En ocasiones conviene frenar un poco la alocada carrera de denuestos, insultos, búsqueda de culpables, protestas a cada cosa... y volver la vista atrás, para recordar la crisis anterior, de la que venimos sin apenas corrección para darnos de bruces con la mayor crisis que podríamos haber imaginado, la actual, que puede hacernos papilla, si no somos capaces de olvidar, muchos de nuestros particulares sueños. Todos, empezando por usted y por mí. Con la fragmentación actual, ninguna fuerza tiene capacidad por sí sola para conducir hacia la salida. Sin acuerdos amplios no salimos de ésta. No lo duden. La crisis en la que estamos instalados es muy superior a la anterior, y aumentará, crecerán el paro, las insolvencias, los cierres de empresas, las quiebras, las deudas privadas y públicas, todo el mundo quiere que le salven, todos los sectores productivos, todas las empresas... aumentarán considerablemente el déficit público y la deuda española, por mucha ayuda europea que tengamos, como hasta ahora, no será suficiente si no empezamos a comprender que hay que irse preparando para tapar vías de agua que se abren por todos lados, lo cual solo será posible con acuerdos amplios. En un mundo globalizado como el actual, con tantos nacionalismos, particularismos y localismos identitarios, continuaremos cayendo, llegaremos a estrellarnos al fondo del barranco. (A continuación unos párrafos de mi trabajo 'El poder de los mercados. Y los españoles', escritos en 2013).
Grandes cifras de cambios globales se suceden. Múltiples siglas de
productos financieros pululan por el mundo desde los años ochenta, con
crecimientos espectaculares desde entonces propiciado por los cambios
globalizadores que permiten interconectar el planeta en tiempo real y facilitan
el transporte –los contenedores son un enorme cambio globalizador- lo cual
amplió el comercio mundial de mercancías, servicios y movimientos de personas.
Y ello en un mundo que explotaba de crecimiento como nunca antes; los precios
del petróleo pasaron de 10 $ barril en 1999 a 147 $ en 2008, lo cual llenó de
divisas a los productores que para rentabilizar debían prestar en los mercados,
entre el 2000 y 2006 el PIB mundial se dobló, pasó de 36 Billones de dólares a 70 Billones, -a pesar del
gigantesco destrozo de activos de las puntocom y del resto de crisis asiáticas-
El comercio mundial creció un 140%, muy por encima del doble, pero los flujos
de capital lo hicieron ¡por encima del doble del comercio, o sea 4 veces!
llegando a representar un volumen equivalente a 70 veces el PIB mundial, -El
volumen de negocio de los mercados de deuda pública se multiplicó por 4, el de
acciones por 9, el monto de divisas negociado en un día del 2006 era 60 veces
superior al comercio mundial y 800 veces superior a la inversión extranjera
directa. Manuel de la
Rocha y Doménec Ruiz- El crecimiento impulsó enormes cifras de consumo energético,
exportaciones, divisas concentradas en los países emergentes y necesidad de
prestarlas, necesidad de moverlas para rentabilizarlas, necesidad de préstamos
en Occidente…
Los países emergentes ya representan cerca de la mitad de la actividad económica mundial y 2/3 de las reservas de divisas, y no se puede descartar un frenazo repentino por los desequilibrios internos y de sus balanzas, como consecuencia de su prolongado crecimiento que deberán digerir para estabilizar desajustes y burbujas, de las que China tiene unas cuantas, en viviendas, infraestructuras, créditos……/…
A España le afecta la globalización, los
emergentes y los mercados; y la crisis de la socialdemocracia, tanto en su
aspecto mundial, cuanto regional. En Europa existe una relación similar,
Centro-Periferia a la de EEUU-reto del mundo, respecto al ciclo de desequilibrios
de balanza por cuenta corriente, el exceso de ahorro del centro se convirtió en
abundantes préstamos a la periferia, lo que aumentó las compras de la periferia
al centro, mientras alimentaba las burbujas. Añadamos nuestros particulares demonios
nacionales, y la suma arroja múltiples fuerzas que superan el ámbito nacional, …/…
