Impuestos, paguen mas los q mas tengan. El papel de los impuestos en una sociedad moderna. (La actualidad aconseja volver a publicarlo)
Terminada la
Segunda Guerra Mundial, en muchos países europeos, en unos antes en otros más
tarde, se instaló un modelo de sociedad que hemos llamado Estado de Bienestar.
En dicho modelo de sociedad se plasman aquellos sueños de los movimientos
obreros y revolucionarios del siglo XIX y XX, las luchas de las izquierdas y
progresistas junto con algunas derechas democráticas europeas implantan para el
conjunto de las poblaciones, la sanidad y educación públicas, los subsidios
para los necesitados y parados y la atención al final de la vida laboral, las
pensiones.
Este modelo
de sociedad trataba de satisfacer necesidades básicas para todos, logrando así
una paz social que repercutía en la mayor obtención de beneficios
empresariales. El costo del estado de bienestar está sustentado por los
gobiernos con los impuestos, que se tratan de aplicar lo más progresivos
posibles, recaudando más a los ricos para poder distribuir a los pobres y menos
favorecidos.
En el último
tercio del siglo pasado, el neoliberalismo difunde la teoría de que los
impuestos perjudican enormemente a los ricos, y mejor es suprimirlos. Comienzan
las ofensivas de los ricos contra los impuestos, y toman variados caminos para
reducir su aportación al bien común: la elusión fiscal, el ocultamiento en
paraísos fiscales, la difusión de teorías de que el estado/gobierna nos roba,
etc. En los lugares donde los resulta muy difícil acabar con ellos, pelean
tenazmente por su reducción, con la peregrina idea de que ese dinero estará
mejor en sus bolsillos y generará mayor riqueza que beneficiará a todo el
mundo. La realidad demuestra que eso es una gran mentira, existen innumerables
estudios sobre las desigualdades y su aumento en los últimos años mostrando que
los ricos pagan menos impuestos y las desigualdades aumentan a ritmos
altísimos.
En España,
los partidos derechistas, tienen el mantra de la reducción de impuestos como
principal doctrina económica. Reducen impuestos allí donde gobiernan, en las
Comunidades Autónomas, al tiempo que reducen prestaciones públicas, sanidad,
educación… y al mismo tiempo claman porque el Estado les aumente la
financiación. Reducen impuestos en sus lugares y a cambio piden más dinero a
papá Estado.
En muchos
lugares de España y entre muchos sectores sociales y políticos, incluidas las
izquierdas, se está instalando la idea de lo injustos que son los impuestos. Ya
no solo se utiliza el mantra de reducir impuestos, últimamente empieza a calar
la idea de: los impuestos de los ricos devolverlos a los ricos, a sus
bolsillos, a sus territorios, a sus empresas, lograr que de lo recaudado se
reinvierta una gran parte en los barrios ricos, aumentando sus dotaciones de
servicios, mejorando urbanismo, comunicaciones y servicios exclusivos en
sanidad y educación. El enorme aumento de la sanidad privada y de colegios
concertados, principalmente en Madrid y Cataluña, es una muestra de esta deriva
de particulares mejoras a los pudientes, además desviando mucho de lo
recaudado, dinero público en los presupuestos, a subvenciones para empresas, a
gasto público en obras o proyectos que fundamentalmente tienen como objetivo
meter pasta en el bolsillo de sus amiguetes.
El Madrid de
Ayuso tuvo como asesores fiscales a Institut Ostrom Catalunya, un laboratorio
de ideas fundado y mantenido por independentistas catalanes, neoliberales of
course, que contribuyeron a elaborar el documento que presentó la
Comunidad Madrileña al Gobierno Central con sus opiniones sobre la reforma
tributaria. Y ahora vuelve en Cataluña otra ofensiva parecida.
“No
puede ser que Cataluña sea la tercera en aportar recursos y la decimocuarta en
recibir recursos. No es un privilegio, es una cuestión de justicia’’ Salvador
Illa discurso en la federación del Baix Llobregat, junio 2024.
