Rasgo
característico de los mercados financieros es su inestabilidad, la situación permanente de equilibrio inestable que puede destruir a sus agentes, países, regiones,… ligada a la extrema rapidez de actuación
de los agentes inversores y
especulativos, con gigantescas sumas de capital, aglutinadas, detraídas, de cualquier país, sector,
clase, y a su capacidad de actuar en cualquier parte en todo momento,
globalidad lo cual ofrece entre otros resultados una gran capacidad para
enriquecer rápidamente, y al mismo tiempo arruinar, para transmutar ganancias
en pérdidas.
La volatilidad de los
mercados, puede provocar turbulencias sistémicas, en ascenso con el cambio de
siglo, en sectores y regiones, que
parecían anticipar la actual turbulencia global. Los preámbulos antes de ahora
fueron: la crisis de la libra y del Sistema Monetario Europeo, antes del euro,
la mexicana del 94/95, la crisis asiática 97, en el 98 monetarias de Rusia y
Brasil; la quiebra de LTCM en 1998 –uno
de los mayores fondos de inversión del planeta, cuya cartera de deuda pública
era 100 veces superior al valor inicialmente desembolsado, todo estaba
apalancado, y al que tuvo que salvar el Gobierno de EEUU-; en 2000/2001 se
produce la crisis de las punto-com y
la caída de Enrom. Y ahora la depresión
que vivimos, en la que solamente la quiebra piramidal de Madoff tuvo un tamaño
10 veces superior a la gigantesca pérdida de LTCM.
Nadie está a salvo de las turbulencias y desastres, ningún capitalista grande o pequeño, ni estados, ni corporaciones, el sistema permanece en equilibrio inestable y no está controlado ni dirigido por una autoridad, institución o ente. El derrumbamiento de esta crisis ha destruido fortunas privadas y públicas, individuales y colectivas, la quiebra de grandes empresas financieras, constructoras e inmobiliarias, cambios de propiedad de los gigantes bancarios occidentales y compañías de seguros, de fábricas de automóviles y empresas tecnológicas, de comunicaciones, energéticas, transportes, propiedad de la tierra, corporaciones mineras y alimentarias, todo cambia a velocidad de vértigo. Fondos soberanos, otrora triunfantes se tambalean con la crisis actual, -China Investment Corporation pierde al inicio de la crisis 4.000 millones de $ en su inversión de 5.600 millones en Morgan Stanley, y un 90% de su inversión en su participación en Blackstone (Citado por Juan Ignacio Crespo, ‘Las dos próximas recesiones’), pero aún mucho más el fondo de Abu Dhabi ‘IA’ pierde por encima de 300.000 millones de $ y el Kuwait Invesment Authority tuvo pérdidas superiores a 200.000 millones y el noruego Goverment Pension Fund-Global, superiores a los 300.000 millones (citado por Ontíveros y Guillén ‘Una nueva época’)-…la inestabilidad de la riqueza mundial se ha instalado como elemento habitual de ésta época protagonizada por el poder de los mercados financieros.
Este curioso cuadro muestra la volatilidad de los mercados. Aparece con mayor intensidad durante la Gran Depresión, en el comienzo de la II Guerra Mundial, también en la primera crisis del petroleo de los 70 y ahora en esta crisis.
PD. El cuadro que abre lo publica el Bco. de España, documentos 008, trabajo indicado ayer. Los otros dos cuadros sobre beneficios en USA, muestran la misma curva con dos ópticas distintas.
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