Exilios.Jorge M. Reverte. 22-01-21
No hay que hacer introducciones muy largas. Si queda tiempo, lo razonamos. Pablo Iglesias tiene poca inteligencia, o es poco leído
Hasta tal
punto lo es que cabe preguntarse si un Gobierno de coalición que le tenga como
vicepresidente es sostenible. Lo es difícilmente, si nos fijamos en la
seguridad con la que se mueve mientras dice la gran vulgaridad de que él no va
a ser un criminalizador del independentismo.
Al
parecer, nadie le pedía eso. Y, también al parecer, lo que le falta al líder de
Podemos es alguna lectura sobre el final de la Guerra Civil que le
cuente por qué y de qué huían los más de 400.000 republicanos que cruzaron hace
82 años la frontera con Francia. Le avanzo, por si se decide a leerlo, una
cosa: no era del Estado de derecho de lo que huían.
Quizás le
pille muy lejos esa fuga, y es posible que demasiado cerca la de Puigdemont.
Mientras,
no le vendría mal a Pablo Iglesias leerse un libro en el que su autor, Carlos
Sebastián, ha gastado unos años de su vida para mostrar, felizmente a mi
juicio, que el capitalismo bajo cuyas leyes nos regimos, ha generado durante el
siglo XXI más desigualdad de la que había antes con un menor dinamismo social a
cambio: El capitalismo del siglo XXI (Galaxia, 2020).
A lo mejor
en ese campo se manejaba de forma más eficiente Iglesias que en el terreno
siempre agreste de la historia reciente.
Las
batallas que tienen que librarse aún en el seno del propio Gobierno son muy
jugosas, con una enorme cantidad de prisioneros por capturar. ¡Y de los
propios, que valen más! No puede haber nada más satisfactorio que presentar las
cabezas de quienes se han opuesto a los designios de Iglesias.
Los
avances del Gobierno han sido, según su vicepresidente, frutos de sus
iniciativas, que han vencido las resistencias de la socialdemocracia en cada
ocasión. Ahora se trata de algo que puede significar millones de votos: la
cuantificación del coste de las pensiones. De nuevo, Escrivá y los
socialdemócratas contra los revolucionarios genuinos que encabeza Iglesias.
Todo está
en el libro de Carlos Sebastián. Todo, menos la manera de afrontar la historia
por un progre. Es una desgracia, pero ya les ha pasado a otros antes: no hay
manera de hacerse amiguito de fascistas étnicos, como pretende Iglesias.
Algo
tendrá que leer.
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