sábado, 17 de diciembre de 2016

Pocos lugares como Bilbao para disfrutar de la modernidad. 3

Bilbao sufrió con la crisis industrial de los ochenta, inició la década con 433.000 habitantes y empezó a perder muchísima población, en los noventa comenzó su andadura modernizadora dejando atrás parte de su enorme fuerza industrial, culminada con un salto espectacular hacia los servicios. Hoy es una gran ciudad con 345.000 habitantes –en una conurbación cercana al millón-, moderna, preciosa, extremadamente limpia y cuidada, rebosante de vitalidad. 

 

 

Y rica, miren donde miren, verán riqueza, en las viviendas, en la profusión de zonas infantiles, parques y jardines, y la ría… y una colección extraordinaria de edificios, muchos de ellos dotacionales que debe costar una pasta mantenerlos. Hasta las barandillas y escaleras de algunos mercados antiguos parecen ser de teatros.

El estado federal español, la autonomía, -en su caso han tenido una relación cuasi confederal, de su país con España, no con los diversos territorios- de les ha ido muy bien, comparen del 80 hasta hoy, sin duda su especial financiación, el concierto económico,  les hace contar con mayores recursos que el resto, al igual que en el caso de Navarra, el cupo permite tener mayores recursos. Si además están bien  administrados pueden dar resultados muy favorables.

 








Como indiqué ayer, en mis viajes de hace 50 años la carbonilla y el óxido eran las señas de identidad de Bilbao, que ya no vi en 1997. En los primeros ochentas un grupo de ‘jóvenes uccos’ celebramos unas jornadas en Rentería y Fuenterrabía, pudimos comprobar paisaje y comida excelentes aún en tiempos oscuros; En aquellos años llamaba la atención ver muchas mujeres por las calles de los pueblos, era evidente que se hacían notar más que en el resto de España.  En todos los viajes encontré paisanos que me insistieron que sus productos locales eran los mejores del mundo, fueran paisajes o pimientos, vino o pescados... nada era comparable a lo de allí.

En los noventa fuimos de vacaciones a Donostia, una preciosidad en toda regla, en otra ocasión a Vitoria, siempre figurando en los primeros lugares de ciudades españolas con mejor calidad de vida… por supuesto el paisaje, montaña, campo, mar, ciudades, siempre fue espectacular, -como en toda la cornisa norte-, la comida, los pinchos, el vino, llamaban la atención,…
 

 

Ahora bien pueblos bonitos en España hay muchos, y en Europa, la mayoría de las veces se logra solo con dejar pasar el tiempo, sin que hayan sido destruidos será suficiente. En las grandes ciudades es muy diferente, hay que construirlas permanentemente y adaptarlas a nuevas realidades, lo cual implica romper y crear, respetar elementos viejos e incorporar nuevos. La gente tiene que encontrar trabajo para consolidar su población, deben existir servicios que satisfagan necesidades de todo tipo, comercial, ocio, deportivo, cultural, sanitario, educativo…

Proyectos e ideas de medio y largo plazo serán imprescindibles, por tanto el respeto de unos y otros a las aportaciones de todos será muy importante para consolidar una buena ciudad. Así las políticas de mandatarios,  Gobierno Vasco, Diputación Foral de Bizcaya y Ayuntamiento de Bilbao sumadas a las políticas de oposición, se manifestarán por lustros, organismos y entidades de sociedad civil influirán en sus desarrollos, tanto por acción como por omisión. Todo ello deja un poso visible que puede buscarse al visitar una gran ciudad.


 

 

Si tienen la suerte de pasear por Bilbao disfrutarán de edificaciones maravillosas, muchas tienen más de cien años, pero, al mismo tiempo no dejen de disfrutar de la modernidad de las construcciones del tudelano Rafael Moneo como la Biblioteca de la Universidad de Deusto, o del japonés Arata Isozaki, complejo de edificios Isozaki Atea; verán el puente del valenciano Santiago Calatrava; o los gusanos del británico Norman Foster en el metro; o el edificio Meliá del mexicano Ricardo Legorreta.  Juan Coll Barreu y Daniel Gutierrez diseñaron la espectacular sede de la Sanidad Vasca, Osakidetza. También verán la nueva catedral, el Palacio Euskalduna realizado por un madrileño y una bilbaína, Federico Soriano y Dolores Palacios; aparece visible desde todas partes, La Torre Iberdrola, obra de Cesar Pelli, argentino norteamericano; Philip Stark diseña la Alhondiga, Alvaro Siza la UPV, Krier y Breitman el precioso edificio Artklas, etc. etc.

 

 

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