A lo descrito anteriormente,
podríamos ampliar tanto como quisiéramos acercarnos a la realidad, añadiendo a
cada grupo sectorial su carácter nacional, o regional; la posibilidad de
alianzas estables o no… intersectoriales, interclasistas, de género, de grupos
de edad,… o acuerdos puntuales o estratégicos entre sectores, naciones,
partidos, etc. las combinaciones pueden ser abundantes respecto a los
protagonistas en nuestro entorno. Estas fuerzas intervienen en los mercados y
también los cambios demográficos, que modifican pautas de consumo y futuro,
metan el poder de las multinacionales emergentes en los desarrollos regionales,
y los capitales de nuevos multimillonarios y mafias mundiales, las extensas
reservas de divisas que se mueven por los mercados escapando de gobiernos y
modificando relaciones en el planeta, añadan su competencia directa,
industrial, tecnológica, agraria, pesquera, logística, y militar… y entenderán
la obligación de cambiar arquetipos sociales que desde hacía tres décadas
estaban en equilibrio, inestable. Estamos metidos en una batalla por
reequilibrar los poderes mundiales que por el momento parece viran hacia el
Pacífico. …
El magma de los
mercados, los emergentes y la globalización está detrás de la inmensa crisis
que padecemos en España condicionando las posibles alternativas que no podrán
ser como las anteriormente conocidas y que dependerán no solo de nuestro nuevo
contrato social nacional, sino de nuestra capacidad de crear una fuerza
configurada en torno a la eurozona, la UE o una de las otras alternativas que
se barajan: dos euros, uno fuerte y otro débil, norte-sur, una UE sin el Reino
Unido y sus aliados, una organización reducida del sur, coaligada, con la otra
eurozona…
En la antesala de enormes transformaciones europeas que empezarán a cambiar España, dirigidas sin cortapisas por el PP, pasamos revista a la situación crítica que vivimos. Es preciso hacerlo porque: unos, los ganadores y sus voceros, acaban de descubrir que la crisis que padecemos -y lo que te rondaré morena- tiene componentes internacionales que pesan sobremanera en nuestras vidas. Ahora vemos que tertulianos y teles, prensa y radios afines, cambian de soniquete, ya no estamos así solo por el Presidente del Gobierno, sino por Europa y el mundo.
Otros, los perdedores, -las izquierdas- olvidaron de forma suicida durante años, anteriores y posteriores, que aquí teníamos una crisis específica, -la prueba, 5 millones de parados- al margen de la recurrente crisis financiera internacional. En la reciente campaña electoral insistían en la crisis internacional, olvidando la particular, (es curiosa la insistencia de las encuestas de opinión cediendo el protagonismo a lo interno o externo en función del voto azul o rojo). Y otros, porque insisten en explicarlo todo con dos frases sobre lo malo que es el capitalismo y la ofensiva neoliberal, mientras la realidad se va transformando sin que hagan nada para modificar su rumbo. En España han confluido tres grandes tormentas que zarandean a los españoles, las tres condicionan nuestra vida, se entrelazan y dificultan las salidas no solo por la diversidad de intereses en conflicto, también porque las decisiones resultan contradictorias, combatir el déficit implica recesión, mayor paro, abre las puertas a mayor gasto y menores ingresos, lo cual lleva a crecimiento del déficit:
1) Ha estallado una crisis financiera internacional, surgida en las entrañas
del sistema financiero, lo que algunos para reducir, llaman la crisis de las
hipotecas subprime. Se produjo el sobrecalentamiento, o gran apalancamiento
crediticio del sistema financiero occidental en EEUU, RU, y los países
avanzados europeos.
La crisis deja tocado el sistema mundial, desapareciendo el crédito a empresas y particulares, lo que lleva al mundo a una recesión que, para evitar convertir en depresión, los gobiernos mundiales realizan las mayores inyecciones de dinero público que jamás vio la historia, no solo para proteger y salvar entidades financieras, sino para hacer funcionar la economía e impedir una depresión.
