No habrá solución en las próximas elecciones de diciembre 2017
No veo solución en las elecciones, sus resultados serán de empate técnico, con algún partido de pocos votos en plan bisagra, la sociedad catalana está partida por la mitad. Aunque los indepes obtuvieran menos votos, el sistema electoral les favorece –prima pueblos pequeños del interior sobre grandes ciudades- y obtendrían proporcionalmente mayor número de escaños. En todo caso mayorías insuficientes para hacer lo que unos u otros quisieran, resultado, ingobernable.
No es verdad que exista un pueblo catalán en marcha hacia la independencia, nunca lo hubo. La idea de pueblo unido y único para designar a los suyos solamente, es una entelequia nacionalista, usada por el fascismo y populismo. Nunca existió un único pueblo catalán homogéneo, todos somos mestizos, sucedió que a unos se les veía en las calles y medios de comunicación, en el gobierno y en la policía, en la cultura y el deporte… y a los otros catalanes se les apartaba, ninguneaba, represaliaba, se les tapaba y despedía.
Sucede que a mucha gente se le hace el culo agua cuando ve movilizaciones masivas, da igual de lo que sean, y confunden las churras con merinas, pero nunca hubo mandato popular para la independencia con un 37% de votos del censo electoral en las elecciones del 2015. Hay gente que añora el franquismo, -para luchar contra enemigos inexistentes- unos hubieran disfrutado con aquellas movilizaciones franquistas, muy parecidas a las independentistas, con sus banderas y colores patrios por todos lados, su orden, autobuses pagados, movilizaciones promovidas desde y por el poder y protegidas por su policía. Los poderes políticos catalanes solo representan al 37% pero promovían, cuidaban, tutelaban, y financiaban las movilizaciones independentistas. ¿Algún día sabremos quien más financia todo eso?
Sucede que a nadie de quienes les apoyan le importa el carácter religioso y supremacista de la ideología secesionista, ni su catalano-fascismo, ni ven ni quieren oír nada sobre sus apoyos ultras y xenófobos europeos, sobre apoyos rusos, o sobre el carácter neoliberal de la idea de que los ricos no paguen impuestos para redistribuir, esa es la esencia del España nos roba. Les da lo mismo que sean una colonia, o lo contrario, no se pararán a pensar que internacionalismo es lo opuesto de nacionalismo catalán, incluso lo juntan en las consignas, como hizo Lluís Llach, ‘’soy nacionalista porque soy internacionalista’’. Bravo por la racionalidad.
Mentiras tras mentiras, son invisibles para sus votantes. La independencia tiene bula y no es fácil penetrar en las mentes de quienes han tomado ya posición, no leen otra cosa, no escuchan otra historia. El problema es cómo aumenta el desprecio hacia los otros que van deshumanizando, era típicamente fascista, los individuos, las personas, desaparecen y el grupo la tribu entra en la dinámica de aceptar moralmente el todo vale contra esos demonios que pueden matarnos. Ojo, es una vicerrectora quien lo dice:
‘’Si gana el tripartito del 155, no sé qué políticas podremos hacer con los niños que tienen pesadillas y miedo de la policía, y que preguntan a sus padres, mamá ¿me dispararán?’’. Gemma Geis, candidata de Junts per Catalunya.
La sociedad catalana está partida por la mitad, aumentan los odios xenófobos hacia lo español y hacia catalanes no independentistas, con niveles cercanos a conflictos violentos, soterrados hasta ahora, cuando la mitad de la población no indepe, callaba amedrantada. Ahora que hablan, veremos.
Me temo que no hay arreglo, repetir una y otra vez elecciones hasta que sea irrespirable, apoyados en una ley electoral que favorece descaradamente los territorios del interior sobre la costa, y los pobladores de las zonas rurales sobre las urbanas. No creo en indultos, se dieran o no, no creo en reformas que los calmen, lo acaba de repetir Puigdemont, solo les vale la independencia. Y ellos ven la garantía en futuros próximos de hornadas de jóvenes adoctrinados durante años que se incorporarán al voto año tras año. ¿Una puerta posible? la experiencia de Canadá, la Ley de Claridad Canadiense, pero hasta ahora en los hechos ha sido muy despreciada por los independentistas.
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