jueves, 12 de junio de 2014

Son necesarias más explicaciones socialistas

Son necesarias más explicaciones, en Alcorcón y en todas partes

Después de lo ocurrido en estos años, los partidos deberían ser hervideros debatiendo, lo normal sería generar intensas discusiones máxime en los partidos de izquierdas, el retraso en reaccionar para dar explicaciones es alarmante. Desconocemos relatos oficiales que sean coherentes explicando lo ocurrido con las crisis, no sabemos las responsabilidades de cada cual en decisiones concretas y líneas generales de actuación que se llevaron a cabo y que ahora nadie quiere asumir. La ciudadanía, los votantes, desconocemos los problemas que identificaron las secciones locales en cada localidad, en cada agrupación y los intentos que hicieron para corregirlos, nadie contó por qué tomaron unas decisiones en vez de otras, y seguimos sin distinguir en sus palabras, las líneas de actuación, las alternativas de corto plazo, de los sueños para futuros indeterminados, seguimos sin escuchar planes de salidas reales que modifiquen la situación, pero ya, a corto plazo.

El caso es que mucho debería cambiar, más rápido, más fuerte, más lejos, de lo que estamos viendo, pero el primer paso para ello sería plantearnos ‘algo mal se estará haciendo para que crezca la desafección hasta poner en peligro el sistema’. Pregunta que deberían formularse los militantes de toda condición, antes de sufrir mayores batacazos, que son posibles. Debates no faltan, pero deben ser aún insuficientes ante la parquedad de los resultados que se aprecian. La crisis abrió el melón de la regeneración democrática, que empezó a removerse en el lateral izquierdo, siendo un gran aldabonazo el 15-M, que entre otras supuso el cuestionamiento de las formas de representación, debate y decisiones en torno a la actividad política.

Si no queremos reproducir los errores del pasado estamos obligados a considerar las ideas más diversas, justo aquellas de quienes están más alejados que nuestros propios compañeros. Resulta increíble lo que sucede desde hace años en los grandes partidos; cuando yo era joven los activistas teníamos como misión hacer, activar, reivindicar, estudiar, agitar… y una misión fundamental, conseguir que la gente se moviera, buscábamos cualquier colaboración, ligarnos al nivel de cada persona, el objetivo era lograr la participación, ahora parece que las estructuras de los partidos y sus militantes solo quieren adeptos que voten, sin discusión, quieren que miremos como espectadores, si alguien quiere colaborar, actuar, le ponen pegas.

Entiendo que en general es más sencillo hablar que hacer, pero desde luego, será imposible hacer cambios sin ideas y seamos sinceros, de haberlas tenido los cambios ya se habrían producido, todo es muy complicado, pero será imposible entender qué sucede, corregir errores y modificar formas de actuar, sin escuchar previamente. Y escuchar es dificilísimo, la experiencia demuestra que el cerebro recoge solo lo que quiere oír, desechando el resto, de hecho es normal que militantes y holligans, -y cualquiera- no entiendan, y posteriormente no recuerden aquello que se les dijo que estuviera lejos de su cosmovisión, porque no oyen lo que está fuera de su ámbito de atención, y en este caso con la crisis ha sido común entre militantes de todo signo encontrarlos solo abiertos a sus propios aires, a los de su clan, con ojos y oídos cerrados a lo externo a ellos, considerado externo incluso antiguos y reputados militantes socialistas ligeramente apartados. La justificación de esta forma de proceder está en que de lo contario son apartados del grupo, que margina a quienes se muestran distintos –este comportamiento es similar al de aquellos ciudadanos que callan en ocasiones, por temor a verse desplazados socialmente, en ámbitos nacionalistas se da con frecuencia-. 