Claro que
Cataluña es una de las comunidades que más aporta al conjunto nacional, por ser
de las comunidades ricas aporta permitiendo al Estado redistribuir a las
comunidades pobres, pero esto es lo justo, que los primeros en recibir sean los
necesitados. Y es lo normal. Cataluña y en mayor medida Madrid, -que aporta
más- concentran la mayor cantidad de los super ricos de España, seguidas de
Baleares. Al margen quedan País Vasco y Navarra, con su particular y
privilegiado sistema de financiación de cupo y concierto, recogido en la
Constitución, por fueros especiales mantenidos por el franquismo, pero claramente
al margen de criterios progresistas de igualdad y solidaridad.
Si cada cual
aportara llevándose lo mismo que aporta, se acabaría la redistribución. Dejando
al margen que los impuestos los pagan las personas, físicas y jurídicas, y no
los territorios, aunque la idea teórica que subyace es la misma, mantener los
privilegios de nacimiento, aumentar las desigualdades apoyándose en tratos de
favor históricos, en privilegios por factor de nacimiento, o en muchas
ocasiones por dinámicas históricas violentas, o simplemente injustas. Sirvan
como recordatorios: los mayores precios pagados por todos los españoles a
productos textiles debido al proteccionismo o favores a la industria catalana;
los ‘planes de desarrollo’ del franquismo fueron comandados por grandes
economistas catalanes, que influyeron en primar desarrollos económicos allí. Si
el gran complejo industrial de SEAT se hubiera instalado en Castellón, por
ejemplo, y el complejo petroquímico tarraconense se hubiera llevado a Murcia o
Almería, los recursos hoy estarían mejor repartidos. Al igual ocurre con Madrid
y sus privilegios capitalinos.
La idea de que paguen más los que más tienen, para así poder redistribuir entre los menos favorecidos es un pilar básico de las ideas de izquierdas, progresistas y socialdemócratas del siglo XX en Europa, descartadas las revoluciones, la única forma de mantener una sociedad moderna civilizada. Esta idea comienza a resquebrajarse y el estado de bienestar empieza a reducir su impacto benefactor. No solo no aumenta prestaciones, sino que las disminuye, generando gran insatisfacción entre los no favorecidos que se alejan cada vez más de la democracia. Está pasando entre las personas y también los territorios, del formato federal, multilateral, que tiene España, con la salvedad anti-igualitaria del País Vasco y Navarra, se está pasando a un estado confederal, en donde dos estados, España y Cataluña, negocian bilateralmente al margen del resto.
Zapatero
también contribuyó a esta dinámica cuando dijo aquello de, ‘bajar impuestos es
progresista’. No por favor. No voy a arreglar el mundo por decir estas
cosas, ni tu. Pero no quiero que me hagan comulgar con ruedas de molino.
Independentismo
catalán, una forma de neoliberalismo
¿El
retorno de impuestos a los mismos territorios? pero ¿por qué tiene que haber
retorno a los que pagaron? devolver el dinero de los impuestos a los ricos se
pretende revolucionario, romper el criterio de solidaridad interterritorial
español, y europeo, se presenta como progresista, que desfachatez. A
un neoliberal se le ocurre la feliz idea de denunciar que los impuestos son una
carga, dicen que es dinero de nuestros bolsillos que nos obliga a pagar el
Estado, pagamos sin obtener nada a cambio, gritan los
pagadores y pretenden que les ayuden a lograr su devolución. Quieren olvidar
las luchas históricas del movimiento obrero por recuperar una parte de la
plusvalía que le arrebataron, pretenden tapar tras la cortina secesionista la
historia de conquistas posteriores a la II guerra Mundial.
Acabada la
Guerra había millones de obreros armados, derrotados los fascismos y con un
sistema comunista que hacía competencia al capitalismo, aconsejaban repartir
parte de la plusvalía, reducir desigualdades, y una de las vías que se utilizó
fueron redistribuir los impuestos recaudados por el Estado hacia los más
necesitados pagando un salario social como forma de asegurar la paz a cambio de
unas condiciones de vida que garantizaran educación, sanidad y mantenimiento en
los días de imposibilidad de trabajar, por paro, enfermedad o vejez.
