domingo, 24 de octubre de 2021

El process nunca fue democrático (4)


La independencia catalana aflora el problema de España


La independencia en Cataluña tomará en cada momento una forma concreta, a la que deberá darse respuesta a corto plazo, por supuesto habrá que considerar soluciones estables, de largo plazo, pero cada momento requerirá un tratamiento adecuado, plantearse ahora como salida inmediata cambiar la Constitución o similar, no resulta útil, el órdago de la independencia está proclamado, los secesionistas no quieren oír hablar de federalismo ni otras zarandajas. Quizás más adelante pudiera resultar de utilidad, hoy es muy improbable. La independencia, es un grave problema, pero resulta más preocupante el problema de España, que realmente es el fondo de la cuestión. La cuestión trata para los partidos y fuerzas sociales de cómo se construye un estado, y de cómo se destruye otro, y eso entraña muchas dificultades, aparecen contradicciones entre las utopías y realidades, entre los sueños particulares en los que cabe todo por muy contradictorio que sea, y las realidades diferentes de millones de personas que no coinciden en esos sueños particulares y por tanto pierden su valor.

Aparece la debilidad de muchas argumentaciones actuales –particularmente me interesan las de izquierdas- que olvidaron durante años enfrentarse a los postulados nacionalistas, altamente reaccionarios y xenófobos, neoliberales y populistas, lo cual hace muy difícil ahora encajar el galimatías sin enfrentarse al nacionalismo periférico, con el que mostraron simpatías, apoyándolo con su inacción o abiertamente. En realidad, muchos izquierdistas se han dejado seducir hasta por su lenguaje del que se apropiaron sin esfuerzo, una cesión más, todo ello porque muchos militantes necesitan demostrar que fundamentalmente están en contra de la derechona española, que ellos adjudican a todo lo español que es todo lo distinto a sí mismos. Una gran diferencia con la implicación de los comunistas del PCE en la construcción del estado tras la muerte de Franco, participando en la redacción y configuración de las leyes vigentes hoy día.

La primera cuestión a resaltar es que no es el pueblo catalán quien pide la independencia, al contrario, hay una mayoría que no la pide Una cuestión surge al identificar el pueblo catalán con los independentistas, ya que se extiende a reconocerlos como sujeto político, pero entonces ¿quiénes son el otro 65% de la población, no son catalanes, no tienen derechos ni opinión en esta decisión? Es como si alguien gritara ¡que se jodan! Enfrentada esta realidad concreta al armazón teórico de clichés inhabilita su validez, porque muchos giran en torno a la idea del pueblo catalán como unidad opuesta al pueblo español. No hay tal sujeto, no existe un pueblo catalán unido como una piña enfrentado a España, ni en el pasado ni ahora. Tampoco Catalunya es un país colonizado, explotado, oprimido y sojuzgado, que se quiere separar de España, más bien al contrario, son ricos y tienen poderes, pretenden alejarse para disfrutar de su riqueza, privilegios y poder en exclusividad.

Veamos otro argumento cliché, ‘en un divorcio si uno de los dos se quiere separar, no debes impedirlo’, se entiende en el ejemplo, que de la pareja España/Cataluña, quien se quiere separar es Cataluña, pero hete aquí que en el ejemplo lo que eran dos personas, se convierte en realidad en dos conjuntos de millones de individuos y pretenden decir que todos, los millones de catalanes se quieren separar de ese matrimonio, lo cual es mentira. La realidad actual es que una minoría pretende romper y obligar a una mayoría sometiéndola a sus intereses y leyes particulares, rompiendo para ello leyes aprobadas antes por amplias mayorías, incluidos muchos de los actuales secesionistas, ruptura de leyes generales y territoriales, tanto nacionales como internacionales.

‘Si las leyes lo impiden hay que incumplirlas’ ‘solo hay que obedecer las leyes justas’. La cuestión aquí es ¿quién determina en cada momento las leyes que sean justas e injustas? Mientras un individuo puede mantener los argumentos anteriores, un partido de izquierdas no debe hacerlo, no puede mantener una incoherencia tan grande, máxime si quiere ganar elecciones y participar en la construcción del Estado. Alguien cercano a gobernar no puede aceptar que quien quiera rompa las leyes cuando le plazca, porque lo harán fundamentalmente los poderosos, estaría aceptando que los ricos no pagaran impuestos; incluso justificaría el golpismo, Tejero o Franco, quienes en su día decidieron qué leyes vigentes les resultaban inadecuadas.

Vivimos una secesión, hoy cercana a un golpe de estado, y todo partido o cuadro militante que pretenda realizar actividad política en Europa, debería tener altísimo interés en lo que sucede, lo cual supone dotarse de elementos teóricos básicos necesarios en la construcción de un estado, porque ese es el problema que enfrentamos. Desde luego nunca será admisible por la ciudadanía la idea de ‘me importa tres cojones’. Probablemente las elecciones marcarán negativamente a los partidos que se desentiendan de esta cuestión, porque los problemas para quien quiera ganar o formar parcelas de gobierno, no solo son el paro y la corrupción, el sistema productivo y las pensiones, sino también la organización del Estado, que por supuesto itera sobre todos ellos. Entre otras razones resulta incoherente hablar de Ucrania, Siria, emigración mediterránea etc. etc. y no plantear salidas concretas a cada situación provocada en Cataluña, al margen de los mantras de solución política, federalismo, etc.

No hay comentarios:

Publicar un comentario