Y no por un lustro, sino por varios, y no solo a socialdemócratas, a todos. Las próximas elecciones serán el segundo acto que culminará con las generales, tercer acto. ¡Ojalá me equivoque!, nunca lo he deseado tanto.
Estas líneas pretenden ser introducción y explicación de los textos que estoy agrupando sobre la crisis, tanto económica como política que estamos protagonizando. La economía no es algo ajeno a la política, ambas van de la mano, son acciones sociales interrelacionadas, así que pretender ver una sin la otra, como todavía enseñan en algunas universidades es fundamentalmente una trampa para incautos.
Cuando empecé a escribir en este blog venía del anterior ‘en mi barrio’ de 2009. Una visión pesimista del futuro me impulsaba, aunque al principio tenía más lugares para el resto de aspectos de la vida porque se veía en lejanía, y por qué no, soñaba con que se arreglara confiado en que mi visión subjetiva podía ser excesivamente negra, poco a poco la cosa se fue poniendo más desastrosa cada día.
Así que este blog se centró casi exclusivamente en la crisis, dejando de lado otros elementos. Sobre los aspectos económicos yo comprobaba la existencia de material de sobra mejor que el mío, libros, artículos, prensa, datos por fundaciones, organismos nacionales e internacionales, etc. pero lo que no encontraba satisfactorio eran debates políticos y respuestas en las izquierdas, poco adecuadas a la magnitud de los problemas que vivíamos, me faltaba encontrar el engranaje, la grasa política que arrimara la crisis económica a las izquierdas.
Ese es el terreno que empezó a definirse en ‘Arian seis’, uniendo la economía con la política, aquí en lo inmediato. Mi visión del asunto me lleva a recordar la Gran Bretaña que dejó la Thacher, reflejada por tan buenas películas. Aquello probablemente sea cercano a lo que podría ocurrirnos a nosotros, también las visiones de países sudamericanos con su enorme dualidad de ricos y pobres. Ello guía mis escritos sobre los problemas de la izquierda, intentando el análisis concreto de nuestra realidad, tratando de explicar lo que está ocurriendo con racionalidad pensando en la utilidad de influir en lo inmediato.
Los textos que voy publicando sobre el debate de las izquierdas, (enlazados en el lateral) y los que próximamente volcaré, contienen un principio básico que es la posible derrota total de las izquierdas en estos años y que las transformaciones que produzcan las derechas duren el tiempo que me queda de vida, unos 20 años. Por eso no me detengo en salidas revolucionarias, que ya no veré aquí, intento situarme en los problemas de corto plazo y no en los de largo plazo, porque las reformas inmediatas de estos 4 años de legislatura marcarán el rumbo de nuestra vida futura, la de nuestros hijos y nietos, torcerán la rama como nunca imaginamos hacia la derecha.
Está bien indignarse, pero no quedarse en echar la culpa una vez más ‘a lo neoliberal’, al capitalismo, que nos puede dejar tranquilos, pero en realidad dejaremos en paz a aquellos que modificarán la realidad por nosotros. Entre los que quieren participar en la política de ahora existen amplias diferencias, pero hay varias decenas de miles que están en otra onda, o por arriba o por abajo, desprecian o pasan de la política actual. Ocurrió otras veces, las izquierdas abandonaron la pelea por el poder político inmediato, renunciaron a su capacidad de liderazgo abandonando a su suerte la sociedad.
Entre otras razones, ocurre lo anterior, por no valorar suficientemente en positivo la sociedad en la que vivimos, esa conquista de la Transición postfranquista no apreciaron necesidad de defenderla. Pasará también con los nacionalistas, catalanes y vascos, nunca tuvieron un nivel tan enorme de autodeterminación que por no ser suficientemente valorado conseguirán destruirlo.
También ocurre por la mala gestión y liderazgo, del presidente Zapatero de su gobierno y de la dirección del PSOE, cuyo papel debería ser ampliamente modificado por el mismo partido. Su fracaso no debería seguir arrastrando a la organización, y puesto que el problema de construir un partido es un proceso muy largo y crear una alternativa con posibilidades de influir a corto plazo, es un sueño bastante improbable, parece que la salida más sencilla, y no exenta de dificultades es apoyarse en la organización actual apartando al equipo dirigente socialista y probablemente apoyarse en el fichaje de líderes de ‘otras latitudes’ como ya se hizo durante la Transición. Sobre todo porque lo que más ha fallado no han sido los principios ideológicos, sino la capacidad de debate y toma de decisiones.
Mis escritos sobre la izquierda conceden mayor importancia a encontrar salidas de corto plazo, porque serán las que condicionen mi vida, la de mis hijos y nieta. La revolución en el paraíso, la dejo para los creyentes, cristianos, islamistas, etc.
En estos dos años nos jugamos el futuro, aunque éste no pase por mantener lo que tenemos, deberíamos intentar evitar su destrucción total, lo cual es posible. Una regresión brutal está a la espera, ya hay sectores de capital que apuestan claramente por el gobierno PP y que demoran inversiones futuras a la espera de sus reformas.
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