En Europa se
formalizó un contrato social -pacto inter clases para convivir- tomó el nombre
de Estado de bienestar, que dura hasta hoy. Tras la derrota de los sistemas
comunistas a finales de siglo, la globalización y la interconexión de mercados
productivos y financieros, los ricos del planeta, entre ellos los catalanes,
creen llegado el momento de eliminar los impuestos, consideran superflua esa
contribución que hacían para garantizar la seguridad y el equilibrio de una
sociedad. Lo empezaron formulando en la época de Reagan y Thacher, entonces lo
formularon bajo la teoría de dejar los impuestos en manos de los ricos, porque
decían que ellos generaban actividad económica y así caerían unas migajas al
resto, posteriormente trasladaron la producción industrial a los países
emergentes con ínfimas condiciones laborales y mínimos derechos evitaban los
costes de salarios occidentales mientras su dinero volaba de un país a otro. Se
extendieron por todos los rincones paraísos fiscales y leyes con subvenciones, exenciones,
y puertas abiertas a toda treta y elusión fiscal… y ahora, nos quieren
convencer los independentistas de que los impuestos deben quedarse en casa de
quien los paga, que suena a que los impuestos son para quien los
paga, exigiendo su devolución. Este es uno de los ejes de la
autodeterminación.
Según su
argumento, ¿tendremos que devolver los españoles, miles de millones de ayuda
comunitaria que hemos recibido de la UE? Durante años pasados hemos sido uno de
los países del mundo que mayor volumen de ayuda haya recibido nunca, en cifra
superior a lo que representó en la posguerra mundial el Plan Marshall
estadounidense para Europa. También recibió ayudas de la UE Cataluña. Un
principio socialdemócrata y de la política europea es el de los que más
tienen deben contribuir en mayor medida, con el que manifiestan
disconformidad los independentistas catalanes. Mala tarjeta de presentación
para solicitar la entrada en un club que tiene establecida como una de sus
reglas obligadas la contribución solidaria de las regiones ricas hacia las regiones
pobres, porque ¿alguien duda de que una supuesta Cataluña europea tendría que
contribuir a la UE? La contradicción de postulados secesionistas es permanente,
presumen de sus buenos datos económicos para convencer a la audiencia de que si
los utilizaran para sí mismos serían todos más ricos. Pero, precisamente dichos
argumentos de potencialidad económica justifican su contribución solidaria, en
España y en Europa, que es contra lo que protestan.
‘’Porque
efectivamente los impuestos los pagan personas y empresas, pero, el retorno vía
inversiones y gastos presupuestarios se refiere a los territorios, a los
ayuntamientos y a las comunidades autónomas.’’ Argumentario independentista,
razón número 33.
En el
imaginario secesionista no existe la redistribución, uno de los aspectos más
importantes de la socialdemocracia, rebajado ya aquel principio socialista
de a cada cual según su necesidad de cada cual según su capacidad la
redistribución es un pilar del estado moderno que el independentismo quiere
hacer desaparecer, precisamente lo cercano a las izquierdas, aquello que fue
considerado revolucionario, igualdad, libertad, solidaridad o
fraternidad. La filosofía contenida en el párrafo secesionista anterior,
-razón 33- es abiertamente neoliberal, dice, los impuestos para quien
los paga, que los devuelvan. La teoría sustentada por los soberanistas
presupone que los impuestos pagados por quienes viven en La Moraleja o el
barrio Salamanca, de Madrid, en Pedralbes o las Tres Torres en Barcelona,
tienen que retornar a esas personas que pagaron, retornar en forma de
inversiones en sus barrios, en sus círculos sociales, pero entonces ¿por qué
pagarlos, para qué hacer la pantomima y el gasto de recaudar para devolvérselo
a los mismos? Si aceptamos que lo normal es retornarlos a su origen,
apoyamos el criterio de que se queden en sus empresas y bolsillos, que es
realmente lo que dicen los ricos del mundo y los defensores del
neoliberalismo.
La idea que
transmite es lo esencial, la solución que proponen parte de la filosofía
neoliberal y aplica modernas técnicas xenófobas, la culpa de todos los males la
tienen los extranjeros, los españoles nos roban nuestras riquezas, nos
quitan nuestro trabajo, ellos se llevan las ayudas sociales que te daríamos,
los otros culpables… Están diciendo ‘dejemos de pagar sus vicios con
nuestro dinero, porque ya se sabe, son vagos, que no quieren trabajar’… los
recortes en Cataluña son culpa de ellos, porque se llevan nuestro dinero los
vagos andaluces. Lo increíble, lo peligroso, es que esta argumentación
se haya extendido como la espuma entre individuos que se decían de
izquierdas.
