Resolución
2625/XXV. ONU. Autodeterminación y descolonización
La
resolución 2625/XXV de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 1970
reconoce el derecho a la autodeterminación en casos de dominación colonial,
dominación racial y dominación extranjera. Cataluña encaja dentro del tercer
supuesto, pues aún perviven las prohibiciones de extranjería que impedían a los
catalanes ejercer libremente la ciudadanía española dentro de las instituciones
del Estado. CCN. Circle Catalá de Negocis.
Su
encaje como país independiente en la ONU tampoco se ve factible en base a la
legislación vigente, la 2625/XXV,
ley anticolonial de imposible aplicación a Cataluña, muy a pesar de sectores
independentistas que abogan por ello. Esta ley tenía como objetivo la
autodeterminación de colonias gobernadas por metrópolis, por ejemplo los países
africanos en cuyos puestos de acumulación de riqueza, de gobierno y
representación, política, económica, cultural, religiosa, deportiva, etc. están
situados los colonizadores, en este caso para hacerlo creíble los detentadores
de la riqueza y poderes políticos, económicos, culturales etc. deberían ser los
españoles, los representantes de las élites en Cataluña, tendrían que ser
unionistas por lo menos, pero sucede justo lo opuesto, allí solo tienen poder
los catalanistas. Ítem más, se produce represión interna, puesto que una mitad
de población catalana, castellano hablante, o española cultural, no cuenta con
representación en la sociedad catalana. El CCN y defensores de la 2625 supongo
sabrán que quieren decir con asimilarse a la dominación racial, deberían
justificar su espíritu racista que muestran al considerar una raza distinta la
española a la catalana, tal como sustenta una de las bases teóricas
catalanistas, líneas procedentes de
Almirall y Gener. Les queda apoyarse en el tercer punto, la dominación
extranjera, que implica apropiación económica y dominación política, lo que
justifica verter en su agitación y propaganda la línea de extranjería hacia lo
español y la explotación a que sometió a Cataluña.
El
problema es que los resultados que muestra una de las regiones más ricas de
Europa, con mayores estándares democráticos y de calidad vida del mundo, no se
ajustan a las fotos que se pretenden mostrar, la supuesta colonia tiene mejores
datos estadísticos que la metrópoli española, ya no solo respecto a acumulación
de riqueza sino respecto a parámetros que miden la calidad de vida diaria, como
son la renta disponible, médicos, enfermeras, camas hospitalarias, esperanza de
vida, escolarización infantil, graduados medios, universitarios, licenciados,
teléfonos, coches, electrodomésticos, viviendas, atención a dependientes, etc.
etc. en la supuesta colonia los mejores barrios y casas, los ocupan
catalanistas, los propietarios directores y ejecutivos del aparato productivo y
comercial son catalanistas, las élites culturales y deportivas son
catalanistas, las élites políticas y religiosas son catalanistas, etc. A pesar
de lo cual el gobierno español haría muy mal si no trabajara internacionalmente
la situación, difundiendo datos de contraste, no fuera a suceder que por no
hablar calara la idea que llenara el vacío y luego hubiera que lamentar la
falta de política internacional adecuada como ocurrió con el tema terrorista.
No pierdan de vista contrastar este aspecto colonial con el cuadro del inicio
del apartado, que muestra el ascenso de Cataluña durante 1980-2001, etapa
democrática, que difícilmente podrá justificar una colonia.
Tampoco
será fácil ingresar en la ONU considerando que múltiples estados no aceptarían
una segregación de otro legalmente constituido, aunque solo fuera por evitar
problemas en los suyos propios, ese derecho no es reconocido
internacionalmente, ni por constituciones nacionales. La nueva Cataluña debería
solicitar su ingreso en la ONU, y este ser aceptado y propuesto por el Consejo
de Seguridad, en donde los cinco integrantes permanentes con derecho de veto,
son defensores a ultranza de la integridad territorial y no de la segregación.
