Las elecciones andaluzas han creado
algunos subproductos que alimentan las redes sociales y tertulias. Todos tenemos
opiniones, aquí las mías, en las que quisiera destacar aspectos relacionados
con: la militancia y la necesidad de cuadros políticos para consolidar
proyectos estables de partidos; otro aspecto es la obtención de votos de los
mismos caladeros que no pueden abastecer tanta diversidad de marcas
electorales. En ambos alas adobados con insultos y simplificaciones de aquellos distintos del que habla o escribe,
en ambos grupos con similares problemáticas.
La seducción de lo nuevo, producto desconocido
e inmaculado, respecto a lo viejo conocido, es uno de los aspectos que impulsan
a nuevos simpatizantes y votantes en cada ala, derecha e izquierda. No es que
sean mejores o peores UPyD que Ciudadanos, es que son otros. Los electores no
eligen basados en pruebas, o experiencias de que sean mejores estos que
aquellos, ya que se desconoce cómo actuarán. Pero, la gente abandona UPyD y se
abraza a Ciudadanos esperando ganar, mejorar algo, porque necesitan creer en una
ilusión, no hay antecedentes de lo que harán ni cómo, no hay una elección
basada en estudios de comportamientos y logros de pasado y presente, de programas
y estrategias… la gente de cada ala, izquierda y derecha, con sus componentes
de centro en cada una, tienen necesidad de creer en una chispa que incendie la pradera.
Como lo emocional domina sobre lo
racional, la imagen de los partidos está personalizada en exceso en una o dos
figuras, sus líderes, ellos dominan los relatos, están ganando en cada lado
aquellos líderes que dominan mejor la representación de lo nuevo, el impulso de
lo joven, los que más y mejor usan los medios. Por ejemplo, en el lateral
derecho Ciudadanos representa una opción más joven y dinámica que UPyD, y con
mayores apoyos mediáticos, con un líder, nuevo al lado de Rosa Díez. Y no
digamos si la comparación se hace con el PP y Rajoy, al margen de la mayor centralidad
de los dos anteriores.
El despegue de Ciudadanos, tiene
similitudes con el de Podemos; abrazo de sueños e ilusiones por gente que está harta,
por militantes que ven posible colocación también, por la empatía de sus
líderes, por la novedad, son opciones para oponer a los viejos partidos que no
resuelven los problemas, a los que roban
votantes, aprovechan las redes sociales mejor que sus competidores dentro
de la realidad líquida, menos
exigente en cuanto a militancia y compromiso que los viejos partidos y que
saben utilizar bien los mass media, que los adoran y apuestan por ellos, por
interés futuro, posible capacidad de influencia, e interés presente en la
medida que tienen tirón de audiencia.
Probablemente los medios tengan
intereses, pero no explica lo que sucede, el interés lo tienen tanto en unos
como en otros, pero dependiendo de la acera la interpretación de la gente es ¿variada?
Siempre han existido apoyos de sectores sociales, empresas, capital nacional e
internacional, etc. para casi todos los partidos. Está de moda lanzar la
campaña de que Ciudadanos es la marca naranja del PP, lo cual es extraño porque
no veo que les beneficie, directamente le arrebatará votos que le harán perder
gobiernos de todo tipo. O que son el partido del Ibex… las ideas conspiranoicas
nunca fueron de mi agrado, pretenden explicar movimientos sociales con ellas y relegan
o directamente olvidan el campo de juego principal: la crisis, corrupción,
pobreza, competitividad, globalización, paro, precariedad, desigualdad,
complejidad de las sociedades actuales, Europa, los emergentes,…y el
independentismo,
Si Ciudadanos fuera el partido del
Ibex, ¿Qué sería el PP, es que lo habrían abandonado?, o ¿habría dos partidos
del Ibex?, pero si existen dos opciones políticas compartiendo campo electoral,
las posibilidades de ganar se reducen para ambos, por la particularidad del
sistema electoral español que prima la aglutinación. Por otro lado, reducir el
Ibex, o su equivalencia de la banca, el capital, etc. a un solo proyecto, con
intereses en una única dirección, parece excesivo, y alejado de la realidad.
Los caladeros de Ciudadanos se encuentran fundamentalmente entre el centro,
centro derecha y derecha, (4.5.6.7.8.9 en el eje izquierda y derecha) por tanto
compartirá pesca con PP, UPyD, Podemos y PSOE.
Muy exagerado y típico del
pensamiento dicotómico español son los adjetivos de falangistas, o fachas para
definir a Ciudadanos, como a UPyD. No descarto que haya falangistas dentro de
esos partidos, como en otros, incluyo Podemos, pero el que exista algún
individuo no marca su estructura, ni su estrategia, ni táctica, mensajes,… que
no son falangistas o de extrema derecha. Los adjetivadores hacen un flaco favor
a las cohortes jóvenes que desconocen que lo definitorio de la práctica
política de los partidos fascistas, falangistas, o nazis, fue la violencia
organizada en grupos de asalto contra sus adversarios, quema de sedes,
imprentas, palizas, secuestros, asesinatos… Los insultones, -que no definen
nada-, cavan trincheras que dificultan la comprensión de cuanto sucede y por
tanto impiden posibles alternativas.
Como al otro lado del arco electoral,
una formación sube porque se percibe moderna, cala más en la gente, difunde más
y mejor sus propuestas y visión de medio plazo, se ve más democrática, moderna
y adaptable a los tiempos, que UPyD, y no digamos en la comparación con el PP
al que puede arrebatar muchos votos que le harán perder mayorías absolutas. Es una
organización más líquida que UPyD, menos
correosa, menos exigente, más atrevida e inclusiva, atrapa a todo tipo de gente,
sean individuos, o grupos, que necesita para extenderse por España rápidamente…
pero si quiere perdurar necesita una estructura sólida de cuadros políticos y
no tienen tiempo ni fuerzas para crearlos y como éstos los tiene UPyD, el lío
se lía tras la no fusión y las elecciones andaluzas. UPyD dedicó años de
trabajo a la formación de cuadros, de línea política, estrategia y táctica, propuestas
y prácticas políticas que fueron limando al chocar con otros partidos, ahora
puede ver destruido su esfuerzo porque la gente elige otra opción que no tiene
cuadros, ni una línea programática contrastada, salvo en Cataluña. Algo similar
ocurre con IU y Podemos.
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