Más pobres, más desiguales, más precarios, menos protegidos,
más desconfiados, menos demócratas. Éste es el devastador balance que ha dejado
la crisis económica en amplias zonas del mundo, en especial en el sur de
Europa,…
‘Estos años bárbaros’, Joaquín Estefanía, Galaxia Gutenberg.
Tres candidatos/partidos parecen
unirse en sus estrategias inmediatas para descartar al PSOE de la carrera por
uno de los primeros puestos, según ellos, eso indican los sondeos realizados
horas después de verse las caras en el plató de televisión. ¡Jo, que listos
son! Unos sondeos hechos por una parte de las redes sociales y apunten fuego. Con uno menos, el resto tocan
a más.
Desde el puesto de analista, lo cual
implica no querer identificarme con
nadie en concreto, no me fio de nada en esta campaña electoral tan
apretada y volátil y mucho menos creerme a pie juntillas lo que diga la gente
interesada.
La lucha es encarnizada entre
Podemos y PSOE, entre C’s y PP y entre Ciudadanos y PSOE. Al electorado PP ya no
quiere tocarlo Podemos, le dan por imposible, consideran su voto más firme y
seguro con un residual 0.5% de votantes indecisos entre PP/Podemos. En la misma
macro encuesta del CIS, muestra que cerca de la mitad de electores no han
decidido su voto, destacan las dudas que se producen entre votar a: PP/C’s 11%;
votar PSOE/C’s 9.1%; votar PP/PSOE 9%,
PSOE/Podemos 7.7% o votar C’s/Podemos 6.6%. Iglesias arremetiendo contra
Sánchez explicita que busca el voto socialdemócrata, tanto en PSOE como en C’s,
recurso al que apuesta para crecer, al tiempo parecen reafirmar al PP como
opción ganadora, al menos subconscientemente. Por otro lado a Sánchez le faltan
cartuchos por quemar con los indecisos PP/PSOE
Lejos quedan aquellas proclamas de
comienzos de año en las que decían perseguir el voto de centro y derecha, y
contar con parte de él, recuerden la insistencia podemista en que el eje
izquierda derecha no era relevante y sí la
idea de los de abajo contra los de arriba. Entró en liza Ciudadanos, y besó el santo, rompiendo la estrategia y
el sueño, toneladas de votos centristas y de la derecha que miraban a Podemos
como recurso regeneracionista se fueron a las cercanías de Rivera. Ahora fundamentalmente
queda el caladero socialdemócrata para repartirse con el PSOE. Un drama para
ambos que sufriremos todos, y un descanso para Rajoy.
Iglesias pide a Sánchez que haga
propuestas concretas, lo dice poco después del discurso final del debate, en el
cual, Iglesias, no hizo una sola propuesta pero de forma magistral recurrió a
lo emocional para atraer electores. Podemos sabe que el voto en muy altos
porcentajes de votantes, no se decide por el cliché erróneo de programa-programa-programa, sino por la
identificación de un individuo con un marco conceptual general, conteniendo
grandes dosis sentimentales que genéricamente acercan a una visión colectiva de
la sociedad. Los griegos no votaron a Syriza por su programa, sino por sus
sueños, no apoyaron a Tsipras por las propuestas programáticas incumplidas y
abandonadas, sino por una mayor afinidad moral a su comportamiento e ideología.
Iglesias quiere empujar a Sánchez
para que el PSOE no preste atención al marco emocional, abandonado, y se enrede
gastando esfuerzos en propuestas concretas, fácilmente atacables por su pasada
actuación durante la crisis. Los votantes socialdemócratas no ponen el énfasis
en escuchar tal o cual propuesta que pudiera modificar la situación, -podría
estar en puertas una nueva recesión- tras el agotamiento del PSOE, los votantes socialdemócratas preferirían escuchar
las bases morales que regeneran el partido, percibir el sentido ético de los cuadros
socialistas, sentir lo que estuvieran dispuestos a volcar en la acción
política; los votantes socialdemócratas agradecerían relatos de errores
cometidos, aclaraciones de ¿qué pasó, y por qué pudo suceder? lo cual
representa parte del terreno emocional abandonado por el socialismo. Justo lo
contrario que hace Podemos –lo tiene más fácil al no contar con un pasado que
juzgar- a quien le importa poco cambiar tal o cual propuesta en pocas semanas,
pero a quien le importa mucho tocar la fibra sentimental, como se pudo ver en
el mejor discurso de la noche.
Los votantes del PP, los que han
quedado, suficientes según las encuestas para ganar, esa base firme de
electores pasan olímpicamente del programa y de las mentiras concretas de Rajoy
y compañía, tienen confianza en ese partido y sus gentes porque representan los
mismos principios que ellos, no solo conservadores, también derechosos,
nacionalcatólicos en variadas sectas, representan la ley y el orden, defensores
de la propiedad privada como derecho incondicional y absoluto, defienden la
desigualdad porque moralmente premia a los buenos, etc. etc.
Se ha producido el triunfo de las
ideas equivocadas, como la de la llamada ‘austeridad expansiva’. Pero ni el
recorte del gasto público ni la moderación salarial han aumentado el
crecimiento ni reducido la deuda. No sólo
no ha habido un efecto expansivo, sino que la austeridad ha hecho a la mayoría
de esos países más pobres, más desiguales, más precarios, menos protegidos, más
desconfiados y menos demócratas. ¿Quién asume las responsabilidades?
‘Estos años bárbaros’, Joaquín Estefanía, Galaxia Gutenberg.
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