La falta de democracia actual en los partidos es un problemón, millones de españoles dicen que ya no les valen, las encuestas recogen altísimos porcentajes de población que claman contra los políticos, contra los partidos, -y no contra la política- pero los partidos son indispensables para ejercer la política por tanto hay que cambiar su funcionamiento, y las militancias requieren una profunda transformación. Es muy complicado, pero menos que cambiar de régimen.

Las dificultades de entender narraciones en distinta onda de la que tradicionalmente tengan los grupos, son muy grandes, miren ejemplos extremos para entender la protección del cerebro a nuestras creencias: las personas religiosas se cierran ante la pederastia de curas y obispos, los franquistas y su cerrazón ante la ignominia de las fosas por los caminos de España, los comunistas no queriendo saber de los gulags, etc. etc. Nadie acepta fácilmente, leer o escuchar argumentos, si ello incomoda sus convicciones, el problema es que vivimos momentos en los que se necesitan grandes transformaciones que no se contienen solo en el debate derecha-izquierda, el hartazgo es tremendo y las costuras que hasta ahora han contenido pueden reventar.

Los partidos han estado tantos años sin abrirse a realidades diferentes que han logrado que los cerebros solo capten señales del propio clan, por ello despreciaron todo aviso, llamada, u opinión que contradecía a la tribu, no estaban preparados para captar nuevas formas y cambios hasta el punto de que los partidos están tirando por el precipicio el sistema/régimen sin hacer nada por impedirlo, de tal forma que hoy el mayor enemigo del PP y del PSOE –o del PCE- son sus propias direcciones y militantes manifiestamente anquilosados ante la opinión de la inmensa mayoría de ciudadanos, como muestran repetidamente los datos de numerosas encuestas, además de opiniones nacionales, internacionales, la ciudadanía hoy en España va por delante de los partidos respecto a exigencia de cambios necesarios.

Y aquí estamos, en Alcorcón mirando al lateral izquierdo, porque será condición necesaria, aunque no suficiente, tratar los problemas concretos localmente. Será imposible resolver el problema en general si no se aborda en cada localidad, al igual que resultará insuficiente hacerlo en particular y no en general.
   
Comienza la actual legislatura en Alcorcón en las elecciones de 2011 con una descomunal derrota socialista, sin que hasta el momento hayamos tenido explicación pública de qué pasó y por qué perdieron casi un tercio de los votos logrados en 2007, fueron 12.681 votos menos –pasaron de 39.487 a 26.806- que representaron una caída del 15% de votos, cifra superior a las de otros pueblos del área –la caída fue bastante mayor en Alcorcón, que en el conjunto de la provincia madrileña-. Los análisis publicados por los socialistas sobre tal desastre han sido insuficientes. Escribí: En unas elecciones, la debilidad del contrario, sobre todo cuando gobierna, pesa tanto o más, que la fortaleza propia. En las pasadas elecciones municipales –y generales- perdió el PSOE más que ganó el PP, las bases sociales vinculadas a la alternativa socialista los abandonaron exigiendo grandes cambios.

Ahora ya no sirve reconocer errores de despilfarros, y punto. Hay que profundizar, ¿por qué el funcionamiento normal no permitía advertirlos a tiempo?, ¿Por qué tan poca permeabilidad con la ciudadanía? Surgen cuestiones en la relación entre partido y electores, de entrada reconocer que existe la relación y está descompensada, demasiado peso entienden en el partido como órgano colectivo de representación y poco en las bases sociales susceptibles de ser representadas, los ciudadanos que eligen a sus representantes perciben falta de atención de éstos y esperan sus respuestas.

Este asunto no se resuelve con primarias, ni con una reunión vecinal para contar y sacar listas de reivindicaciones, ambas cuestiones necesarias, pero lo que pide una revisión completa es la relación que se establece entre representante-representados. Lo que se está planteando es una relación abierta o cerrada entre electores y elegidos, donde los representantes no tengan la llave decisoria de cuando abren o cierran la comunicación. Los electores se sentirán representados si pueden actuar y decidir, escuchar y hablar, discutir y opinar, la comunicación se producirá si existe en ambas direcciones no solo hacia un lado.

