‘’El Partido era una iglesia… su
fuerza derivaba tanto de la creencia y de la fe como del intelecto… el Partido
tenía sus ritos, sus santos, sus lugares sagrados…las asambleas semanales eran
misas seculares…
‘Party Animals’ David Aaronovitch.
2016.
Resulta
difícil seguir creyendo en el mito de la unidad de las izquierdas, ya que no
existen muchas pruebas que puedan soportar tal unidad, y sí abundantes de lo
contrario, lo cual no significa tener una postura indiferente a la importancia
de la cantidad en cualquier situación; los mitos por un lado, la racionalidad
por otro. La división de la sociedad genera enfrentamientos
entre grupos heterogéneos por lo que resultará imposible que un solo partido pueda
definir la opción que beneficie a todos. La existencia de partidos, o partes de
la sociedad, muestra la diversidad de expectativas y sueños. En
las sociedades democráticas, que son las que aceptan la imposibilidad de
aniquilación de los otros, el voto condiciona obtener poder político; conseguir
mayor número de votos que otros se convierte en un objetivo para todos los
partidos, así que con fines electorales se pretende aglutinar grandes
colectivos a costa de manipular sentimientos de unidad e igualdad que parezcan
reducir diferencias, ello podría llegar a ser peligroso realizado con el
objetivo de intentar barrer o derrotar absolutamente a los otros.
Consignas como ‘’somos el 99%’’ afirman
que todos compartimos los mismos intereses. La consigna nació a raíz
del artículo de
Stiglitz en
el cual escribía que el 1% de población controlaba el 40% de la riqueza, lo
cual es cierto económicamente hablando, pero no cuando se pretende extender a
la política, a la vida entera, y la consigna pretende que interioricemos que
todos pensamos lo mismo. Creer que todos deseamos idénticos objetivos vivenciales
y coincidimos en ideas e intereses está muy extendido, aunque la realidad
muestra lo contrario cada día; hay múltiples bandos, grupos diversos dentro de
las mismas corrientes, muchos ‘aquellos
y estos’, se agudiza la transversalidad de identidades en cada individuo
y grupo, la sociedad se hace más compleja. Siete mil millones de personas
vivimos en el Planeta, con ideas desiguales sobre la vida y la muerte, distintas
interpretaciones sobre el universo y el medio que nos rodea, sobre la
producción material e intelectual, sobre como determinar necesidades y
satisfacerlas,… muchos de esos millones de individuos viven en el mismo marco
físico y legal, lo cual sería imposible si la política no organizara la
convivencia dotando de compromisos normativos ampliamente aceptados.
Los partidos de izquierdas en Europa ha abandonado los sueños
revolucionarios, la apuesta a todo o nada, que normalmente se quedaba en
nada y los están sustituyendo por el objetivo de ganar el gobierno, quieren
tener acceso al BOE y parcelas de poder, eso plantea la batalla política en
otro terreno completamente distinto al de la revuelta, lo integra dentro de normas
democráticas, lo cual supone aceptar que las sociedades son heterogéneas y hay
que convivir con múltiples intereses diferentes y la resultante de las fuerzas en
litigio dependen en buena parte del poder de las mayorías expresadas en votos. En las
mayorías confluyen múltiples intereses que se contraponen
interactuando transversalmente, siendo aglutinados en torno a partidos. No
podemos creer que la organización social pueda funcionar sin organizaciones,
grupos de gente, lobbies, que acumulen presión y esfuerzos en torno a iguales
deseos, aunque hoy un partido no puede representar la diversidad social sin
sufrir graves contradicciones dentro de sus filas.
En las elecciones una mayoría absoluta puede
lograrse con un tercio de los votos, ni siquiera es posible ganar por mitades,
por tanto un tercio podrá gobernar, pero no debería olvidar que por muchos
votos que obtenga sea cual sea el partido que lo consiga, siempre tendrá
enfrente a otros dos tercios, en muchas ocasiones con diferentes intereses a
los ganadores e ideas y criterios distintos. Durante el transcurso del tiempo,
los intereses, ideas y criterios de ganadores y perdedores se irán mezclando,
buscando salidas posibles, que serán las comúnmente aceptadas. Cualquier equipo
de gobierno debe entender que las fuerzas que le siguen nunca son mayores que
las que tiene enfrente, que intentar aplastar al resto y gobernar contra la
mayoría no tendrá resultados positivos. Entrar en el juego democrático de
pretender ganar elecciones para gobernar, supone aceptar la imposibilidad de la
destrucción total de los otros.
La suma numérica es importante tanto
en situaciones extremas, como imprescindible en una sociedad democrática en la
que el poder se logra mediante cantidades de votos generalmente superiores,
enfrentadas a otras. Parece adecuado relativizar la idea de ‘todos juntos somos más, si las izquierdas se
unen ganamos…’ porque no todos los de izquierdas quieren lo mismo, ni en
objetivos, ni estrategia, ni táctica, ni en propuestas concretas, lo cual no
impide que se pueda coincidir en algunos aspectos. Ítem mas, Los partidos de izquierda españoles no son un conjunto
sólido con identidad única, en mayor o menor medida, todos conforman
subconjuntos de tendencias en movimiento que generan tensiones fraccionarias en
su vida diaria.
PSOE, Podemos, IU, ICV, PCE, ERC,
CUP, EH-Bildu, Sortu, BNG, Compromiss, Equo, Es el moment, Bloc, En comú, Las mareas, etc. etc. son partidos
muy distintos, además dentro de cada uno conviven tendencias diversas, a los
anteriores habría que sumar decenas de grupos políticos, muchos abstencionistas;
en las elecciones 20-D-2015 se presentaron más de 1.300 candidaturas
provinciales, muchas de ellas eran grupos izquierdistas, probablemente entre un
tercio y la mitad. La militancia y simpatizantes de los grupos de izquierdas, son
una amalgama de tendencias, grupos e integrantes de movimientos con ideologías
diversas, trotskistas, marxistas, comunistas, socialistas, socialdemócratas,
ecologistas, feministas, demócratas, indignados, cristianos de base,… los hay
europeístas y euroescépticos, anti sistemas y demócratas, independentistas y
federalistas, reformadores y revolucionarios, etc. así creer en la unidad ante
opciones tan heterogéneas resulta complicado, mejor conocer la disparidad de
intereses aceptando que cuanta mayor pureza pretendida, menos cantidad, más
fracciones y mayor soledad. Ganar gobiernos para transformar condiciones de
vida en millones de personas implica diluir estrategias e ideología, para sumar,
hablar de unidad supone aceptar compromisos en los que todos ceden y nadie
logra imponer su totalidad al resto. –Militantes, simpatizantes y votantes de
izquierda pueden cifrarse en torno a un tercio del censo electoral, ¿España
es un país de izquierdas?-
PD: Un caso particular aumenta las
disensiones, se trata de la plurinacionalidad, lo cual a unos los lleva a pedir
la autodeterminación, ello supone considerar Galicia, Euskadi y Cataluña, como
colonias, eso implica la dominación política, económica y cultural por los
castellanos, extremeños, andaluces… que tienen mayores derechos que los
habitantes de esos territorios colonizados, a quienes explotan y reprimen. Para
otros la pluralidad de naciones no impide convivir en el mismo estado, al fin y
al cabo en el mundo hay unas 6.000 naciones y solo 200 estados, lo cual indica
que la mayoría de estados son plurinacionales.
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