Ningún olvido. Pero aceptemos que en la vida real conviven situaciones contradictorias, en toda nación, siendo imposible prescindir de los contrarios, ni en las mayores represiones conocidas de antaño fueron exterminados totalmente los enemigos, mucho menos en la actualidad con la diversidad de ojos mirándolo todo, así mejor admitir que en el paquete nacional hay la suficiente diversidad como para buscar cada cual sus preferencias, y encontrarlas. Será mejor que negarlas, lo cual supone aceptar la derrota del olvido dejando el campo libre a los contrarios.
Durante
las décadas de los años ’20 y ’30 en toda Europa actuaron organizaciones
fascistas, algunas personas han creído que solo hubo en España, pero fascismo
hubo en Reino Unido, Francia y su Gobierno de Vichy, Austria, Holanda, Hungría,
Bulgaria, Rumanía, Grecia, en los Balcanes, Finlandia, Dinamarca, Suecia… el
apoyo encontrado por los nazis en estos países fue muy alto, es una de las razones que
explicaron su rápida expansión durante la guerra. Hoy existen partidos
fascistas y ultra nacionalistas en muchos países europeos. No, los españoles no
somos tan diferentes, ni lo fuimos antes, aún así pueden encontrarse ahora mismo conciudadanos que les hablen maravillas de la calidad democrática de holandeses y
belgas comparada con la poca calidad de los españoles, lo cual no se sostiene
con las comparativas al uso, sí son más ricos, pero olvidan que muchas de sus
riquezas tienen explicación en la explotación africana, aún hoy con el coltán,
o en sus campos de concentración de africanos a los que paseaban como animales
y hasta ayer mismo en Sudáfrica con el apartheid.
También en el pasado más lejano
existían intereses diferentes, se trataba de dominar los mercados mundiales,
que potenciaban la propaganda, así la leyenda negra protestante cumplía una
función desestabilizadora de aquella España para los competidores ingleses y
franceses y una función identitaria de nuevas realidades emergentes en Paises
Bajos, Flandes. Recientes investigaciones buscando rastros genéticos españoles, sobre el ADN en Flandes, en busca de
pruebas que pudieran soportar la represión atribuida a los tercios
españoles en el siglo XVI, reflejada en ‘La kermes heróica’, han dado resultados negativos, no
aparecen rastros españoles en esas zonas. Lo cual no elimina la realidad de las
guerras de religión en Europa, pero sí abre una gran duda sobre si los españoles formaron parte de aquellos ejércitos afincados en Flandes, con la etiqueta de ultrarepresivos que todos asumimos en su día como condición nacional.
Parece
evidente que existen intereses internacionales en debilitar a España como
estado, y por tanto debilitar a la UE, intereses de grandes países e intereses
neoliberales, las grandes corporaciones prefieren países pequeños más débiles
ante la globalización de los mercados y la potencia financiera mundial. Hoy unos capitales apoyan la Unión europea y otros
capitales apuestan por derribarla, y apoyan a los neofascistas; cuando entró en
graves dificultades que hacían peligrar su continuidad, el partido de Le Pen en 2014 fue
apoyado por Putin, recibió millones de dólares del capital ruso; Steve Bannon, factótum
de la campaña ultraderechista de Trump se instala en Roma o Bruxelas, para
prestar apoyo a los neofascismos europeos.
Los apoyos del Capital promueven movimientos de masas
aglutinador de clases medias y sectores de clase obrera destrozados por las
crisis, la transversalidad de muchos movimientos recoge a los perdedores de la
globalización, de las crisis, a los indignados, xenófobos, racistas, machistas,
a todo aquel que tenga cuentas pendientes con el mundo. En Francia, decenas de
miles de votos a Le Pen son obreros, salen de los pueblos que fueron feudos del
Partido Comunista Francés, en Italia a Salvini le siguen cientos de miles de
desheredados y parados; en EEUU el capital, los ricos, las élites, apoyan tanto
a republicanos como a demócratas, pero entre los votantes de Trump, los que le
hicieron ganar, fueron decenas de millones de obreros industriales precariados,
xenófobos, machistas, y/o despedidos de condados industriales en crisis…
Lo habitual en un individuo es tomar
posición política e ideológica en la mayoría de ocasiones sin gran reflexión,
en la cual el azar tiene mucha influencia, los amigos y conocidos acercarán a
un lado u otro, y a partir de ahí apuntarse a la interpretación que mas
sustente la posición de cada cual, despreciando cualquier otra. En adelante los
errores y defectos existentes se exagerarán hasta convertir en un pudridero
esta sociedad que por tanto, habrá que liquidar. La idea de tirar el edificio
entero en el que ahora vivimos todos se extiende sin que nadie pregunte y
responda, en donde viviremos, ¿que lo sustituirá y mejorará? El sueño de
empezar algo inmaculado, sin pecado concebido, es muy viejo y tiene mucha
fuerza, cala profundamente con rapidez en el mundo plagado de problemas sin
visos de solución.
La creencia en la utopía del paraíso
que vendría después, influye en la idea
de destruir la democracia actual, actúa con la fe del creyente religioso en el
paraíso, o con las leyendas mágicas de cuentos orientales, tal como si se
tratara de quitar el tapón de la lámpara que liberará a Aladino para realizar
tus deseos. La realidad es que este país es uno de los más avanzados del
planeta en derechos y libertades, uno de los primeros en calidad de vida, con
una sanidad de las mejores del mundo,
etc. etc. con múltiples defectos, entre los cuales destaca un complejo de
inferioridad en sus individuos al compararse con el resto de europeos.
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