La dificultad en esta cuestión dependerá de si los órganos del partido sienten necesidad y obligación de dar respuestas, a sus militantes y a sus votantes y llegar más lejos, a sus bases sociales –ciudadanos que no son necesariamente electores, aunque podrían serlo por estar compartiendo en parte sus coordinadas ideológicas, con una cierta similitud en la visión de la vida-. El PSOE de Alcorcón se partió hace meses, se supone que después de un tiempo de disputas, comenzadas previsiblemente a consecuencia del desastre electoral, o agravadas por el desastre, tanto da. Hasta donde conozco, que no es mucho, como cualquier alcorconero a partir de la información de prensa, me parece insuficiente la información que ha circulado, parecería como si los militantes socialistas consideraran que esos asuntos del partido son privados, por tanto sin importancia para sus bases sociales. No se dan cuenta que la respuesta en la misma línea utilizada por ellos puede ser, ‘bien, si son asuntos privados quédense con ellos y no me cuenten otras milongas, déjenme en paz’.

Personas claves del PSOE de Alcorcón se situaron a uno y otro lado de las opciones de ruptura, ¿tendrían opiniones diferentes sobre la actuación política de la legislatura pasada y sobre las decisiones tomadas?, y sobre el nuevo camino a emprender, seguro que no todas las posturas de un sector serían buenas y las otras malas, seguro que se mezclarían cuestiones personales, seguro que dependerían de apoyos del aparato madrileño, seguro que… todo tendrán que ser especulaciones, porque no quieren que sus bases sociales entiendan lo sucedido, compartan opiniones, participen en los debates, buscan soluciones juntos... Interpretan que aquello, el partido, es suyo particular, y nadie tiene por qué enterarse de sus problemas, creen que luego pedirán el voto y la gente se limitarán a seguirlos. O no.

Reconocer errores en Alcorcón y en todos lados. Cambiar la forma de actuar

En Alcorcón, reconocer que ‘quizás el CREAA fuera un error’ es muy poca explicación para entender por qué los ciudadanos han retirado miles de votos en unas elecciones, -en cuantía muy superior aquí al resto de ciudades madrileñas, y cercana al doble de la media de pérdida de la Comunidad de Madrid-. Sin duda la crisis afectó a todo el socialismo, pero también ofrece poca duda que componentes locales alcorconeros pesaron en la pérdida de confianza del electorado socialista. Hay que avanzar en el análisis y ello no es posible sin abrir el partido, que ahora está cerrado, porque no solo se trata de decir nos equivocamos, se trata de transmitir que se ha entendido la desafección provocada por el funcionamiento que permitieron actuaciones erróneas; solo comprendidas, permitirá modificar actuaciones futuras. Podrían haber convertido el batacazo en oportunidad de cambio, abriendo puertas y ventanas a las opiniones de la ciudadanía, en el estilo de ‘tormenta de ideas de los indignados’, y no lo han hecho, perdiendo la ocasión de llevar razones concretas a la política, además de intereses ciudadanos.

Veamos ejemplos de rectificación que indicarían mayor atención prestada a lo sucedido y cuya aclaración indicaría mayor cercanía a modificar prácticas de funcionamiento político. El CREAA pudo ser una buena idea, intentaba generar una actividad económica, social, cultural… con fuerza diferencial en el sur de Madrid podía intentar ser icónica para un entorno de más de 2 millones de habitantes… buena idea y mal desarrollada; porque la decisión concreta no se discutió lo suficiente para realizarlo con mayores apoyos y la menor oposición; todo gran proyecto que pretende perdurar es conveniente realizarlo con la colaboración del resto de fuerzas políticas, o minimizando su oposición. En otra dirección, un proyecto del que se desconocen resultados, no debió empezarse mastodónticamente construyendo todos los edificios a la vez, pudo haberse iniciado una fase y no todos los edificios, previendo la posibilidad de ampliar en el futuro.