2) La crisis del euro. Afecta específicamente a los 17 países de la eurozona e
influye poderosamente en el resto de los 27 y puede arrastrar al resto del
mundo comenzando por EEUU. Los aspectos particulares europeos son, la crisis de
la deuda soberana y quiebras de algunos países y su estrecha relación con la
banca europea que financia estos procesos, que ya estaba herida por la crisis
global.
El tratamiento de la crisis en Europa implica inmensas ayudas públicas, en menor cuantía que EEUU, pero del mismo corte aparente, con un aspecto esencial diferenciador, el empecinamiento de los países del norte, que hoy dirigen la eurozona, en el urgente equilibrio fiscal, eliminación de los déficit públicos en 3 años, lo cual obliga a drásticos recortes y a suprimir estímulos de desarrollo que conducen a una paralización de la economía que agrava el problema del pago de la deuda y profundizan la crisis política acercando Europa al abismo. Todo se hace difícil por los problemas de diseño imperfecto del euro, sin Tesoro ni fiscalidad común, con un banco central especial que tiene solo el objetivo de control de inflación, y no el desarrollo económico, no es prestamista de último recurso, como el resto de bancos centrales que sustentan y apoyan cada moneda, así surgen problemas de gobernanza, de lentitud y complejidad en la toma de decisiones en el área euro (17), que afectan al resto de la UE (27), lo cual alarga los problemas y favorece la especulación a gran escala.
3) La gran olvidada por casi todos los agentes políticos y mediáticos, la crisis propiamente española, nuestra burbuja inmobiliaria y de crédito que nos llevó a tener una de las mayores deudas privadas del mundo, es por ello que se dice que vivimos por encima de nuestras posibilidades, ya que gastamos por encima de lo que teníamos, tuvimos que recurrir a préstamos, la mayoría extranjeros, para vivir como lo hicimos durante años, empresas y particulares y sector financiero que tuvo que endeudarse en el exterior para prestar en el interior.
Dinero que con el inicio del euro 1999, manaba procedente de bancos europeos (alemanes y franceses) a bajos tipos de interés, en relación a los tradicionalmente pagados por los españoles. La prima de riesgo pone el coste de la financiación a niveles de país antes del euro, distinguiendo precios diferentes dentro de la eurozona, rompen el esquema de igualación teórica inicial, para economías tan diferentes.…/…
Los cinco millones de parados, nuestro signo altamente diferenciador y particular, muestran que la crisis española escondía en sus entrañas grandes desequilibrios, en la balanza de pagos, déficits por cuenta corriente, y una gran pérdida de competitividad, provocado por un modelo productivo dirigido al crecimiento rápido, generador de poco valor añadido, (especulativo, corrupto, degradante del territorio, insostenible) que llevaron a enterrar en arena y ladrillos colosales cifras de euros que no teníamos. Desequilibrios que tradicionalmente se resolvían devaluando la peseta, empobreciendo al país interiormente respecto al resto del mundo, con el euro no es posible, por lo que el empobrecimiento se realizará vía salarios. O aumento de competitividad, mejorando el resto de factores que intervienen en el modelo productivo para que seamos capaces de vender más barato mejores productos y servicios.
Cuando nuestra particular burbuja estalla en el 2007 el estado deja de ingresar
grandes cantidades, al tiempo que los gastos por ayudas crecen velozmente, el
paro sube rápidamente procedente de la construcción y después de las industrias
auxiliares, cae el consumo y comienza nuestra recesión afectando a todos los
sectores, a la que se enfrentará el Estado con aumento del gasto público. La
situación cambia radicalmente en menos de 3 años, desde un superávit cercano al
2% hasta un déficit mayor del 11%. Con un PIB, por redondear, de un billón de
euros, supondrá más de cien mil millones de euros de diferencia entre ingresos
y gastos anuales. Nos gastamos 110.000 millones que no tenemos, y que hay que
pedir prestados al exterior, y aquella deuda pública que era de las menores del
mundo, empieza a crecer rápidamente causando alarma a nuestros prestamistas,
máxime cuando se junta a la mayor tasa de paro del mundo occidental, el 20%, y
a nuestras dificultades futuras de crecimiento, visibles en la caída de
competitividad y en nuestra falta de recursos para estimular la economía.
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