Quizás no sea
tan raro, situaciones similares confirman las encuestas sobre las bases
sociales de apoyo de los partidos ultraderechistas y xenófobos en Europa en
territorios de antiguos votantes a partidos obreros. Llevan al simplismo
de meter en un saco a los españoles y en otro a los catalanes. Dos grupos en el
que todos sus integrantes se hacen aparecer como iguales, para fabricarse un
enemigo fácil de identificar, simplifican y retuercen la realidad para auto
posicionarse cómodamente en el bando de los buenos, lo cual es el criterio
utilizado por los xenófobos, extienden el miedo a los diferentes, los de fuera
y generan hostilidad y rechazo hacia los otros por peligrosos, por lo que hay
que identificarlos y marcarlos para separarlos.
Limitar el
problema de la secesión catalana al reconocimiento de un sentimiento
indentitario oprimido, es estar ciegos ante la importancia de los aspectos
económicos en el impulso que han dado ERC/CiU y en la toma de decisión por
parte de las élites catalanas a favor de la independencia. Ambos aspectos
–identidad y economía- influyen fuertemente en la cuestión de captación de
voluntades. Ambos aspectos requieren explicaciones si pretenden convencer de su
injusticia y regresión a miles de personas que ya los han asumido como propios,
y encima bañados con un halo progresista para justificar cómodamente la postura
individual de independentista sobrevenido. Imposible vencer sin
convencer, dejar como único camino el aceptar el enfrentamiento que está en la
base de la idea nacionalista de exclusión es un error, por insuficiente. Aunque
para convencer se han perdido muchos años, ahora será más difícil, porque una
vez tomada postura, las personas buscan reafirmarla buscando ideas en su grupo
rechazando leer/escuchar a otro distinto al suyo.
Esta es una
secesión liderada por argumentos de ricos que se quieren largar llevándose sus
pertenencias, su territorio con todo lo en él contenido, con gran aparato
populista y apoyados en sentimientos catalanistas, nacionalistas, ya que toda
coartada necesita partes de verdad para ser realmente creíble. Una parte de los
privilegiados, una parte de las élites económicas y políticas catalanas, se
dicen ‘hasta aquí me sirvieron los españoles, a partir de ahora, en un mundo
globalizado de poco me valen los mercados nacionales y menos en una Europa
comunitaria’, en la que creen poder estar por sí solos, además quieren
pagar menos impuestos en un estado nacional hecho a su medida, lo cual
significará menor redistribución, menor estado de bienestar
catalán.
Anuncian la
reducción del salario social, reducir el estado de bienestar, como forma de
abaratar costes, ya me dirán cómo es posible con una deuda superior a 40.000
millones de euros –en 2012-. Piensan en tener menos regulaciones y mayor
facilidad para saltárselas, consideran que es mejor que los capitales sean
globales, hoy más sencillo que antes, y las cortapisas para ellos, dicen que
siguen siendo españolas. El modelo de sociedad que se vislumbra no es
precisamente progresista, en el sentido que manejan las izquierdas, al revés,
parece un modelo social similar al americano, menores impuestos, menor gasto
social y mayores diferencias, alejándose de la sociedad europea que
conocemos.
El
independentismo es una forma de neoliberalismo apoyado en la libertad
del dejar hacer, dicen los poderosos, los ricos y corporaciones: dejarnos
ser libres, aquello que me impida hacer lo que quiero no es bueno, que nadie me
obligue a pagar impuestos, lo democrático es hacer lo que quiero. Están
convencidos de que su importancia económica en medio de mercados financieros
globalizados les posicionará con el norte junto a los privilegiados de
Europa, -interesante opinión norte sur de Gil Calvo- y
encontrará mejor financiación e integración separada de los pobrecitos
españoles. Lo cual es una contradicción entre lo que piensan las élites, y lo
que escriben y difunden para sumar independentistas, el mensaje hacia fuera
habla de una Cataluña rica y próspera, mientras que el difundido al pueblo es
el de una Cataluña empobrecida por la explotación española. Por supuesto nunca
aparecen culpables catalanes de corrupción y prebendas, nada sabemos de
culpables catalanes por la enorme deuda de Cataluña, ni su responsabilidad en
las políticas de recortes...
La primera vez que publiqué el texto anterior, fue en 2012. Posteriormente
lo he ido volviendo a publicar en ‘Arian seis’. Ahora parece que vuelve a estar
de moda con la exigencia de una financiación singular.
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