Supuesto aceptada su petición de ingreso la Asamblea General de 195 países la
refrendaría por 2/3 de los votos, muchos de los cuales consideran que la
declaración unilateral de independencia entra en contradicción con la Carta de
Naciones Unidas. Un nivel de estado observador, similar a Palestina, es más
sencillo, requiere aprobación por mayoría simple, sin derecho a voto ni
participar en muchos órganos y comisiones. –Kosovo reconocido bilateralmente
por más de 100 países, no está admitido en la ONU, fundamentalmente por su
separación unilateral de Serbia-
El
problema que plantea la propaganda secesionista es que está bien diseñada
emocionalmente para movilizar, pero muy mal para llevar adelante dichos planes
en base a acuerdos, se centra en las movilizaciones de un pueblo y se olvida
del entramado legal de obligado tránsito, salvo que se pretenda conducir a
salidas imposibles. Los estudios independentistas –dejo al margen las trampas,
ocultaciones y mentiras- contienen una cierta estructura de respuestas
satisfactorias ante supuestos problemas, lo cual deja en las mismas manos de
quien los elabora, la pregunta, la respuesta y la decisión, que está tomada
previamente. Es un solitario con trampa, porque la decisión es previa al resto
de contenidos que se ajusta para dar un resultado definido con antelación. Sin
la decisión tomada a priori, quizás las preguntas serían diferentes y las
respuestas tampoco servirían para tomar las decisiones que fueron adoptadas.
El
movimiento secesionista elabora una de sus líneas de propaganda para demostrar
que estados pequeños son viables; al mostrar comparaciones con Catalunya
pretende convencer no solo de la viabilidad, lo cual puede ser cierto, aunque
ya no tanto respecto de la oportunidad y conveniencia. Los estados que cita
como ejemplos son en su mayoría de antigua creación, con larga tradición y
asentamiento internacional, por lo que han llegado hasta hoy en otra realidad
histórica más propicia, por menor globalización y concentración de poderes
económicos, la realidad es que la mayoría
de esos estados se integran en unidades de superior grado para poder subsistir
o tener influencia internacional. Resulta difícil convencer de que para tener
soberanía, es mejor ser pequeños y aislados, y que ello redundará en ser más
eficaces y tener mayor influencia que integrado en unidades mayores, a pesar de
la cesión de soberanía que implica.
El magma de los
mercados, los emergentes y la globalización está detrás de la inmensa crisis
que padecemos en España condicionando las posibles alternativas que no podrán
ser como las anteriormente conocidas y que dependerán no solo de nuestro nuevo
contrato social nacional, sino de nuestra capacidad de crear una fuerza
configurada en torno a la eurozona, la UE o una de las otras alternativas que
se barajan: dos euros, uno fuerte y otro débil, norte-sur, una UE sin el Reino
Unido y sus aliados, una organización reducida del sur, coaligada, o con la
otra eurozona… ‘El Poder de los mercados. Y los españoles’. Manuhermon.2013.
La independencia no es un absoluto, y
menos en la actualidad que la soberanía nacional no existe, sino compartida,
Catalunya ha llegado tarde a un mundo en el que ya no es posible realizar su
sueño de vivir independiente y con influencia global. Tendrá que decidir si
compartir con España la aventura europea cediendo parte de su soberanía o vivir
sola e independiente. Sin integrarse en una unidad superior no se produciría
cesión de soberanía, aparentemente, en realidad como estado soberano no tendría
independencia en un mundo globalizado, entendida como capacidad suficiente para
actuar en su desarrollo sin injerencias externas, como tampoco podría influir
en el entorno global dominado por fuerzas muy superiores que condicionan demasiadas
cuestiones internas, la financiación del país, los flujos de inversión que
determinan modelos productivos nacionales, y éstos los empleos y la capacidad
comercial y la competitividad global, y la capacidad de incidir en la evasión
fiscal, todo lo cual condiciona la libertad, equidad y solidaridad interna, la posibilidad
de estado de bienestar, sanidad, educación, pensiones, asistencia social;
grandes alianzas políticas condicionan las relaciones exteriores, culturales,
políticas, la posibilidad de influir en otros países y organismos
internacionales… Todos los estados por muy pequeños y viables que sean, buscan
su inserción en entidades superiores de apoyo, influencia y protección, lo cual
lleva aparejada algún tipo de cesión de soberanía, los estados soberanos que
quedan fuera de alianzas mayores, sin duda pagarán un precio, nada es gratis, y
dejan de influir al tiempo que son influidos por los poderes globales.
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