En cualquier circunstancia política o económica, acometer varios grandes planes de inversión simultáneamente, no está aconsejado por los estudios de riesgos, -salvo extremas circunstancias que deberían debatirse suficientemente- porque aumentan las posibilidades de tropiezos grandes ante giros de coyuntura, y aquí en Alcorcón estamos hablando precisamente de enormes proyectos coincidentes en el tiempo. Al Ensanche Sur en marcha, se sumaron la construcción de una red de parking subterráneos, el macro-proyecto del CREAA, la construcción de centros cívicos, el mantenimiento habitual de la ciudad, parques, zonas infantiles jardines, polígonos industriales, construcción del Centro Unificado y el Ensanche Norte… ¿A nadie le pareció demasiado en aquellas circunstancias? ¿Ítem más, acaso no es un error en sí mismo, entender la política como una gran lista de cosas a realizar?

Y aquí inserten el matiz previo anterior, recuerden la construcción de una carretera por debajo de la existente de Extremadura, colindante con  la Casa Campo,  para dotar a ese kilómetro de entrada a Madrid de un jardín, al lado del mayor pulmón verde madrileño; Dice Felix Arias sobre la M-30 en el curso ‘Economía, poder y megaproyectos’El colapso de coches, después de las obras, es el mismo, pero invirtiendo 5.000 millones de euros, cuando se había anunciado un coste de 1.700. Eso sí, se hacen con “las tuneladoras más grandes del mundo” que, casualmente, cuando se adjudican las obras, ya están construidas. “Es la autopista más cara del mundo por kilómetro”. La clave: dar mejor acceso a las radiales de Madrid, especialmente a las de pago, y poner en valor así fincas a veinte y treinta kilómetros del centro de la ciudad’. Otro ejemplo del PP, la construcción de un gran teatro de ópera en El Escorial, que se utiliza solo unos pocos días al año, o edificios singulares, deportivo culturales imposibles de mantener, con el cuento de futuras olimpiadas,… si no les gusta Madrid gobernada por el PP desde muchos años atrás, den una vuelta por la costa de Levante y su gigantesca corrupción y derroche, votada en mayorías absolutas masivamente por los valencianos, o por otros puntos de España.
  
Al margen de crisis o burbujas, fueran visibles o no por las agrupaciones locales o autonómicas, en cualquier situación del ciclo económico, haber pretendido abarcar tanta amplitud desde un ayuntamiento de 170.000 habitantes forma parte de las equivocaciones del PSOE. El Ensanche Sur –uno de los mayores proyectos de vivienda pública de España- hubiera requerido varias legislaturas para su realización y consolidación, sin abrir al mismo tiempo nuevos frentes de construcción y dispersión de riesgos, no tenía sentido un proyecto de gran crecimiento del pueblo al norte cuando no estaba consolidado el gran crecimiento del sur. Eran tiempos en toda España en los que muchas personas soñaban crecimientos de población del 50%, ¿no estaba claro que doblar la población era una barbaridad, inconveniente, e imposible?

La red de parkings subterráneos pudo ser otra buena idea, -poco discutida ya que no asumida, resulta incómodo ver representantes de ‘los verdes’ en vídeos de movidas anti parking, al igual que carriles bicis que previamente discutidos, habrían mejorado sustancialmente evitando mucho sinsentido-. Parking bajo tierra, buena idea mal ejecutada, debió acometerse en fases, un parking nuevo tras vender suficientes plazas del anterior, nunca hasta llegar a acumular más de 4.600 plazas construidas sin vender. Las urbanizaciones y proyectos de construcción, se construyen escalonadas en tiempo y ritmos de inversión y compromisos, tras consolidar ventas de una, se impulsa la siguiente que esté a medias, y se inicia otra. Se trata de no empezar todo a al mismo ritmo y comprometer esfuerzos aumentando riesgos, y eso tanto da estemos en una fase expansiva o recesiva del ciclo económico.

