Durante años, antes del estallido de la crisis en 2007, la economía española ha estado perdiendo competitividad, siendo éste un aspecto esencial para entender nuestras posibilidades de desarrollo futuro, que lógicamente es mirado con lupa desde cualquier mesa de analista y por cualquier inversor y/o prestamista. - desarrollado en mi trabajo 'Sobre el paro. Y aledaños' que volcaré próximamente-
Sin mejorar la competitividad no lograremos reducir el déficit porque no habrá crecimiento, y sin crecer no habrá empleos ni actividad empresarial, por tanto no aumentarán los ingresos del estado, ni al mismo tiempo disminuirán los gastos sociales. Sin posibilidades de crecer no saldremos de esta depresión. Hasta que no estemos derrotados al nivel tercermundista.
Ahora, después de 4 años la productividad va mejorando, a costa de millones de despidos y contención salarial. Como de costumbre estamos tomando una salida injusta y falsa, e ineficiente, debido a nuestros empresarios tan carcas, que todo lo enjuician con sentido cortoplacista y que únicamente piensan en remedios vinculados a los demás, los trabajadores, olvidando su parte, los precios. Y por supuesto, como de costumbre, empresarios y políticos, dejan pendiente de realizar las transformaciones que aumentarían la competitividad por otras vías diferentes a las soportadas por trabajadores.
El problema fundamental que afectó a la pérdida de competitividad de los productos españoles en los últimos lustros, fue debido al crecimiento de los precios, a la inflación que generó la codicia cortoplacista de las empresas españolas por aumentar sus beneficios, lo cual hizo crecer precios sostenidamente por encima de los de la zona euro. La pérdida de competitividad no fue debida al crecimiento de los salarios reales, -salarios nominales deflactados por precios- por encima de los de otros países europeos, sino al aumento de los excedentes empresariales, los beneficios, conseguidos con una continuada inflación superior a la del resto de la Unión Europea.
Como de costumbre, los aspectos vinculados con responsabilidades de nuestra clase empresarial no fueron comentados en los ultramedios, en las TDT nunca escuchamos que una parte importante de los problemas que padecemos en nuestra crisis española se debe a los exagerados beneficios, tasas de ganancia superiores a las obtenidas por las empresas europeas, acumulados durante los años pasados de gobiernos Aznar y Zapatero, vía inflación de precios. Subir los precios era el camino escogido por cualquier empresario para forrarse, aprovechándose de los millones de euros que prestaban desde Europa, que fueron utilizados para modificar la redistribución de la riqueza existente, ya que mientras los excedentes empresariales aumentaban, las rentas salariales disminuían, y los trabajadores mantenían su capacidad de consumo mediante préstamos.
Sin que perdamos de vista la poca competitividad por todos los factores, en donde parece que solo en la industria se salva. En el cuadro de arriba, se ve la productividad industrial por grupos de empresas, España por debajo de la media en todos los grupos de empresas salvo en las grandes por encima de 250 trabajadores. Reino Unido se lleva el premio en cada uno de los grupos por encima de la media. Italia mejora nuestros resultados salvo en el grupo de grandes empresas.
Otra visión de la productividad industrial, entre la gran industria y las pequeñas.
Ya sabíamos que las grandes energéticas podían bajar los precios, o que su gran productividad tiene bastante que ver e influye en la menor productividad de otros sectores y empresas.
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