En
los dos cuadros correspondientes al apoyo a la democracia y al franquismo,
publicados en la obra citada de Torcal y Medina, se muestran movimientos
inversos en el transcurso del tiempo desde 1980 al 2000; ascenso continuado de
apoyo a la democracia por parte de los sectores de Centro derecha y Derecha; y descenso de apoyo al franquismo, de
menores proporciones que el apoyo a la democracia, de esos mismos dos grupos de
individuos. Ambos movimientos forman parte de un proceso de cambios en los que
el PP va tomando el centro en la segunda mitad de los noventa.
Llama
la atención el aumento de apoyo al franquismo en los sectores de Izquierda y Centro izquierda,
desengañados del proceso democrático, como en otras ocasiones, en esos sectores
no es oro todo lo que reluce, también puede observarse un nivel de
religiosidad, y porcentajes significativos de individuos, que están en contra
de los impuestos, aparentemente instrumento básico de las políticas de
izquierdas. La cuestión a plantear es: El PSOE fue votado mayoritariamente por
sectores 1.2.3.4 definidos como izquierdas, precisamente por ser un partido de
centro izquierda cuyas políticas raramente podrían ser consideradas
izquierdistas, los electores podrían haber optado perfectamente por otras
opciones, entre ellas PCE/IU si querían posiciones más izquierdistas, y no lo
hacían, ¿no cabría pensar que, tanto los electores como el PSOE eran más
centristas que izquierdistas?
Lo
que no parece tener mucho sentido es, defender que los electores fueran de
izquierdas y el PSOE no; probablemente los electores no eran tan de izquierda como decían cuando se autoubicaban en las encuestas, tanto electores como partidos iteraban entre sí, se
relacionaban aspiraciones y sueños, que entonces tomaron preeminencia en forma
de integración europea y democracia representativa en una sociedad de mercado.
Electores con intereses por un lado y diferentes a los intereses de partidos
por otro, supone desarrollar la tesis sobre un engaño masivo efectuado por los
socialistas a millones de electores durante muchos años, como si hubiera
existido en los ochenta una base social izquierdista con querencias
revolucionarias, lo que lleva implícito considerar un poco tontos a millones de
ciudadanos que votaban continuadamente PSOE, como si no se hubieran enterado de
las políticas de los gobiernos González, pero, si no se enteraron ¿Cómo
explicar los millones de horas perdidas por huelgas de millones de trabajadores
durante esa etapa? Y sobre todo, si querían opciones más izquierdistas, ¿por
qué votaron al PP de Aznar?
Una
explicación sería aceptar que la mayoría de la población quería opciones de
cambio democrático, mostrando apoyos a políticas burguesas democráticas que
veían representadas en el PSOE, al fin y al cabo diferentes a las de la
derechona, ese conjunto de ideas y políticas de distintos grupos; fascistas,
franquistas sociológicos, nacionalcatólicos, liberales, carcas, ultras,
neocatólicos, neocons… y sectores de poder económico vinculado al Estado, el capitalismo
de amiguetes, cuyos mimbres se mantienen al menos desde la guerra civil. Parte
de estos sectores se pueden encontrar en todos los partidos, pero no con el
peso que tienen en el PP. Sectores económicos relacionados con las prebendas de
contratas y concesiones estatales surgieron al calor del PSOE y otros partidos,
pero fueron mezclándose con poderes emergentes que se generaban formando nuevas
relaciones entre poder político y económico.
Las
relaciones entre poderes cambiaron tras la Transición. A pesar de que existan
sectores que mantuvieron su poder, por ejemplo la banca, los gestores-dueños de aquellos grupos bancarios de los ochenta
tienen poco que ver con los actuales; la banca sigue ostentando un gran poder, pero
las personas físicas o jurídicas detentadoras del mismo son diferentes. No es
cierto que siguieran los mismos individuos en el poder político y económico, no
se sostiene analizando filiación de los grupos de poder, las grandes corporaciones
del IBEX o las empresas estratégicas, los grupos de comunicación y telefonía,
poderes autonómicos, etc. Durante la etapa PSOE una nueva generación de
burgueses, empresarios, gerentes, clases medias, directivos… se incorpora a
puestos preeminentes, ampliando la base social de apoyo socialista hacia el
centro, como en otros países europeos, pero no es menos cierto que amplios
sectores sociales situados a las izquierdas apoyaban estos cambios.
No
puede considerarse engaño a sus electores, -mayoritariamente de centro
izquierda y centro derecha- ya que su práctica política, discursos y documentos
públicos, durante estos largos años fue refrendada en varias elecciones,
locales, autonómicas, generales y europeas, hasta que a mediados de los noventa
los ciudadanos retiran por primera vez su confianza al PSOE, posteriormente se
la devolverían en 2004 y 2008 hasta la retirada actual en esta etapa de crisis.
En 1996 los electores optaron por otra opción, pero en este caso no giraron a
la izquierda sino que eligieron una más derechista, el PP de Aznar, al que
dieron mayoría absoluta en el 2000. Aquellos individuos que preferían una
versión más izquierdista, votaban en menor medida a IU, quien durante muchos
años no levantó cabeza, hasta ayer.
-El sistema electoral perjudica claramente a IU y UPyD en cuanto representación
por votos, pero las diferencias de apoyos con el PSOE son notorias mirando solo
el número de votos olvidando los parlamentarios logrados-.
La
ideología se fue reconstruyendo, la sociedad de consumo se extendía, lo cual
impulsa otros valores desde bases materiales diferentes, las ideas neoliberales
avanzan con mayor facilidad sobre un nivel de necesidades básicas cubiertas –no
hay hambre ni la miseria es mayoritaria- y también se ve favorecido su impulso
como contraposición a la implantación de un estado de bienestar, etc. Pero los
procesos sociales son lentos, Mariano Torcal y Lucía Medina escriben en
‘Ideología y voto en España 1979-2000: los procesos de reconstrucción racional
de la identificación ideológica’: ‘Durante
los años ochenta el PSOE dominaba en la posición de centro, y no es hasta 1993
cuando el grado de proximidad al PP supera al del PSOE; es decir, el proceso
sobre el que se asienta la victoria del PP en las elecciones de 2000 empieza a gestarse
con bastante anterioridad a su primera victoria de 1996’
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