El error de comportamiento inapropiado no lo provoca el estallido de la crisis, con ella todo se trastoca y acrecientan los riesgos, pero el error es anterior, se conociera o no la existencia de una burbuja, el funcionamiento de los partidos era inadecuado democráticamente, e inapropiado para conseguir resultados eficientes social y económicamente. Lo que pusieron de manifiesto las movilizaciones de indignados no era solo el conflicto socialismo/capitalismo sino algo concreto que suelen ocultar las grandes discusiones ideológicas, la falta de democracia en partidos e instituciones apartaba a la ciudadanía de los debates y las decisiones. Y ya no era soportable.

Seguro que algunos pensarán que nadie en Alcorcón podría haber previsto la debacle posterior a la burbuja. Es cierto a medias, relativamente. Los partidos políticos deberían tener, dentro o fuera de ellos, suficientes conocimientos y recursos intelectuales para estar al día y poder enfrentar grandes problemas y desafíos, y deberían ser capaces de transmitirlos comunicando las perspectivas a todos sus militantes y cargos públicos de cualquier administración, de lo contrario no merecen gobernar. Aquí en 2007 el pinchazo era visible, en 2008 ya era evidente un giro extremadamente preocupante provocado por la desaparición del crédito y el desplome del precio de los activos, quedaba 2009 para intentar cambiar de rumbo, al menos para minorar el golpe, porque entonces ya era conocido el problemón bancario que llevaría aparejada la desaparición del crédito por muchos años, lo cual afectaría a todo el entramado de ilusiones, fueran Ensanche Sur, Norte, Parkings, CREAA… y quedaba 2010. No hubo cambio de rumbo, ni siquiera el programa electoral de 2011 contemplaba frenar, más bien al contrario, era una escapada hacia delante.
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¿La discusión, la decisión y representación política atañe a lo particular de los individuos o por el contrario debiera ser asunto colectivo? En todos los partidos tradicionales, las personas que los conforman, siguen actuando como si fueran feudos particulares, consideran mayoritariamente que sus problemas les atañen exclusivamente a ellos, los trapos sucios se lavan en familia. Claro que, entonces la respuesta lógica será: ¡si son suyos, que se queden con ellos, pero no busquen mi voto esperando que confíe en quien no lo hace en mí!; la confianza es mutua, no pidan que les acepten como elegidos, ni siquiera como elegibles, si ustedes no aceptan que los electores conozcan y participen de sus opiniones y debates en el grupo. Los electores quieren derechos de ciudadanía, de intervención, saber qué posturas mantiene cada elegible y por qué, muchos ciudadanos quieren participar en la construcción de opiniones y decisiones. Este es uno de los asuntos del por qué estamos aquí, tras el 15-M, y por qué surgió aquel grito de ¡NO NOS REPRESENTAN!

Aquellas condiciones de funcionamiento de grupos que existían en la clandestinidad, no son útiles hoy, amén de no ser aceptadas, como tampoco las costumbres posteriormente practicadas de construir fronteras insalvables entre los aparatos y militantes, o la militancia y los simpatizantes, la ciudadanía pretende una relación más participativa y decisoria, que ni siquiera queda reducida a unas primarias, se pretende una relación electores/elegibles con mayor democracia, no se conforma con votar y punto, se trata de tener capacidad de intervención de los representados sobre los representantes, ya no son entelequias de unos cuantos sujetos sino prácticas sociales de decenas de miles de personas que se mueven por muchos rincones y que los socialistas no están consiguiendo aglutinar.

