, el dinero,
el consumo de lujo y la apariencia, se plantó repentinamente ante las narices
de un pueblo español, hasta entonces pobre. A partir de aquellos años el éxito
social en muchos sectores de población, trabajadores especializados de
servicios, ocio, intelectuales, trabajadores de todas las ramas de producción,…
en sectores vinculados con las izquierdas, se extienden como valores algunos
rasgos nuevos; el consumo, la fiesta, las marcas, de ropa o lo que sea, los
grandes coches, -se empiezan a ver todoterrenos de lujo de alta gama-, en las
zonas industriales aparcan multitud de coches de las selectas marcas alemanas…
La cuestión es que en aquellos años el número de
personas autoconsideradas progres, y de izquierdas que se inclinaban por
opciones, gustos y valores derechistas aumentó. Lo significativo era que cada uno de ellos seguía
considerándose como el más izquierdista. En conversaciones con amigos y
compañeros, todos conocíamos a varios de estos individuos que en el pasado
estuvieron cercanos a la izquierda y que aún entonces se consideraban como
tales, a pesar de que sus comportamientos y actitudes eran iguales a los
individuos considerados derechistas, cercanos en muchos aspectos a los pijos;
sus gustos por la ropa, el diseño, la moda lo
nuevo en todo, la pulsión tecnológica, las comidas y el vino, los coches
especiales, la vivienda en urbanizaciones, piscinas y decoración, los viajes a
destinos poco frecuentes, el gusto por las procesiones y ritos religiosos… son algunos
aspectos que se extienden entre emprendedores y nuevos empleos directivos, entre
profesiones liberales y empleados públicos, entre los hijos de artesanos y
pequeños industriales, entre nuevos titulados y empleados selectos de las
finanzas, entre hijos de comerciantes reciclados y propietarios de tierras...
Antonio Muñoz Molina en ‘Todo lo que era sólido’, Seix Barral, 2013, hace una
extraordinaria descripción de esos cambios, con los concejales y alcaldes de
izquierdas apuntados a fiestas y procesiones…
Fueron creciendo los comportamientos menos
solidarios, gente que consideraba adecuado que las desigualdades aumentaran, -ver
tabla 6- empezó a escucharse que la desigualdad premiaba el esfuerzo. Muchas personas
antaño de izquierdas, elegían opciones privadas en sanidad y educación, la
sociedad se hacía más laica y tolerante en costumbres lo cual permitía a la amplia mayoría de católicos, seguir siéndolo y aprovechar la mayor
transversalidad para definirse de
izquierdas que vestía más… los cambios sociales se fueron extendiendo entre
jóvenes y maduros, estudiantes e intelectuales, los medios de comunicación se
encargaban de potenciar lo anterior, la insensatez, el griterío y la juerga,
ocultaban problemas y debates, las llamadas clases medias, y muchos sectores de
trabajadores asumían nuevos valores casi sin darse cuenta, como la rana que
metes en la olla con el agua fría y vas calentando poco a poco… al mismo tiempo
la masiva entrada de inmigrantes permite apreciar gentes por debajo en la estratificación
social que unido a la explosión del crédito genera la ilusión de un mundo nuevo
y mejor.
Quizás la identificación de izquierdas por parte de
cientos de miles de individuos fuera utilizada por estos como un anclaje con el
pasado de procedencia que les dotaba de cierto bouquet, del que podían seguir presumiendo, por lo que todo ello no alteró demasiado
las cifras que daba el esquema de autoubicación ideológica del CIS. A pesar de
los pocos movimientos aparentes en la escala izquierda derecha, con una media
del electorado similar, en las elecciones de 1996 y 2000 ganó el PP, y en éstas
por mayoría absoluta. Los cuadros proceden de ‘Ideología y voto en España 1979-2000: los procesos de reconstrucción
racional de la identificación ideológica’ de mariano torcal y Lucía Medina,
publicado en la revista Española de Ciencia Política, nº 6 de Abril 2002.
En
la tabla 2, el conjunto de todos los electores marcan la ubicación de donde ellos
consideran están situados los partidos, suponemos que al ser todos los electores
los que eligen situación de cada partido, la ubicación estará más extremada que
si la hubieran elegido solo los propios votantes. El PP pasa a ser considerado más
de centro en las elecciones 1996 y 2000, las que ganó, que en las anteriores, salvo
el 79; parece que las mayorías de electores en esos años consideraban estaba más
centrado, ¿y por eso le votaron? A la inversa el PSOE que fue considerado más de
izquierdas en aquellos años por el conjunto del electorado, por lo que perdió apoyos
que ganó IU que fue visto en 1996 y 2000 más centrado que en el pasado. (Recuerden que el 1 y 2 representan ext. izquierda, 3 y 4 izquierda, 5 y 6 centro, 7 y 8 derecha y 9 y 10 ext. derecha.)
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