Con los post anteriores de esta serie de ‘el mundo no se acaba’ pretendía decir que estamos perdiendo el norte de la racionalidad y de la argumentación, sustituyéndolo por el norte ideológico que se aproxima a menudo a lo religioso. Si entramos en una batalla de ideas, los argumentos son el mejor, y casi único, arma. A una idea no se la vence nada más que con otra idea. Las armas, la fuerza, derrotan sociedades, como pasó en la República española, o en tantos sitios. Pero las ideas volverán si no fueron vencidas por otras que las sustituyeran. A veces incluso regresan las vencidas porque el entorno cambia, la gente no confía en nada, regresa la magia y nos devuelven al pasado.
La crisis ha abierto múltiples frentes de problemas y deberíamos participar a fondo en los enfoques, propuestas, alternativas, porque si nos quedamos anclados en defender solo las ideas de toda la vida, estamos arrollados de antemano. Lamentación tras lamentación nos llevan a que la mayoría de la población mande a la izquierda al baúl de los recuerdos y buscándose la vida del mejor modo posible. ¿Conocen ustedes procesos de debates internos en las formaciones políticas sobre lo que está ocurriendo aquí y en el mundo?, es lamentable pero en todo caso solo salen diferencias entre Pepe y Juan, no entre diagnósticos y líneas de actuación. Ningún partido se ha cuestionado su organización, ni su línea, su forma de elaborar y tomar decisiones.
En este sentido hoy me parece que los sindicatos están mejor preparados que los partidos o al menos dan la sensación de estar batiéndose el cobre de las propuestas concretas, aunque sería deseable que las ideas las hicieran públicas. Mejor preparados digo, contando con el cambio profundo que tienen pendiente de abordar, dejar tanto tiempo abandonados a una generación de jóvenes sin trabajo, será un error que pagaremos todos tarde o temprano. (Salidas de emigrantes españoles al extranjero en busca de trabajo más de 14.000 en este primer trimestre, +30% que el período anterior)
Ya sé que es estúpido tener razón después de muerto, (esas cosas no se eligen) y que habría que intentar sostener los argumentos en vida, pero lo fundamental, lo que quiero resaltar es que de la batalla de las ideas no se debe abdicar porque sean sostenidas por unos u otros, porque las ideas una vez que las sueltas dejan de pertenecerte y vuelan y son de quienes las utilizan que las integrarán en su mundo intelectual que no tiene por qué ser coincidente con el del difusor de las mismas. Si dejas el campo libre, (el vacío no existe) llegarán ideas y lo ocuparán, si está ocupado con tus ideas y son flojas, llegarán otras mas fuertes y las empujarán, si los argumentos no tienen peso llegarán otros mejores y los aplastarán.
Atender solo a las ideas o argumentaciones de nuestras filas es muy cómodo, pero jugar con la ventaja de lo conocido es suicida y estúpido porque es hacer trampas en el solitario, te lo colocas para tener razón. Lo cual lleva a la parálisis total, a engañarte y no comprender nada de lo que te rodea. Sigo leyendo en muchos blogs y prensa izquierdista la esperanza mes tras mes, (después de año tras año) de recuperar el paro, ‘a ver si al mes que viene’, o ‘la deuda ya está dominada’, o ‘ya hemos empezado la recuperación’, etc. Son trampas en el solitario, deseos de que dios nos ayude, no búsqueda de problemas que nos lleven a tener al menos un diagnóstico de la situación y luego buscar soluciones. Claro que esto requiere rutinas de lectura y estudio, esfuerzo en fin y eso parece estar en contra del tipo de vida actual.
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