No se trata solamente de sus errores en el diagnóstico de la crisis, también de los errores en la gestión y las políticas anti-crisis, se entiende que muchos de esos errores fueron cometidos como consecuencia del alejamiento de las élites o aparato socialista de sus bases sociales. Por eso es muy pobre la información posterior que da el PSOE sobre el reconocimiento de errores pasados, porque siguen sin enterarse de que la ciudadanía se siente marginada y no acepta que la marginen. Supuestos representantes, cargos electos y responsables diversos en todas las instancias de la vida pública, sin acompañamiento ciudadano, tienen demasiada facilidad para entrar y salir por las puertas giratorias de poder político y económico.

Escribe Juan José Millás, ‘No dimitir’: …Escribir como el que conduce un todoterreno por la selva. Atarse a la silla y no cejar, no renunciar, no entregarse al agotamiento provocado por la corrupción omnipresente; no renunciar a leer la letra pequeña de la podredumbre general, llámese Blesa, Rato, María Tardón, Ignacio González, Gürtel, Esperanza Aguirre; trátese de los cursos de formación no dados en Andalucía o en Madrid, del agotador caso de los ERE… Escribir y avanzar, mientras escribes, por las cloacas del Estado. No rendirse ante los sumarios de 1.000 folios, de 200 tomos, de 40 gigas de memoria. Preguntar por escrito cada día qué fue de los consejeros de Caja Madrid que representaban a UGT, a CC OO, al PSOE, a IU. Escribir como el que mea sobre la guarida del grillo, para que salga fuera y cante. Escribir para que nos expliquen qué hacían allí, cuánto cobraban, por cuánto los compraron, por qué cantidades se dejaron vender, que nos expliquen si han vuelto a sus organizaciones y cómo han sido recibidos en ellas…

Reconocer en un comentario de dos frases, que los ciudadanos echaron al PSOE, es insuficiente para entender y corregir, por evidente, dice lo que todo el mundo vio, pero no sugiere el por qué; varios miles de electores retiraron su confianza en el PSOE, pero, ¿por qué lo hicieron a qué se debió? ¿Quiénes se fueron, los de izquierda o los de centro? Yo creo que abandonaron votantes de todos los sectores, engordaron a PP, IU, UPyD, abstención, blanco y nulo. Es necesaria una aclaración desde su óptica, de por qué creen se perdieron tantos votos, porque sin un análisis convincente no queda claro que estén de acuerdo en lo ocurrido ni ellos mismos.

Ni siquiera parece entendible para los socialistas y si no lo entienden será imposible iniciar una senda de cambios para derrotar a la derecha. Eso es lo que podemos interpretar de las encuestas que vamos conociendo, a pesar de la abultada caída del PP, no se vislumbra una posibilidad en las izquierdas suficiente como para derrotarlo, el PSOE no remonta, y no lo hace entre otras razones porque sigue sin haber un discurso colectivo, de sus militantes y partido, suficientemente diferenciador de otras opciones y creíble para sus bases sociales. ¿Qué paso en las legislaturas de Zapatero, por qué no vieron la crisis, por qué actuaron de aquella manera, no había otras opciones? Y lo que es más importante, ¿alguien cree posible cambiar las actuales políticas anticrisis sin una gran coalición progresista? ¿En serio sueñan con crear una gran fuerza progresista, sin modificar los mecanismos de funcionamiento democrático, de participación, deliberación y decisión?

‘’A quien únicamente le ofrecen nuevos libros parecidos al que compró, no se le abren nuevas posibilidades. Y, claro, el que no conoce otras opiniones, ni réplicas a las suyas, en realidad no puede ni siquiera ponderar el valor de las propias. No se demanda lo que se ignora y se ignora aquello que está fuera del horizonte dibujado por mis elecciones anteriores, por mi trayectoria hasta aquí mismo. ’’  ¿Idiotas o ciudadanos? Félix Ovejero Lucas, Ediciones Montesinos.

PD. Escrito antes de las elecciones europeas de 2014. Posteriormente la irrupción de Podemos, parece haber despertado a muchos socialistas.

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